Prueba 1

[Fan fics de "Los guardianes del tiempo" de Marianne Curley]

 

Isabel.

Isabel.

Isabel.

Isabel...

Isabel...

Isabel...

Despierta...

Sus ritmicos tamborileos de sus palpitaciones la indujeron a un repentino choque emocional. Sus pálpebras se hallaban abiertas de par en par, y los ajetreos internos de su menudo cuerpo empezaron hacer jirones cada centímetro de sus vertebras. El dolor le hizo que pequeños gemidos sobrepasaran las fronteras de la tráquea hasta pronunciar:

—¿Matt? —musito  encorvando su espalda para hallarse sentada en la cama blanca, repitió—: ¿Matt? —Arrancó con músculos temblorosos el respirador artificial, abrió la boca al no recibir el aire, tomo su cuello—¡¿Matt?!

Se encorvó hasta encontrarse con un tubo que se juntaba con la piel de su huesuda mano; con la respiración acelerada y la fatiga a flor de piel abarajo el tubo, juntando rápidamente su mano con el pecho. Estiro la mano para ver como emanaba sangre a borbotones, aterrada empezó la marcha.

Bajo con sumo cuidado. Lastimosamente colisiono su codo contra un vaso de agua que reposaba en la mesa de operaciones, los fragmentos tomaron el suelo como propiedad y Isabel resbalo por su debilidad por el pequeño y delgado manto que la cubría.

Pronto moribunda y sin emitir pedidos de auxilio se perdió en el reflejo de su abyecto modelo de cuerpo, resoplando y sin queja alguna se retiraba los fragmentos enterrados y con ira carcomiéndola golpeo el vidrio; sin romperlo sollozo y se dejó caer de cuclillas en el piso. No le importo que el cabello le cubriera la cara sólo quería morir.

Ve al bosque Isabel, ve al bosque... —se dijo a sí misma.

Se paró rápidamente y palpo sus heridas...    

—E... ¿Dón-de... dónde están?

Mientras se vestía con una bata de médico, cogió una maleta de ropa de una niña, sin menos reparo se introdujo en ésta, acongojada. Seguía sin ver las heridas.

No puede ser que no haya pasado...              

Ya con el pomo a un paso de la libertad volvió la mirada atrás. El vaso roto y el agua bajo la camilla... Definitivamente no era un sueño; era una mala pesadilla.

Abrió la puerta no sin antes revisar que no hubiese alguien.

Completamente lleno, salió como si nada cerrando la puerta tras de sí, calambres y opresiónes de sus falanges la azotaban como remolinos.

Vamos sólo a unos pasos de la puerta.

No los mires.

Camina Isabel.

Por favor que no se encuentre nadie.

No mires al celador.

Baja la mirada sin bajarla.

Ignora su pregunta.

Evita su mano en tu hombro.

¡¡¡Corre!!!

Las ventiscas de aire la envolvió en los reflejos del sol que irradian con fuerza en su sien, las palpitaciones cardiacas aumentaran al pasar la carretera sin ni siquiera fijarse dónde pisaba, tenía que correr y era lo único que pensaba.

Una vez paso no dejo de correr, un instinto le decía que entre más corriera más a salvo estaría.

Un fuerte estruendo la hizo frenar de golpe, el cielo se insinuaba el cierne de roció tenue y aflojadora. De pronto calló desplomada en bruces por una pequeña pendiente, permaneció inmóvil mirando las gotas caer.

El paisaje era arboleado, pintoresco..., hace unos días. Ahora era verano y ya no era el mismo panorama. Y menos con el sonido creciente de... ¿pisadas?

Giro en redondo y temerosa se dispuso a pararse.

—¡¿Quién anda ahí?! —emano de su garganta en forma de gritos; fue girando su cuerpo en un mismo punto, ramas, maleza, colibrís, raíces... pasos— ¡¿QUIÉN ANDA AHÍ?!   

Se detuvo al presenciar como el aire cesaba en las ramas colgantes, mas no en su piel; comenzó a erizarse cada centímetro de su piel.

—Cuanto tiempo Isabel —sonó tan jocoso que instintivamente hecho a correr—. Debiste haberte quedado en el Reino Medio...

A pesar de recorrer una gran distancia pudo establecer recuerdos.

Ella había muerto...   

Marmaduke era su asesino.

Sólo eso pudo recordar, dirigió una mirada gélida hacia atrás; en contraste él ya no estaba. Corrió más rápido.

<<Lo que voy a decir ahora es importante, tienen que permanecer juntos, cuando necesites ayuda recurrirán a Carter, el los transportaran a La Guardia. No pueden dejarse morir; en lo más posible no mueran, mientras salvamos a Ricardo II. Una vez que uno muera tendrá que ir el otro a salvar su alma antes de que pase el puente en el Reino Medio... O si no su cuerpo real quedará inerte. En Coma>>.

En esa misión lograron su propósito, y bajando las defensas Isabel fue atravesada con una flecha en el corazón justo en el momento que irían a la Guardia. Las órdenes de la diosa del Caos eran claras: Matar a Isabel evitaría que ellos se pudieran recuperar milagrosamente de una batalla. Así podría satisfacer la necesidad de matar a uno de los Elegidos, si es que ellos formaban parte...

