004 final

La mañana del último día en la cabaña llegó demasiado rápido, como si el tiempo hubiera decidido correr más deprisa justo cuando más querían que se detuviera. Los rayos del sol entraban por las ventanas, bañando la habitación con una luz cálida que parecía burlarse de ellos. Jimin estaba sentado en el borde de la cama, con los codos apoyados en las rodillas, mirando hacia la playa que tanto habían disfrutado.

—¿Siempre es tan difícil volver a la realidad? —preguntó en voz baja, sin girarse.

Jungkook, que estaba a medio camino de doblar su ropa, se detuvo. Lo observó en silencio por unos segundos, notando cómo el cabello despeinado de Jimin se iluminaba con el sol.

—La realidad es... complicada, sí —respondió finalmente, dejando la ropa a un lado y acercándose a él. Se inclinó, apoyando las manos en los hombros de Jimin—. Pero eso no significa que esto tenga que acabar.

Jimin levantó la vista hacia Jungkook, una pequeña sonrisa asomando en sus labios.

—Lo dices como si fuera tan sencillo.

—No digo que lo sea. Pero si de algo estoy seguro, es que no quiero dejar esto aquí. —Jungkook se arrodilló frente a él, atrapando su mirada—. Podemos intentarlo, despacio, sin presión.

Jimin suspiró, aunque no de frustración, sino de alivio. Había temido ese momento, esa conversación inevitable donde tendrían que decidir qué pasaría después. Pero escuchar a Jungkook decir esas palabras hizo que una pequeña chispa de esperanza naciera en su pecho.

—¿Crees que funcione? Tú en el la firmar y tus cosas y yo... en el caos del hospital…

—Mmh, sé que nuestro trabajo es bastante demandante. El tuyo más que el mío —señaló Jungkook, sabiendo a lo que se refería—. Pero creo que si ambos ponemos de nuestra parte y cuadramos horarios, podemos hacer que funcione.

Jimin lo miró fijamente por un momento, como si buscara alguna señal de duda en sus ojos. Pero lo único que encontró fue sinceridad.

—Está bien —dijo finalmente, dejando escapar una risa suave, antes de inclinarse y besarle—. Pero nada de promesas exageradas, ¿eh? No quiero que esto se sienta forzado.

—Ni yo. Quiero que sea algo que ambos disfrutemos.

Jungkook se puso de pie, tendiéndole una mano para que se levantara. Jimin la tomó, dejando que el arquitecto lo guiara hasta la ventana. La vista de la playa se extendía frente a ellos, con las olas rompiendo suavemente contra la orilla.

—Voy a extrañar este lugar —dijo Jimin, apoyando la cabeza en el hombro de Jungkook.

—Yo también. Pero tal vez no se trate tanto del lugar, sino de la compañía.

Jimin levantó la cabeza, mirándolo con una sonrisa burlona.

—¿Siempre eres tan cursi?

—Solo cuando estoy inspirado —respondió Jungkook con una sonrisa divertida, inclinándose para darle un beso suave en la frente.

El resto de la mañana pasó en un silencio cómodo mientras ambos terminaban de empacar. La cabaña, que había sido testigo de su conexión, ahora parecía un poco más vacía, como si supiera que el tiempo de ambos allí había llegado a su fin.

Cuando llegó el momento de cerrar la puerta por última vez, Jimin se detuvo, mirando hacia atrás.

—¿Crees que debamos volver aquí alguna vez?

—Creo que sí, pero no para revivir este momento. Será para crear otros nuevos —respondió Jungkook, tomando la mano de Jimin y entrelazando sus dedos.

Salieron juntos, cargando sus maletas hasta el auto de Jungkook. La carretera de regreso fue tranquila, con una playlist en común que ambos habían creado durante la semana. Se reían al recordar pequeños momentos: la torpeza de Jimin al intentar cocinar una noche, o el intento fallido de Jungkook de surfear en una tabla vieja.

—¿Sabes? Nunca había tenido unas vacaciones así —confesó Jungkook mientras conducía.

—¿A qué te refieres? —inquirió Jimin, quien miraba por la ventana disfrutando el paisaje.

—Tan... reales. No sé cómo explicarlo. No fue sobre el destino, ni sobre la comida, ni siquiera sobre las fotos que tomamos. Fue más sobre lo que sentí. Y eso es raro para mí.

Jimin no respondió de inmediato, procesando las palabras de Jungkook. Finalmente, habló:

—Tal vez porque, por una vez, dejaste de pensar tanto y simplemente viviste.

Jungkook sonrió, asintiendo levemente.

—Tal vez —musitó, entrelazandon su mano con la de Jimin, para proseguir en besarle el dorso.

El viaje los llevó de regreso a la ciudad, donde el bullicio y las responsabilidades los esperaban. Cuando llegaron al apartamento de Jimin, ambos supieron que era el momento de la despedida.

Jimin bajó del auto, sosteniendo su maleta, mientras Jungkook lo miraba desde el asiento del conductor.

—Entonces... ¿esto es un “hasta luego”? —preguntó Jimin, inclinándose hacia la ventana abierta.

—Definitivamente —respondió Jungkook con una sonrisa—. ¿Cenamos el próximo fin de semana?

—Solo si no cocinas tú.

Ambos rieron, y antes de que Jimin pudiera apartarse, Jungkook tomó suavemente su muñeca, atrayéndolo para un último beso. Fue breve, pero cargado de promesas no dichas.

—Cuídate, Kook.

—Tú también, nene.

Jimin dio un paso atrás, observando cómo el auto de Jungkook se alejaba por la calle. Se quedó ahí, con las manos en los bolsillos, sintiendo la brisa fría de la ciudad que contrastaba con el calor de la cabaña.

Soltó un suspiro y miró hacia el cielo, donde las primeras estrellas comenzaban a aparecer, a las cuales les sonrió. No sentía tristeza, ni incertidumbre, solo una extraña sensación de anticipación por lo que le depara el futuro.

Luego, giró sobre sus talones y entró en su edificio con pasos ligeros. La vida seguía, el tiempo avanzaba, pero algo dentro de él le decía que, de una forma u otra, la cabaña no había quedado atrás.

Porque la cabaña no era solo una casa de madera junto al mar, ni un simple sitio para vacacionar.

Era ellos.

Y eso, definitivamente, no había terminado.

fin ♡


♡ nota:
bueno, espero que les haya gustado. fue cortita, pero sin duda tiene una partecita de mí. nos leemos, bye xoxo (⁠人⁠ ⁠•͈⁠ᴗ⁠•͈⁠)♡

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