Capítulo 15: Fiesta
La casa ya estaba casi llena por completo. Muchos estaban en el patio y por supuesto, Eliza tenía prohibido que subieran al segundo piso. Nadie quería que algún extraño pudiera entrar a sus cuartos y hacer algún desastre.
Ackerley no estaba feliz, las fiestas y el sociabilizar no eran lo suyo, pero ese no era el mayor problema, el gran problema era el chico que coqueteaba con Penny descaradamente.
«¿Dónde está Dominic cuando se necesita?», se preguntó Ackerley.
Dominic no estaba por ahí, estaba encerrado en su cuarto, pero Ackerley ni cuenta se había dado, solo podía ver a Penny y lo que sucedía a su alrededor. Él jamás se hubiera imaginado que hubiera algún compañero de Penny interesado en ella, ya que, por lo que sabía, muchas personas consideraban a Penny una chica demasiado irritante y desesperante.
Penny reía muy cerca de uno de sus amigos, quien también era su exnovio. Ella era muy comprensiva y relajada con el tema, ¿por qué no podía ser amiga de su ex? Mientras no fuera doloroso para ella misma, todo bien.
Ackerley no sabía que el chico era exnovio de Penny, pero, aun así, estaba muriendo de celos. Sí, celos... era la primera vez que sentía celos por una chica que no fuera su hermana. Alguna vez en el pasado había sentido celos cuando Amelie hacía muy buenos amigos y lo dejaba un tanto de lado, pero tampoco hacía algo al respecto, al fin y al cabo, él sabía que nadie podría ocupar su lugar en la vida de su hermana melliza.
Eliza estaba en la cocina preparándose un trago, estaba bastante contenta con como estaba saliendo la fiesta y más felicidad le causaba ver a Larry feliz con eso.
De pronto, oyó una conversación de dos chicos afuera, no estaba prestando mucha atención hasta que notó la voz de Larry.
—Pero ella está acá —dijo una chica.
—Da igual, no se dará cuenta —dijo Larry.
Luego de unos susurros que no pudo entender, escucho el sonido de un beso apasionado que hizo que Eliza sintiera su corazón romperse.
«No, no, no...».
Eliza salió corriendo hacia el patio de la casa y vio que justo afuera de la cocina, Larry se besaba con una chica... con su peor enemiga de la universidad, una chica que siempre quería rebajar sus trabajos.
«No puede ser...».
Eliza corrió de vuelta a la casa, llena de lágrimas que desbordaban sus ojos y que no podía contener por más que quisiera, lo que llamó la atención de Ackerley.
Eliza era un tanto sensible, pero rara vez lloraba en público, lo que significaba que algo muy malo le había sucedido.
—¡Liz!
Eliza no le hizo caso, solo intentaba pensar que hacer. Miraba hacia todos lados buscando una solución o un lugar al que ir, pero no la hallaba. De pronto, sintió que alguien le tocó el hombro. Era Ackerley.
—¿Qué pasó? —preguntó, serio.
—N-nada... —mintió.
—Estas llorando, ¿cómo no te va a pasar nada?
Eliza titubeó y luego abrazó a Ackerley con todas sus fuerzas.
—L-larry está jugando conmigo —sollozó.
Antes de que Ackerley pudiera responder, Larry entró a la casa con una chica detrás, la cual le dio una sonrisa y se fue por otro lado.
«Hijo de puta descarado», pensó Ackerley.
Larry comenzó a buscar con la mirada a Eliza, hasta que la encontró pegada a Ackerley.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó Larry, cómo si tuviera el derecho de molestarse.
Eliza no respondió nada y Larry intentó separarla de Ackerley.
—Déjala —le ordenó Ackerley.
—Es mi novia no la tuya.
La gente empezó a voltearse a ver y los que vivían en la casa, comenzaron a acercarse.
Lucy se acercó rápidamente y no dudo en ponerse delante de Larry.
—Déjala, te dicen.
—Córrete, enana.
Entonces, Javier se metió en la conversación:
—Ten más cuidado con como la tratas.
Dominic comenzó a bajar las escaleras al oír lo que sonaba como una discusión.
—No te metas, marica —Larry empujó a Javier provocando la ira de los demás.
Larry sabía que Javier era gay porque alguna vez Eliza se lo había comentado, por lo que no dudo en utilizar esa información para insultarlo.
—¿Cómo le dijiste? —preguntó Dominic, bajando el último escalón y caminando hacía Larry.
