CAPITULO SÉPTIMO"Jodido"

No pude evitar vomitar después de aquello, no solo era el olor, el hecho que estaba durmiendo encima de la mano en descomposición de mi amiga me causaba repulsión. Eche de nuevo los ojos sobre aquella mano en el suelo...estaba cortada justo por la muñeca, y justo al final de ella parecía quemada, negra, como si fuera lo único no quemado que restaba  del cuerpo.

Respiraba con dificultad..no sabia que hacer, y un sin fin de preguntas se apoderaban de mi poniéndome aun mas desorientado. Era claro que tenia que calmarme, lo mire de nuevo, la mano era algo robusta, blanca y llevaba un pequeño anillo de plata con una insignia en el dedo anular.¿ Porque? Porque la mano de Diana estaba debajo de mi cama! que significa, acaso ella lo puso aquí. ¡¡QUE ES LO QUE QUIERE DE MI!!

Estaba alterado y sin idea de que hacer...si me encuentran con algo como esto, que clase de explicación debería dar?!

Mi respiración estaba agitada y mi pulso aumentaba con rapidez, la sensación de vomitar no se iba. Esa mano en el suelo, es mi perdición. No, no podía dejar que nadie la viera..no, aun si lo explico, no me creerán, esto es una locura.

Tapando la nariz con la mano, tomo la bolsa y envuelvo la mano putrefactiva en ella. Lo había decido, la enterraría en el jardín, luego pensare con claridad las cosas. Floopy agitaba la cola, después de todo era un perro y al parecer quería la bolsa.Cuando me disponía a salir por el jardín de atrás, sonó el timbre, y el sonido de las sirenas de la policía estaban en frente de mi casa...Floopy ladraba a las nuevas visitas. La policía llego para entrevistarme.

Me quede paralizado unos momentos, estaba en pillama y tenia una bolsa con una mano humana en mi poder; digan lo que digan no es una buena forma de recibir a las visitas. Desesperado, me dirijo al baño..coloco aquella bolsa en la tina, y corro las cortinas intentando ocultarla..El timbre sonaba, era la tercera vez y ahora ya tocaban la puerta con insistencia y llamando a mi nombre. Voy al lavado y froto mis manos con fuerza, debía sacarme el olor que llevaba encima mio, luego lavo mi rostro y la seco con una toalla, me miro al espejo; estoy jodido.

 Llegue a la puerta, mi mano me temblaba, tenia el cabello desarreglado la cara pálida y estaba en piyama, respire hondo y abrí la puerta. Habia tres policías con uniforme y detrás de ellos un hombre mayor como de sesenta y dos  años, tenia el cabello negro, y estaba pálido, casi demacrado al igual que yo, al mirarme cambio su expresión triste, e intento sonreír en forma de saludo, pero solo salia una fingida.

- Al parecer no escucho nuestros mensajes de voz, joven- dijo uno de los uniformados mirándome con los ojos curiosos.

- De hecho lo escuche( aunque solo uno)- respondí con una sonrisa fingida- Lo que pasa es que me quedo dormido por las mañanas, su visita me dejo sorprendido.

- Entiendo, entonces que le parece si empezamos con la entrevista- resolvió el uniformado mirando a sus compañeros dándoles una seña, y estos empezaron a registrar mi jardín.

- ¡Esperen! ¿Que hacen?!- pregunte nervioso- ¡por que registran mi jardín?!

El policía me miro desorientado- Vaya, que acaso no escucho todos los audios?- dirigió su mirada a el papel que tenia en mano.- Según el registro, recibimos una denuncia anónima para registrar esta vivienda.

- ¿Que?

- Así es, no se preocupe, solo revisaremos el jardín y el patio trasero como dice el reglamento, solo cumpliremos con los protocolos- dijo serio- Mientras mis colegas revisan su jardín, que le parece si entramos...,ahh; la persona que esta conmigo, es el padre de la fallecida Diana,El señor César; tenia deseos de conocer al amigo intimo de su hija.

No prestaba atención a sus palabras, todos mis sentidos estaban pendientes a los pasos que daban los oficiales alrededor de la casa. Solo seria afuera no? no entrarían a la casa, verdad? no había necesidad, esta entrevista debía terminar rápido..cuanto mas rápido mejor.

- ¿Fabian?..Joven, ¿se encuentra bien?, esta usted muy pálido.

Cuando sentí una mano en la espalda, volví a mirar a las personas en frente mio, el padre de Diana, César, me miraba amable y preocupado.

- Estoy bien- le respondí, pasándome una mano por la frente, secándome el sudor.- Por favor iniciemos con la entreviste- dije ansioso.

