Capítulo V

Llegada la mañana, opté por levantarme con cuidado y vestirme con la ropa que Thomas creyó que me quedaría bien.

-Al menos me sirve para cubrirme.

Realmente no tenía intenciones de que alguien viera o preguntara por las cicatrices en mi espalda.

-Aquí voy -respiré profundo antes de abrir la puerta.

-Buenos días -Thomas me sorprendió saludándome con una sonrisa llena de colmillos -¿Listo para esto?

-Supongo que sí -estaba muy nervioso -. Ni siquiera sé qué hacer o qué decir.

-Ya es hora del desayuno. Qué mejor momento para conocerlos a todos que en la comida más importante del día.

-Supongo...

-Tranquilízate. Solo entraremos a un salón con unas cuantas bestias.

-Está bien.

Al entrar, no pude ocultar mi sorpresa al verlos a todos terminar de preparar la mesa.

-Dijiste que eran unas cuantas... -murmuré aterrado.

-Lo siento, minimicé la situación para tu tranquilidad.

-Buenos días chicos -ambos volteamos.

-Buen día Emily.

-Buenos días, señorita.

-Me alegra que vinieras.

-Gracias.

La señorita Emily pasó al salón y tomó unas cosas para llevarlas a la mesa.

-Ella...

-Emily siempre come con nosotros. Para ella, nadie es más ni menos importante que otro -todos ocuparon un lugar -. Anda, ven, aquí hay dos asientos.

-Miren eso -escuché por ahí.

-El nuevo compartirá con nosotros.

-Nunca había visto un lobo.

-Se parece a Moly.

-Ambos son lobos.

-¿Hay otro lobo? -pregunté.

-Moly llegó hace unos cuatro años. Pero rara vez la vas a ver por aquí, ya que siempre está viajando y solo viene cuando encuentra alguien a quien ayudar o cuando simplemente quiere descansar.

-Entiendo.

El desayuno fue bastante tranquilo. Extrañamente tranquilo en la que pude comer sin la presión de alguien llamándome para cumplir con sus órdenes. Todos eran muy amables y se veía que eran unidos.

El que la señorita Emily estuviera presente no los intimidaba. Todos conversaban tranquilamente entre ellos y con ella.

-Como verás, aquí todos son muy dispersos para hablar. Generalmente estan hablando de un tema en un lado y del otro hablan de otra cosa como sus pasatiempos, trabajos, viajes o... ¡Aska, no te atrevas!

-¡Pero él empezó!

-No me importa quién haya empezado. No está bien lanzar comida en la mesa.

-Bien -se mostró molesta mientras que el otro reía.

-Si ya terminaron de comer, pueden ir a jugar, y no olviden cepillarse los colmillos.

-Sí, Thomas -ambos se levantaron y salieron corriendo quién sabe a dónde.

-Cachorros, muy traviesos, pero también muy irritantes.

-¿Ellos...?

-Emily los encontró en una de esas ocasiones que recorríamos el mercado negro. Solo eran unos cachorros dentro de una caja a la espera de ser comprados a un precio ridículamente alto.

-¿Y sus padres?

-Muertos. El vendedor dijo que sus padres los habían entregado porque estaban enfermos y ya no tenían tiempo para buscar una mejor opción.

-Comprendo.

Desde el inicio hasta el final del desayuno, todo fue agradable. Ya cuando todos se retiraron a sus actividades diarias, Thomas me llevó a recorrer el lugar con más detalle.

-En la cocina generalmente están Odri, Olivia, Black y Olsen. Antes trabajan cocinando o limpiando, y cuando se quedaron en este lugar, decidieron seguir en el oficio.

-Es un placer conocerlos. La comida ha estado deliciosa.

-Pues claro, soy el mejor en lo que hago -dijo la pantera.

-Siempre que des un cumplido, ayudas a Odri a aumentar su ego -bromeó Thomas -. Generalmente están ellos aquí para lo que se les antoje comer a los demás.

-O sea...

-Lo que se te ocurra comer, te lo podemos preparar.

-Entiendo.

-Bueno, sigamos. Nos vemos al almuerzo -Thomas volvió en sus pasos y las bestias de la cocina lo miraron sorprendidos -. Por cierto, nada de dulces a los cachorros antes del almuerzo, han estados selectivos con su comida últimamente.

-Anotado, tigre.

-Ya deja que te digan papá.

-Cierren la boca.

Saliendo de la cocina, nos topamos con unas bestias trepadas en las paredes aseando las cortinas y las lámparas.

-Estas monitas tan bonitas que ves aquí, se encargan de mantener la casa limpia.

-Si quieres podemos asear tu habitación -dijo una de ellas.

-No trabajan todo el día. Esto lo hacen por mera diversión y para mantenerse en forma.

-¿Les divierte?

-Hacer esto nos ayuda a no perder la agilidad -todas rieron.

-¡Oigan! -exclamó otra -¡Acabo de limpiar eso!

-¡Corre! -oímos la voz chillona de uno de los cachorros.

-Cachorros... -dijo Thomas -Vamos afuera.

El jardín era bastante grande, pero solo era una porción de lo que era el terreno en sí.

