Capítulo 7.
Darien.
Mama caminaba por la sala mordiéndose las uñas por los nervios. Papa había salido hace un par de horas y no había regresado.
—¿Mama, quieres tranquilizarte?, vas hacer una zanja en medio de la sala de tantas vueltas que das. — Se detuvo de golpe solo para mirarme y caminar los pocos metros que nos separaban para plantarse delante de mí.
—¿Cómo quieres que esté tranquila si no sé nada de donde esta y tu padre ni tu hermano eh?.
Me encontraba sentado de forma indio, así que tuve que alzar un poco la vista para verla en el momento justo en que me señalaba con el dedo.
—¿¡Tú sabes lo que está pasando Darien¡? ¿Sabes dónde están tu padre y tu hermano no es así?.
Después de que llegamos a casa, papa le dijo a mi mama que tenía que salir por un asunto muy importante y se llevó Sammy con él, como buena loba, mama no se tragó su palabrería pero antes de que pudiera reclamar le, papa y Sammy salieron corriendo cual ladrones en fuga.
Y a quien creen que le toco soportar gruñidos y amenazas casi de muerte por parte de su madre, ¡Tin! Tin ¡Tin! ¡Lotería!. Y de eso ya habían pasado cálculo una o dos horas.
Yo sabía de qué tenían que hablar, digo rechazar a tu mate no es cualquier cosa y menos cuando es la Alfa de Alfas, se supone que el mate es lo más preciado para un lobo, ¿Que no en lugar de rechazarla Sammy debería estar brincando de alegría por en contarla?, ella debe de haberlo buscado por mucho tiempo.
Aunque por otro lado, él es muy joven para una responsabilidad tan grande, convertirse en Alfa de Alfas de todas las manadas de América no es cualquier cosa, y no me mal atiendan no digo que por ser un beta él no pueda con la carga, pero seamos realistas, Sammy a luchas penas sabe dónde guarda su ropa interior, si apenas puede mantenerse vivo el solo, como va a mantener con vida todo un continente.
Que dilema, pero volvamos a lo que real mente importa. Y eso es….
Mi madre, que en este preciso momento me esta fulminando con la mirada, y su iris parpadean del negro habitual de sus ojos, a los rojos de Mars y eso es una señal de que si no huyo por mi vida, las cosas se van a poner feas.
—¿Te he dicho lo increíblemente hermosas que te vez hoy mama?.
—¡No me cambies el tema Darien!.
—¡Ah me rindo madre!. Iré a mi habitación. — me levante tan rápido como mis piernas me lo permitieron y salí disparado a mi cuarto.
—¡Darien ven haca!.
—¡Yo no sé nada!. — Subí las escaleras de dos en dos para que no me alcance.
—¡Darien Chiba Hino, quiero respuestas y… — La puerta de la casa se abrió de golpe dando un choque seco con la parad, provocando que me quedara a la mitad de las escaleras por la impresión, gire medio cuerpo para poder ver lo que había provocado y abrí los ojos como platos.
—¡Bájame!. — Sammy volvió a azotar la puerta para cerrarla, el alma y la sangre se me callo a los pies al darme cuenta de quién era la persona que gritaba se retorcía sobre sus hombros.
—¡No!. ¡Juro por la diosa que no vas a salir de esta casa, si no es marcada y con mis cachorros en tu vientre!. — y zass, Sammy planto la nalgada del año en el trasero de la Alfa.
—¿¡Que significa esto hijo!?
— ¡Ay! Me las vas a pagar juro… — otra nalgada son por la sala.
—¡Muévete de ahí Darien!. — Sammy subía las escaleras casi corriendo, no iba a poder terminar de subir sin que él me alcanzara, lo único que se me ocurrió fue saltarme el barandal y aterrizar en el sillón de la sala.
Los gritos se perdieron por el pasillo del segundo piso, mama estaba al pie de las escalaras con la boca abierta.
—¡Suéltame!, ¡suéltame! ¡que me…. — Y los gritos dejaron de escucharse cuando la puerta de la habitación de Sammy fue serrada de un portazo.
—Bueno… eso no lo veía venir.
―¡Darien!.
—¿Qué?.
—¡Ese no es tu hermano, me va a escuchar!.
—¡Mama, es más que obvio que Sammy encontró a su mate!.
—¡Darien!.
—¡Hay mama, tanto tu como yo sabes que la única razón por la que un lobo actúa como demente psicópata y cavernícola con una chica gritando que la suelte o la baje es porque lo más probable y siempre es verdad es que son mates y la chica no lo acepta!. Fin. Bueno pensándolo bien si fuera ella no aceptaría tampoco eso que me toco por mate.
