capítulo VI


Deisy

El transcurso de los sucesos en los libros de historia casi siempre es idóneo, y cuando me refiero a “libros de historia”, quiero decir, cualquier tipo de historia. Pero por desgracia la vida real no es así, justo cuando por fin había tenido mi segundo encuentro con Jack y tenía una lucidez más propia de mi imagen sobre él... aparece el Dr. Ronald.

  Dando un poco de contexto en el asunto, era mi psiquiatra, que me trataba desde aquel evento en mi niñez que nos lleva a este momento.

Era un decrépito hombre de anteojos diminutos, aliento asqueroso y cinismo admirable. Lo veía solo dos veces al año, a principios y ha finales, para revisar mi estado mental. Lo curioso es que no estábamos en ninguna de esas fechas, por ende su visita a Great Pine eran realmente sospechosa.

Ya habían pasado 48 horas y 32 minutos desde la última vez que vi a Jack —también su amigo nada agradable—, y exactamente 2 horas desde la llegada del Dr. Ronald, que deleitaba su chocolate con leche junto a nosotros en el recibidor de aquella casa.

— ¿Entonces como te has sentido desde que llegaste?, ¿Algo ansiosa?.- preguntó con su voz ronca y haciendo un sonido desagradable mientras tomaba si bebida.

—No, todo muy tranquilo, ha sido agradable.-  dije con una leve sonrisa, tratando de parecer lo más creíble posible.

—¿No ha pasado nada en particular que me quieras contar?, ¿Algún episodio?.- insistió mientras miraba de reojo a mis padres.

—Para nada, desde que he tomado mis medicinas no ha surgido ninguna alucinación y antes que pregunte las tomo sin falta.- me apresuré a decir con la barbilla en alto

  Ni Ryan Reynolds tendría la capacidad de improvisación que yo tenía en ese momento. De seguro estaría orgulloso de mí. Aunque por dentro estaba “ansiosa”.

— Me aparece perfecto, entonces no creo que tendrás ningún inconveniente en decirme, ¿Qué estabas haciendo cuando fuiste al supermercado con tu padre y cuando volvió ya no estás? Fue por mucho rato.

  Sentí mi corazón latir mil por hora, las embestidas sobre mi pobre tórax casi se hacían dolorosas, mi instinto hizo que mirara en dirección al asiento de mi padre, no podía creer que me había delatado. Culpa y nerviosismo veía en su mirada, aunque sabía que le había contado a mamá y está había llamado al doctor solo para ayudarme, no podía sentir más que decepción en ese momento.

«Por algo Deadpool era huérfano» agregó mi subconsciente.

— Viendo la plaza del pueblo, me aburrí y empecé a caminar en esa dirección, solo miraba.- formulé lo más calmada posible.

En estas circunstancias entendí —por errores propios—,que nunca es bueno ponerse a la defensiva, menos cuando tu voluntad depende de una persona.

—¿La misma plaza donde viste ese pequeño niño la primera vez? No habrá sido que querías quizás revivir ese momento.- insinuó desafiante mientras la habitación se tensaba.

— No había pensado en esa posibilidad, lo cierto es que ese era el lugar más cerca del supermercado y bueno, todo el que vive aquí sabe que todos los caminos llevan a la plaza.- respondí con obviedad sin flaquear en mi inmóvil sonrisa.

Me miró unos cuantos segundos, atento y un tanto disgustado creo, en el fondo sabía que mentía o eran mis nervios internos que me hacían creer eso. Lo cierto, es que tras bajar su taza lentamente, aún con la mirada puesta en mi y colocarla en la mesa se despidió de mis padres, les susurro algo al oído y se marchó.
  
   Lo curioso de todo esto es que ni siquiera tuve el tiempo de molestarme en que mis padres aún no confiaran en mi, no necesitaba perder mi tiempo de nuevo en algo que ya sabía que no sucedería. Ahora tenía que ser más cautelosa, si quería descubrir todo el asunto detrás de Jack tenía que procurar parecer lo más cuerda posible delante de mis padres.

— Que piensas de caminar un rato por los alrededores, está un como más despejado no lo crees.- añadió repentinamente mi padre a la conversación luego de cerrar la puerta de la casa.

—Mamá odia caminar en el bosque.

— Si vamos todos lo odiaría menos.- admitió simulando una sonrisa.