-Si te gustan las actividades al aire libre, supongo que podrías buscar algo que hacer. La mayor cantidad de actividades está afuera.

-Es muy grande.

-Si vas a la izquierda, te encontrarás con Trevor, Saga, Ika, y Mike. Ellos tienen una huerta en donde se cosecha buena cantidad de lo que consumimos cada día. Y otra parte se la llevan al mercado.

-¿Ellos mismos?

-No, los comerciantes innatos son esos zorros que preparan la carreta. Shiver y Summer. Ambos hermanos.

-Ya veo.

-Si vas a la derecha, verás a Travis trabajando en su taller. Es un herrero. Hace diferente clase de cosas y luego las vende -vimos a dos bestias jóvenes observándolo -. Ellos son Keila y Elías, sus aprendices.

-Travis, Keila y Elías.

-Por allá van Astrid y Lia.

-¿Qué hay allá?

-Por alla está la laguna. No hay mucho que hacer por ahí.

-¿Esa es Mizzy?

-Frecuenta mucho ese lugar. Supongo que aun necesita su espacio antes de integrarse.

-Debió pasarlo muy mal.

-Todos tuvimos diferentes realidades. Pero aquí somos una gran familia. Aquí todos nos ayudamos, a veces discutimos como cualquier ser vivo, y otras veces nos sentimos a charlar de lo que sea. No importa lo que pase, siempre tendrás a alguien que te apoye.

-Gracias, Thomas.

-Aun faltan unas cuantas bestias que presentarte, pero llegarán más tarde -Parece pensar en algo -. Ven conmigo. Hay alguien que estará feliz de conocerte.

-¿De verdad? ¿No estaba en el desayuno?

-Bueno es un anciano y no tiene gran movilidad. Solo sale de su habitación cuando Moly está aquí.

-¿Es su nieta?

-No. Moly solo es una chica que es igual de cascarrabias que él, es la única que lo puede hacer cambiar el ánimo de esa vieja cabra malhumorada.

-Entiendo.

Volvimos a entrar a la casa y subimos al segundo piso para ir a la habitación del anciano del que me hablaba Thomas.

-¿Khon? Soy Thomas.

-¿Qué quieres? -Preguntó con seriedad.

-Solo vine a presentarte al nuevo integrante de la familia.

-¿Qué acaso esa niña no se cansa de meter bestias a la casa?

-Como verás, es un anciano muy agradable -dijo con ironía.

El anciano pareció sorprenderse en cuanto me vio entrar junto a Thomas.

-Khon, él es Rex, el nuevo integrante de...

-Puedo presentarme solo, gato rayado. No estoy tan viejo -reclamó el anciano.

-Eres tan grosero -Thomas rió por lo bajo.

-Sí, sí. Anda, dejanos a solas. Quizás podrías ir a buscar un poco de agua para mí. Pareciera que la única que se acuerda de mí es Moly.

-Ahí va de nuevo. Bueno, no me tardo -pasó junto a mí -. Suerte con el anciano, Rex.

Luego de cerrar la puerta, el anciano se sentó en la cama y me invitó en un tono bastante autoritario a que me sentara también.

-Dime, muchacho. ¿De dónde vienes?

-Vengo de Airon Town, de la casa del amo Reginald Heis.

-Así que Reginald.

-¿Lo conoce?

-A lo largo de mi vida, he visto a muchas clases de personas. Y sí, entre esas personas, está quien antes era tu amo. No era parte de los humanos que me agradaban. Creo que lo conocí hace unos diecisiete años cuando fue a Vento.

-Vento...

Lo recordaba. ¿Cómo olvidar ese maravilloso momento de mi vida en la que el amo no estuvo en toda una semana y no me llevó con él. Fue la semana más tranquila de toda mi maldita vida.

-Pero solo era uno más de esos millonarios que no hacían más que mirar desde arriba.

-Sí... así era él -sentí que algo en mi interior que me obligó soltar un gruñido -. Discúlpeme.

-Abre la boca, muchacho -intenté hacer oídos sordos a lo que me dijo -. Tranquilo, solo quedará entre nosotros.

Respiré profundo y solo hice lo que me pidió. No dijo nada y solo se limitó a mirar por unos segundos.

-Te rebajó los colmillos -asentí levemente.

-Dijo que era por su seguridad y por la de otras personas. Que soy...

-Peligroso. Todos dicen eso. Pero buena suerte la tuya el haber llegado a una gran familia como esta.

-La señorita Emily me salvó.

-Nos ha salvado a todos sin pedir nada a cambio.

El anciano estiró su mano hacia mí y solo atiné a sujetarla.

-Tú y Moly son especiales, muchacho. A diferencia de los demás o de mí, ustedes son codiciados por idiotas con dinero.

-¿Codiciados?

-Los lobos son una rareza hoy en día, muchacho. Si algún día quieres salir a recorrer el mundo como lo hace Moly, tienes que saber defenderte o ser inteligente en cualquier entorno.

-Entiendo.

Así estuvimos charlando unos minutos más hasta que Thomas regresó. No entendía por qué era tan arisco con los demás y no conmigo o con Moly.

Pero dejando de lado todo eso, me sentía realmente cómodo de estar en ese lugar. De formar parte de esa familia.

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