8.
- Por nosotros – Susurro con algo de vergüenza y bebio un buen trago. Kouga sonrio con maldad, viendo como poco a poco los ojos de ella comenzaban a cerrarse.
- No puedo creer que sea la cuarta zorra que caiga en tu juego del niño bueno – Se escucho una voz de fondo – De verdad eres un genio.
- Lo se, Hakakku – Miro sobre su hombro, encontrándose con una joven de cresta blanca y ojos verdes muy oscuros – Sabes que ninguna se resiste a mis palabras.
- ¿Qué haremos con ella? – Se dejo oír una tercer voz.
- Lo mismo que con Ayame – Acaricio el cabello de la azabache, acercándoselo a su nariz para aspirar su aroma con fuerza – Si llego a robar su virginidad, su hermano se dará cuenta y me matara.
- Entonces, comencemos – Anuncio el muchacho de cabellos grises, con un mechon azul.
- Claro – Secundo Kouga – Como lo prometi, puedes hacer los honores, Ginta.
- Muchas gracias – Murmuro, viendo a la azabache con lujuria. Con delicadeza tomo su vestido, quitándoselo sobre su cabeza – Bonito cuerpo.
- Mas de lo que te imaginas – Parandose tras ella, Hakakku tomo la parte de arriba de su bikini, desabrochándoselo, mostrando sus pechos.
- Ginta, quitale el resto – Ordeno Kouga. Acto seguido, el peli gris, asi lo hizo – Yo la llevare hasta la habitación.
- Esto será muy divertido – Sonrio con malicia el peli blanco, mientras preparaba una cámara para filmar el juego que iban a comenzar.
- Muy divertido.
***
Lentamente comenzó a abrir sus ojos, notando como su cabeza dolia horrores. ¿Dónde diablos estaba? Intento mover sus brazos pero le fue imposible. Sentia como los tenia atados sobre su cabeza. ¿Qué demonios ocurria?
Cuando logro abrir sus ojos por completo, se asusto mucho al ver a Kouga, junto a dos jóvenes mas sobre los pies de cama donde estaba acostada, amarrada de manos.
-¿Qué haces? – Pregunto con su voz temblorosa por el miedo.
- Pequeña Kaghome, has despertado – Hablo Kouga, con una voz completa de burla. Kaghome miro hacia todos lados, queriendo ubicar donde estaba, pero solo pudo ver una pared espejada, donde se encontró con una desagradable sorpresa.
Estaba completamente desnuda.
Miro su cuerpo, encontrándose con unas sogas que pasaban por sus pechos, envolviéndolos, y por sus piernas. Hasta habia una que cruzaba sus labios vaginales, y recién ahora comenzaba a sentirla. ¿Qué estaban por hacer?
-¿Qué...? – Y su voz se quebró por el miedo. Estaban por abusar de ella.
- No te preocupes, zorra – Hablo el joven de cabellos grises con un mechon azul – Mientras hagas lo que te pidamos, nada saldrá mal.
- No. Por favor – Rogo, mientras gruesas lagrimas comenzaban a correr por su rostro.
- No temas, bella – Hablo Kouga – Para que entres en confianza, te los presentare. Ese joven a tu lado, es mi mejor amigo, Ginta – La azabache miro hacia su lado, notando como ese joven solo miraba sus pechos – Y aquel parado allí, es mi hermano, Hakakku – Kaghome miro con sorpresa al peli blanco. ¿Su hermano...?
- No, pequeña zorra. No estoy estudiando en el extranjero.
- Eres muy ingenua, bella – Se burlo con maldad el peli negro, y con una cinta tapo su boca – Para nuestra desgracia, este barrio es tranquilo y cualquier grito tuyo, puede alarmar a los vecinos, asi que te taparemos la boca – La azabache empezó a negar con su cabeza, mientras sus lagrimas corrian con mas rapidez – Hakkaku – Llamo y el peli blanco coloco una cámara frente a ellos, sobre un trípode – Que empiece el espectáculo.
Kaghome comenzó a llorar desgarradamente al sentir como esas manos, completamente extrañas, tocaban su cuerpo por todos los sitios. Desde su cabellos, hasta sus pies. Sus pechos, su cadera y su cuello. Y no queria ni explicar lo que habían hecho con su intimidad. La cantidad de veces que la habían lamido, tocado, profanado y escupido.
