9. Las palabras que importan

...podría empezar guerras y quemar ciudades por esa sonrisa de verdad, elástica y amable.
Maggie Stiefvater,
The raven boys IV: El rey cuervo.

***

Si no existieran las palabras, bastaría mi cuerpo, mi corazón o mis labios. Pero vivimos en un mundo de palabras, donde el cuerpo trata de expresar lo suficiente y corazones que hacen el amor con sólo rozarse a través de los labios.

***

El beso era puro, dulce y sincero. Cuando se separaron, no separaron su mirada del otro. Magnus puso su mano en la mejilla de Alec y este cerró los ojos, sintiendo el contacto.
-Vistete, saldremos- dijo Magnus.
-A donde?- preguntó Alec.
-Dije que te contaría la verdad, pero también debo mostrartela.

Alec asintió y caminó hacia su habitación, mientras Magnus se quedaba en sala a esperarlo.
Las dudas lo invadían. Que pasaría si Alec decidiera dejarlo?
Cerró los ojos y apartó los pensamientos de su mente. No podía darse el lujo de pensar en ello.
La puerta de la habitación se abrió y Alec salió de ella. Magnus se quedó con la boca abierta.
Su novio había decidido vestir algo que no tuviera agujeros ni que estuviera desteñido. Estaba usando un suéter color negro y pantalones azul oscuro.
Del perchero, tomó un saco.
-Ahora- dijo Alec- llevame a donde está su secreto.
Lo dijo cómo alguien que estuviese por iniciar una aventura. Magnus sonrió al pensar que con Alec, cada día es una aventura.

***

Naturalmente, Alec no sabía que pensar al seguir a Magnus a la parte trasera de un restaurante. Su novio era cómo sabía que era, un misterio. Lo emocionante de un misterio es la aventura de descubrirlo.
Al final del recorrido, ambos llegaron a una puerta. Alec creía que no muchos debían saber sobre la existencia de esa entrada, bueno, sólo los que no deberían.
Vio el travieso brillo en los ojos de Magnus. Sabía, que esa puerta (y lo que hubiese más allá) no era sólo un secreto, si no que también era la entrada al mundo de Magnus.
-Recuerda cariño- Magnus sostuvo el pomo de la puerta- el descenso al infierno es fácil.
Alec sabía lo que significaba y asintió a las palabras de su Magnus. Otra vez volvió a los ojos de Magnus un brillo travieso.
Magnus besó los labios de Alec antes de abrir la puerta, tomó la mano de Alec y entraron corriendo al bar.
Una mujer cantaba desde un pequeño escenario, los hombres chocaban sus bazos llenos de alcohol, los enamorados se besaban en las esquinas creyendo pasar desapercibidos.
Alec se quedó sin palabras. El secreto era un bar clandestino.
-Bienvenido a Pandemónium- dijo Magnus.
-Es tuyo?- Alec se seguía con la boca abierta, sin poder creer que había logrado articular una oración.
-Todo lo que ves aquí.
-Pero...es ilegal. Magnus, podrían encerrarte si te descubren.
-Sentemonos primero y después hablaremos de mi trabajo.
Magnus extendió su mano hacia la de Alec, esperando que la tomara. Alec no lo dudó ni un segundo, la tomó.
Magnus sonrió, quizás las cosas no serían cómo temía.

Ambos caminaron hacia una mesa y se sentaron en los afelpados asientos. Un camarero pasó cerca y les tendió una bandeja con bebidas.
Magnus tomó una copa, sin dudarlo. A diferencia de Alec, quien se sentía más incómodo que pez en la tierra.
Magnus tomó una copa por el y se la dio, el camarero se alejó.
-Es la menos fuerte- le dijo Magnus.
-Nunca he bebido en mi vida- dijo Alec, mientras acercaba la copa a sus labios.
Magnus bebió su bebida y Alec de la suya. El ojiazul hizo una mueca al sentir el sabor de la bebida en su boca. Magnus río por lo bajo, tratando de no ser descubierto.

-Vas a explicarme?- preguntó Alec.
-No es una historia de la que me enorgullezco, Alec- dijo Magnus, dejando la cola en la mesa. Alec lo miró serio- Este negocio era de mi padre- Alec asintió.
"Provengo de una familia que se dedica a este negocio, la familia de mi padre para ser preciso. Él me crió para estas cosas.
Me enseñó a manipular a las personas, usar un arma y formas de escapar de la policía. Me educó en algo que crecí odiando, pero amaba a mi padre. Mi madre murió cuando nací y siempre habíamos sido sólo los dos.
Ambos fuimos un gran equipo, pero tenía otros sueños y él lo entendía. Incluso me apoyó en ellos. Incluso me aceptó cuando le dije que soy bisexual.
Pero todo se fue al caño cuando lo asesinaron y renuncié a todo para encargarme de este lugar"
-Sabes quien lo hizo?
-Fue Victor Aldertree, el hombre que estuvo en la cafetería el otro día.

Alec volvió a mirar el bar, sabía que era un lugar importante para Magnus. Pero también sabía que significaba más la historia de Magnus.
-Y este lugar es lo que quieres?
-Nunca supe que es lo que quiero Alec, hasta que llegaste a mi vida.
Magnus tomó la mano de Alec y lo miró a los ojos.
-Aldertree es una persona peligrosa - dijo Magnus- El siempre tuvo problemas con mi padre. Intentó detenerlo, pero sólo consiguió que le dieran un balazo en cabeza. Temo que también te haga daño.
-Y no temes que la policía te descubra? Podrías ir a prisión.
-Acaso crees que ellos son santos? Tengo contactos en la policía, ellos no van encerrarme mientras les pague con bebidas.
-Supongo que el mundo no es cómo pensaba.
Alec apretó el agarre en la mano de Magnus y sonrió al perderse en la magia de aquellos ojos ambarinos.

De pronto, en el lugar se empezó a escuchar música de piano. Su mente y oídos reconocieron la canción.
Magnus llevó a Alec a la esquina más apartada del bar y acarició los labios con su pulgar.
Hermoso, pensó Magnus.
Luego, los atrapó con un beso.
-Hay más de lo que debería saber?- preguntó Alec, entre besos.
-Los sabrás todos- le dijo Magnus.
Y cómo inició el beso, Magnus lo cortó. Había algo que temía y de lo que no estaba seguro.
-Te quedarás?- preguntó Magnus- Te quedarás conmigo?
-Nunca pensé en apartarme- respondió Alec- Ni siquiera cuando entré aquí.
-Pero podrías hallar a alguien decente y honesto. Alguien que no tenga una doble vida y mucho menos peligrosa.
Alec no necesitó pensarlo y volvió a besar a Magnus.
-No quiero a nadie más que a ti. Mafioso o no, sólo te quiero a ti y estoy dispuesto a correr cualquier riesgo mientras sea por ti o contigo.
-Como estás tan seguro?
-Porque estoy donde quiero estar: contigo. Lo sé porque te amo, Magnus Bane.

Y volvió a besarlo.

Gracias por leer y espero que les haya gustado el capítulo.

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