capítulo IX

Jack

«— ¿Por qué toda la casa está rodeada por rejas?.- pregunté mirando el balcón delante de mi.

— Es que hay personas muy malas pequeño.- respondió con tranquilidad aquella alma pura mientras me amarraba las trenzas de los zapatos.

— Pero mi hermano sale todo el tiempo y está bien, yo también quiero salir.- reproche cruzandonme de brazos.

   Un abrir y cerrar de puertas se empezó a escuchar de fondo, opacaba solo momentáneamente las gotas violentas que chocaban contra el cristal del balcón, un manto gris que ahora ocultaba el extenso paisaje de pinos.

— Lo se mi niño, pero las personas malas no quieren que salgas, te prometo que algún día tú también saldrás y serás feliz. Te lo prometo.- consoló mientras acunaba mis pequeñas mellilas con sus manos.

— ¿Y veré las calles iluminadas como en las películas?

— Si, las calles no tendrán rejas y estarán iluminadas como en las películas.

— ¿Y ya no dolerá?.

No, ya no dolerá.- respondió mientras ocultaba  con el borde del pantalón la pequeña área púrpura.»

Liberé todo el aire que había contenido en mis pulmones durante unos segundos y levanté lentamente mis párpados para encontrarme con la luz cegadora de las farolas, el vapor frió de mis respiración se reflejaba en aquella desolada esquina. Sin posiblidad de vacilaciones aquella noche era una de las heladas del año y eso contando que mi tolerancia a las bajas temperaturas era buena, sin embargo ya no podía sentir la mayoría de mis dedos.

   Dolía pero efectivamente no había ninguna reja.

   Odiaba esperar, me consideraba una persona puntual, creo que se debía a que ya sabía las consecuencias que causaba llegar tarde a lo momentos importantes. Pero al parecer está persona no, y no quería ser yo quien se lo enseñará aunque ya me estaba tentando.

Un ligero ruido me saco de mi luchas intentar, fijé mi vista hacia todos los lugares mi panorama hasta que encontró aquella área oscura que simulaba la figura al otro lado de la esquina.

— Tener el valor para ser algo que te asusta es simplemente un acto de estupidez o la hazaña más grande de tu vida.- Susurré a lo bajo en aquella pared fría con la oscuridad en frente.

— No pretendo tener una vida que los demás cuenten.- renosaba una voz ronca al otro lado de la pared dónde lo único que se veía era su respiración por la helada noche.

— No la tendrás, nadie jamás lo sabrá, pero habrá un momento que si querrás que todos lo sepan, hasta entonces solo hazlo por ti.- dije poniendo mi atención a un tiquiteo rápido y desesperado de unos zapato.

Clara señal de nerviosismo, algo muy común considerando la situación, pero perjudicial si se tenía en exceso, lo menos que necesitaba era que alguien se echará para atrás.
  
— Dolor con dolor sólo da más dolor, ya deberías de entender eso Jack.

   Si previo aviso apareció de la nada una mano con guantes oscuros que se extendía entregándome un pequeño papel.

   Sin más que una luz, un callejón y el sonido vacía del silencio me quedé allí, arrinconado con la única opción que tenía, abrir el papel.

  “ 28/11 en un andén de rosas y colores se abrirán las alas del amanecer del castillo”.

Citaba en letra cursiva aquel trozo de papel cortado algo sencillamente irónico pensé, pero no tenía opciones.


   28 de Noviembre de 2002 fue una mañana de nacimientos, algo sencillamente común para un hospital que recibe decenas de estos todos los días, unos más o unos menos no harían la diferencia pues el día siguiente quizás suceda lo mismo. Se vuelve normal para aquellos que ven diario el fruto de la vida y llegan a ser parcialmente indiferente a este milagro. No remarco esta fecha como algo histórico ni trascendental que marcará la vida de una civilización, pero si el comienzo de lo que para mí era el teatro, uno donde cada cierta cantidad de años enunciada una nueva historia, donde estaban los mismos actores pero con diferentes roles y los mismos escenarios pero con diferentes iluminación. Lo perturbador de todo esto es que no tenía fin. No existía las pausas para cambiar las escenografías y mucho menos el tiempo para que el público pudiera adaptarse a la “Historia”. Cuando por fin tuve la capacidad mental para entender esto me horrorizó.

  Sólo que como no hablamos de un teatro que cumpliera con los estándares establecidos, y desgraciadamente yo era el acto principal.

— ¡Me estas diciendo que fuiste a buscar información sin mi!- chillaba un pelirrojo con cientos de barras de granola en la boca.

— Si, exactamente eso fue lo que dije, y ya deja de gritar.- Ordené irritado.

Sin embargo este no se inmutó y pude  ver como mi amigo volvía al saqueo contra mi nevera.

¿Acaso necesitaba más comida de la que ya tenía en la boca?.

— No, es que no, ¡simplemente no estuvo bien, no puedes ir y arriesgarte así entiendes que NO! -. Veía la cara de molestaría de Tom desde los 3 metros que nos separaban y ya estaba roja.

— ¿Cuántas veces puedes decir “ No” en una oración?- comenté sarcásticamente lo cual provocó una cara de disgusto aún mayor.

