Capítulo XXVI
Durante el día intenté ser lo más útil posible para Ron o Kara, pero acabé en el patio delantero de la casa cuidando y jugando con los niños mientras Ron y Moly iban al mercado.
Había algo en ver esos niños jugar, que me daba tranquilidad. Ver a cachorros y a niños humanos tratarse como hermanos me agradaba mucho.
—Danna habría sido feliz en un lugar como este.
—¿La mujer que te crió? —dijo Sam mientras se apoyaba a mi lado en la barandilla de la entrada.
—¿No deberías estar descansando?
—Dormí mucho y ya estoy harto de esa cama. Ademas, Jack no ha dormido nada y quiero que descanse.
—¿Te sientes mejor?
—Mejor que ayer, pero peor que mañana.
Ambos reímos antes de mirar a los niños.
—Nunca creí que hubiera un lugar como este. Es triste ver que las personas pueden lastimar incluso a los cachorros, pero de alguna forma, me alegra ver que tienen a alguien con ese sujeto.
Guardé silencio y sonreí sin dejar de mirar a los pequeños jugar y reír sin ninguna preocupación.
—Así que... lo lograste, ¿no?
—¿Qué cosa?
—Tú y Moly. Le dijiste lo que sientes por ella, ¿no?
—No, bueno... no exactamente. Solo le pregunté si me permitía estar a su lado. Es todo.
—Eres una ternura, Rex. Solo tú le preguntas a la hembra que te gusta si puedes estar a su lado en lugar de decirle que la amas.
—Es solo que... no quiero hacerla sentir que la presiono.
—Descuida. Estarás bien.
Una hora después, Moly y Ron regresaron del mercado y los niños corrieron hacia ellos para ayudar. Y claro, Sam corrió hacia adentro para que Moly no lo regañara por no estar en la cama descansando.
—¿Todo bien? —preguntó Moly mientras se colocaba junto a mí.
—Sí, todo está bien.
El ver que Moly se quedaba junto a mí, dejando que su brazo tocara el mio, hizo que sintiera calor en el rostro y orejas. De nuevo estaba en blanco, queriendo hacer y decir varias cosas sin poder hacer ninguna.
—Estuve hablando con Ron sobre su situación con todo esto y, le ofrecí hablar con Em para que los ayudara.
—¿Qué dijo?
—Se negó rotundamente. Ron es un tipo muy orgulloso. La verdad es que esperaba que se negara, y pensé que podría hacer que quedara en un punto medio entre sus ideales y lo que podría salvarle el trasero... pero no lo logré.
—Está haciendo todo lo posible por esos niños.
—Sí, pero debería dejar su orgullo a un lado. Puede hacer lo posible por estos niños con la ayuda de Emily.
—Bueno, no podemos obligarlo. Quizás necesite tiempo para pensarlo.
—Supongo.
Al ver lo frustraba que estaba porque Ron no aceptara su ayuda, no supe qué hacer más que solo acariciar su cabeza entre las orejas y atreverme a darle un beso en la mejilla.
Me agradó verla sonreír con timidez por eso.
El resto del día permanecimos juntos ayudando con los quehaceres de la casa para compensarle a Ron y Kara el que nos ayudaran con Sam.
Y claro, Sam también había mejorado bastante desde que habíamos llegado, se levantaba a ratos para jugar con los niños o huir de Jack para no tomar sus medicinas.
—Eres tan infantil —le dijo Moly.
—Ya me conoces. No puedo estarme quieto mucho tiempo —respondió Sam —. Ademas, me siento mal porque Ron está durmiendo en no sé donde mientras uso su cama y su habitación.
—No parece no estar descansando —comentó Jack —. Digo, se ve cansado, pero no por no dormir bien...
La conversación acabó cuando Ron y Kara salieron de la casa. Ron aparentaba tranquilidad mientras que el rostro de Kara demostraba preocupación.
—Su amigo parece sentirse mejor, ¿piensan retomar su viaje?
—Bueno... pensaba que podríamos quedarnos unos días más si no te molesta.
—No tengo problemas en eso. Es agradable que estén aquí y a los niños les gusta su presencia.
Estuvimos a punto de entrar a la casa cuando el chico que Ron había ido a buscar, Colin, llegó corriendo hacia él.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien?
