Capítulo 12: Sentimientos
Javier estaba acompañando a Lucy a una audición para una obra. Lucy quería el estelar, pero no estaba segura de sí lo conseguiría, en especial porque su estatura no era la mejor opción para el papel.
Javier y Lucy estaban en la sala de espera del lugar donde eran las audiciones y Lucy iba después de la chica que había entrado unos minutos atrás.
—Deja de mover la pierna —le dijo Javier.
—No puedo... quizás ni si quiera me dejen hablar.
—Oye, tu estatura no determina nada.
—¿Qué tal si no quieren que el protagonista se agache demasiado?
—Lo nervios te vuelven algo idiota.
Lucy sabía que estaba diciendo tonterías, pero ver a todas esas lindas chicas de más de un metro sesenta en la misma situación que ella, la hacían sentir intimidada.
De pronto, un chico bastante guapo apareció en la sala y los ojos de Javier brillaron. Lucy lo notó y no pudo evitar dar una sonrisa traviesa.
—Parece tu activo soñado —susurró Lucy.
Javier rio nervioso.
—No seas tonta... ¿Qué papel crees que quiera?
Lucy comenzó a pensar en los papeles masculinos además del protagonista, el que ya había sido elegido.
—No lo sé, hay varios papeles más... y aunque te los dijera, no entenderías.
—¿Crees que lo consiga?
—No sé ver el futuro, Javi —Lucy rodó los ojos con una risa—. No puedo saber si actúa bien solo por cómo luce... si actúa tan bien como se ve, entonces lo conseguirá.
Javier se puso a rezar que para que el talento del chico fuera tan maravilloso como su cara y cuerpo.
—¿Crees que sea gay?
Otra pregunta que Lucy no podía responder.
—¿Qué voy a saber yo? No tengo un gay-radar.
—Yo tampoco.
—Pero si tú... —Lucy suspiró—. Da igual.
De pronto, una mujer se asomó por la puerta de la sala donde eran las audiciones.
—¿Lucy Stuart?
Lucy se paró de golpe y dio un gran respiro.
—Suerte —le deseó Javier.
[...]
Ya era la hora de salida de Jade, pero antes, tenía que hacer algo.
Jade estaba caminando hacia Mark para terminar con él. Estaba decidida, no podía seguir huyendo como una cobarde, ni seguir teniendo una relación con un idiota.
Lamentablemente, su plan se vio frustrado. Mark vio a Jade caminar hacia él y decidió acortar la distancia.
—Tenemos que hablar —le dijo Mark antes de que Jade dijera algo.
—Yo...
—Jade —la interrumpió Mark—. Han sido unos muy lindos dos años contigo, pero conocí a otra persona.
Jade iba a abrir la boca, "conocer" no era la expresión correcta, era más como "pero me estoy acostando con otra persona", pero Mark no la dejo seguir.
—Lo siento mucho, Jade, pero tenemos que terminar —le dio un amistoso beso en la mejilla y se alejó, como si nada.
Jade quedó desconcertada. Se suponía que ella debía ser la que pusiera fin a la relación y le dijera todas las cosas que se merecía, en vez de eso, solo había alcanzado a pronunciar "yo".
Jade llegó a la casa deprimida y todos lo habían notado.
—Oye, Domi —lo llamó Eliza.
—¿Qué?
—Ve a consolarla.
—¿Yo por qué?
—Porque ya tienes experiencia.
Dominic suspiró agotado y subió al segundo piso, para ir por Jade.
Penny estaba acostada en el sillón viendo en su celular el último video que había salido de un grupo k-pop.
Ackerley estaba en otro sofá mirándola, si no se equivocaba, Penny lo estaba ignorando. No habían cruzado ni una sola palabra y ella ni si quiera lo miraba.
—Penny —la llamó Ackerley.
Penny señaló sus audífonos.
—Al hacer eso sé que me escuchas.