Solo cerro sus ojos, sintiendo como las fuerzas poco a poco la abandonaban. Queria morir. Ir con su madre y su abuelo. Alejarse de todo allí. No sentir mas dolor. Mas asco. Mas frio.
Era pleno verano y sentía como su cuerpo temblaba, como si estuviera tapada por kilos y kilos de la mas helada nieve.
Cuando sintió los gemidos y gruñidos de los tres, seguidos de humedad en distintas partes de su cuerpo, pudo notar que habían acabado. Sobre ella.
Se sentía sucia. Asqueada. Solo queria tirarse en el suelo, hacerse un bollito y desaparecer.
Sus padres la abandonarían por inmoral.
Su hermanito se defraudaría de ella.
Sango la ignoraría, porque ella le habia advertido que se alejara del peli negro.
E Inuyasha...
No.
Inuyasha la odiaría aun mas. La detestaría. La miraría como esa vez en la fiesta y ya no la abrazaria, protegiéndola de todo mal.
- Terminamos, zorra – Anuncio Ginta, tirándola una toalla encima de ella.
- Escuchame una sola cosa, bella – Siseo sobre su rostro el peli negro, tomándola de su cabello para que la mirase mejor – Si dices algo, una sola palabra de lo que ocurrio aquí, juro que expandiré este video por toda la ciudad. Por todo el mundo si es necesario. Y el primero en verlo, será tu amado hermanito, ¿Has entendido? – Aun llorando, y con su boca cubierta, la azabache solo pudo asentir, muerta de temor – Asi me gusta. Ahora límpiate, vístete y vete. En dos minutos volveré, y si te encuentro aquí, te violare hasta el hartazgo.
Dicho eso, la desataron, dejándola con una toalla humeda y una seca. Con rapidez, y solo limpiando el semen de esos tres, Kaghome se vistió y salio corriendo de allí, tomando su bolso.
Pudo escuchar el sonido de su celular, pero no deseaba atender a nadie. No queria hablar con nadie. Solo queria llegar a su hogar y ducharse. Borrar todo lo que esa misma noche habia ocurrido.
Deseaba ahogarse en su bañera y que todo terminara en ese instante.
***
Al dia siguiente, el primero en golpear la puerta de la pequeña fue su hermano, preocupado por la hora en que habia llegado la noche anterior. Pero ni siquiera le contesto.
-Kaghome, abreme – Pidio el peli plata, por cuarta vez en el dia – Se que estas allí – Silencio – Kaghome, por favor, quiero que hablemos – Nuevamente, silencio - ¡Maldita sea, Kaghome! Anoche llegaste muy tarde y no atendiste mis llamadas. Nuestros padres no están, pero eso no te da derecho a que llegues cuando tengas ganas. Aun eres una niña – Espero unos segundos, pero ninguna contestación se hizo presente.
Completamente colérico, camino hacia su habitación, azotando su puerta con fuerzas. ¿Acaso habia estado con ese maldito niñato? De solo pensarlo, su sangre comenzaba a hervir debido al odio.
No queria ni pensar que pudieron haber hecho para que ella llegara tan tarde, porque si su imaginación comenzaba a volar, estaba seguro que iria hasta la casa de Kouga y lo golpearía hasta la muerte.
Casi a la hora de la cena, Inuyasha volvió a intentar con su hermana, que nuevamente no comia nada. La comida quedaba intacta sobre la charola, justo como el peli plata la dejaba frente a su puerta.
-Kaghome, por favor, te ruego, abreme – Rogo desesperado. No escuchaba ruido alguno, ni de su reproductor de música, ni de su televisor. ¿Y si algo le habia ocurrido? – Estoy muy preocupado, pequeña. Por favor, si estas bien, aunque sea golpea algo – Luego de unos segundos, se dejo oir un golpe sobre su puerta – No se que te ocurre, pequeña, pero me gustaría que confies en mi – Pidio, apoyando su frente sobre la fría madera – Y si es mi culpa, por favor, discúlpame – Rogo.
