9.

Bueno, bueno, bueno.  

Llego la parte mas deseada por toda latinoamerica unida. (No, no veo Te lo resumo asi nomas xD) 

Pasen, lean y disfruten 😜

****

Del otro lado de la ciudad, un joven de cabellos plateados y ojos dorados caminaba con rapidez, seguido por sus amigos, hacia un club bailable bastante famoso entre los jóvenes de su posición social.

Cada mujer que cruzaba por delante de ellos, se les regalaban, como si fuera una feria, pero ni él, ni sus amigos prestaban atención, solo había una cosa en la mente de ese grupo de jóvenes: Matar a Wolf.

Luego de que Miroku le explico a todos el porque de la ira de Inuyasha, no dudaron un solo segundo en acompañar a su amigo en su tarea. En la fiesta de ellos, habían conocido bien a la niña, y se había convertido en una pequeña hermana para ellos. Y nadie se metía con una amiga.

-Alli están – Señalo Shippo.

- Maldito hijo de perra – Gruño Inuyasha y con paso acelerado camino hacia donde el peli negro se encontraba, rodeado de mujeres y sus amigos – Eres hombre muerto, Wolf – Amenazo el peli plata, adentrándose al círculo de allí sin pedir permiso, para tomarlo del cuello.

- Inuyasha – Jadeo por la sorpresa.

- Ustedes no se metan – Intervino Bankotsu, colocándose junto a sus amigos como barrera entre Inuyasha y ellos.

- Dime que lo que me conto Sango es mentira, porque juro que romperé cada uno de los huesos de tu cuerpo en este mismo instante – Amenazo, apretando aun mas su cuello.

- ¿Qué te conto esa zorra? – Pregunto con una sonrisa burlona, logrando que Miroku lo mirase con ira.

- No te atrevas a insultar asi a Sango, maldito enfermo – Gruño el peli negro.

- Eso es lo que es... - Molesto por la falta de respuesta, Inuyasha separo un poco a Kouga de la pared y volvió a azotarlo con fuerzas, escuchando un gran quejido de su parte.

- Contestame.

- ¿Qué quieres que conteste si no se que dijo?

- Que tu, junto con tus amigos, abusaron de mi hermana – Bufo contra su rostro, notando como sus ojos azules se abrían levemente. Era verdad. Lo habia hecho – Eres un maldito hijo de puta, Wolf.

- Calmante, Inuyasha – Intento razonar al ver como sus ojos se oscurecían – Yo no hice nada de lo que Taijiya dijo – El peli plata lo miro fijamente, sin creerle una sola palabra.

- Miroku. Busca su celular – El peli negro se acerco a Kouga, tocando su pantalón hasta encontrar el aparatito. Comenzo a buscar en su interior, encontrándose con un video que le helo la sangre - ¿Esta allí? – Pregunto impaciente.

- No lo veas – Pidio su amigo, alejándose del oji dorado – No lo hagas.

- Dame eso – Gruño, muy enojado – Ahora.

- No – Se negó, sabiendo que si veía esas imágenes, enloquecería completamente – Shippo, Jakotsu, tomen a esos dos – Señalo al peli blanco y al peli gris, que paso a paso de alejaban - ¡Rapido!

- Bankotsu – Llamo Inuyasha – Tomalo – Pidio, mirando a Kouga – Dame ese celular, Miroku. No quiero tener que sacártelo a la fuerza.

- Inuyasha, una vez en tu vida, escúchame. Tienes razón, Kouga hizo lo que Sango conto, pero no te conviene mirar este video. No es... No es bueno para ti – Intento razonar con su amigo, pero fue casi imposible – Creeme.

- Damelo – Pidio por última vez. El peli negro suspiro y, sin animos, se lo entrego.

Grave error.

Lo primero que Inuyasha vio fue a su pequeña hermana, desnuda y atada a una cama, mientras Kouga, Hakkaku y Ginta, tocaban sus partes. Jugaban con su sexo, sus pechos y cabello.

Cada segundo del video era como una daga que se clavaba en la cordura del peli plata, haciendo que su respiración se vuelva pesada y que sus puños se cerrasen con fuerzas.

-Inuyasha – Llamo su amigo, pero grande fue su sorpresa al ver como le entregaba el celular y caminaba hacia Kouga, golpeándolo en la boca - ¡Inuyasha, no!

