Especial de Año Nuevo

Tres años antes del epilogo

Eliza estaba recorriendo la casa, revisando que todo estuviera en su lugar. Ya casi no quedaban muchos muebles en la casa, la mayoría se habían ido días atrás y varios de los que quedaban estaban envueltos en plástico, listos para irse en unos días.

En dos semanas, esa gran casa tendría nuevos dueños y aunque a Eliza le daba mucha pena dejarla ir por todos los buenos recuerdos que albergaba, estaba feliz de que es año reviviría el pasado con sus amigos, teniendo la fiesta de año nuevo ahí.

Eliza se había encargado de dejar el comedor como siempre para que todos pudieran cenar juntos como lo habían hecho alguna vez y, ya que no tenían cocina, los demás se encargarían de traer la cena... bueno, Javier se encargaría porque nadie quería cocinar para que él lo probara y pusiera caras de horror "disimuladamente".

Eliza ya no vivía en la casa. Luego de que los integrantes del grupo comenzaran a tomar sus propios rumbos y, con eso, se mudaran, ella se había ido sola a un departamento en el que tenía su propio estudio de arte. Era muy feliz ahí, aunque admitía que le hacía falta ruido y desastres de vez en cuando.

A veces extrañaba entrar al cuarto de Javier y gritarle para que recogiera su ropa interior del suelo, o llegar a la casa y encontrarse con una fiesta secreta organizada por Dominic.

La casa no se había quedado sola, en esos años había estado viviendo ahí una familia con cinco hijos, la que había cuidado muy bien de la casa y sus muebles, por lo que estaba muy agradecida.

Mientras Eliza ponía las cosas necesarias en la mesa, el timbre de la puerta principal sonó. No lo dudó y corrió a abrir, encontrándose con Dominic y Jade del otro lado.

—¡Mi pelirrojita! —Dominic corrió a abrazarla y apretarla.

—Domi, me duele... —se quejó, con el aliento que le quedaba por el apretón.

—Dominic, suéltala, la matas —le dijo Jade.

Dominic le hizo caso a su novia y soltó a Eliza.

—La viste la semana pasada, no seas exagerado —agregó Jade, para luego ir a abrazar a su amiga también.

Si bien, ya no vivían todos juntos, se veían muy seguido, al menos una vez al mes se juntaban a comer o a hacer alguna actividad.

Antes de que los tres entraran, un auto se estacionó frente la casa y, antes de que se detuviera por completo, Amelie saltó del auto y cayó en la acera.

—¡Libre! ¡Soy libre! —se levantó del suelo, se sacudió un poco y corrió a la puerta de la casa.

—Ame...

Antes de que Jade terminara de hablar, Amelie entró la casa, ignorándolos a todos y corriendo al baño.

—Le dije que fuera al baño antes de salir —les dijo Ackerley cuando llegó junto a ellos.

Penny, Amelie y Ackerley se unieron a los otros tres y no mucho después, Javier apareció junto a su nueva pareja: Jake.

La relación de Javier con Chad había durado tres años. No habían terminado mal, de hecho, eran buenos amigos. Dos años después, había aparecido Jake, un ingeniero un año mayor que Javier, alto, guapo y demasiado agradable... algo sospechoso a los ojos de Dominic, quien decía:

—Es hombre, no puede ser perfecto... Solo conozco una excepción a la regla y se llama Dominic Rizzo.

—Dominic, ten algo de autocrítica, por favor —le pedía Jade, cada vez que hacía esa clase de comentarios.

Si bien, Jade amaba a Dominic profundamente, estaba completamente consciente de que no era el hombre perfecto. Tampoco lo era Jake, pero Jade sentía que este se acercaba mucho más al estereotipo de príncipe azul que Dominic, quien más bien era el estereotipo de hombre que mandaba mujeres a terapia.

Una vez que Jake entró por la puerta, tragó saliva, nervioso.

Dominic y Ackerley lo estaban mirando y juzgando descaradamente, mientras las mujeres del grupo lo saludaban y le sonreían amablemente.