Del otro lado de la puerta, Kaghome aun lloraba en silencio y a oscuras. Habia pasado todo el dia tirada en su sofá, abrazando su peluche de Charmander, pero al oir las dulces palabras de su hermano, solo deseaba tirarse a sus brazos y protegerse del mundo exterior. Pero sabia que, cuando se enterara, la odiaría y aborrecería, y no deseaba eso.
Si eso sucedia, solo terminaría por matarla.
Por octava vez en el dia, su celular sono. Su cuerpo se estremecio, porque sabia de quien era ese mensaje. Con su mano temblorosa, tomo ese aparto y leyó el mensaje, encontrándose con algo desagradable. Una nueva foto, pero esta vez de Ginta entre sus piernas, lamiendo su intimidad. Solo podía leer una pocas líneas.
"Guarda silencio, zorra"
Con rabia, tiro su celular contra el suelo. ¿Cuándo la dejarían en paz? ¿Por qué tenia que ocurrirle esas cosas a ella? ¡Era una estúpida!
***
Al dia siguiente, Inuyasha volvió a intentar convencer a su hermana de que saliera, pero fue imposible. Solo conseguia silencios de parte de la azabache, y algún que otro golpe cuando él se mostraba muy precupado y le pedia que le diera una señal de vida.
-Inu – Se dejo oir una melosa voz a sus espaldas y gruño por lo bajo. Tenia que sacarle la llave de la entrada a esa mujer – Vamos a tomar algo – Pidio, mientras lo abrazaba por su cuello.
- No puedo – Contesto de mala ganas y se separo de ella – Estoy ocupado.
- Hace desde esa maldita fiesta que estas ocupado, Inuyasha – Siseo, cruzando sus brazos.
- ¿Sabes que? Tienes razón – Se acerco a ella, gruñéndole en el rostro – No tengo ganas de ver tu horrible cara. Tengo a mi hermana pequeña encerrada en su habitación, no quiere salir, no quiere comer, no quiere contarme que demonios le pasa y estoy realmente preocupado. No necesito que vengas a hacer planteos estúpidos – Se giro, caminando hacia su habitación – Vete y déjame en paz de una maldita vez – Fue su ultima palabra antes de cerrar con rabia su puerta.
- ¡Eres un jodido imbécil! – Bufo la peli negra para irse de allí resonando sus tacones.
- Tranquilizate – Se dijo a si mismo, para luego tomar su celular y hacer una llamada – Hola. Habla Inuyasha. Si, se trata de Kaghome. Ven, por favor Sango. No se que hacer.
No hizo falta mas que un par de minutos para que la peli negra estuviera frente a su puerta, ya que también estaba precupada por su amiga. Cuando le enviaba mensajes, ella contestaba con tan pocas palabras, que lo creía mentira.
- Gracias al cielo viniste – Susurro aliviado el peli plata – No se que hacer, Sango, desde la noche anterior que no sale de su habitación, no come, no me contesta.
- Dejame ver si conmigo habla – Caminaron a paso acelerado hacia la habitación de la azabache y Sango golpeo con suavidad – Osita, soy yo. ¿Puedo entrar? – El silencio inundo la casa – Kag, por favor, te extraño – Silencio – Estoy preocupada, osita. Lo sabes, ¿No? No contestas mis llamadas, en los mensajes solo pones que estas ocupada, pero Inuyasha me dice que no estas comiendo y que no has salido de tu cuarto, ¿Qué ocurrio? – Silencio – Kaghome. Por favor.
Nuevamente, la azabache comenzó a llorar en silencio al oir la voz dulce y tremula de su amiga. Solo lograba que todos se preocupasen, ni siquiera habia contestado la llamada de sus padres, abogando que estaba demasiado ocupada con sus tareas, aunque era una real mentira.
-No se que le ocurre – Expuso su intranquilidad la peli negra – No se que le podría haber... - Y se callo al recordar todo. Ese mismo dia se habia ido con Kouga. ¿Acaso él...? – No – Susurro para si misma con pánico, mientras lagrimas comenzaban a correr por sus mejillas, asustando al peli plata – No, otra vez no.
- ¿Qué ocurre, Sango? – Tomo sus hombros, viendo como su rostro palidecia – Dime que le ocurrio a Kaghome – Pidio, pero la peli negra no salía de su asombro. Aun mas nervioso que antes, tomo su celular, mientras intentaba conducir a la peli negra hacia la sala para que tomara asiento – Monje, ven rápido – Fue todo lo que tuvo que pedir, para que minutos después, ese peli negro entrara casi corriendo a su hogar.