- No te metas – Lo detuvo Bankotsu – Dejalo que se descargue.

- Lo matara.

- No lo hara. Lo detendremos – Miro a sus amigos que luchaban por sostener a los otros dos y camino hacia uno de ellos - ¿Ustedes también participaron en esto? – Pregunto con calma y una leve sonrisa, mientras de fondo se escuchaban los golpes que el peli plata le propiciaba a Wolf.

- Ginta y Hakkaku – Murmuro Miroku, mirándolos con odio.

- ¿Tanto se preocupan por lo que pueda pasarle a una zorra? – Rio Hakkaku, logrando que Bankotsu pierda su sonrisa – Era novia de mi hermano, y por ende, mi cuñada. Tenia todo el derecho de tocarla, y compartirla con quien quiera.

- ¿Qué has dicho? – Volvio a murmurar el joven de la larga trensa, apretando sus puños con fuerzas. Se acerco al peli blanco, tomándolo del cuello, apretando su traquea con fuerza – Atrevete a repetirlo.

- Es una zorra – Jadeo con poco aire y no hizo falta mas para que Bankotsu golpeara su rostro tres veces seguidas, antes de que Shippo lo suelte.

- Y yo me hare cargo de ti, guapo – Susurro sobre el odio de Ginta, lamiéndolo con lentitud.

- ¿Qué haces, maldito enfermo? – Se revolvió, pero le fue imposible liberarse.

- ¿Te atreves a llamarme "maldito enfermo", cuando fueron ustedes los que abusaron de una niña pequeña? – En una llave, tomo sus dos manos tras la espalda del peli gris, y con su mano libre, se adentro en su camisa, comenzando a tocar su piel – Voy a disfrutar mucho de esto – Rio con maldad, sintiendo como Ginta comenzaba a sudar.

- ¿Quieres que lo filme, Jako? – Pregunto Shippo, con su celular en la mano.

- Claro, zorrito – Le guiño un ojo con coquetería – Sabes que siempre es un placer que me filmes, mas aun, si es teniendo sexo – Al escuchar esas palabras, el peli gris abrió sus ojos, y su fuerzas se renovaron. Tenia que huir de allí, pero no tenia escapatoria. Estaban en el jardín del bar, donde casi nadie venia, y las únicas mujeres que estaban con ellos habían huido despavoridas. Hakkaku estaba siendo golpeado sin piedad por Bankotsu, y Kouga, estaba casi inconsciente bajo Inuyasha.

- Por favor, no. Perdoname. Estuvo mal, lo se, pero solo segui las ordenes de los hermanos Wolf – Rogo, casi llorando, logrando que Shippo, Miroku y Jakotsu rian.

- Asi que si estos imbéciles te dicen que te tires bajo un tren, ¿Tu lo haces? – Le gruño sobre el rostro el peli negro, muy enojado – Abusaron de una mujer, de mi amiga. ¿Y pretendes que con un simple perdón te dejemos ir? Claro que no, insecto.

- Pero no... Este raro no puede violarme – Imploro, al sentir como la mano de Jakotsu buscaba adentrarse en sus pantalones.

- Claro que puede – Se burlo Shippo, sin dejar de filmar.

- Y lo hare, guapo – Siguio Jakotsu, para comenzar a tocar su miembro con suavidad – Y te dolerá, creeme, porque lo hare muy duro. Como a mi me gusta – Comenzo a contarle sobre su oído, lo suficientemente fuerte como para que se escuchara en el video – Te pondré de rodillas en el suelo y hare que me la mames durante horas, hasta que yo este satisfecho, luego te violare, sin ningun tipo de lubricación – Shippo reia al ver el rostro palido de Ginta, y como sus ojos demostraban desolación, ya que era imposible moverse – Y, creeme, vas a sangrar mucho. Vas a desear que Inuyasha te golpee hasta la muerte.

- Alguien esta en problemas – Comenzo a cantar el peli naranja, logrando que el peli gris palidezca aun mas.

- Deja el celular allí y ve a ver a Inuyasha – Pidio Jakotsu, mientras comenzaba a refregar su bulto sobre la parte trasera de Ginta.