Cuando fue hora de saludar a Dominic y Ackerley, Jake debió aguantar los apretones de mano extremadamente fuertes que siempre le daban apropósito, casi como una advertencia de lo que podían hacer en caso de que él no se comportara con Javier.

—¿Te dije que tauro y cáncer son una muy buena combinación? —le preguntó Penny a Jake, después de que este se alejara de los otros dos.

—Sí, creo que me lo dijiste la vez anterior, y la anterior... y todas las anteriores incluyendo la vez que nos conocimos —dijo, tímidamente.

—Ya, pero ¿cuál es tu signo ascendente?

Javier notó que Jake no estaba entendiendo de lo que hablaba Penny, por lo que decidió interrumpirlos.

—¿Y Lucy?

—No lo sé... debería llegar pronto —dijo Eliza.

Justo en ese momento, el timbre sonó y Eliza abrió la puerta, dejando ver a Lucy afuera... junto a un hombre.

Un silencio de entierro se instaló en la casa y todos los ojos se posaron en el hombre extraño junto a Lucy. Cabía recalcar que el individuo sobrepasaba a Lucy por más de treinta centímetros.

—Mierda, eso debe doler —fue lo primero que se escuchó.

—¡Amelie! —la reprendió Eliza.

Lucy rodó los ojos y bufó.

—Gracias por esa primera impresión, Amelie —Lucy miró a su acompañante, levantando bastante su vista—. Esa es la lesbiana loquita.

Amelie fingió una risa.

—Una de esas características es una mentira.

Penny miró a Amelie sorprendida.

—¿No eres lesbiana?

Amelie se mostró ofendida.

—¿Disculpa?

—Ya basta —les dijo Eliza, para luego mirar al acompañante de Lucy—. Hola, bienvenido, soy Eliza... ¿tú eres?

El hombre le tendió la mano.

—Cole, un gusto.

Antes de que alguien más se pudiera acercar a saludar al invitado (al que nadie había invitado), Dominic se puso frente a él.

—Bien, mi nombre es Dominic y ahora me vas a decir tus intenciones con mi Lucy y si implican pervertirla... si es que se puede más, te mato.

Jade se metió entremedio de los dos con una risa nerviosa.

—No te preocupes, es broma...

—¿Él no es el que tiro por la ventana a...?

—¡Sí soy! —gritó Dominic por encima de la cabeza de Jade.

—No, bueno, si es..., pero eso fue hace mucho tiempo —dijo Jade, nerviosa.

Penny soltó una risa.

—Típico de los sagitarios.

—Y ella es la de los signos... —murmuró el extraño.

—Te dije que no te mentía con ninguna descripción... por más extraña que pareciera —le dijo Lucy, entrando a la casa, por fin.

Cole comenzó a tenderle la mano a los que faltaba por conocer y una vez que todos lo saludaron, se sentaron a la mesa.

—Bueno, antes de comenzar, quiero decir unas palabras —dijo Eliza, tomando su copa de vino—. Esta es la última cena que tendremos todos juntos en esta casa y, si bien, no creo que las cosas materiales sean importantes... hay tantos recuerdos en esta casa que no puedo evitar sentir tristeza de que ya no será mía, nunca más.

Casi de inmediato, Penny y Jade comenzaron a lagrimear.

—Voy a extrañar esta casa —terminó Eliza, sintiendo un nudo en la garganta.

—Todos lo haremos —dijo Javier.

Hicieron un brindis, algo acongojados, pero luego del paso de los minutos, todos comenzaron a alegrarse un poco más.

Dominic miraba a Jake con los ojos entrecerrados de vez en cuando, analizándolo. No había oído las intenciones de Cole con Lucy, pero podía imaginarlas.

De pronto, Amelie le golpeó la espalda a Cole de forma amistosa, ya que estaba sentada a su lado.

—¿Cómo es que te gusta Lucy?

—¿Por qué asumen que estamos saliendo si yo aun no he dicho nada? —cuestionó Lucy.

