Emma
De espeso y largo cabello rojo escarlata, enormes ojos violetas y una nariz respingona. Solía ser una joven de catorce años de edad, tenía una hermana menor y vivía con su padre, su madre falleció de cáncer cuando Emma tenía diez años.
Nació en 1957, aunque en aquel entonces su cabellera lacia era de color cobrizo y ensortijada, la coloración de sus ojos solía ser verde, atrayente e inusual, como una esmeralda. Su rostro era redondo y su padre alardeaba de ella por los adorables cachetes que lucía en sus mejillas, los cuales sus conocidos solían coger y apretar, dejándole la piel con un ligero resplandor rojizo.
El año en que cumplió los catorce su padre le obsequió una hermosa casa de muñecas que había comprado en una tienda de baratijas y antigüedades. Al principio había dejado aquel bochornoso regalo oculto en el ático de la casa pues ella ya era una niña demasiado grande para jugar con muñecas.
Especialmente con las tres muñecas que contenía, todas de largas extremidades y articulaciones ligeramente oxidadas, lo cual limitaba su movimiento a la hora de jugar. Emma les había hecho un gesto de disgusto y no se acordó de ellas hasta un mes más tarde, treinta días en los que noche tras noche tenía vividas pesadillas.
Esa tarde fue tentada y comenzó a jugar con aquella casa, de hermosas decoraciones y detalles alucinantes. Fue la última vez que su comportamiento era normal, su padre relata que ella hablaba sola la mayoría del tiempo y que admitía continuamente escuchar voces que le ordenaban hacer cosas, entre esas dejar de comer y dedicarle tiempo a embellecerse físicamente.
Cambió el deslumbrante color cobrizo de su cabello por un rojo similar al fuego, lo dejó crecer hasta llevarlo más abajo de las caderas y estaba obsesionada con mantenerlo lacio a toda hora. Utilizaba cantidades excesivas de maquillaje y todo aquello se lo atribuía a su mejor amiga: Delia.
Una chica que parecía no existir, la hermana menor de Emma decía que Delia era la amiga imaginaria de su hermana y que Emma había intentado convencerla de jugar con aquella casa varias veces pero que ella nunca quería.
Cuatro meses más tarde a la compra de aquella casa que llevo a cambios vertiginosos en la vida de Emma, comenzó el verdadero suplicio, pues una mañana la joven Emma no fue hallada. Al parecer fue raptada en medio de la noche, en sus aposentos había sangre y signos de lucha, se hizo lo posible en las búsquedas pero no dieron resultados.
Emma fue un caso más que quedó inconcluso.
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