La Invasión Escala. Las Defensas son destrozadas.

(Berlin-Alemania.)

Las fuerzas armadas alemanas disparaban desesperadamente contra Superior Iron Man, pero él solo se mantenía de pie, recibiendo los impactos con aburrimiento.

Finalmente, con un gesto despreocupado, extendió una de sus manos y cargó energía, lanzando un poderoso ataque que desintegró a todos los soldados en un instante.

Las explosiones continuaban sacudiendo la ciudad, pero algo llamó su atención: una fiesta elegante en un edificio cercano. A través de su visor, observó que las personas dentro aún no se habían percatado del caos exterior.

Con una sonrisa, se lanzó en picada hacia el lugar. Atravesó las ventanas con brutalidad y, sin dudarlo, comenzó a disparar contra los guardias de seguridad. Con un simple movimiento de su dedo, los desintegró, aterrizando en el centro del salón.

El pánico se apoderó de la sala. Hombres y mujeres corrieron desesperadamente hacia la salida, pero antes de que pudieran escapar, un rayo de energía los impactó, reduciéndolos a cenizas.

Los pocos que aún seguían con vida lo miraban aterrados, mientras Superior Iron Man avanzaba implacable, ejecutando a todos en su camino.

En medio del caos, un hombre desesperado empujó a una mujer para salvarse a sí mismo, provocando que ella recibiera un disparo de energía y muriera al instante.

Aquella escena hizo que el villano detuviera su masacre y fijara su atención en el hombre que la había sacrificado.

Superior Iron Man: Kamiki Hikaru... —Pronunció su nombre con una voz cargada de odio, amplificada por el casco.

El rubio se congeló en su lugar, con el terror reflejado en sus ojos. ¿Cómo demonios sabía su nombre?

—Tú la mataste... —Susurró Superior Iron Man, comenzando a caminar hacia él. Kamiki intentó retroceder, pero lo único que oía eran los pasos metálicos de aquella armadura plateada con luces resplandecientes.

—Tú los mataste... eran unos niños... ¡y los mataste! —Gritó el vengador, lanzando un rayo de energía.

Kamiki esquivó con dificultad, pero, de repente, su cuerpo fue arrastrado violentamente hacia Superior Iron Man, quien lo sostuvo sin esfuerzo. La parte delantera de su casco se retrajo, revelando su rostro.

—¿Recuerdas a Ai Oshino, Aqua Oshino y Ruby Oshino?! —Bramó, con furia desbordante.

Kamiki, aún más aterrorizado, gritó con desesperación:

Kamiki: ¡¿Y-y qué importa si no lo hago?! -Sin responder, Superior Iron Man colocó su mano sobre la cabeza de Kamiki y activó un resplandor cegador. En cuestión de segundos, pudo ver los recuerdos de su víctima, presenciando con claridad cómo había planeado un accidente automovilístico que mató a Ai, Aqua y Ruby hace apenas una semana.

Cuando la luz se disipó, Superior Iron Man lo miró fijamente.

—Ellos eran mi mundo... y tú me los arrebataste... -Sin darle oportunidad de replicar, atravesó el pecho de Kamiki con su mano. El rubio soltó un grito desgarrador antes de que su cuerpo fuera desintegrado en una luz morada.

El villano permaneció unos segundos en silencio, observando el lugar donde su enemigo había desaparecido. Luego, sin decir nada más, su casco volvió a cerrarse por completo, y salió volando a gran velocidad, continuando con la masacre en la capital alemana.

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(Ankara-Turquía.)

Las fuerzas turcas intentaban desesperadamente repeler la invasión. Soldados con armaduras negras avanzaban sin detenerse, disparando sin piedad en una especie de guerra de trincheras. Sin embargo, mientras los turcos luchaban por resistir, sus enemigos avanzaban sin mostrar signos de agotamiento.

De repente, un camión de gran tamaño se estrelló contra una de las barricadas, arrasando con varios soldados. Los gritos de dolor y el estruendo de la colisión resonaron en el aire.

