Capítulo 28: Esto es Guerra
Dominic estaba asomado por la ventana del pasillo que tenía vista hacia la casa de atrás. Había notado que los idiotas de sus vecinos tenían una fiesta y quería ver lo que sucedía.
—¿Qué haces parado ahí? —Jade había salido al baño.
—Espío a los vecinos.
Jade se asomó por la ventana.
—Oh, tienen una fiesta.
Dominic miró a Jade y metió un mechón de su cabello detrás de su oreja.
—¿Quieres hacer algo?
Jade miró de reojo a Dominic, con algo de nerviosismo.
—¿Algo como qué?
—Ver una película o una serie... Es viernes, podemos quedarnos hasta tarde.
Jade sonrió algo avergonzada sin dejar de mirar por la ventana, pero pronto, su expresión cambió.
—Oye.
—¿Qué pasa?
Dominic estaba muy concentrado en el rostro de Jade, el cual le parecía muy hermoso. Su piel era muy suave, un tanto pálida para su gusto, pero en ella, Dominic sentía que se veía muy bien. Había un lindo contraste con su cabello negro y eso, junto a sus lindos ojos azules, hacían a Jade una de las mujeres más lindas que había conocido en su vida.
—¿El de allá no es Larry? —Jade apuntó el patio de los vecinos.
Dominic miró a dónde Jade apuntaba y sintió cómo si su mandíbula cayera hasta el suelo de la impresión.
—¿Qué diablos hace con esos dementes?
Eso no significaba que Dominic creyera que Larry no estaba demente, sólo que no sabía que estaba vinculado con los vecinos de atrás, en especial porque todos sabían de la rivalidad entre ambas casas y Larry había estado involucrado con Eliza antes.
En la casa de atrás solo vivían hombres y todos ellos eran de los grandes impulsores de los rumores negativos en contra de la casa de los universitarios locos. Dominic sospechaba que ellos habían exagerado y tergiversado la historia del chico de la ventana, y nadie dudaba de ellos por su cercanía a la casa.
Algo extraño pasaba en el patio de los vecinos, ¿en qué clase de fiesta compraban cajas de huevos?
—Maldición —Dominic cayó en cuenta de la intención de los vecinos—. Hay que alejarnos de la ventana.
Dominic corrió a Jade justo antes de que un huevo pasara la ventana y se estrellara contra el suelo.
—¡El que le dé a uno de los locos, gana! —se escuchó decir a alguien afuera.
Eliza subió al oír el impacto de los huevos en la casa.
—¿Qué diablos pa...?
El sonido de una ventana rompiéndose interrumpió a Eliza.
—Ay, no. Fue la ventana de Ack —dijo Dominic.
Las ventanas de Ackerley y Amelie daban justo hacia el patio trasero, o sea, ellos recibirían todos los ataques de huevos.
Todos comenzaron a subir o salir de los cuartos en que estaban. Ackerley salió del cuarto de Penny con su camisa en la mano y Dominic no puedo evitar darle una sonrisa traviesa.
—Esto es nuevo. No sabía que eras tan sexy.
Ackerley rodó los ojos y comenzó a ponerse la prenda.
—¿Cuál ventana fue?
—La tuya.
—¡¿Qué?!
Ackerley corrió a su cuarto para revisar y casi se desmaya al ver la ventana rota y las partes de huevo esparcidas por la habitación.
Lucy, Javier y Amelie subieron al segundo piso y Penny salió de su cuarto unos segundos después, intentando arreglar su ropa.
—¿Gastan huevos para esto? —Javier estaba horrorizado—. Se podrían usar para tantas otras cosas.
Un huevo le llegó a Amelie, encima de la cabeza.
—Ay, por Dios...
—Tenemos que llamar a la policía —dijo Eliza.
—No, a la policía no —dijo Dominic—. Tenemos que resolverlo como las personas valientes que somos.
—¿Cuál es tu plan? —preguntó Lucy.
Dominic sonrió y tomó a Ackerley y Javier de sus camisas para alejarlos un poco de las demás.
—Este es el momento para el que nos hemos estado preparando.