—Todos ustedes son unos fenómenos —dijo Larry, provocando las risas de los demás—. La enana, el rarito y su melliza, el marica, la estúpida, la puta... —miró a Eliza—. E imagino que la nueva también tiene algo de raro.
—Te falté yo —le dijo Dominic.
—Tú podrías ser medianamente normal si quisieras... solo tienes que alejarte de estos...
Dominic le dio una sonrisa hipócrita.
—No hay manera de que eso pase algún día —dijo, subiéndose las mangas de la camisa.
—¡Domi, no! —gritó Eliza, pero ya era tarde, Dominic se había lanzado contra Larry y lo tenía en el suelo.
Todos alrededor animaban la pelea, menos los que vivían en la casa, todos gritaban el nombre de Dominic, pero él hacía caso omiso.
—¡Domi, por favor! —Dominic no pudo ignorar la voz de Penny.
«Maldición, tengo que detenerme», pensó Dominic, entrando en razón.
Dominic se separó de Larry y se puso de pie. Su labio sangraba y tenía golpes repartidos por el rostro, pero no estaba peor que Larry, él estaba en el suelo sangrando, con la nariz rota.
—Si vuelves a decir algo de mi familia, haré que desees no haber nacido —advirtió Dominic con la respiración acelerada.
Penny se aferró a él para que no volviera a hacer una estupidez.
Entre varios invitados, tomaron a Larry y lo sacaron de la casa para llevarlo al hospital y en unos minutos, la casa se vació.
—Lo siento —dijo Dominic, cuando todos estaban sentados en la sala—. Como siempre, se me pasó la mano.
Javier se levantó de donde estaba sentado y fue a abrazarlo.
—Te quiero mucho.
Dominic le respondió el abrazo. Él también lo quería mucho, por eso no permitía que nadie lo lastimara, ni le faltara el respeto.
—Se estaban burlando de mí —susurró Eliza, llena de lágrimas nuevamente.
Por la preocupación por Dominic se había olvidado un momento de lo que había pasado con Larry unos momentos antes, pero ya una vez terminado el caos, había recordado todo.
Por su mente pasaban todas las cosas que Larry tenía para humillarla, ni siquiera los hijos que tendría en el futuro se salvarían de ver sus fotos y videos privados en Internet, porque eso hacían los hombres como Larry, publicaban esas cosas para humillar a alguien.
—Liz —Amelie se acercó a ella—. Estás loca si crees que voy a permitir que humillen a mi amiga.
Amelie le mostró el celular de Larry.
—¿Cómo...?
—Se le cayó cuando estaba peleando con Dominic, supuse que lo necesitaríamos.
Amelie entró al celular de Larry, borró todas las cosas en las que aparecía su amiga: chats, videos, fotos y audios, y se aseguró de que no fueran recuperables.
Después de limpiar la casa, todos fueron a sus cuartos. Javier y Penny decidieron dormir juntos, Amelie y Ackerley también y Eliza se quedó con Lucy, aunque sabían que no podrían conciliar muy bien el sueño. Mientras todos se preparaban para dormir, Jade estaba en su cuarto curando las heridas de Dominic.
—Arde —se quejó Dominic.
—Pues si tanto arde, evita volver a pelear así.
—Lo siento.
Jade se acercó a limpiar la sangre del labio de Dominic, lo que provocó que el chico comenzará a ponerse nervioso. La pobre Jade no tenía idea de las cosas que él había hecho pensando en ella y Dominic se sentía pésimo por ello.
Dominic se alejó incómodo.
—Está bien.
—Aún me falta curarte la ceja.
—N-no es necesario.
Jade rodó los ojos.
—Claro que lo es, no seas idiota. Agradece que no será necesario suturarla.
Jade se levantó de la silla y se paró frente a Dominic, quien estaba sentado en la cama.
—Mira hacia arriba.
Dominic le hizo caso y Jade comenzó a limpiar la herida. Dominic le estaba pidiendo a Dios que lo ayudara a controlar sus hormonas, pero estar en esa posición solo provocaba que quisiera tocar una parte de Jade en específico.
«No mires sus pechos, no mires sus pechos... ¡Por Dios, Dominic! ¡¿En qué momento te volviste un degenerado?!».
—Ya está —dijo Jade cuando terminó.
Dominic le agradeció y salió disparado en dirección a su cuarto.
¡Holis! ¿Qué tal su día?
Yo dormí mal anoche y debí levantarme temprano para clases, pero aún así estoy feliz sjsksk
Hoy quiero que me digan lo que piensan de la pequeña Lucy.
¡Besitos! <3
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