Lo había captado: Matt, Ethan, Shaun, Carter, Jimmy, Rochelle, Arkarian y ella. Pelaban por un propósito:

<<Es la Orden del Caos, cuya líder es la Diosa. Influye en el pasado y causa destrucción para engrosar su ejército. Sus guerreros son poderosos. Su papel es causar el caos y alterar el pasado. Isabel me están poniendo atención>>.                                                                         

Y la profecía:

<<Antes de que el mundo pueda ser libre, será testigo del asesinato de la inocencia en los bosques que hay sobre la antigua ciudad de Verdemar, donde se revelarán nueve identidades.

Un rey llegará a gobernar pero no antes de que un líder de corazón puro se despierte y un guerrero sin edad y con alma antigua lo guíe con gracia y providencia. Mas, cuidado, los nueve verán llegar y partir a un traidor, lo que dará pie a una guerra larga y atroz, y los Elegidos se unirán con fuerza aunque la desconfianza causará discordia.

Un bufón los protegerá, un escéptico abrigará dudas, y un joven y valiente guerrero perderá su corazón y morirá. Sin embargo, nadie resultará victorioso hasta que un guerrero perdido regrese y el intrépido retorne de un viaje guiado por la luz y la fuerza.

Pero, atención, dos últimos guerreros provocarán dolor así como satisfacción. De la desconfianza uno saldrá bien librado; el otro, imbuido de maldad. El uno resultará vencedor, y el otro vencido al encontrar la muerte. Vamos Ethan y Isabel, no podemos perder tiempo hay que volver a detenerlos>>.

Arkarian.

La Orden del Caos...

¡Arkarian!       

La necesidad de parar a tomar un respiro la carcomía viva, pero no pararía, antes de que  todo pasará él fue llevado junto con Lathenia y no había nada bueno en aquello.

Así que buscó una posada en donde hallarse y cerrar los ojos para regresar a La Guardia. Tenía que dormir como le habían enseñado...

Vio como a lo lejos se hallaba una madriguera y sin recapacitarlo se introdujo; dejo que la serenidad y la calma la llenarán, no podía pensar en nada malo por sus visiones de muerte y dolor le arrebatarían el sueño.

Calló sobre el lustroso escenario y pudo verse con los reflejos de la estancia más vivaz; su estómago rugió, avanzó a tropezones por las escaleras para encontrar a Carter, entre la magnificencia de su alrededor no se dejó llevar.

—¿Isabel?

—¡Carter!

—¡¿Isabel cómo es que estás... viva...?!

—Es una larga historia que no sé. Y Arkarian volvió. —Tomo el hombro de su compañero. Dime la verdad.

Bajo la mirada, trago saliva y volvió la vista al frente.

—No. Lathenia lo tiene.

—Llévame donde está.

La tomo con fuerza de los hombros con dureza en la mirada.

—Acabas de volver y ya pretendes cometer un suicidio. —Isabel sonrió de lado—. Tengo una estudiante que sabe lo que quiere, entra en el cuarto yo me encargo del viaje.

Sin perder tiempo fueron alistando todo, incluyendo ropa nueva, la que tenía ella era demasiado pequeña y le dificultaba el caminar. Con un jersey gris y un pantalón negro junto con su cabello recogido en cola entro en el cuarto, suspiro aliviada y empezó a sentir que era un pluma; cerró los ojos y se dejó llevar.

Es resplandor del viaje desvelo un paisaje lúgubre y tétrico, tapo su nariz. Camino un largo trayecto encorvada para evitar ser vista, y con la mayor suerte que pudo obtener diviso una carpa que pronto fue cerrada, maldijo.

Volteo y se escondió en unos arbusto cortopunsantes, aguanto los quejidos. Pudo ver como los sirvientes de Lathenia cuidaban la carpa. Pronto se le ocurrió una idea.

Levantó una roca lo suficiente pesada para provocar un estruendo y con sumo cuidado avanzó alejándose y verificando que no hubiesen muros en la costa. Tomó impulso y apunto la ropa contra unas cajas metálicas cercanas a la carpa.

El ruido se propago al instante y los extraños seres se dirigieron al ruido como polillas a la luz; era claro como el agua. Eran abantos.

Impulsándose con rapidez avanzó con zancadas largas, el frio empezó a tragarla y con pesadumbre paro. Para que sus piernas tomaran un respiro y fijara su vista de los seres que se aproximaban a las cajas y fue ahí cuando se dejó llevar por la adrenalina y saltando rocas y demás entro en la carpa con la sorpresa de Arkarian preso de cadenas junto con...

—Oh...

Marmaduke...

Sin meditar tomo a su compañero junto con una caja a la cual identificaba y grito:

—¡Carter!

El hombre de más de dos metros se despertó de su ensoñación y a escasos centímetros de atraparla la vio desvanecerse en el aire juntó con su mayor descuido: la caja donde se hallaba la llave.

Y la guerra se desató.

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