18. Todo estará bien
Que es esto? Una actualización por supuesto!
Espero que les guste el capítulo, porque estamos cerca de llegar al final.
Gracias por leer💕
También estaba pensando en escribir sobre otros fandoms ( nada de Yury on ice o Larry como podemos encontrar en cantidad y por si estaban pensando. O algo por el estilo)
Quería escribir sobre Seis de cuervos y The raven boys (necesitamos más de ellos en español)
Conocen alguno de los dos?
***
La ira es la emoción más inútil, destructiva para la mente y dañina para el corazón.
Stephen King
Y ella me besó en la mejilla y susurró para que nadie pudiera oírlo:
—Te quiero.
Stephen Chbosky ,
Las ventajas de ser invisible.
***
-Quedate- susurró- Quedate conmigo. Aunque el sol se apague para siempre y mis lágrimas se sequen. Pero por favor, no te vayas.
Nadie parecía escucharlo, excepto los dioses, los ángeles y otras almas que también lloran. Pero no el hombre que amaba, porque ya se había ido muy lejos y hacia donde no tenía el poder de alcanzar...
***
Hay muchas cosas que pudieron haberse dicho. Tal vez, en años, cuando todo había quedado atrás pudieron haberse confesado lo que tenían para decirse.
Tal vez.
Sabían que muchas cosas parecían lejanas de acabar.
Habían hablado de todo lo que callaron en lo que fue años posteriores.
Tal vez.
Quizás.
***
Magnus se acercó a su escritorio con un baso medio lleno de alcohol. Escuchaba con atención a sus hombres hablar.
-Jefe- dijo uno de ellos- no puedes dejar pasar lo que pasó en la cafetería. Victor y su gente deben pagar por lo que te hicieron.
Magnus asintió mientras bebía un poco de la bebida. Luego saboreó lo que quedó en sus labios y permaneció en silencio. Los demás esperaban a que dijera algo.
-Por ahora no responderemos, caballeros. No sería prudente responder en este momento.
-Pero señor....
-Aunque esta ofensa no quedará en olvido. Víctor no fue lo bastante inteligente al atacarme de este modo.
-Y cuando será eso?-otro contestó, había cansancio e impaciencia en su voz- Cuando, señor? Porque usted no parece el mismo desde que ese niño llegó.
Magnus detuvo el baso que iba a llevarse a los labios. Caminó hacia su escritorio y sacó un arma.
La habitación quedó más callada que nunca.
Caminó hacia el hombre que se atrevió a hablar de Alec. SU Alec y apuntó el arma en su frente.
-Se..señor- había miedo en la voz del sujeto.
-Repitelo.
El sudor caía y la paciencia de Magnus se acababa.
-Repitelo- volvió a decir.
Pero lo intentó y eso no fue suficiente. Magnus apoyó el arma en la frente del hombre...y apretó el gatillo.
Y nada pasó. Todos se quedaron viendo a Magnus. Algunos con miedo y otros con admiración.
-La semana pasada pintaron mi oficina, idiota. No voy a cubrirlas con tus estúpidos sesos.
Magnus caminó hacia una estantería de licores y sirvió una copa para cada uno de los presentes.
-Que quede claro que detesto a Aldertre y lo que hizo no quedará impune. Pronto lo mataremos, lo juro. Pero no estamos aquí para que critiquen a mi prometido o me digan como hacer mi trabajo.
Yo estoy a cargo de mi negocio y yo soy el que logra que sus bolsillos estén llenos.
Aldertre morirá y yo seré quién ponga la bala en su frente y lo mande al infierno.
Todos asintieron en silencio. Magnus los observó con la mirada de a uno.
-Brindemos, caballeros. Espero verlos esta noche en el bar para celebrar mi compromiso.
***
Alec escuchó pasos en el pasillo y salió de la habitación a ver de que se trataba. Los empleados de Magnus salían de la oficina y salían por la puerta principal. Lo que significaba que la reunión había terminado.
Cuando todos se fueron, Alec entró en la oficina y encontró a Magnus observando la ciudad desde su ventana.
Alec sonrió y se acercó a Magnus. El mayor sonrió cuando sintió unos brazos alrededor de su cintura. Se volteó y sonrió más al ver un par de ojos azules que brillaban.
Magnus tomó la mano de Alec y la besó. Las mejillas de Alec de cubrieron de rojo.
