Capítulo XXV

Ron y yo volvimos adentro cuando nos dimos cuenta de que ya era muy tarde y la luna se encontraba en su punto más alto.

Para cuando entramos a la casa, Kara y Moly seguían sentadas en el comedor. Parecían solo estar esperándonos y solo Moly se veía preocupada.

—¿Todo bien? —preguntó Moly.

—Colin ya regresó. Se fue a dormir luego de comer algo —dijo Kara.

—Es bueno saberlo —respondió Ron con una sonrisa.

—Enserio lamento no haber podido detenerlo, de verdad hice lo mejor que...

—Kara, tranquila. De verdad agradezco el que estés aquí para ayudarme con los niños.

—Te respetan mucho más de lo que me respetan a mí.

—Los niños te aman, Kara. Ve a descansar si quieres. Yo me encargo de ahora en adelante.

—Está bien. Descansen.

No hablamos más esa noche. Por un momento creí que Ron diría algo con respecto a lo que hablamos afuera, pero no lo hizo, solo nos deseó buenas noches y fue a ver en dónde dormiría, ya que Sam estaba ocupando su cama.

Moly y yo nos acomodamos en un sofá en la sala de estar. Me sentía extraño por tener que compartir el espacio con ella, pero no dije nada al respecto.

—Oye Rex —murmuró Moly —. ¿Todo bien con Ron?

—Sí, bueno. Me habló de él y de lo que hacía. Y otras cosas que apenas entendí y que espera que descubra por mi mismo.

Traté de ignorar la voz de Ron en mi cabeza. Sus preguntas me habían dado mucho en qué pensar.

—¿Estás bien?

Me puse un poco nervioso al tenerla tan cerca de mí para tener que compartir la manta que tenían disponible.

Intenté parecer tranquilo, pero Moly no dejaba de mirarme ni un solo segundo.

—¿De verdad estás bien?

—Sí, es solo que...

Estaba siendo un cobarde otra vez. Ni siquiera era capaz de sincerarme con ella a pesar de todo lo que habíamos pasado durante el viaje. Y no teníamos idea de lo que nos esperaba más adelante.

—Lamento lo que dije la otra noche. No quería compararte con Konrad. Es solo que...

—Descuida. La verdad es que no estoy molesto por eso. Entiendo que lo amabas.

—Esa noche... soñé con él. Estaba en casa, pero no podía verme ni oírme. Y entonces pasó. Vi un hombre sin rostro apuntando a Emily con un arma, y justo antes de que apretara el gatillo, Konrad se interpuso —su voz se quebró en la última palabra —. Quise acercarme pero me detuvo, negó con la cabeza y... me abrazó.

Mi cuerpo reaccionó a sus palabras y acabé abrazándola.

Por un momento pensé en lo que diría Sam si me veía en ese preciso momento. Me habría dicho que era un cobarde y que debería ser más osado con Moly si la quería.

Sí la quería. Y aunque no estaba seguro de qué era lo que sentía por ella, estaba seguro de que no había sentido nada parecido por nadie más.

—Moly...

Ella me miró en silencio. Podía notar que tenía toda su atención, y de verdad no quería arruinarlo.

—Yo...

—¿Papá?

Ambos volteamos hacia el umbral de la puerta. Era la niña que Ron había traído de vuelta.

Moly se levantó y se acercó despacio ofreciéndole sus brazos. Luego solo regresó y se acomodó con la niña entre nosotros.

Vi algo sorprendido él cómo la pequeña se acurrucó entre nosotros y abrazó a Moly para intentar dormir nuevamente. Como si nos conociera. Como si confiara ciegamente en nosotros.

—¿Qué querías decirme? —preguntó Moly en un susurro para no despertar a la pequeña.

—Yo...quería...

Mi corazón latía tan rápido que creí que se detendría de golpe mientras Moly esperaba que terminara de hablar.

—¿Rex?

—Moly —respiré profundo —. ¿Me dejarías estar a tu lado?

No estaba seguro de si lo había dicho bien. Por un momento pensé que me golpearía o que se levantaría para ir a otro lado.

—Sé bien que no soy él, y sé que estoy rompiendo el acuerdo que hicimos antes de empezar este viaje. Pero quiero poder estar contigo incluso después de regresar de este viaje.

Decir eso me tomó más trabajo del que creí. Tenía miedo de su reacción, pero Sam y Thomas tenían razón, no podía seguir teniendo miedo de todo.

Ya no estaba en mi antigua casa. Ya no le pertenecía a nadie. Mi vida era solo mía.

Moly bajó la mirada y acarició el cabello de la pequeña que se había dormido profundamente. Me preocupé un poco al ver que no decía nada, pero luego solo me miró, se acercó hasta juntar su nariz con la mía para después apoyar su cabeza sobre mi pecho.

Mi cuerpo reaccionó para abrazarla y acomodarnos aun más para poder dormir esa noche. Mi corazón había dejado de latir errático y había vuelto a estar tranquilo mientras Moly descansaba sobre él.

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A la mañana siguiente, desperté con la expresión triste de Ron mientras observaba a la pequeña dormir acurrucada entre nosotros.

—Es tan difícil querer que tengan una vida digna cuando la mitad del mundo está podrido por dentro.

—Es difícil para la mayoría. Al menos tú conociste la mejor parte de ellos cuando eras pequeño. Yo apenas lo conocí hace unos meses. Ni siquiera las personas que fueron buenas conmigo se salvaban del lado malo del mundo.

Ron guardó silencio y acomodó a la pequeña en sus brazos, quien se acurrucó en su pecho y continuó durmiendo.

—Mis chicos no suelen confiar mucho en los extraños. Deben tener algo especial para ellos como para que los ayudaran y para que Lily durmiera así con ustedes.

—Son buenos niños. Tienes una linda familia.

—Gracias —miró a Moly dormida y sonrió —. Descansa, aun es temprano. Solo estaba buscando a Lily porque no la vi en su cama.

No pude volver a dormir después de que Ron saliera de la sala de estar. Y no quise moverme para no despertar a Moly, quien solo se acomodó mejor y yo hice lo mismo para descansar un poco más.

—¿Dormiste bien? —levanté mi cabeza al oír la voz de Moly y ella alzó la mirada con una leve sonrisa.

—Dormí muy bien, gracias —respondí antes de juntar mi nariz con la de ella.

—¿Se ven tan lindos juntos?

Ambos volteamos a ver a Sam, que nos observaba desde el umbral de la puerta.

—¿No deberías estar descansando? Eres bastante débil como para ser alguien tan grande —dijo Moly.

—Sí... me bendijeron con cosas mejores que la salud.

No entendí bien lo que quiso decir, pero pude notar que Moly sí porque negó en silencio antes de decirle lo grosero que era.

Por mi parte, sentí calor en mi rostro y en mis orejas; pero aun así me sentí bien. Estaba feliz.

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