Capítulo 7
No puedo dormir.
Mañana es el día.
Acurrucada en mi cama abro y cierro mis ojos pensando en que faltan pocas horas para que nuestros corazones se reencuentren... Aunque en medio de una multitud. ¿Sabrán reconocerse?
Soy soñadora, soy romántica, siempre lo he sido. Para sobrevivir, para volver a empezar, aprendí a buscar el amor en lo más simple. Aprendí a aferrarme a cualquier tallo de esperanza, a disfrutar cada momento de felicidad.
Esperanza.
Felicidad.
Cada momento que viví con Oliver se reproduce uno detrás de otro en mi mente. Oliver saltando en su banco la primera vez que le hablé:
No podemos reunirnos aquí o en cualquier otro lugar público. Tampoco en mi casa. ¿En dónde vives? Llegaré a tu casa a eso de las tres... si para ti está bien.
Me sorprendió que cediera tan rápido.
Oliver nervioso cuando me puse a ver sus fotos:
Ow. Eras un bebé lindo
Yo haciéndolo reír:
¿Imitar al Pato Donald? Eso es muy difícil... ¡Oh, esperen! ¿Acaso ya estoy hablando como él?
Sonrío. Yo ayudándolo a quitarle el exceso de gel a su cabello:
—No digas nada.
—Tienes que admitir que te ves gracioso...
Él besándome frente a las chicas que se burlaron de mí.
Él golpeando a Chris... por mí.
Incluso soportó que Aaron casi fracturara su mano al saludarlo... Por mí.
Es tanto. Lo que menos hicimos en aquel entonces fue la tarea de Español.
Oliver...
Me repito que no debo tener miedo. Él no ha cambiado, Andrea.. La abuela tiene razón: la gente que siempre ha sido buena, siempre lo será. Oliver aún es ese chico que describí en mi ensayo de Español. Lo es, yo lo sé.
Salgo de mi cama y, sintiendo nostalgia, busco entre las cajas de mudanza mi viejo diario, lo escondo entre algunas novelas. Lo abro y busco la fecha que cambió todo.
Querido Diario,
Todos se burlaron de Oliver y yo quería morirme. Fue horrible. Lo mejor que pude hacer por él fue huir pronto de allí.
Tengo miedo de que me odie. Ojalá no me odie.
Andrea X
Esto lo escribí llorando... Acaricio las letras con las yemas de mis dedos y le vuelvo a pedir a la vida lo mismo. Que no me odie. Espero que con los años haya comprendido mi decisión.
¿Y si ni siquiera le interesa verte, Andrea?
¿Y si fuiste tan contundente al pedirle dejarte atrás que te echó de su mente? ¿Y si no te recuerda?
Es la misma pregunta de siempre: ¿Pensará en mí Oliver Odom? ¿Qué siente cuando recuerda el nombre de Andrea? ¿Y si soy únicamente otro nombre?
Quizá solo soy la chica con la que perdió la virginidad... La loca que imitaba patos.
Karin, en comparación, ha estado con él durante años. ¿Qué soy yo junto a eso?
Me vuelvo a dejar caer sobre mi cama sintiendo mi pecho doler. No me importa que ame a Karin, de verdad que no, si es feliz por mí está bien sin importar con quién esté. Sin embargo, si me duele la posibilidad de que no me recuerde, de haber sido una más.
¿Con cuántas chicas habrá salido Oliver después de mí? ¿Una? ¿Dos? ¿Seis? ¿Únicamente Karin?
Tal vez sí...
Otra vez las dudas... Otra vez el "Qué si..." Ahí están de nuevo los "Hubiera". Por eso debo hacer esto. Entre más se aproxima el momento de la verdad más decidida me siento y comprendo mejor el concepto "cerrar ciclo".
Todo iba fenomenal hasta hace un mes que, de alguna forma, se volvieron a cruzar nuestros caminos.
12:00 a.m. en mi reloj despertador. Ya es domingo 7 de febrero. Froto mis ojos...