—¿Por qué otra razón traerías a un hombre en año nuevo? —preguntó Amelie—. Y yo no sé de hombres, pero me imagino que para las mujeres heterosexuales es difícil convivir con hombres guapos, altos y que huelen bien sin querer cogérselos.

—Cuidado con esas expresiones —la reprendió Eliza.

—No dijo mentiras —la apoyó Jade.

Cole se mostró algo avergonzado ante el comentario de Amelie, pero al mismo tiempo se sintió halagado.

—¿Están saliendo entonces? —preguntó Dominic, quien estaba desesperado por saber que sucedía.

Lucy rodó los ojos.

—Sí, llevamos tres meses juntos oficialmente...

Eliza, quién estaba tomando un sorbo de vino, devolvió el líquido a la copa. Mientras, todos los demás, excluyendo a la pareja nueva y a Jake, quedaron en un estado de shock.

En todos esos años, absolutamente todos, Lucy jamás había presentado una pareja real. Lo único que Lucy había tenido eran amigos con beneficios o sujetos con los que estaba intentando algo y no funcionaba, la mayoría de las veces a causa de la misma Lucy.

Lucy era una persona de una personalidad y un carácter complicado. No era raro que los hombres se asustaran debido a que, como decían los de la casa, "su apariencia fuera engañosa. Era bastante chocante para la mayoría de las personas que la conocían el que Lucy fuera tan pequeña y adorable, con esas mejillas regordetas y sus ojos redondos; pero que su carácter fuera tan fuerte y violento.

Para todos, era una sorpresa saber que Lucy ya llevaba meses en una relación.

—¿Ya viste su colección pornográfica? —preguntó Dominic, aun sorprendido.

—Es lo primero que ves cuando entras a su cuarto.

Dominic frunció el ceño.

—¿Entraste a su cuarto?

—Dominic —se quejó Lucy—. No soy una niña y vivo sola, puedo meter a quien quiera a mi cuarto... Yo no ando controlando a quien metes a tu cuarto.

Dominic la miró confundido y luego apuntó a Jade. En todos esos años, la única mujer que entraba a su cuarto era Jade.

—Bueno, una vez, Amelie fue a cuidar el departamento y le permitimos usar nuestro cuarto, pero nada más —dijo Dominic—. Pero si hablamos de mujeres que me ven desnudo, solo es una.

Amelie, quien había vuelto a comer y tenía las mejillas llenas de ensalada, habló:

—Nadie de la casa debería contar, todos hemos visto a Domi desnudo al menos una vez... ¿qué más da verlo una vez más?

Sí, era cierto. Todos habían visto a Dominic completamente desnudo, casi siempre por accidente.

—¿Y qué signo eres? —se entrometió Penny.

Y la típica conversación de compatibilidades había comenzado.

—Porque Lucy es escorpio, es compatible con tauro, cáncer, piscis y capricornio... su alma gemela suele ser virgo, de todas formas, y... —Penny siguió, pero casi nadie la estaba escuchando.

El shock causado por la nueva noticia de Lucy estando en una relación ya había pasado y todos habían vuelto a comer su cena, menos Penny, quien seguía dando su análisis sobre compatibilidades.

Una vez que la cena terminó, cada uno tuvo una tarea asignada, menos los dos novios externos del grupo: Jake y Cole. Los dos se habían quedado conversando en la sala, en el sofá que estaba envuelto en un plástico transparente. Jake aprovechó para informar a Cole un poco mejor sobre todos los integrantes del grupo y como había sido tratar con ellos en ese tiempo.

Por otro lado, Jade y Eliza estaban lavando los trastes, mientras Ackerley y Amelie secaban. Javier y Penny estaban guardando las sobras en distintos pocillos y Lucy y Dominic estaban terminando de ordenar el comedor.

Dominic miraba a Lucy de vez en cuando como intentando leerle la mente y ella lo intentó ignorar lo más que pudo, hasta que se hartó.