— Esta bien, me pongo las botas y bajo.- anuncié rápidamente para luego subir las escaleras.

Comprendí completamente la situación. Se sentían culpables. 

Pasaba todo el tiempo en cada una de mis visitas al psiquiatra, es como si temieran que ellos me hicieran sentir diferentes, defectuosa o dañada por hacerme ir, y en cierta ocasiones si era así, pero también sabía que lo hacían porque querían que tuviera una vida normal, sin alucinaciones, pesadillas o situaciones tan bizarras como la que ellos inocentemente no sabían que estaban pasando.

Entre buscando mi botas, las cuales me las coloque lo más rápido posible, luego antes de salir por la puerta pude ver mi teléfono desde la distancia de mi mesa de noche y decidí llevármelo por si el paseo se volvía más aburrido de lo normal, aunque pensaba aprovecharlo lo más posible.

— Cuando era niño mi madre, tu abuela Dorin amaba ponerle inventados a las estrellas al caer la noche y siempre era uno diferente al anterior.- relataba nostálgico mi papá mirando el cielo.

  Habiamos caminado quizás por 3 horas con descansos de 15 min en cada hora, nos habíamos alejado un poco y retomabamos el camino de regreso. Curiosamente mi madre parecía muy pacífica durante todo el trayecto, se limitaba a sonreír o aportar uno que otro comentario sobre lo agradable que olían los pinos, eso era muy raro en ella.

— La abuela Dorin siempre me contaba que tú querías vivir en el pueblo y era casi imposible que te sacarán de la tienda de dulces cuando iban los fines de semana.- reí al recordar el momento en mi cabeza.

— Si, tu papá tiene esa debilidad, incluso cuando nos conocimos nuestra primera salida fue a comer pasteles.- añadió mi mamá mirando de reojo a mi padre.

— Sabes sería bueno hacer eso mi niña, comer unos dulces en familia y pasar un buen rato.- dijo entusiasmado

— Me parece una gran idea, ir al pueblo, visitar la tienda de dulces de tu infancia y quizás pasar a la pastelería.- sugerí con el mismo entusiasmo, pero no se me fue retribuido.

   Mi padre se hundió en un gran silencio, intercambiaba miradas con mi madre en busca de respuesta, un apoyo o a lo mejor una manera de salir de ese aprieto. Por supuesto que a eso no era lo que se refería con “pasar tiempo en familia” pero tampoco se negaría.

— Creo que sería una buena forma de recordar a la abuela, le hubiera encantado que conociéramos un poco de la sencilla y feliz niñez que tuvieron tú y el tío Robert.- completé tratando sonando lo más suave y sensible que pude.

Si iba a manipular tenía que usar todos los medios posibles.

— Creo que sí vamos todos no hay ningún problema, pero solo un rato.- respondió finalmente mi padre regalándome una media sonrisa.

  Me limité a asenti. No tenía que mostrar mucho ánimos para no levantar sospechas, pero la fase uno de mi plan había salido a la perfección y lo siguiente sería averiguar concretamente lo que realmente necesito para comenzar.

¿Quién es en realidad eres ojos verdes?

La frustración es uno de los sentimientos que puede sentir en ser humano, esa sensación de no ser capaz de hacer algo, de no tener el control te vuelve irritante y te lleva a un estado de estrés. Ahora que lo pienso bien la mayoría de las cosas que nos pasan son solo desenlaces de eventos que han transcurrido con anterioridad y no solo me refiero a lo emocional, sino a la vida en general.

  Lo cierto es que llevaba más de uno hora viendo una silla sin chiste que se encontraba en el escritorio de mi cuarto. Para nada mi interés estaba en las dimensiones de esté objeto, pero mi visión estaba fija en ella mientras que mi mente debatía enérgicamente.

¡Como rayos iba hacer eso!

¡Como iba a lograr ir al edificio de Jack!

  Porque ese era mi plan. Tenía que verlo, conversar con él y averiguar qué demonios pasa. Es que no solo era él chico que me imaginé, era el chico que se transformó de un ser imaginario a  uno completamente real, y por si fuera poco, todos pretendían hacer como si eso no fuera una verdad inaudible. Incluso él mismo.

   Yo sin embargo no me iba hacer de la vista gorda, me negaba a voltear mi cabeza e ignorar la realidad.

Solo que ahora todo se complicaba, cuando estaba de paseo con mis padres me había parecido una gran idea ir al pueblo  con la excusa del “tiempo en familia”, pero ya no era así .

