Una vez que se quedó sola en su habitación, Hermione se acarició el vientre con dulzura y adoración.

... <<Me gustaría conocerte, saber como serás y a quien te pareceras>> pensó para si misma.

De repente cerró sus ojos por un momento y visualizo un pequeño castañito con ojos color mercurio que mientras se chupaba su dedito pulgar la miraba con ojos saltarines.

Hermione abrió los ojos sorprendida y soltando una risita nerviosa preguntó — ¿Pequeño bribon cómo hiciste eso?

— El bebé brincaba dentro de su vientre emocionado y divertido... Quiero un nombre, mami — susurró a través del vínculo.

La castaña hizo ademán de pensar y acariciando su vientre dijo — Lucius... Pero el bebé no se movió.

— ¿No te gusta el nombre de tu abuelo, cierto? — cuestionó y el bebé se mantuvo inmóvil.

— Ufa tienes el temperamento del hurón — susurró divertida Hermione, pero al bebé no le gustó el apodo así que le provocó fuertes náuseas a su madre.

— ¡Lo siento, lo siento! — susurró Herms. Notando la crisis de ansiedad  que tenía su bebé.

— A tu padre le gusta Scorpius — explicó porque en la familia de tu abuela Cissy es una tradición colocarles a sus hijos nombres de estrellas o constelaciones ¿Te gusta?

— Scorpius... Scorpius...— Susurró el bebe... Me gusta mami, gracias

—¡Qué bien, mi castañito hermoso! — festejo Hermione, mientras repartía besos volados en la habitación.

— Hazlo otra vez, mami — pidió Scorp.

— ¿Scorpius? — cuestionó dudosa Hermione.

— ¡Mi nombre no!... eso de hermoso y los ruiditos graciosos — pidió Scorp.

Hermione sonrió satisfecha y repitió nuevamente la dulce frase y los besitos volados.

... <<Sabes mi castañito hermoso... A tu padre le dará un infarto cuando te conozca, él siempre dice que los Malfoy nacen rubios, pero tú mi bebé heredarás el tono de mi cabello>>

— Y los ojos de papá — susurró juguetón Scorp — tendré algo de cada uno, pero sobretodo heredare su gran inteligencia y sus fuertes núcleos mágicos.

— Sí, eres un mini sabelotodo — exclamó Hermione con los ojos vidriosos por la emoción de poder compartir estos maravillosos momentos con su hijo.

Scorp movía sus bracitos dentro del vientre de su madre, mientras con sus pequeñas manitos acariciaba su burbuja de amor para que su mamá sintiera todo el amor que le tenía.

Hermione sonrió enternecida al sentir las caricias de su castañito y comenzó a cantar una corta nana de cuna que su madre le cantó alguna vez.

Draco entró a la habitación encontrándose con la dulce escena, lo que hizo que el también sonriera. Así que se acercó sin hacer ruido a su novia para abrazarla y besarle la coronilla.

Hermione sintió la calidez de su rubio y alzando la cabeza sonrió también, tomó la mano de él para colocarla sobre su vientre y dijo — Scorpius tu papi te está acariciando, muévete para que te sienta.

Draco miraba a Hermione extrañado, pero no dijo nada y espero que su hijo se moviera, sin embargo, no lo hizo.

— ¿Sientes? — cuestionó Herms — Scorp te está saludando.

Draco solo sonrió, pero la verdad lo creía imposible, ya que el bebé sólo tenía 2 meses.

De repente él se empezó a apartar cuando sólo tenía sus yemas en el vientre de su novia sintió pequeñas olas, pero no era el mar sino los deditos de su hijo, abrió los ojos sorprendidos y antes que Herms cuestionara otra vez, el rubio sólo lloró.

— Así que la sangre sucia está en San Mungo — exclamó la Viuda Greengass radiante y cuyos ojos lanzaban destellos malignos.

— Madre... Tus ojos tienen un fulgor extraño — susurró Astoria tanto que asusta — me dirás por fin que máquina tu cabeza en este momento.

— Me crees tonta muchacha — gritó la Viuda — mis planes son solo míos así como mi venganza y ahora vete no quiero que se levante sospechas sobre ti.

Astoria invocó el hechizo maligno —volumina fumi  y desapareció.

La Viuda golpeaba sus dedos sobre la chimenea de mármol de su Mansión mientras organizaba su próximo movimiento.