Desde lo alto de un edificio, una figura oscura observaba la batalla sin mostrar ninguna emoción. Starkiller, cubierto por su casco, levantó la mirada hacia el cielo cuando una sombra colosal apareció entre las nubes.

Una gigantesca nave de guerra flotaba sobre la ciudad. Un instante después, decenas de naves más emergieron detrás de ella, formando una pequeña legión capaz de dominar todo el planeta Tierra.

Starkiller reconoció de inmediato aquellas embarcaciones.

Starkiller: Devilukeanos... —Murmuró con frialdad.

Sin embargo, su expresión no mostraba miedo ni preocupación. Ellos no eran el verdadero problema.

Sin perder tiempo, levantó su brazo y dio una única orden:

—Ataca, Thrawn. -El cielo se iluminó de inmediato cuando un ejército de naves de guerra apareció repentinamente en el espacio. Estas superaban en número y poder a la flota Devilukeana, dejando en claro que la verdadera batalla apenas comenzaba.

Lo que siguió fue una masacre sin precedentes.

Las naves Devilukeanas fueron arrasadas sin piedad. Explosiones cubrían el firmamento mientras los disparos de energía perforaban sus cascos sin darles oportunidad de defenderse.

Los miembros de la tripulación intentaban escapar en cápsulas de emergencia, pero sus intentos eran inútiles. Las pequeñas naves de caza enemigas los detectaban y los destruían antes de que pudieran tocar tierra.

Desde su posición, Starkiller observaba la masacre con indiferencia, sabiendo que la supremacía de su flota era absoluta.

El cielo ardía en llamas... y la caída de los Devilukeanos era inminente. Y entre los escombros salian las naves.

(Tie Defender.)

Desde lo alto de un edificio, Starkiller observaba impasible cómo las naves Devilukeanas explotaban en el cielo como si fueran meros juguetes de papel. Para él, aquello no tenía la menor importancia. Mientras tanto, sus tropas continuaban avanzando por las calles de Ankara, y en menos de veinte minutos, la ciudad caería completamente. Después, dirigirían su ataque hacia Estambul, asegurando así la caída total de Turquía en la invasión.

De repente, Starkiller desenfundó su espada de energía roja y, sin siquiera mirar, bloqueó un ataque proveniente de una espada de energía verde, menos avanzada que la suya.

Giró su cabeza con calma y observó al atacante.

—Vaya, qué ataque más bajo... para alguien que decía valorar tanto el "honor" Devilukeano. -Su oponente, un hombre de cabello verde, intentó zafarse del bloqueo, pero Starkiller hizo un leve giro con su espada en un movimiento circular. En un instante, las manos del Devilukeano fueron cercenadas de su cuerpo.

El guerrero enemigo cayó de rodillas al suelo, gritando de dolor, mientras la espada de energía verde rodaba fuera de su alcance. Sin inmutarse, Starkiller extendió su mano y la espada voló hasta su palma.

—Qué cosa más incivilizada... Incluso en la Vieja República, sus espadas eran mejores. -Con un simple gesto, cerró su puño y la espada se destruyó como si fuera papel, dejando caer sus restos inútiles al suelo.

A sus espaldas, una gran explosión iluminó el cielo: fragmentos de las naves Devilukeanas caían en forma de llameantes meteoritos, impactando en distintas partes del planeta.

Con indiferencia, Starkiller estiró su mano hacia el peliverde, quien aún se retorcía de dolor en el suelo. Su cuerpo comenzó a levitar lentamente, flotando hasta quedar a su misma altura.

—Aunque sean unas simples plagas... realmente disfruto matarlos. -Cerró su mano libre lentamente, y el Devilukeano comenzó a sufrir violentas contracciones. Su cabeza y su cuerpo empezaron a hincharse grotescamente, hasta que finalmente explotó en una lluvia de sangre.

Algunas gotas del líquido carmesí salpicaron la armadura de Starkiller, pero cuando se limpió el rostro, por un segundo, un tenue brillo amarillo resplandeció en su ojo derecho.

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(Ciudad de Mexico-Mexico.)

Las calles estaban convertidas en un baño de sangre. Evil Cole lanzaba poderosos rayos eléctricos contra cualquiera que se moviera, sin importar si eran soldados, policías o civiles. Para él, no eran más que hormigas insignificantes.