¿Cómo iba a escabullirme de ellos?.

    Sin dudas era el motivo de mi frustración, me sorprendía a veces mis cambios de ánimos, apenas está mañana estaba asustada por la visita del Dr. Ronald, luego decidida y determinada en el paseo con mis padres, ahora heme aquí estresada haciendo guerras de miradas con una puta silla.

    Inesperadamente unos golpes en la puerta hicieron que saliera de mis pensamientos y anunciar sin ánimos que podía pasar.

 — Sé que la visita del Doctor te agarro desprevenida pero quería decirte que no fue adrede.– se disculpó mi padre mientras aún permanecía en el marco de la puerta.

      Llevaba unos pantalones de pijamas y un suéter de lana, no pude evitar sentir una sensación cálida al ver ese atuendo pues pocas veces en la ciudad se iba a dormir de esa forma y en mi mente concluí quizás así dormía en su infancia aquí, cuando estaba toda su familia.

 — No hay problema, solo que lo vi un poco exagerado, ya sabes llamar al psiquiatra por una salida al supermercado, si fuera una salida a un cementerio fuera sido más apropiado.- bromee sin ganas, lo cual mi padre no paso desapercibido.

 — Sabes como es tu madre, eso no me quita culpa yo debí saber que haría algo de ese estilo, pero quiero que sepas que confiamos en ti…yo confío en ti.- expresó mientras me dedicaba una sonrisa tierna y no puede evitar que se formará una presión en mi pecho.

    Me mataba engañar a mi padre, decepcionarlo y más cuando se que hace todo lo posible para darme un poco de normalidad a mi vida, pero ya no hay vuelta atrás.

— Sabés que puedes entrar a mi habitación papá, no tienes porque quedarte en la puerta.- le indiqué mientras cambiaba de tema.

  — Lo se, pero mereces tu espacio, además ya me voy a dormir descansa mi niña.

    Sin mas cerro la puerta tan delicadamente que apenas logré escuchar cuando soltó la perilla. Sentía como mi vista se nublaba, sabía que en algún momento sentía culpa por hacer todo a sus espaldas y más cuando hacía cosas como esas, ser tan bueno y paciente conmigo. Me tiré en la cama conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir y me repetí sin cessar que lo hacia por mi, sin darme cuenta el sueño ganó partida y quedé profundamente dormida.

    En realidad no era el día más preciso para salir, había llovido todo el día y todas las calles estaban empapadas pero si un buena virtud tenía mi madre, es que era una mujer de palabra. Nos encontrábamos en la pequeña pastelería del Great Pine, muy colorida y acogedora, se notaba que había sido remodelada hace poco  porque los colores eran alegres y vívidos.

 — ¿Ya has pensado que quieres estudiar cuando regresemos?, los animales siempre te gustaron, serías una buena veterinaria.- comento mi madre mientras ojeaba la carta de postres.

 — Deberíamos comer primero y luego hablar esas cosas Karen, disfrutemos de la tarde.- intervino mi padre dedicándole una larga mirada.

    No era mi intención participar en la conversación, si bien me había mentalizado en estar de acuerdo con mi madre en ciertas ocasiones para no levantar sospechas, pero ahora me costaba mucho,– una cosa es decirlo y otra completamente diferente hacerlo– pensé.

 — Buenas tardes, ¿Qué desean ordenar?- dijo la mesera quien a mí no tenía mucho más que mi edad.

 —  Dos brownies de chocolate y dos batidos de fresas.- indicó mi padre señalando el pedido de él y mi madre.

  — Solo un batido de chocolate con vainilla.- dije con una pequeña sonrisa, a lo cual la mesera solo asintió.

— Entendido, en un rato se los traigo.

    Sin mas se dio la medio vuelta con nuestra orden, no se porque algo en ella despertó mi curiosidad, quizás era su forma de andar en pequeños saltos o su cabello color caramelo con ondas a la altura de los hombros, que la hacían ver como esas chicas de los 50s. Lo que más me sorprendió fue que antes de entrar en la cocina detrás del mostrador se volteó para mirar en mi dirección, como si confirmara que la estaba observando y luego me sonrió para luego desaparecer detrás de la puerta.

Eso sin dudas fue extraño.

 — Estas muy callada, pensé que estabas emocionada por venir. – comento mi madre interrumpiendo mis pensamientos.