Magnus abrazó a Alec y besó sus labios lenta y amorosamente.
-Como estuvo la reunión?- preguntó Alec.
-Aburrida- dijo Magnus.
-Parecían que les habías dado un susto o una reprimienda.
-Tengo que mantenerlos a raya.
Alec encontró los labios de Magnus y empezó a besarlo.
-Listo para la fiesta de esta noche?
***
-Entonces, estás comprometido- dijo Ragnor.
-Si
-Y vas a hacer una fiesta es tu taberna esta noche.
-Si.
-Y vienes a decírmelo ahora? A tres horas de la fiesta?
-Cuatro, en realidad. Alec y yo nos comprometimos hace dos días, tengo que hacer una fiesta.
-No puedo creer que asientes cabeza, mi amigo. Ya era hora para que lo hicieras.
Magnus estaba en la casa de Ragnor, sentado en el sillón de la biblioteca.
-Solo me faltaba...conocer a la persona correcta.
-Sabía que ese Alec haría algo bueno de ti.
Magnus sonrió.
-Es extraño, Ragnor. Nunca había conocido a alguien como Alec.
-El amor es la cosa más extraña de todas. Tampoco sabes cuando y como llegara a tu vida.
***
Alec dejó la pluma en el escritorio y suspiró mientras veía el papel. Se levantó y buscó un sobre, dobló la carta y la guardó.
Sabía que pronto tendría que comprar los boletos de tren y hablar con su familia en persona sobre su compromiso. Aunque el motivo de la carta era contarles la novedad.
Imaginó un escenario en donde su hermana lo sorprendería con una visita y río. La amaba demasiado.
Entonces escuchó a Magnus entrar por la puerta. Alec corrió a la sala y lo besó. Ambos son adictos a los labios del otro.
-Como te fue con Ragnor?
-Genial, vendrá a la fiesta.
Alec asintió.
-Sabes?-continuó- Creo que le pediré a Ragnor que sea mi padrino. Y tu que hacías?
-Escribí una carta para mis padres y hermanos.
-Quieres ir al correo antes de la fiesta?
-No, casi es hora de que el bar abra. Prefiero hacerlo mañana.
-Como desees, mi amor.
Algo que Alec desconocía era que jamás entregaría esa carta. El papel estaría acumulando polvo durante mucho tiempo, hasta que Magnus lo encontrara y recordara ese momento. Pero Magnus también desconocía eso.
***
La música y las risas sonaban como si fueran ellas las que bailaran en la habitación por completo, sin dejar ningún rincón libre. Los hombres iban y venían de aquí para allá con sus jarras de cerveza en las manos.
-Una para los novios!- gritó alguien.
-Salud!- dijeron los demás mientras levantaban sus cervezas.
La cantante asintió y el movido jazz se convirtió en algo más sencillo y tranquilo. Hombres invitaban a mujeres u otros a bailar.
Magnus tomó la mano de Alec y lo guió a la pista. El menor apoyó su cabeza en el pecho del mayor.
-No puedo creer que estemos aquí-dijo Alec.
-Como?
-Comprometidos y felices- dijo Alec- Es decir, todo dio un giro de ciento ochenta grados cuando te conocí.
-Tu también diste vuelta mi vida, Alexander. Soy un mejor hombre desde que estoy contigo.
Alec sonrió y se inclinó para besar a Magnus. Estuvieron así un rato, hasta que Magnus se distrajo viendo a Dean en una esquina.
-Crees que Dean quiera divertirse por una vez en su vida?- preguntó Magnus.
Alec iba a contestar, pero fue interrumpido con la puerta del bar siendo abierta violentamente.
-Redada!- gritó un hombre.
Policías entraron al bar. Dean corrió hacia a Magnus y Alec, los alcanzaron Catarina y Ragnor.
-Cuando sepa quien fue el hijo de perra que me delató- maldijo Magnus.
-No importa ahora- dijo Catarina- Tenemos que irnos antes de que nos arresten.
-Es mi bar- dijo Magnus- No puedo dejarlo y tampoco a mis hombres!
-Esto no es un barco, idiota- contestó Ragnor- Las ratas ya se están escapando.
-Como consciencia de los dos- dijo Catarina- propongo que nos vayamos.
-Una buena idea- dijo Dean.
Magnus los condujo a una puerta secreta para casos de emergencia. La adrenalina se acumulaba en cada uno de ellos como si quisiera ahogarlos.