- De acuerdo- prosigo- Como usted sabrá, Diana desapareció unos meses de la casa de sus padres. No lograban localizarla, pero hace un mes aproximadamente se hallo un cuerpo calcinado, de una mujer dentro del vehículo de la fallecida, que aparentemente sufrió un accidente, el auto estallo y ella falleció por consecuencia de las llamas. Hace poco logramos constatar de que podría tratarse de ella debido a las varias pertenencias que el cadáver poseía, así como el registro dental era similar. Debido a la gravedad del estado del cuerpo, los forenses lograron determinar, que la mano derecha había sido cortada, antes de que el cuerpo se calcinara en las llamas, como no lo encontramos, es obvio de que no se trata de un simple accidente, no es así ,joven.

Trague saliva..la mano derecha, ¿cuerpo calcinado?¿ Accidente!?..mierda, mi respiración empezaba a agitarse de nuevo.El Señor César se pasaba un pañuelo por los ojos, estaba llorando desconsolado al escuchar de nuevo el reporte.

Cesar no parecía estar bien, intentaba hablar conmigo pero cada vez que lo hacia de su garganta brotaba un alarido y las lagrimas cubrían su rostro. Me pare y me senté a su lado, tal vez así le sea mas fácil hablar conmigo.

- Mi hija..murió- dijo tapándose el rostro- Y es mi culpa.

- ¿Su culpa?- dije sorprendido.

- Somos una familia adinerada..orgullosos de ser lo que somos. Y nuestro orgullo, mi orgullo hizo que perdiera a mi única hija. Fui demasiado estricto, ella era diferente, y no aceptaba los principios familiares. Asistió a una universidad publica, incluso se mudo de casa, dijo que conoció a un amigo que la comprendía y que no soportaba vivir en el mismo lugar que yo- de nuevo empezó a llorar- Le dije un día que le permitiría hacer lo que quisiera, incluso la desheredaría de su fortuna, pero a cambio debía traer un reemplazo para ser heredero. Que la olvidaría, que nunca la aceptaría como una hija, que odiaba el día que había nacido..¡QUE CRUEL HE SIDO!

Intentaba consolarlo en silencio, aunque sus palabras me golpearon bastante, ahora entendía el sufrimiento que tenia Diana, ser odiada por tu familia...y ahora este hombre que en el pasado era soberbio y orgulloso negándose a cambiar, ahora lloraba y gritaba la muerte de su hija.

 Se abrió de nuevo la puerta, era el policía que tenia el teléfono en mano y estaba bastante desconcertado por la llamada.

- Según la oficina de registros- dijo seriamente- Su primo, Sebastian ha fallecido hace un mes.

Me quede boca abierta...eso era imposible, según la carta el moriría dentro de dos semanas..hace un mes?No era cierto.

- ¡Eso es imposible!- proteste- Yo recibí una carta hace una semana y en ella el aun estaba vivo..-mi garganta se secaba.

- Eso esta en los registros, hace pocos días ha llegado una carta de defunción - dijo el oficial- Mañana inspeccionaremos el caso, pero joven, mentir en una declaración es un crimen, por mas que proteste, no puede recibir una carta de un muerto.

Me sentí furioso, no me creían. Luego recordé donde estaba la carta, y con ella la fecha de envió, si les mostraba eso, era la prueba suficiente de que estaba diciendo la verdad. Olvidándome de todo, incluso de lo que ocultaba en el baño, me dirigí a mi habitación, recordé que había tirado la carta al basurero.

Cuando llegue y revise su interior, había rastros de que su contenido había sido quemado, el fondo estaba teñido de negro, y mis manos también, ¿que era todo esto?, Cuando paso esto? ¿Quien lo hizo?...Sin perder la esperanza baje de nuevo las escaleras y fui a la cocina y revise los demás basureros...todos ellos estaban quemados.

Subí de nuevo a mi habitación, y esta vez el oficial y Cesar me siguieron curiosos, definitivamente la carta ya estaba en cenizas y con ella se iba mi credibilidad. El oficial me regaño y me dijo que esta vez lo dejaría pasar, pero que lo que hacia era un crimen. Cuando nos disponíamos a bajar por las escaleras, paso lo que no estaba calculado.

- Antes de irme, me gustaría pasar a tu baño- dijo cesar secándose el sudor de la frente- Soy algo viejo y necesito refrescar mi rostro.

El baño..

- ¡Lo siento! pero..pero no funciona en este momento- si entraba se daría cuenta.

- Tranquilo solo me lavare la cara y manos- dijo Cesar amablemente.

Se dio vuelta y cuando abrió la puerta y estaba por entrar, lo tome del brazo y lo estire hacia atrás con fuerza, echándole pesadamente al suelo.

- ¡LE DIJE QUE NO PASARA!- grite- mis nervios se apoderaron de mi, y ahora..

-¡¡QUE ES LO QUE CREE QUE HACE!!- me respondió el oficial- ¡¡COMO PUEDE!!...- ¡Que demonios es ese olor!

Sin poder detenerle, se adentro en el baño, como un perro olfateo la horrorosa fragancia de la muerte y al descorrer las cortinas ya todo estaba perdido para mi.

- Tendrá que acompañarme, asesino.

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