- Claro, Jako – Cerciorándose que la filmación apuntara hacia Jakotsu, lo deposito sobre unas cajas y camino hacia donde se encontraba Bankotsu, sentado sobre el cuerpo inconsciente de Hakkaku - ¿Ya descargaste?

- No lo suficiente. Me imagino lo que Kaghome vivio y me dan ganas de seguir golpeándolo hasta el hartazgo. Pero lo matare, y no deseo ir preso.

- Miroku se encarga de Inuyasha.

- Asi es. Me dijo que dejara que lo golpee un poco mas, y lo detendrá – Ambos amigos miraron hacia un lado, notando como el peli plata aun golpeaba el rostro del peli negro – Si vemos que no puede detenerlo, tendremos que interrumpir.

- Al que no tenemos que interrumpir es a tu hermano – Bankotsu miro a un lado, viendo como su hermano ponía de rodillas a Ginta y refregaba su rostro sobre su miembro, aun dentro de sus pantalones.

- Normalmente lo detendría, porque cuando comienza con sus cosas sádicas, no me agrada. Pero por esta vez, no le dire nada – Volvio a mirar a Inuyasha, que tomaba a Kouga del cuello de su camisa y le decía algunas cosas y suspiro – Esto se esta saliendo de control.

- Aquí esta el celular de Wolf – Comenzo a revisarlo, ignorando el video de Kaghome, ya que no queria verlo, y se sorprendio al ver otros cuatro videos iguales – Es un maldito enfermo.

- ¿Qué sucede? – Se acerco a él, notando de que hablaba – Tendremos que llamar a la policía.

- Asi es. En este tema, ya no podemos intervenir.

Por su parte, Inuyasha estaba cegado por la ira. Lo habia golpeado tantas veces, que sus nudillos sangraban, pero no era suficiente.

Tenia su rostro machacado, apenas podía abrir sus ojos, sus pomulos y labios estaban hinchados y le brotaba sangre de la boca, pero queria mas. Queria verlo sufrir mas. Queria escuchar mas de sus gemidos de dolor. Queria matarlo lenta y dolorosamente.

Queria que con esos golpes los llantos y quejidos de su hermana se detuvieran, porque seguían girando y girando en su cabeza. No los podía detener.

¡Se estaba volviendo loco!

-¡Eres un maldito hijo de puta, Wolf! ¡Te dije que te alejes de ella! – Tomo el cuello de su camisa, para levantarlo y acercarlo a su rostro - ¡Te dije que te quebraría todos los huesos de tu cuerpo si la volvías a tocar! ¡Y no me quisiste escuchar! – Se sento sobre él, tomando su brazo izquierdo y, con rapidez, lo movio hacia un lado, escuchando un ruido sordo, seguido de un grito de dolor del peli negro - ¿Duele? No es nada a comparación de lo que Kaghome sintió, enfermo – Tomo su brazo derecho, repitiendo la misma acción.

- Inuyasha, ya basta – Pidio su amigo, pero el oji dorado no lo escucho, solo pudo sonreir al ver como Kouga movia sus labios, queriendo decirle algo.

- No te oigo – Siseo y acerco su rostro a la boca de él.

- Bas... Ta – Pidio, con la poca energía que le quedaba, logrando que el peli plata riera con tanta locura, que asusto a sus amigos, incluyendo a Jakotsu que estaba a mitad de su tortura sexual.

- Vamos, ruégame mas, hijo de puta – Y volvió a golpearlo, pero al instante Miroku salto sobre él, deteniéndolo – Sueltame, Miroku – Intento zafarse, aunque fue en vano. En dos segundos tenia a Jakotsu también sobre él, y a Shippo y Bankotsu separando a Kouga de su alcance - ¡Dejenme! ¡Lo matare!

- ¡Basta, maldita sea, guapo! – Grito Jakotsu, casi abrazandolo – Piensa en Kaghome. ¿Cómo se sentiría si sabe que su hermano esta en prisión por asesinar a alguien? – En ese instante, Inuyasha se detuvo y suspiro. Tenía razon. Kaghome jamas se lo perdonaría.

- Esta bien – Murmuro, logrando que solo Miroku lo escuche – Llamen a la policía – Pidio, mientras él caminaba hacia una canilla que habia por allí. Se lavo las manos, sintiendo como sus nudillos ardían y luego mojo su rostro. Aun seguía escuchando los gemidos de dolor de su pequeña hermana y eso lo desquiciaba.