—Dime lo que quieras decirme, Dominic.

Lucy se paró derecha, con los brazos cruzados y una expresión de seriedad en el rostro.

Dominic se quedó quieto también y la miró a los ojos.

—Ten cuidado, ¿sí? —pidió—. No quiero que nadie te lastime.

Cualquier atisbo de molestia que había en Lucy, desapareció. Ella no podía molestarse con Dominic, lo quería demasiado y sabía que su preocupación era porque él también la quería de la misma forma.

Lucy se acercó a Dominic para darle un abrazo, rodeándole la cintura. Domi le correspondió el abrazo y le dejó un beso en la frente.

—Siempre vas a ser la bebé del grupo —le dijo Dominic—. Es un poco extraño considerando tu mente pervertida y degenerada, pero...

Lucy soltó una risa.

—Prefiero quedarme con la primera parte —le dijo—. Y tú siempre serás como un hermano mayor para mí... así que antes de que nos vayamos, tienes que amenazar un poco a Cole, ¿entendido? Que sepa por ti que eres capas de lanzarlo por una ventana también.

—Dalo por hecho —dijo Dominic, soltando una risa después.

[...]

Ya había comenzado el nuevo año y se sentía bien para todos haberlo comenzado juntos una vez más. Quizás, la mayoría de ellos no eran familia de sangre, pero su amistad era más que solo una simple amistad. Los ocho habían formado una gran familia... una peculiar y loca familia.

Los ocho, junto a Cole y Jake, habían salido a la calle para ver fuegos artificiales. Estaban sentados en el patio delantero, sobre unas mantas, bebiendo algo.

—¿Recuerdan ese año nuevo que Amelie terminó en urgencias por caer por las escaleras? —preguntó Lucy, riendo entremedio.

Los demás también rieron al recordar la situación. Amelie había caído en el penúltimo escalón y se había lesionado la muñeca por aplastársela... había llorado, pero no por el dolor, sino porque ya no podría jugar bien con sus consolas y su ordenador por al menos un par de semanas.

—La peor maldición de un gamer es lesionarse una mano, ustedes no entienden mi dolor —les dijo, fingiendo estar dolida por sus burlas—. Además, fue mucho peor año nuevo cuando Penny y Jade salieron a patinar, se cayeron por una ladera y llegaron llenas de sangre, barro y hojas.

—Aún recuerdo como Penny escupía tierra —dijo Ackerley.

—Omitiendo eso, fue una buena celebración —dijo Jade—, pero creo que mi mejor año nuevo con ustedes, fue el primero...

Todos hicieron sonidos expresando ternura y se acercaron a Jade para abrazarla.

Si bien, Jade podía decir que cada año nuevo con sus amigos había sido maravilloso, el primero había sido especial por obvias razones. Ese había sido el primer año nuevo con una nueva familia, con la familia que la había acompañado durante varios años hasta ese momento y esperaba que siguiera siendo así hasta su muerte.

Cada año, Jade agradecía haber llegado a esa casa, agradecía no haberse asustado con la rareza de cada uno de sus amigos y agradecía haber vuelto después de haber cometido el error de irse.

Cada año agradecía haber podido ser la integrante final de la casa de los universitarios locos y haber encontrado su lugar en el mundo, junto a siete extraño individuos: la artista con aires de madre, el chef desordenado, la astrologa de cabello morado, la actriz que coleccionaba pornografía, el (ex)mujeriego sobreprotector, el alto de pocas palabras y su hermana, la gamer que hablaba por él.

¡Holis!

Si no me equivoco, esta historia la terminé en hace casi tres años (a principios del año 2021) y todo este tiempo nunca hice un especial, pero creo que este era el momento correcto.

Espero que les guste este especial que, debo admitir, me hizo doler el corazón un poquito. Extrañaba mucho a mis universitarios locos y se me hace difícil verlos crecer sjsjsj

Bueno, espero que tengan un buen comienzo de año y que este nuevo año sea mejor que el anterior <3.

¡Besitos!

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