Capítulo 39: Los Universitarios Locos (Final)

Jade estaba sentada en el piso de la sala, acariciando a Sana, esperando a que los baños de la casa se desocuparan y así poder asearse. Sana se revolcaba en el piso a su lado, pidiendo más caricias.

Dominic se acercó a ella y se sentó a su lado.

—Gracias por ayudarnos —le dijo.

—No lo hubiera hecho sin Tiare o Chad...

—Le diste un buen golpe a Larry, más certero de los que yo le di —Dominic sonrió y Jade hizo lo mismo.

—Hay algo que no pude explicar —Dominic la miró con atención—. Yo no me quería ir de aquí.

—¿Y la hoja con...?

—Solo estaba entre mis cosas —lo interrumpió Jade—. Mis antiguos amigos me la dieron y yo la metí entre mis cosas, pero me iba a deshacer de ella.

Dominic se sintió algo culpable, él no había dejado que Jade le explicara en un principio. Al igual que ella, había actuado guiado por sus sentimientos y su corazón roto.

—¿Por qué te fuiste entonces?

Jade pegó sus piernas a su pecho y las abrazó.

—Estaba molesta.

—¿Por qué?

—L-la... —Jade sintió la vergüenza llenar su ser—. L-la chica que estaba contigo ese día...

Dominic recordó lo que había pasado ese día y entonces, su hermana vino a su cabeza.

—¿Anna? —preguntó.

Jade asintió insegura.

—Supongo que era ella.

—¿Mi hermana? —Jade palideció y Dominic debió aguantar la risa—. No me sorprende que no notaras nuestro parecido, ya que, cuando llegaste no te diste cuenta de que Ack y Ame eran mellizos... siendo que ellos son copias versión masculina y femenina.

Jade se sintió realmente estúpida.

—Oh, por Dios —susurró.

—¿Qué?

—Soy una idiota —Jade agarró su cabeza y comenzó a patalear.

Dominic soltó una risita.

—No eres una idiota, solo fue un error.

—Y ahora por eso jamás volveré a vivir aquí —susurró.

Dominic se sintió mal. Él extrañaba a Jade, todos ahí lo hacían, y no quería ver a Jade así de triste.

—Espérame un momento.

Dominic se levantó del suelo y fue al segundo piso para tocar la puerta de Eliza.

Eliza había sido la primera en ducharse, por lo que abrió la puerta mientras se secaba su rojizo cabello con una toalla.

—Ni se te ocurra tocarme —advirtió, ya que, Dominic seguía manchado con pintura.

—Tranquila, vengo a preguntarte algo puntual.

—Adelante.

—¿Dejarías que Jade volviera? —preguntó con algo de nerviosismo.

Si Eliza seguía muy molesta con Jade, entonces no podría lograr nada. Ella era la dueña de la casa y la que, al fin y al cabo, tenía la última palabra.

Eliza pareció pensarlo un momento.

—¿Dónde está ella? —preguntó, demasiado seria para el gusto de Dominic.

—Abajo... en la sala.

Eliza tiró la toalla húmeda hacia algún lugar en la habitación y se dirigió al primer piso.

Jade seguía sentada en el suelo de la sala, en la misma posición, jugando con Sana, quien se revolcaba en el suelo feliz.

Eliza se acercó y apretó los labios un momento.

—¿Jade?

La nombrada dio un respingo y se volteó para ver a la pelirroja.

—Hola, Liz.

—¿Cómo has estado en tu nueva casa?

Jade se sintió deprimida de sólo pensarlo.

—No mal, pero tampoco genial —respondió.

—Estas con tus amigos...

—Ellos ya no eran mis amigos —la interrumpió—. Son solo personas con las que puedo compartir.

Jade se levantó del piso.

—Creo que mejor me voy, necesito tomar aire.

Eran las una de la madrugada, afuera estaba oscuro y ninguna persona con un poco de inteligencia hubiera caminado sola por la calle bañada en pintura.

Eliza la tomó de la muñeca para detenerlo.

—¿Para qué? De todas maneras, esta es tu casa.

Jade levantó la cabeza y miró a Eliza con un brillo en los ojos.

—Cualquiera que le dé una patada en las pelotas a mi ex, merece una segunda oportunidad —agregó con una sonrisa.

—Te abrazaría, pero estoy llena de pintura.

—Sí, después de que te des un baño podremos abrazarnos.

Amabas rieron, también Dominic, quien estaba escuchado asomado por la baranda de la escalera.