- Inuyasha – Llamo su amigo Miroku, acercándose a su lado, para tomar su hombro – Shippo me dijo que encontraron cuatro videos mas.

- Es un maldito enfermo – Gruño y se agarro la cabeza con furia - ¿Por qué no te hice caso? ¡Maldita sea! Ahora no puedo dejar de repetir esos segundos una y otra vez en mi mente – Miro al peli negro, completamente desesperado – Quiero matarlo, Miroku. De verdad deseo tomar su cuello entre mis manos y ahorcarlo hasta que ya no respire.

- Lo se, amigo – Tomo su brazo, para levantarlo del suelo y, con una mano en su espalda, lo guio hacia la salida – Bankotsu, Shippo y Jakotsu se encargaran de la policía. Vamos. Tienes que darte una ducha y ver a Kaghome.

- Kaghome – Murmuro, notando como las lágrimas se amontonaban en sus ojos – Ella pasó por todo, sola. Fui un idiota. No la pude cuidar, Miroku – Se sento en auto, mientras su amigo comenzaba a conducir hacia su hogar. Su mundo estaba totalmente destruido, y solo queria llegar a su casa, para abrazar a su hermanita y nunca dejarla ir – ¡Maldita sea! – Golpeo el tablero del auto, mientras sentía correr sus lágrimas de rabia.

- Tranquilo, bestia – Intento consolar el peli negro, sorprendido por verlo llorar – Ya casi llegamos.

No hizo falta que Miroku siquiera estacione el auto, para que Inuyasha se tire de él y corra hacia el interior de su hogar. Habia dejado estrictas ordenes que, si llegaba a aparecer Kikyo, la echara. No deseaba verla por nada del mundo.

Con más calma, camino escaleras arriba, notando como la habitación de su pequeña estaba abierta. Se adentro con cuidado, sintiendo como su corazón comenzaba a latir desbocado, ¿Qué le diría ahora? No encontraba palabras para una situación asi, y solo deseaba tenerla entre sus brazos.

-Sango – Murmuro, al notar como ella tarareaba una canción, al mismo tiempo que seguía acariciando el cabello de la azabache, que dormitaba sobre su regazo.

- Inuyasha – Lo miro, pero no se sorprendio al verlo cubierto de sangre. Sabía que esos malditos habían obtenido su merecido - ¿Qué sucedió?

- La policía se encarga de todo – Eso si la sorprendia. ¿Inuyasha era capaz de dejarle ese trabajo a los policías? – Lo golpee hasta el cansancio, pero los chicos me detuvieron – Camino hacia ellas, arrodillándose al lado de su hermana – Mi pequeña Kaghome – Murmuro con mas suavidad para no despertarla. Beso su mejilla y se quedo allí unos segundos, sintiendo su piel humeda por el llanto – Ese maldito engendro – Volvio a susurrar, logrando que Sango lo escuchara.

- Ve a darte una ducha, Inuyasha – Sugirio con una leve sonrisa – Yo me quedare aquí. Cuando vuelvas, me ire.

- Gracias, de verdad, muchas gracias – Se acerco hacia ella, besando su cabello, logrando que involuntariamente comenzara a llorar.

- ¿Por qué me agradeces? – Pregunto con confusión. Llevo sus manos a su boca, cubriendo un sollozo y lo miro – Por mi culpa... Por no haberle advertido a tiempo Kaghome paso por todo esto, Inuyasha.

- No, Sango – Se sento en el apoyabrazos del sillón, mientras atraía la cabeza de la peli negra hacia su cuerpo y apoyaba sus labios en esta – Gracias a ti, Kaghome pudo abrirse y dejarte entrar. Gracias a ti, se lo que le ocurrio a mi hermanita y aunque fue duro, no te mentire, Kouga pudo recibir su merecido – Murmuro contra su cabello – Todo gracias a ti.

- Inuyasha – Sollozo y cubrió nuevamente su boca con sus manos. El peli plata le sonrio y camino hacia su baño. Intentaba controlarse pero no podía. Aun queria romper cosas, pero su hermana era lo mas importante. 

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