  — Brother entiendo tu molestia pero tenía que hacerlo solo, no es justo que una y otra vez hagas todo tú solo, que seas solo tú el que se arriesga.- continúe diciendo, lo cual era lo más franco que había dicho en mucho tiempo.

— ¿Cuántas veces puedes decir “tú” en una oración?-. Contraatacó con audacia . Eso no lo vi venir.

No pude contener una carcajada y sin percatarnos nuestras risas ahora resonaban en toda la habitación.

— Sólo se que si mueres, no sería nada bueno para la humanidad que las chicas se pierdan de todo lo que un pelirrojo con descendencia suecas, gran carisma y con habilidades de tragar les puede ofrecer.- le devolvía la broma, cuando escuchamos el rechinar de la puerta una vez más.

Nuestro buen humor se esfumó al instante, vaya vida.

— ¿Entonces tengo que asistir a tu fiesta de cumpleaños en tu nombre o solo quieres que haga lo que el patético intento de poesía dice?.- vi como sus gestos y su comportamiento intentaban ocultar su cambio radical del tema.

— Has lo que el patético intento de poesía decía, quizás encuentres un regalo para mi.

—Pésima elección, bueno para qué me sorprendo sí siempre es la misma, claro mandar a Shaggy a atraer al monstruo.

Sólo lo mire divertido, a veces me sorprendía como aquel sujeto era capaz de bromear con cosas tan serías como esas. Sin dudas ya la locura nos había envuelto a los dos.

—¿Quieres que te traiga algo?.- intervino señalando la puerta. Estaba apunto de irse.

—No, y no te preocupes no saldré a ningún lado.

Tom empezó a caminar los pocos pasos que le restaban para llegar a la puerta cuando repentinamente se dio la vuelta y me miró curioso.

— Una pregunta Jack, ¿Por qué será un especialista en psiquiatría se registró en el hotel del pueblo?.

Me tense al instante, sabía era una pregunta capciosa, él ya me había descubierto. Desventajas de que Tom era quien se encargaba de todos los movimientos del pueblo.

— No tengo idea, deberíamos investigar eso.- fingí ignorancia.

Lo vi abrir y cerrar la boca en un intento de decir algo, quizás debatía entre desenmascararme o no. Al final sólo se rió y retomó su camino hacia la puerta.

—Sólo espero que pudieras atar bien fuerte de ese cabo suelto Jack, confío en que puedes ver qué es beneficioso para una persona y que no.- pronunció cerrando la puerta tras de él.

  Me quedé allí en el mismo lugar por unos minutos. Era irritante pensar que la llegada de Deisy tuviera tantas variantes, ¿Cómo podría predecir los movimientos de una persona sin estudiarla?

  Lo del Dr. Ronald solo era un tapón temporal, sabía que no dudaría mucho antes volviera a insistir con lo mismo. Esperaba que no fuera así, pero que engañarnos si era lo que pasaría.

  Cuanto más le prohíbas algo a una persona, esta más se aferrara a eso.

  Aunque sepa que eso no es bueno para ella.

  Me dirigí a mí habitación a tomar un baño y calmar mi pésimo humor. Al pasar por el diminuto pasillo recordé a ese cabo suelto inconsciente siendo arrastrado por el pelirrojo y rechacé ese momento al instante. No podía involucrarme más de la cuenta.

   Sin embargo al estar dentro de la ducha después de haberme desvestido, la única imagen que llegaba a mi mente mientras  el agua me cubría por completo era ella. Sus ojos oscuros llenos de confianza mirándome sin vergüenza alguna y recorriendo cada parte de mi cuerpo.

   Algo en su mirada me cautivaba de forma increíble y era eso de lo cual lo carecía, ilusión.

   La manera como se paró en frente y me dijo sin titubear que sabía mi nombre, la su voz firme al pronunciarlo y sobre todo la ilusión en sus ojos al estar en frente de quien tanto habia estado buscando. Joder simplemente era fantástico esa sensación.

   Que alguien se alegrará de que estuviera vivo.

   Cerre la manilla de la ducha de forma repentina cuando escuché un sonido externo, después de agudizar mi oído pude distinguir el tono de mensaje de mi celular.

   Salí de la ducha, me saqué brevemente con la toalla y fue a coger mi celular.

   Abrí el mensaje y una enorme sonrisa se formó en mi rostro, hacía años que sonaba con que alguien provocará eso en mi, releí cada letra una decena de veces antes de decidir si contestar o no. La emoción me gano y entonces decidí marcarle.

   El pito sonó dos veces antes que pudiera escuchar su dulce voz al otro lado de la línea, sonaba estusiamada y a la vez tímida. Inconscientemente mi mirada se fijó en la fotografía que tenía de ella en una de las carpetas de mi escritorio. Por un instante perturbó mi pensamiento un momento oscuro pero fue reemplazado al instante al escuchar su propuesta.

—Por supuesto, será pronto, te lo prometo y yo mismo tomaré la iniciativa muñequita.

Martes de nuevo capítulo y de mi pequeño traumado, es corto pero espero os guste. Disfrútenlo, denle amor y póngale su estrellita. Sin más los adoro y me retiro. 💙

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