- ¿Qué sucede? – Se sorprendio al ver a esa bella morena llorando en la sala, y a su amigo caminando como bestia enjaulada de un lado a otro.
- No lo se. Yo no puedo tranquilizarla. Se que ella sabe que lo ocurrio a Kaghome, pero esta muy afectada – Miro a su amigo - ¿Puedes ayudarla?
- Claro – Camino hacia ella, arrodillándose a sus pies, para tomar sus manos – Morena mia, tranquilízate. Aquí estoy – Al escuchar esa voz, Sango quebró en un llanto angustiado, que movio el alma de ambos jóvenes. ¿Qué ocurria?
- Es mi culpa, Miroku. Mi maldita culpa – Decia entre llanto, mientras abrazaba con fuerzas el cuello del peli negro – Tendria que habérselo dicho. Lo sabia. Ahora volvió a ocurrir otra vez. Otra vez esta pesadilla.
- ¿Qué pesadilla, morena? – Tomo sus hombros y la miro fijamente – Tienes que contarnos que ocurrio, porque Inuyasha esta preocupado y Kaghome no sale de su habitación – Sango asintió con su cabeza, intentando respirar hondo para relajarse. Tenia que contarle a Inuyasha, asi la odiara, asi la insultara y echara de su casa, tenia que asumir la responsabilidad de sus actos. Miroku se sento a su lado, tomando su mano con fuerzas – Estoy aquí, contigo – Le susurro para calmarla un poco mas.
- Gracias – Murmuro, pero eso solo la mortificaba mas. Cuando supiera lo que habia hecho, seguro se asquearia de ella.
- Dime que le ocurrio a Kaghome – Pidio el peli plata, completamente serio.
- Hace unos años, yo tenia una amiga que comenzó una relación con Kouga. Todo iba bien, él era amable, la cuidaba y trataba como a una princesa. Se podría decir que era el novio perfecto. Pero con el tiempo nos dimos cuenta que no era asi. Tan solo unas pocas semanas después, note como Ayame cambio. Estuvo varios días encerrada en su habitación también, y solo salía para ir al colegio, pero ya no se mostraba con Wolf. A los pocos días, me entere que se iban a mudar. Todo fue muy repentino, casi sin aviso. Fui hasta su casa y le rogué que me contara que sucedia, pero hubiese preferido que no lo hiciera – Guardo unos segundos de silencio, queriendo encontrar las palabras justas para contar lo que seguía. Podia sentir como Inuyasha estaba intranquilo, pero de verdad, tenia que juntar mucho coraje para hacerlo – Me conto que un dia fue a la casa de él, no de la familia, una que él compro para usarla con sus amigos, y comenzaron a tener relaciones. Luego de acabar, ella estaba desnuda, acostada a su lado, dormitando, cuando escucho un ruido. Fue en ese instante en que Kouga tomo sus manos y las ato a la cama para que no pudiera moverse. Sus amigos entraron con una filmadora, colocándola frente a ella y comenzaron a abusar de Ayame – El peli plata comenzó a gruñir mientras apretaba sus manos, intentado soportar las ganas de destrozar a ese infeliz – Cuando terminaron con su juego, la amenazaron con que si contaba algo, expandirían el video. Arruinarían su vida.
- ¿Intentas decir que ese maldito hijo de perra abuso de Kaghome con sus amigos? – Gruño, causando que Sango se amilane del temor. Por su parte, Miroku habia aprovechado el relato de su morena para llamar a sus amigos. Sabia muy bien como terminaría todo esto, porque conocía por demás a su amigo.
- Si – Fue su escueza respuesta. El silencio inundo la sala de estar, pero podían notar como el cuerpo del peli plata subia y bajaba, debido a su respiración agitada – Se que es mi culpa por no haberle dicho nada, Inuyasha – Murmuro con dolor, mientras nuevas lagrimas corrian por sus mejillas – Yo... Yo entendería si me detestas.
- Sango – Llamo el peli plata, apoyando su mano sobre su hombro – No tienes la culpa de nada – Camino hacia la salida con paso firme, preocupando a su amigo. Eso no se veía nada bien.
