La Cacería

CarlosCarlos7

La isla de Zirconia, lugar donde cada año se lleva a cabo "La cacería", seguro te preguntarás: ¿qué es eso? o ¿cacería de qué tipo? Pues bien, en este paradisíaco paraje cohabitan bestias fantásticas y míticas. No resulta raro ver el vuelo de dragones o escuchar el trote de los centauros, compitiendo con los unicornios. Si te adentras a las profundidades oceánicas, encuentras a los hipocampos nadando y conviviendo con sirenas.


Es un lugar mágico, pero también muy peligroso y todo se debe a este evento anual.


Año tras año, equipos provenientes de los cuatro puntos cardinales del mundo, dicen presente en este acontecimiento -o prueba de valor- en el que demostrarán sus cuantiosas cualidades como cazadores de fieras.


¿El premio? Bueno, quienes consiguen la bestia que les sea asignada, llevan trato de héroes al volver a sus tierras y nunca más deberán preocuparse por su supervivencia, el hambre en sus vidas ya no será un problema del cual preocuparse.


Y bueno, en estos tiempos, cuando debes luchar incluso por una hogaza de pan -a menos que seas un ganador previo o pertenezcas a la elite-, pues es el premio y sueño de muchos.


La mayoría de los que asistimos a este reto de habilidad, somos simples peones con deseos de grandeza o esclavos obligados a formar parte en el equipo de algún cazador de alta alcurnia.


Yo soy de los segundos. Hago bulto como integrante en la tercera línea de defensa del cazador, lo que significa que, no importa cuántos como yo perdamos la vida, si al final, ese hijo de puta, será quien se lleve el reconocimiento por su "valentía".


Como cada año, en el anfiteatro se realiza el sorteo para determinar la bestia que capturará cada equipo y es que, el reto de habilidad consiste en atrapar y exhibir a tu criatura sin dañarle. Al equipo norte le corresponde en esta oportunidad, cazar alguno de los muchos dragones que aquí habitan, entre más grande y con más cabezas la criatura mayor reconocimiento a su valor tendrán.


Al equipo Este, le corresponde adentrarse en el océano y hacerse con un hipocampo, estos suelen ser "buenos amigos" de las sirenas y esas criaturas sí que son peligrosas, pueden hipnotizarte y devorarte en segundos.


El equipo Oeste debe buscar un centauro, aquí habitan muchos y son difíciles de embaucar ya que, como extraordinarios arqueros, suelen atacar a grandes distancias.


Ahora es nuestro turno, el equipo Sur, todos estamos expectantes, quizás nos toque un unicornio. El cazador se regodea en esa posibilidad y bueno, nosotros que deberemos enfrentarnos a lo que sea que el azar diga, pues, también deseamos lo mismo. El unicornio es un simple caballo con un cuerno mágico, pero no representa mayor peligro. Así que eso sería...


-Equipo Sur, ustedes deberán volver aquí con un escurridizo griffo. -Anuncia el presentador.


«¿Está hablando en serio?, ¿griffo?», pienso, desconcertado. «¡Eso es una criatura extinta! ¿Cómo se supone que traeremos esa bestia?». El rostro derrotado del cazador no inspira la más mínima confianza y las burlas de los otros equipos llegan al instante.


Bueno, jamás saldremos de este lugar, ahora es seguro.


Es que olvidé mencionarlo, pero el único modo de salir es como vencedor, si no consigues la misión que te ha sido asignada, eres un simple cobarde y ni intentes huir. Deberás quedarte aquí y convertirte en alimento para alguna bestia.


Cada equipo parte entre planes y risas a los sitios donde podrán ubicar y dar caza a sus respectivas criaturas. Nuestro grupo, en cambio, permanece mirándose unos a otros, mientras el magnánimo cazador camina de un lado a otro. Se rasca el mentón, jala sus cabellos o maldice por lo bajo, susurrando "grifo".


Con una evidente mezcla de furia, decepción e incertidumbre; toma el mapa de la isla y lo estampa en el mesón de roca para estudiarlo e idear un plan de captura para la bestia extinta. Todos permanecemos a la espera, él realiza trazos para luego volver a...


-¡Un maldito griffo! -Eso, volver a maldecir al grifo.


Luego de mucho trazos, giros y maldiciones al griffo, decide que la mejor opción es comenzar por los acantilados, así que nos enrumbamos al lugar.


El camino es realmente duro, las criaturas saben que no deben confiar en los humanos, pues, cuando estamos aquí se debe a la cacería. Por donde pasamos, debemos cuidarnos y mantenernos alerta, para no acabar como la mitad de idiotas pertenecientes a la primera línea de defensa: corneados por minotauros o quemados por dragones bebés.


Sus muertes me hacen pensar en que no falta mucho para ser el siguiente, por tanto, quiero aprovechar para presentarme. Mi nombre es Carlos. En mi infancia amaba escuchar las aventuras narradas por héroes o los cuentos fantásticos contados por mis abuelos, imaginaba ser un valiente caballero, enfrentando dragones; jamás pensé que este sería mi fin.