[...]

Todos, menos Amelie porque estaba ocupada, estaban sentados en la sala, limpios y sin ninguna mancha de pintura.

Jade, Tiare y Chad estaban usando ropa que les habían prestado los que vivían ahí, pues no tenían un cambio de ropa en ese lugar.

—Terminaremos siendo la burla de Instagram —comentó Lucy.

De pronto, se oyeron pasos en la escalera.

—No tan rápido —Amelie apareció en la sala y levantó en su mano el celular de Larry—. Larry era el único idiota preocupado de grabarnos y si él no tiene el video, no podrá ser publicado.

—¿Cómo lo conseguiste? —preguntó Eliza, maravillada.

—Cuando la maldita traidora de Jade... —Jade frunció el ceño y Amelie rio—. Broma, bienvenida nuevamente... Como decía, cuando Jade le dio la patada en la entrepierna, su celular resbaló de su mano y yo, hábilmente, lo agarré del piso.

—¿Cómo viste donde cayó entre todo el caos? —preguntó Tiare.

—Tengo un problema llamado: adicta a la luz de las pantallas. Soy como las polillas, sigo la luz —explicó—. Ya accedí a su galería y borré el video. Además, me aseguré de que no podrá recuperarlo... Y también publique en sus historias de Instagram unos pantallazos que no le van a gustar.

Todos festejaron y felicitaron a Amelie.

—Bien —Eliza se puso de pie con una sonrisa complacida—. Ya es tarde, creo que debemos ir a dormir.

—¿Podremos jugar Paintball otro día? —preguntó Penny.

—Si eso te agota las energías y te obliga a cerrar la boca, entonces sí —dijo Lucy.

Penny aplaudió feliz con la respuesta.

Todos comenzaron a subir las escaleras, excepto Jade. Chad se quedaría esa noche con Javier y Tiare con Amelie, pero Jade no sabía dónde debía quedarse.

Eliza se acercó a ella.

—Si quieres puedes... —antes de poder terminar, Dominic se entrometió.

—Yo quiero hablar con ella...

Eliza les dio una sonrisa a ambos y se despidió, dejándolos solos en el primer piso.

—Había algo que quería decirte el día que te fuiste —dijo Dominic.

—¿Qué cosa?

—Sé que yo parezco una pésima opción de novio porque soy algo irresponsable y poco serio, si no fuera por mi cara bonita, las chicas me odiarían —Jade soltó una risita—, pero quiero intentarlo contigo...

Jade sintió su corazón latir rápidamente y un cosquilleo surgió en su estómago.

—¿Aún...?

Dominic asintió.

—Aún... —hizo una pausa y la miró con unos ojitos de cachorro regañado—. ¿Y t-tu...?

Jade asintió antes de que terminara la pregunta.

—Me encantaría intentarlo.

Dominic acercó su rostro al de Jade y dejó un pequeño beso en sus labios.

—Wow, comienzo a sentir la diferencia en mi interior —comentó Dominic—. Ahora soy novio de alguien.

Jade rodó los ojos con una sonrisa. Había extrañado mucho a Dominic y sus comentarios tontos.

—¿Dormimos en tu cuarto o en el mío? —preguntó Dominic tomando a Jade de la mano para subir las escaleras.

—A menos de que quieras dormir en el piso, será en el tuyo.

—Cierto.

Dominic había olvidado que el cuarto de Jade estaba vacío.

Ambos subieron y fueron al cuarto de Dominic para dormir juntos, por primera vez como novios.

[...]

Al día siguiente, Jade volvió a mudarse con ayuda de todos. Su cuarto volvió a estar como antes y su ánimo había vuelto a la normalidad.

Ese día, todos los integrantes de la casa estaban en la mesa del comedor, cenando.

—Tengo una pregunta —habló Penny—. Nadie volverá a mudarse, ¿verdad?

Todos negaron, seguros. Ninguno de ellos tenía la intención de irse de allí hasta haber comenzado a trabajar y tener estabilidad económica.

—Todos viviremos juntos como una familia hasta que alguien quiera ser independiente —dijo Eliza—. Y siempre seremos amigos.

—Siempre —repitieron todos al unísono.

Siempre serían una familia. No importaría lo que pasara en un futuro, ellos siempre serían los universitarios locos. 

¡Holis!

Bueno, este es el final, pero aún queda el epílogo que subiré en un rato más.

Espero que les haya gustado y que hayan amado a los personajes tanto como yo.

¡Besitos!

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