003
Jungkook respiraba profundamente, aún con la frente apoyada contra la de Jimin. Podía sentir cómo el aire cálido escapaba entre los labios del otro, un susurro compartido entre ambos que parecía más íntimo que cualquier palabra que pudieran decir.
—¿Estás seguro de esto? —preguntó Jungkook en un susurro, sus dedos todavía apoyados en la cintura de Jimin, indecisos pero firmes, como si lo sujetaran a la realidad.
Jimin levantó la mirada, sus ojos oscuros brillando con algo más que la luz de las estrellas. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, suave pero decidida.
—Por una vez en mi vida, no quiero pensar tanto —murmuró, su voz apenas un susurro que se perdió entre el sonido de las olas—. ¿Y tú?
Jungkook no respondió con palabras. En cambio, sus manos se deslizaron lentamente desde la cintura de Jimin hacia su espalda, atrayéndolo con más fuerza hasta que sus cuerpos quedaron completamente juntos. El calor entre ellos era innegable, y cuando volvió a besar a Jimin, fue con una urgencia contenida que no había sentido en años.
El beso era una mezcla perfecta de suavidad y deseo, como si ambos estuvieran probando un territorio desconocido pero inevitablemente suyo. Jimin se dejó llevar, sus manos encontrando el camino hacia el cuello de Jungkook, sus dedos explorando con curiosidad los contornos de su mandíbula.
—Espera —murmuró Jimin entre besos, sin apartarse del todo—. No aquí.
Jungkook rió suavemente, su frente todavía pegada a la de Jimin.
—¿Qué pasa con aquí? Tenemos las estrellas, el sonido del mar… es casi perfecto.
—Perfecto, sí, pero la madera del porche no parece tan cómoda como… —Jimin miró hacia la cabaña, dejando que el final de su frase colgara en el aire.
Jungkook no necesitó más indicaciones. Con un movimiento decidido, tomó a Jimin de la mano y lo guió hacia el interior de la cabaña entre más beso, cerrando la puerta tras ellos con un leve clic que resonó en el silencio.
Dentro, la atmósfera cambió. La luz tenue de una lámpara olvidada encendida daba al espacio un aire cálido e íntimo, como si todo hubiera sido preparado para ese momento. Jungkook avanzó un poco en la habitación una vez le soltó y luego se giró hacia Jimin, su mirada intensa y fija en él, como si no pudiera apartarla ni por un segundo.
Jimin no esperó. Se acercó a Jungkook con pasos lentos, casi calculados, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, rompió la distancia que quedaba entre ellos. Esta vez fue él quien inició el beso, y no fue nada tímido. Sus labios se movieron con una confianza que dejó a Jungkook momentáneamente sin aliento.
—Eres impaciente, ¿no? —murmuró Jungkook contra sus labios, una pequeña sonrisa jugando en su rostro.
—Y tú demasiado lento —respondió Jimin con una sonrisa traviesa antes de tirar de la camiseta de Jungkook, dejándola caer al suelo sin reparo.
El sonido de la ropa siendo arrancada, los suspiros entrecortados y las risas suaves llenaron el pequeño espacio de la cabaña. Cada movimiento era una mezcla de torpeza y pasión desenfrenada, como si ambos estuvieran descubriendo un ritmo que no sabían que compartían.
Jungkook tomó el rostro de Jimin entre sus manos, deteniéndolo por un momento. Su mirada era suave pero intensa, como si quisiera memorizar cada detalle, cada expresión.
—Eres hermoso —dijo, su voz baja pero cargada de sinceridad.
Jimin se quedó sin palabras por un instante, sorprendido por el comentario directo. Un rubor se extendió por sus mejillas, pero lejos de apartarse, se acercó más a Jungkook, sus manos trazando líneas invisibles por su pecho.
—Eres demasiado bueno con las palabras, arquitecto.
—Solo digo la verdad.
Con una risa suave, Jimin lo empujó hacia la cama, haciendo que ambos cayeran sobre el colchón entre risas y besos. Lo que comenzó como un momento juguetón se convirtió rápidamente en algo mucho más profundo. Los movimientos de ambos se volvieron más lentos, más cuidadosos, como si quisieran saborear cada segundo.
Con una mano Jungkook le preparaba y con la otra exploraba la piel de Jimin con caricias casi palpables, mientras el rubio dejaba escapar suspiros que llenaban el silencio de la habitación. Cada toque, cada caricia, parecía llevarlos más lejos, más profundo en algo que ninguno de los dos podía controlar.
—¿Estás bien? —preguntó Jungkook, su voz ronca y baja, mientras miraba a Jimin con una mezcla de preocupación y deseo.
Jimin asintió, su respiración entrecortada pero firme.
—Mejor de lo que he estado en mucho tiempo.
La confesión simple pero honesta pareció encender algo en Jungkook, quien inclinó la cabeza para besar a Jimin de nuevo, esta vez con una intensidad que hablaba más que cualquier palabra al tiempo que introducía en él su miembro duro que goteaba con anticipación.
El tiempo pareció detenerse. La noche avanzó, pero para ellos no había nada más allá de ese momento, de los suspiros compartidos y las miradas cargadas de emociones. Sus cuerpos se movieron al unísono, como si hubieran hecho esto mil veces antes, aunque ambos sabían que no era así.
—Jungkook... —musitó Jimin, llegando a su clímax tan pronto este se corrió en él.
Cuando finalmente el ritmo disminuyó, ambos se quedaron tendidos uno junto al otro, sus respiraciones mezclándose mientras trataban de recuperar el aliento.
Jimin se giró hacia Jungkook, apoyando una mano en su pecho, que aún subía y bajaba rápidamente.
—Bien, definitivamente no esperaba esto cuando llegué a la cabaña.
Jungkook dejó escapar una risa suave, pasando un brazo alrededor de Jimin para acercarlo más.
—Ni yo. Pero es una muy buena forma de liberar tensión y recargar energías —bromeó, paseando libremente una de sus manos por las caderas de Jimin y aterrizarla en su cintura, la cual empezó a acariciar.
Jimin le dio un golpe en el pecho.
—¿Recargar? Si estoy muerto.
Jungkook no evitó reír nuevamente, inclinadose luego para besarle de forma casi superficial.
El silencio que siguió no fue incómodo, sin embargo, fue roto por Jimin:
—¿Sabes? —susurró, al tiempo que se acorrucaba más a su cuerpo —. Si esto es un error, no me importa.
Jungkook le sostuvo del mentón y lo alzó para que sus miradas se encontraran antes de sus labios con un nuevo beso, lento. En donde ambos podían casi jurar que era distinto a todos los anteriores.
—Y a mí mucho menos.
Con esa confesión, ambos cerraron los ojos, dejando que el sonido del mar y el calor compartido los envolvieran.
♡ nota:
ja, siento que no quedó tan bien, pero igual, nunca he sido tan buena escribiendo lemon TT
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