Penny no dijo nada, solo siguió concentrada en su pantalla y comenzó a tararear.
—¡Penélope Jackson!
Nunca nadie llamaba a Penny por su nombre. Ella lo odiaba, desde niña la molestaban por llamarse así.
Penny se enderezó y lo miró furiosa, como no solía mirar nunca.
—¡¿Qué, Ackerley Relish?!
—¡Deja de ignorarme!
Todos los que estaban en el primer piso comenzaron a prestar atención. ¿Ackerley gritando? ¿Penny molesta? ¿Qué clase de universo alterno era ese?
—¡Yo hago lo que quiero!
Penny se paró del sillón y subió molesta al segundo piso, pero eso no fue lo más sorprendente para los demás presentes, sino el que Ackerley la siguiera.
—Tensión sexual... —comentó Lucy.
—¿De qué hablas? —preguntó Eliza—. Hablamos de Ackerley. La única razón por la que no es virgen, es porque tiene pene y necesidades.
—¿Qué significa eso? —preguntó Javier mientras volvía a la cocina.
—Que los hombres no saben aguantar.
—¡Oye! —se quejó Javier—. Lo dice la que hace sexting mañanero.
Eliza le lanzó un paño en la cara y Lucy rio como siempre se reía de las maldades que hacían los demás.
Arriba, Ackerley entró al cuarto de Penny y la quedó mirando con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—¿Qué quieres, Ackerley?
—¿Por qué estás molesta?
Esa pregunta sólo la hizo enfurecer más. ¿Por qué los hombres nunca caían en cuenta de las razones por las que una mujer se molestaba, aun cuando era obvia?
—Descúbrelo tú mismo.
—No quiero, quiero que me lo digas.
—No te lo diré.
—¿Entonces quieres que sigamos ignorándonos?
Penny titubeó, ella no quería no hablarle a Ackerley, pero no podía rendirse y darle la satisfacción.
—Sí, de todas maneras nunca hemos sido amigos según tú —Penny le dio la espalda, estaba al borde de las lágrimas.
Ackerley quedó atónito.
—¿Quién dijo eso?
—Amelie me dijo que yo no te agradaba, que era a la que menos soportabas —la voz de Penny había sonado temblorosa—. Ahora, sale de mi cuarto, por favor.
Ackerley salió, no porque Penny se lo dijera, sino porque tenía algo que decirle a alguien. Bajó las escaleras, se acercó a Amelie, quien estaba en el suelo frente a la televisión jugando y le quitó los auriculares de un tirón.
—¡¿Qué diab...?! —Amelie se detuvo al ver que era su hermano.
—¿Por qué le dijiste a Penny que ella no me agradaba?
Amelie se tardó en analizar la pregunta.
—E-ella me preguntó una vez porqué solías evitarla y yo le dije lo que sabía.
Ackerley se veía furioso.
—No tenías derecho a decirle eso, menos cuando sólo lo sabias tú y te dije que no lo hicieras. Ahora Penny malinterpretó todo, cree que yo la odio y sabes perfectamente que no es así.
Amelie quedó boquiabierta, al igual que todos los demás.
Ackerley no espero ninguna respuesta, solo subió a su cuarto y se encerró.
[...]
A la hora de la cena, ninguno pudo hacer que Ackerley bajara a comer y Penny ni si quiera lo quiso intentar, no le importaba... o eso decía.
Cuando ya casi eran las doce, Ackerley vio como un papel se deslizaba por debajo de la puerta. No necesitó leerlo para saber que era Penny. La tinta morada y la caligrafía la delataban.
"Baja a comer, por favor. Ya todos están en sus cuartos, no tienes que hablar con nadie".
Ackerley abrió la puerta esperando ver a Penny ahí, pero no estaba, se había ido antes. Volvió a leer el papel y sintió un cosquilleo en su estómago. ¿Por qué razón le sucedía eso?
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