—Unas personas vienen hacia acá. Creo que son quienes se llevaron a Lily.
—Entiendo, lleva a los niños adentro —indicó Ron —. Kara, acompañalos. Ustedes...
—Descuida, nos quedaremos contigo —respondió Sam.
—Tiene razón —afirmó Moly.
Unos minutos después, una pareja de humanos acompañados de un sujeto armado y de una bestia que llevaba un collar y una correa, se detuvieron frente a nosotros.
Ver a aquella bestia me hizo sentir muy mal con respecto a la situación de muchos. Podía verme a mí mismo cuando le pertenecía al amo Reginald, con el collar apretando y lastimando mi cuello y una cadena que guiaba cada paso que debía dar detrás de mi amo.
—Me impresiona el descaro con el que vienen a mi casa luego de lo que pasó.
—No voy a dejar pasar el que una bestia entró en mi casa y se llevó una de mis pertenencias ¡Lily! ¡Sal de ahí, nos vamos a casa!
—Baja la voz, asustas a mis hijos.
—Una bestia como tú no debería cuidar niños humanos con bestias. Mucho menos considerarlos sus hijos.
—Y un sujeto como tú debería estar encerrado.
—¿Ves esto? —el sujeto alzó la mano con la que sostenía la cadena —. Así es como se debe tratar a las bestias.
—Te aconsejo que te marches si no quieres un problema mayor —volvió a advertir Ron.
—No, amigo. El problema ya es bastante grande, y tu error fue creer que bestias y humanos puedes ser tratados como iguales.
Un grave gruñido salió desde la garganta de Ron, acompañado por el de Moly, luego Sam, y finalmente el mío.
Los humanos estaban amenazando a Ron y todo lo que había logrado a lo largo de su vida.
—¿Sabías que ofrecen mucho por un lobo? Con ustedes cuatro podría...
—Amigo, no me interesa lo que digas —todos volteamos a ver a Colin. Ron se sorprendió tanto como los demás al verlo con un arma en sus manos.
—Colin, baja esa cosa.
El otro humano que acompañaba a la pareja lo apuntó con su arma. Pero tan pronto como el otro sujeto quitó el seguro de su arma, un estruendo resonó cerca de nosotros, escuchamos un grito y el arma del otro sujeto terminó en el suelo.
—¡Colin! —exclamó Ron.
—No intentes amenazarme, amigo —recargó el arma —. Será mejor que se larguen si no quieren que esta vez le dé a algo importante. Yo no temo usar esta cosa.
—Colin, dame el arma —dijo Ron, extendiendo su mano.
—No hasta que se vayan. Lily no dejó de llorar desde que ese idiota la llamó, los más pequeños están asustado y Kara está muy nerviosa porque no sabe qué hacer. Si de verdad todos los humanos no son buenos del todo como dices, no quiero ver de lo que este sujeto es capaz.
—Colin...
—Esto no se ha terminado, bestia. Veremos qué piensan los guardias de que tengas esa cosa al alcance de los niños.
Sin nada más que decir, los humanos se marcharon con la bestia que los acompañaba, quien miró a Ron y susurró un apenas audible "Lo siento".
Luego de eso, Ron hincó una rodilla frente a Colin y lo sujetó de ambos hombros con una expresión asustada.
—¿Estás bien? ¿De dónde la sacaste?
—Yo... la encontré en una caja sobre el ropero. No era mi intención sacarla sin tu permiso, pero adentro era un caos y solo quería ayudar a deshacerte de esos sujetos.
Todos guardamos silencio ante la explicación de Colin. Lo siguiente que escuchamos fue un suspiro seguido de una suave risa de parte de Ron antes de que tomara el arma en sus manos y acariciara la cabeza del chico con cuidado.
—¿Por qué sabes usarla? —indagó Ron.
—Mi papá tenía una igual y me enseñó a usarla cuando tenía diez. Decía que era importante que supiera ocuparla. Siempre practicaba.
—Entiendo. De verdad te lo agradezco, hijo. Pero promete que no volverás a hacer algo así —dijo antes de abrazarlo —. Niño loco.
—Está bien, lo prometo.
Colin había apagado el fuego en ese momento, pero todos sabíamos que aun faltaba otro amargo momento para que acabara.
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