Desde el cielo, treinta aviones de combate lanzaron una lluvia de misiles contra él.

Sin inmutarse, alzó una de sus manos, generando una serie de relámpagos que impactaron contra los misiles, detonándolos en el aire. Luego, dirigió su ataque hacia los aviones, destruyéndolos por completo.

Los restos ardientes de las aeronaves cayeron en distintas partes de la ciudad, provocando nuevas explosiones que mataron a cientos de personas.

De pie entre los escombros, Evil Cole contemplaba la destrucción con absoluta indiferencia. Finalmente, habló con aburrimiento:

Evil Cole: ¿Y esto es lo mejor que tiene esta nación? -Comenzó a caminar tranquilamente entre los cuerpos calcinados de militares, policías, criminales y civiles. Algunos de estos últimos, al inicio de la invasión global, creyeron ingenuamente que su país saldría beneficiado o que la unidad hispana detendría a los invasores.

—Para nosotros, no son más que escoria. -Frente a él, un grupo de soldados, policías y civiles armados le apuntaron con sus armas. Evil Cole solo levantó su mano... y cerró el puño.

Los humanos se miraron confundidos, hasta que un enorme rayo cayó del cielo y los redujo a cenizas en un instante.

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(Madrid-España.)

La capital española ardía en llamas.

De pie entre la devastación, un hombre con visor rojo y un símbolo de Fénix en el pecho observaba la escena sin emoción alguna.

Los gritos de civiles, soldados, policías y criminales resonaban en el aire mientras sus cuerpos eran devorados por el fuego.

El hombre giró ligeramente la cabeza cuando detectó movimiento en el cielo. Un avión intentaba salir de la ciudad. En su interior, el presidente y todo el gabinete presidencial estaban evacuando.

Sin cambiar su expresión, su visor rojo comenzó a brillar intensamente, acumulando energía.

Un segundo después, disparó un rayo de energía pura que impactó en el avión, destruyendo una de sus alas.

El avión perdió el control y se precipitó al suelo, estrellándose en una explosión mortal que redujo a escombros a todos sus ocupantes.

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(Tokio-Japon.)

Los disparos resonaban en el interior de una escuela, donde las Fuerzas de Autodefensa y la policía intentaban resistir tras haber perdido el control de la mayoria, llamado Sakahino Hills.

Pero de repente, los disparos cesaron.

En el centro del pasillo, rodeado de cadáveres, Red Death permanecía impasible, mientras Dawnbreaker atravesaba el pecho de un joven que había intentado detenerlo.

(Su nombre era Makoto Itou.)

Su cuerpo inerte cayó al suelo, impactando sobre los cadáveres de otros estudiantes. Un grito desgarrador llenó el aire.

???: ¡Makoto! -La voz pertenecía a Sekai Saionji. Sus ojos reflejaban el horror absoluto. Apenas unos momentos antes, había revelado estar embarazada... y ahora, el padre de su hijo yacía muerto ante ella.

Pero antes de que pudiera reaccionar, otra figura emergió de entre los cadáveres.

Una chica con la mirada vacía y perdida levantó un hacha y corrió furiosa hacia Dawnbreaker, dispuesta a matarlo.

(No llegó lejos.)

Su cabeza fue arrancada de su cuerpo cuando el tridente de Drowned la impactó con brutalidad, lanzando su cráneo decapitado contra la pared.

(Su nombre era Katsura Kotonoha.)

Un portal se abrió de repente y de él emergió Murder Machine.

Con un movimiento frío y calculado, extendió su mano hacia los pocos sobrevivientes en la sala. Civiles que lloraban y suplicaban por sus vidas.

Sin decir una sola palabra, una luz cegadora emanó de su cuerpo y desintegró a todos los presentes.

El silencio se apoderó del lugar.

Tras cumplir su misión, los invasores abandonaron la escuela, dejándola completamente despejada.

Ahora, debían dirigirse a un nuevo objetivo.

Un lugar en el Reino Unido donde se había detectado magia...

Y nadie sobreviviría.

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