Cuando provienes de una familia de esclavos, no puedes aspirar a más. En aquel entonces, lo desconocía, pero esa fue la realidad de mis abuelos y mis padres o cada una de las generaciones anteriores. Cuando eres esclavo, sueñas con ser libre, pero al ser un esclavo peleador -como yo-, te toca aspirar a una muerte heroica durante una batalla.


Sin embargo, no existe heroísmo en morir corneado o quemado por idiota, ni mucho menos en ser dilapidado por los golen como acaba de caer la otra mitad del primer batallón.


Lo bueno es que mientras ellos caen, el resto pudimos desviar el camino y llegar a nuestro aún más aterrador destino.


Una vez aquí, el cazador ha decidido dividir a los sobrevivientes en cuatro equipos, lo que resulta estupendo para mí ya que ahora formo parte del último grupo que deberá enfrentarse a esa criatura que, acabamos de descubrir, aún existe. Una sonrisa triunfal se dibujó en el rostro del hijo de puta con esa noticia.


El equipo A, decide sorprender desde el aire al griffo, triste por ellos. La criatura se dio cuenta y con un solo aleteo los hizo volar. Sus cuerpos cayeron como lluvia en todas las direcciones, algunos resultaron heridos, de otros escuchamos sus gritos mientras se precipitan por el acantilado hasta que todo se hace silencio, seguido del chillido amenazante de la bestia.


Los equipos B y C han decidido unir fuerzas: mientras uno sirve de carnada, el otro ataca. Mala idea.


La carnada ha sido aleteada, golpeada, magullada y engullida, mientras que el otro grupo intentó capturarla con redes, la bestia usó sus garras para romperla y luego... ¡Uh! Esa no la vieron venir. El griffo se fue contra ellos, los capturó con sus inmensas zarpas y procedió alzar vuelo; una vez en lo alto fue soltándolos unos a uno.


El cazador comienza a desesperarse, ataca con flechas desde su posición, es decir, desde el centro de mi grupo; provocando al griffo. Uno a uno es alcanzado y destrozado ferozmente por la criatura.


Los pocos sobrevivientes nos escondemos entre los árboles, la rodeamos y cuando se ha acercado al cazador, que no ha dejado de atacar con sus flechas, incansable, salimos de nuestros escondites y logramos retenerla. ¡Victoria!


Debemos transportarla al anfiteatro y así cobrar la recompensa. Sin embargo, aunque el griffo ya está atado con sogas y redes e inmovilizado en el suelo con estacas, el maldito cazador, en un acto de cobardía, vuelve a asestarle un nuevo golpe a la bestia. ¡Eso es bajo! La flecha está enterrada creo que, en su pecho, no logro ver bien porque se retuerce del dolor.


-¿Qué? -espeta con arrogancia al notar la amenaza en mis ojos. Apunta su arco hacia mí-. ¿Quieres regresar o ser su comida?


Dejo de mirar al desgraciado y me vuelvo hacia el griffo, sus enormes ojos de pájaro me observan con tanto dolor que me obliga a pensar. He sido esclavo, soportado maltratos de todo tipo y ahora estoy aquí, invadiendo la casa de esta majestuosa criatura y tratando de... ¿esclavizarla?, ¿para qué?, ¿para que un desgraciado como este tenga más fama?


Con el corazón en la garganta, me acerco al grifo. Acaricio el plumaje de la bestia y solo uso mi cuchillo para romper la red, liberándola ante la mirada atenta, aterrada e inquisidora del cazador hijo de puta.


Está a punto de atacarme en venganza, cuando la criatura se yergue, libera sus alas en un movimiento que consigue desestabilizarnos, para luego abalanzarse contra el cazador y engullirlo de un bocado.


Los pocos que quedamos, temblamos de pavor, aunque dentro de mí, una voz dice que prefiero dar la vida en este lugar a convertirme en un esclavista. La bestia acaba con cada uno de sus atacantes hasta acabar con todos. Se acerca «es mi turno».


Cierro los ojos, me despido mentalmente de esa familia que no volveré a ver. Estoy listo para enfrentar mi destino. Sin embargo, tras mucho esperar la muerte, no pasa nada. Vuelvo a mirar a la criatura quien permanece erguida delante de mí, la flecha del hijo de puta ha penetrado en una de sus extremidades y parece pedirme ayuda.


Remuevo la flecha con cuidado, para no hacerle más daño y me sorprendo cuando se gira. ¿Está invitándome? Me acerco con cautela a su lomo, con un gesto de cabeza confirma. Me aferro a ella y grito de pavor y emoción mientras alza vuelo hacia lo desconocido.


Quizás no vuelva nunca de este cuento fantástico, pero es mejor ser libre en su compañía que robarle la libertad.
















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Querido amigo secreto😆 espero hayas disfrutado esta pequeña historia que quizás no sea tan buena, pero le puse mucho esfuerzo ya que es mi primer relato de fantasia😁🤗

Te deseo que pases una muy Feliz Navidad❤

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