 — Es que aún no llega la orden, esa es la mejor parte. – dije lamiendo mi labio inferior, en realidad si tenía un poco de hambre.

  — Te encantarán, antes el dueño Bob me regalaba dos media lunas si lo ayudaba con los pedidos, eso fue antes de que comprará la cafetería y dejará a cargo a Silvya de la pastelería.- recordó mi padre con en un tono nostálgico, sin dudas amaba este lugar.

  — Parece que todos aquí se conocen, el otro día me percate de la dueña de la peluquería es la misma que la farmacia y ahora esto. – espetó mi madre en un tono amargo.

—  En realidad sí, es que Great Pine es muy familiar, la mayoría de los negocios pertenecen a los mismos dueños por generaciones, ya que siempre son heredados a sus parientes, así como los Marlow que tienen las hectáreas del terreno de las fábricas desde hace 200 años.- informó mi padre aún con su inmóvil sonrisa.

    Antes que pudieran seguir su conversación apareció la mesera con nuestra orden, nos la dejo en la mesa y antes de pudiera tomar mi batido vi como sus ojos castaños se encontraron con los míos, desprendían diversión y por alguna razón eso me intimidó.

 — Espero lo disfruten.- dijo sin apartar su mirada de la mía.

 — Muchas gracias.

   La voz de mi madre me hizo entrar en razón y bajar la mirada de inmediato.

— Estem… en realidad quería proponerlos algo, es que estamos buscando personal y pensé que vos podrías ser la indicada, a Silvya le has agradado. – Intervino la mesera refiriéndose a mí y mi cara de confusión se hizo evidente.

 — Yo jamás he trabajo. – respondí como pude aún estupefacta.

 — Ni lo necesitas, muchas gracias te puedes retirar.- remarcó mi madre de manera fría y sin hacer contacto visual con la chica.

 — Está bien, si cambias de opinión estaré en la barra o puedes venir cualquier otro día.- finalizó con una pequeña sonrisa amable antes de marcharse.

    Cuando está ya se había ido, me dedica a mirar a mi madre detenidamente. Ella siempre hacía cosas así, habla por mi sin previo aviso y actuando como si no fuera capaz de tomar mis decisiones, era estresándote y agotador a la vez, creía pensar que lo hacia por mí bien pero en estas circunstancias no podía verla de esa manera.

  Pero no fui yo quien remarcó su disgusto por su actitud déspota, fue mi padre.

  — Debiste preguntarle a Deisy si quería el trabajo, ella está justo aquí en frente de ti.- hizo un gesto señalando a mi dirección.

  — No lo necesita, está de vacaciones ¿no?, pense que querías descansar y tomar hay fresco, eso fue lo que dijiste.- se defendió mi madre restándole importancia a su intromisión.

   Sus palabras hicieron eco en mi cabeza y solo allí me di cuenta de lo que significaba tomar el trabajo. “Tomar aire fresco” eso es lo que necesitaba, un lugar lejos de las paredes de aquella cabaña, lejos de la vigilancia de mis padres, un lugar que sirviera de escusa para estar en el pueblo y estar libre metafóricamente para averiguar todo lo relacionado con Jack.

 — Mamá tiene razón no necesito el trabajo, pero si la experiencia, si quiero ir a la universidad y tomar una carrera para el futuro, necesita saber que se siente trabajar y ganarse lo indispensable uno mismo. – Reconocí con voz decidida y mirándolos a ambos firmemente.

    Me levanté antes de que pudieran formular una respuesta y me dirigí a la barra, me acerque a la mesera que me atención y está apenas me vio pude notar como contenía el impulso de dedicarme una sonrisa.

— Quiero el trabajo.

Holis mis amores nos leemos devuelta, bueno aquí les dejo otro capítulo. Cuando lo escribí quería plasmar los roles de cada padre, que entendieran la dualidad de las situaciones, es decir, no todos reaccionamos o tomamos de la misma manera ante momentos difíciles más cuando se trata de un hijo. Así que espero comprendan un poquito la toxicidad de la mamá de Deisy JAJAJAJA

Además teniendo una hija como ella 😂

¿Ustedes que harían en su situación? ¿Actuarían como Deisy o son más team aceptar las cosas como vengan?

Bueno no se olviden de comentar, votar, y agradezco el apoyo que le dan a la novela. Sin más me despido 💙

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