Hermione y Ginny fueron juntas, ya que su amiga quería buscar la colección de 4 libros de Charles Dickens para regalarlos a Draco, y la colección de 6 libros de Jane Austen para Dafne.

Draco junto a Luna al contrario miraron a su alrededor buscando un buen libro para sus parejas y porque no un libro sobre bebés, ya
que siendo Scorpius mestizo era bueno saber que escribían los muggles.

_¡Buenas tardes!_ saludó un dependiente ¿Puedo ayudarles en algo?

_ Sí, por supuesto _ respondió el rubio. Podría por favor mostrarme libros sobre bebés. Mi esposa está embarazada por primera vez y no se nada sobre ellos.

_¡Y yo quiero un libro de aventuras, por favor! _ pidió tímida la rubia.

_¿Algo más?_

_Si, también quiero llevar un buen libro para dárselo en navidad, ella ama leer.

_¿Y escribir, también?_

Draco se detuvo a pensar por un momento. Recordó los años anteriores cuando la encontraba en la biblioteca escribiendo inmensos pergaminos sobre las tareas de los maestros, pero nunca la vio llevar un diario o vitacora. De repente no fue tan mala idea que ella pudiera escribir sobre el vínculo que tenía con su hijo y sus mil locuras.

Luna sonrió mirando al dependiente_ ¿Y qué nos recomienda?_ preguntó

El joven le mostró hermosos diarios, de pasta dura y elegante. De todos los tamaños y grosor.

Hasta que le mostró la joya de la corona, un hermoso ejemplar de pasta dura color carnesi con filos dorados, y un pequeño portaretrato en el lomo... Allí pondré una foto de mi amada_ pensó  ¡Me lo llevó! _ declaró satisfecho el rubio bajo la mirada de aceptación de Luna. Puede envolverlo, ¡por favor!.

El joven llevo lo escogido a la caja.

Otro dependiente se había acercado a las chicas hipnotizada por la belleza de Ginny.

_Señorita ¿Puedo ayudarla en algo?_ preguntó pícaro.

_ Para mí nada, pero mi amiga desea llevar dos colecciones.

El muchacho se giró a buscar a la otra cliente, asombrado al ver lo joven que era y ya embarazada.

_ ¡Permítame señora, yo la ayudó _ exclamó acercando una escalera para bajar las colecciones y llevarlas al mostrador. ¿A nombre de quién las facturó?

_Sra. Hermione Malfoy, por favor.

Ya en caja, la cajera veía difícil que puedan llevar todo y sugirió el envío a domicilio.

Hermione se acercó a dar la dirección de su casa.

Luego de salir de allí, fueron a comprar arreglos navideños.

_¡Cierto!_ exclamó Ginny. Aquí podemos comprarle un regalo muggle a mi papá.

Draco sonrió.

Entraron a varias tiendas más, entre ellas una gran tienda departamental, allí Ginny y Hermione escogieron el regalo para Arthur,  cuando se dieron cuenta era cerca de la medianoche.

_¡Vamos, es tarde! _ replicó Ginny. Juntos avanzaron al Caldero Chorreante, que está en Charing Cross Road, ubicado entre una librería y una tienda de discos.

Entraron saludando a todos, algunas damas se acercaron a saludar a Hermione. Mientras otros miraban a Draco con desconfianza.

El rubio suspiró, más no dijo nada. Bajo las miradas sorprendidas de los allí presentes tomó la mano de su esposa mientras con la varita golpeaba los ladrillos, la pared se abrió y todos presurosos pasaron.

La calle Diagon aún estaba llena de gente por las compras de Navidad.

Draco llamó a su elfo. Stuart ven aquí.

El elfo apareció haciendo una exagerada reverencia.

_Llevate a Luna y a Ginny a la mansión._ ordenó.

Draco aún tomado de la mano de Hermione avanzo al local de Quiddich, compro 3 saetas de fuego, un conjunto completo del uniforme de los Chudley Cannons y varios equipos de mantenimiento de escobas, guantes, brújulas y snitches.  Pago todo encargando que lo entregaran en su mansión, salvó una de las escobas.

Como la aparición no era opción por el embarazo de su esposa, mantuvo a pocos centímetros del suelo la escoba para que Hermione se sentase e ir a la mansión así.

Hermione le asustaba volar, más, sin embargo, en brazos de su esposo se sentía segura.

El rubio susurraba en su oído palabras de amor. Mientras avanzaban hacia su nuevo hogar.

Stuart al llegar les ofreció pastelitos y té a las chicas, así las encontraron los esposos. Se unieron a ellas ya que morían de hambre.