—No, tú te has estado preparando y nos metiste a la fuerza —corrigió Ackerley.
—Según tú, siempre te obligan a todo —le dijo Dominic—. Tu novia y hermana viven aquí —miró a Javier—. Tus amigas viven aquí. No queremos que salgan heridas...
—Bien, hagamos esto —dijo Javier de mala gana.
Javier amaba el desastre y el caos, pero eso, era algo extremo para su gusto, solo Dominic podía sentirse entusiasmado por una clase de guerra.
Los tres chicos fueron a sus cuartos y volvieron con distintas cosas.
—¿Globos? —preguntó Eliza al ver a Dominic.
Dominic rio.
—Que chistosa eres... son bombas de agua.
—Globos pequeños —dijo Jade.
—Cómo sea, no discutiré con las señoritas amargadas e ignorantes.
Ackerley fue a uno de los baños y conectó a la llave del lavamanos una especie de manguera, mientras Javier puso sacos de harina y un embudo en el suelo, mientras Dominic abría las bombas de agua y dejaba unas pinturas en el piso.
—¡¿Robaste mis pinturas?! —preguntó Eliza, revisando las cosas.
—Tienes más, no seas egoísta.
Entre Dominic y Javier comenzaron a llenar uno de los globitos con harina que ponían en el embudo, luego tomaron la manguera y le dieron la señal a Ackerley para que abriera la llave y luego otra señal para que la cerrara.
—Bien. Penny, tienes que ir por una resortera que tengo en mi cuarto, sobre mi librero —le dijo Dominic.
Penny asintió y fue por el artefacto. Cuando volvió, se lo entregó a Dominic.
Los ataques de huevo habían parado, pero en ese momento, era turno de la casa de los universitarios locos.
Dominic puso la bomba de agua en la resortera, apuntó y la lanzó, dando justo en una de las ventanas.
—¡Sí! —festejaron todos.
—Ahora, ya saben que hacer —dijo Dominic.
Todos comenzaron a llenar los globitos con harina, pintura y agua, luego Dominic se ocupó de lanzarlas y cobrar venganza.
Los vecinos intentaban lanzarles otras cosas, ya que, los huevos se les habían acabado, pero no les estaba saliendo bien.
De pronto, el sonido de sirenas policiales se hizo presente y la gente que había en el patio de los vecinos comenzó a correr despavorida.
—Maldición.
Dominic cerró la ventana que estaba manchada y con un hoyo en el vidrio.
—¡Nos van a arrestar! —chilló Penny.
—No nos van a arrestar...
—¡Policía, abra la puerta! —se oyó abajo, junto con unos fuertes golpes.
La cara de pánico de todos fue para película de terror, pero inmediatamente Eliza corrió al piso de abajo para abrir.
—Hola... —saludó Eliza a los oficiales.
Los ocho terminaron en un carro policial, pero no eran los únicos, los vecinos, Larry y algunos otros estaban también siendo arrestados y llevados a una oficina policial por alteración del orden público. Muchos de los invitados de la fiesta alcanzaron a correr y se habían librado de las consecuencias.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Penny.
Ninguno respondió.
—Dije que debíamos llamar a la policía —dijo Eliza.
—Recordar eso ahora no servirá de nada —le dijo Dominic.
—Es mi primer arresto... —murmuró Jade.
—Es el primero de todos... —Lucy se detuvo—. Todos menos Dominic.
—¿Ya te habían arrestado? —preguntó Jade.
—Dos veces por la misma razón: alteración del orden público. La primera me peleé a golpees fuera de un bar y los de seguridad llamaron a la policía —soltó una risita—. La segunda fue por correr desnudo en la calle..., pero gané quinientos dólares.
—¿Cómo saliste?
—No es un delito muy grave... No suelen enviar a prisión por esto, sólo te dan una multa.
Todos se relajaron un poco, menos Jade, quien no podía imaginar su historial manchado por un arresto.
¡Holis!
Este fue un capítulo caótico y todo gracias a la maravillosa idea de Domi sjsksjs
Espero que les haya gustado. ¡Besitos!
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