Los gritos se escuchaban en el fondo y se mezclaba con el sonido de las balas. No parecía haber diferencia entre ambos al pertenecer a la misma naturaleza.
Llegaron a un callejón y Dean selló la entrada con tablones y cubos de basura.
-No será suficiente- dijo Ragnor.
-Pero lo será hasta que nos vayamos de aquí- dijo Alec.
Solo estaban ellos y el silencio del callejón, algo que a Magnus no le gustó para nada. Sacó un arma de su chaqueta y los demás hicieron lo mismo.
-El auto está lejos- dijo Catarina- Pero iré por el.
-Una dama no debería estar sola- dijo Ragnor- Te acompaño.
Ambos desaparecieron en la oscuridad de la noche.
***
No sabían si había pasado cinco minutos o cien años desde que estaban esperando. Magnus veía como la nieve caía del cielo y como un niño sacó la lengua para que un copo cayera en ella.
Alec sonrió ante el gesto.
Y el infierno se desató cuando una bala atravesó la cabeza de Dean. El guardaespaldas cayó muerto al instante.
-Dean!-gritó Alec.
-Alec, protegete!- dijo Magnus.
Ambos se escondieron en detrás de unos cubos de basura y empezaron a disparar a los hombres que se acercaban. Magnus sabía que no eran policías. Al final los mataron.
-Alec- dijo Magnus- Aquí no es seguro, tenemos que irnos.
Alec estaba en estado de shok. Magnus sabía que ese era el rostro de alguien que acababa de matar a un hombre por primera vez. Era el rostro de alguien que estaba asustado.
-Alec, ellos mataron a Dean y hubieran hecho lo mismo con nosotros.
-Magnus...
-Tenemos que encontrar a Ragnor y Catarina.
-Magnus...
Entonces vio que Alec estaba sangrando. Una bala había atravesado un cubo de basura (sabía que no era buena idea ponerse detrás de ellos, pero era lo único que tenían para protegerse).
Magnus quería gritar de la rabia. Tomó a Alec y salieron de allí.
Entonces sintió un dolor en la pierna. Le habían disparado.
-Supongo que así termina todo- dijo una voz.
Un hombre caminaba hacia ellos: Victor. Tenía una sonrisa en la cara y Magnus solo quería quitársela con un puñetazo o una bala en su frente.
-Voy a matarte- dijo Magnus.
-Yo lo haré primero- Victor apuntó a Magnus con su arma.
Algo de lo que Magnus estaba seguro era que alguien moriría esta noche. Y no seré yo, pensó.
Antes de que Victor oprimiera el gatillo, Ranor apareció y disparó. Victor gritó de dolor cuando la bala chocó con su mano y lo obligó a soltar la pistola. Magnus no lo pensó dos veces: disparó de inmediato y su enemigo cayó muerto a sus píes.
-Dios mío- gritó Catarina, apareciendo en la escena- Tenemos que irnos.
-Conduce al hospital- dijo Ragnor.
Mientras Catarina corría al auto, Ragnor ayudó a Magnus con Alec.
Durante todo el camino Magnus le imploraba a Alec que siguiese con el. Sostuvo su mano y no la soltó.
Llegaron al hospital, pero había demasiada sangre.
-Alec- sollozaba Magnus.
-Mira las estrellas- dijo el ojiazul- Son hermosas, verdad?
Magnus sentía que ya no tenía fuerzas. Creyó escuchar a Ragnor ir por los médicos mientras Catarina se quedaba con ellos.
La nieve cubría todo y a todos.
Alec sabía que no le faltaba mucho.
-Mirame, Magnus.
Y Magnus lo hizo.
-Las únicas estrellas que quiero ver son las tuyas. Quiero irme siendo tus ojos lo último que vea en este mundo.
Pero los ojos de Magnus estaban cubiertos por las lágrimas y Alec se entristeció.
-Te amo- dijo Alec.
-Quedate- susurró- Quedate conmigo. Aunque el sol se apague para siempre y mis lágrimas se sequen. Pero por favor, no te vayas.
Nadie parecía escucharlo, excepto los dioses, los ángeles y otras almas que también lloran. Pero no el hombre que amaba, porque ya se había ido muy lejos y hacia donde no tenía el poder de alcanzar...
Pasaría mucho tiempo antes de que volvieran a verse.
Tal vez.
Quizás.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top