- Demonios – Murmuro y miro a la peli negra con una sonrisa – Morena mia, debo irme, si no Inuyasha cometera alguna locura – Beso su frente con delicadeza – Cuida de Kaghome.
- Miroku... - Fue todo lo que la peli negra pudo decir antes de que el sonido de la puerta de entrada cerrándose con fuerzas diera por terminada esa conversación. Con paso lento, camino hacia la habitación de Kaghome, tenia que decírselo. Necesitaba estar con ella, y ella la necesitaba – Kaghome... Osita, abre, por favor – La llamo, con su voz quebrada por la emoción – Se lo que te ocurrio, lo que Kouga te hizo con los amigos – La azabache, se sento rápidamente al escuchar eso, ¿Cómo demonios lo sabia? – Te preguntaras como lo se, ¿No? Eso es lo que le ocurrio a mi amiga, Ayame. Es lo que te quise contar en la piscina y Kouga no me dio tiempo – Sango trago el nudo que tenia en su garganta y suspiro, con la idea de que su amiga se enojaría con ella y la odiaría, tenia que contarle – Se que fui una imbécil por no contarte antes, pero es que le habia prometido a Ayame que no diría nada. Fue mi culpa... - Se callo cuando su voz se quebró por el llanto que amenazaba con volver a salir. Apoyo su frente en la puerta, al igual que sus dos manos, como si con eso pudiera derribar esa barrera entre ellas – Si yo... Si yo te lo hubiese dicho... Si tan solo, no hubiese sido tan cobarde, tu... Tu... - Sus rodillas fallaron, logrando que cayera al suelo, abrazando su propio cuerpo, mientras comenzaba a convulsionar - ¡Perdon, Kaghome! ¡Perdoname, por favor! – Rogo entre llanto y gritos.
- Panda – Al escuchar esa dulce voz, Sango levanto su vista, encontrándose a su amiga que la miraba fijamente, con sus ojos llorosos – Sango – Volvio a llamar como niña pequeña, mientras se tiraba al suelo con ella, abrazándola con fuerzas.
Ambas mujeres comenzaron a llorar, llenando el vacio que esa casa contenia. Su llanto era tan desgarrador, que no podía compararse con nada. Estaban destrozadas, pero juntas.
Kaghome estaba aliviada, porque podía compartir su dolor con su amiga, porque a pesar de que habia sido pocas horas desde lo ocurrido, se sentía tan sola, que pensó que en cualquier momento se volveria loca.
-Soy la culpable de todo esto. Perdoname, por favor – Volvio a rogar la peli negra, abrazándola con mas ganas, como si en cualquier momento fuera a esfumarse.
- No. Tu me lo advertiste, tendría que haberte hecho caso.
- Ya nada pasara. Lo juro. Te protejere – Tomo los hombros de su amiga, mirándola fijamente – Juro que ese maldito tendrá su merecido.
- Si – Asintio, soriendo levemente, para volver a abrazarla. De verdad necesitaba de su compañía. De su amiga.
- Ven, osita – La levanto con suavidad, haciendo que entre en su habitación nuevamente – Recuestate, yo estoy aquí – Sentandose en el sillón, logro que Kaghome recueste su cabeza en sus piernas, y ella comenzó a acariciar su cabello con lentitud – Ya no estas sola, Kag.
- Gracias – Susurro con su voz quebrada por la emoción. Aun se sentía sucia, degradada e impura, pero era bueno saber que, aun asi, su amiga estaría allí para ella.
***
Las personas que vienen leyendo mis historias desde hace mucho saben bien que si no hay una drama bien dramon en mis historias, no son mias xD
Espero que les guste y que no este infringiendo ninguna regla del tio Wattpad porque no quiero que me la eliminen como me eliminaron "Pesadilla". Asi es. La eliminaron, no se porque carajo, pero si no logro recuperarla no se que haré. No tengo animos de volver a escribirla porque seguramente no me va a quedar igual a como venia quedando, y me va a dar bronca.
Así que, mis pequeñxs, si no la recupero, esa historia quedara en el olvido y yo, como buena estúpida, aprenderé a guardar todo lo que escribo en mi computador, por casos como estos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top