—Dios, Dios, Dios... —exclamo, moviéndome como si no pudiera controlar mis impulsos. Y es que no puedo.
Me levanto.
Me siento.
Me levanto.
Me siento.
Pierdo por lo menos una hora más buscando en mi armario qué ponerme. El vestido strapless que elegí horas antes ya no parece tan buena opción. Miro mi reflejo en el espejo de cuerpo completo situado junto a mi armario. ¿Debería recoger mi cabello? Él lo recuerda corto y ahora cae sobre mis hombros. ¿Debería plancharlo?
Acomodo de distintas formas mi cabello para el final simplemente decidir que lo llevaré suelto y medio escondido en un sombrero de lana similar al que usé la primera vez que visité su casa. Eso, maquillaje leve, camiseta, abrigo, vaqueros y botas... ¿o me quedo con el vestido? ¡Dios!
Giro sobre mis pies mordiendo la uña de mi dedo pulgar y abro y cierro más puertas y gavetas de mi armario hasta que, preocupada, escucho a tía Su gritar:
—¡Con cualquier cosa que uses te verás linda, cielo!
Tenías que hacer tanto ruido, Andrea. Avergonzada de no ser lo suficiente discreta al disimular mi ansiedad, guardo todo para volver a recostarme.
01:32 a.m.
¡Vamos, chica, tienes que dormir!
Ninguna noche anterior a esta había pensado tanto en Oliver...
Ni siquiera la noche antes de empezar a trabajar en El Cisne me sentí tan ansiosa.
¿Y si no me reconoce?
Tal vez estoy exagerando y ni siquiera lo podré ver de cerca...
No, bien, lo tengo que ver de cerca.
—¿Quieres té de tilo? —me pregunta mamá al escucharme rodar sobre la cama. La habitación de ella está a mi izquierda y la de tía Su a mi derecha.
—Estoy bien... —digo, acomodando de mejor forma mi almohada. Resoplo y me dejo caer otra vez sobre ella.
Tal vez ni lo vea...
Puede que a última hora cancele...
No. No. No.
Como en definitiva no puedo dormir, enciendo el televisor y me desvelo viendo Sintonía de amor con Tom Hanks y Meg Ryan. Que apropiado. Es una de mis comedias románticas favoritas. En la historia Jonah, hijo de Sam llama a la radio para platicar que su papá no supera el duelo por la pérdida de su mamá y pide consejos para ayudarle a que rehaga su vida. Es lindo... Es realmente lindo ver cómo quienes realmente te aman buscan ayudarte a salir de un bache, y quieren verte bien.
Annie es una de las tantas escuchas que tiene el programa, a ella le conmueve escuchar la historia del niño y su padre. Es en ese momento cuando, a pesar de no conocerlos, siente ese algo que no tiene explicación. Ese algo que la obliga a buscarlos convenciéndose de que están predestinados.
Es... inspirador.
Como mi televisión aún tiene dañado el volumen solamente veo la película e imagino que están diciendo. La he visto tantas veces que no me cuesta... De pronto me encuentro imaginándome en la posición de Annie, la que sigue su instinto y busca a ese hombre hasta el cansancio, la que sueña despierta, la que se obsesiona, la que cree en las historias de amor y sigue una corazonada que le dice "Es él".
Después me imagino siendo Sam, el que se aferra al pasado y teme darse una oportunidad. Una oportunidad real.
¿La historia trata sobre una mujer que encontró la felicidad por atreverse a seguir una corazonada o sobre un hombre que elige darse otra oportunidad? ¿Cuál de las dos decisiones influyó más en Sintonía de amor?
¿Soy Annie o soy Sam?
¿Y si soy Annie, Oliver es Sam?
¿Soy Sam y debo abandonar mi luto para así encontrar a mi Annie? ¿Encontrarla queriendo y no como un reemplazo temporal?
¿Quién soy?
En eso estoy pensando cuando, al terminar la película, por fin siento cerrar mis ojos.
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