—¡Esto no puede estar pasando!.
—¿Qué pasa?, los gritos se escuchan desde antes de llegar al patio delantero de la casa. —Interrumpió mi padre entrando a la casa, lucia como si en las horas que se ausento, el peso de los siglos le hubieran caído encima. Y fue una dura caída.
—¿¡Tú lo sabias Jedaite!?.
—¿De qué están ablando?.
—¡Carajo tú lo sabias?.
—¿Saber que exactamente?.
—¡Que nuestro hijo trajo a una desconocida a nuestra casa a la fuerza y se acaba de encerarse un su habitación!.
—Ah eso, creo que los tres deberíamos tomar asiento para hablar con calma. — Mama miro a papa con unos ojos llenos de furia y exploto.
—Calma. ¡Cómo te atreves a pedir calma cuando nuestro hijo podría estar a punto de cometer el error más grande de su vida!.
—Mama no crees que están exagerando.
—Cállate Darien.
—Tienes que calmarte primero Rei.
—¡Me voy a calmar cuando esa mujerzuela salga de mi casa y…..
—Es su mate. —Mama me miro como si le hubiera contado un mal chiste y mi padre me veía con ojos de ¡la cagaste!.
—¿Co-cómo?.
—Es más complicado de mi rubí.
—Es mi cachorro. —ahora mama ya no veía a papa con ojos de furia, si no con ojos cristalinos llenos de sufrimiento.
Sip.
Una madre por sus hijos es capaz de hacer lo que sea, no lo dudo, pero en estos casos mi madre estaba utilizando sus poderes de manipulación sobre mi padre para lograr su objetivo.
Casi me convences mama. Casi.
Papa miro al techo de la casa como si fuera lo más interesante del mundo, suspiro para mirar a mama a los ojos, su mirada tierna y llena de amor cambio a esa mirada que les da a sus aprendices en el entrenamiento llena de seriedad y determinación que no acepta un no por respuesta, esa mirada que te da a entender que no tienes más opción que escuchar y obedecer o atenerte a las consecuencias.
Y esa mirada tan fría.
Y era la primera vez que era dirigida para mi madre.
—Tienes que escucharme Rei, sin interrupciones lo que está pasando puede que cambie nuestras vidas por completo.
(.)
Mama estaba ida, su cara estaba tan pálida como si hubiera visto al mismo diablo, trataba de disimular el temblor en sus manos, a estas alturas no sabría decir si era de miedo, nervios o ambos, sus ojos estaban idos como si tratara de asimilar todo lo que mi papa nos había contado.
Yo incluso no había asimilado del todo que mi hermano en un acto de furia y celos se había emparejado con la alfa por puro instinto después de haberla rechazado, incluso yo estaba sorprendido de como mi hermano tuvo el valor de raptara a la alfa y traerla en contra de su voluntad.
Debía admitir que mi hermano los tenía bien puestos.
Lo que no terminaba de comprender era el dichoso baile de la cacería, estoy seguro que en ninguno de los libros de historia lobuna que leí en todos mis años recluido en la biblioteca mencionaron algo sobre un baile de casería, pero también era cierto que había una sección prohibida donde solo los lobos con rango mayores o el alfa tenía acceso a ella y era la sección privada del alfa. Y claro que estaba en la casa alfa.
Tal vez había algo en esos libros que aclara muchas de las dudas alrededor de este raro emparejamiento, tendrá que pedirle ayuda Leica, seguro que sabría algún modo de cómo acceder a ella.
Mama se paró de golpe y se dirigió a las escaleras.
—A dónde vas mi rubí.
—A impedir que mi hijo cometa una locura. — mi padre también se paró de golpe y antes de que mama pusiera un pie en las escaleras papa ya la traía al sillón otra vez sobre sus hombros.
—NO vas a interrumpir lo que sea que esté pasando ya arriba con nuestro hijo—La volvió a dejar en el sillón mirándola con ojos serios mientras mi madre lo miraba con ojos de furia.
—¡Es mi cachorro, no pueden obligarlo a proquear!.
—¡También es mi hijo! — Y mi padre por fin demostró toda la preocupación que intentaba ocultar de madre. —¡Trate de hablar con el alfa, pero incluso el no pude hacer nada cuando la beta de la alfa empezó a poner los puntos sobre la mesa!. Ella le hablo a mi cachorro como si fuera un lobo adulto hablando del clima. Me sentí impotente de no poder proteger a mi hijo, pero ella habla con la verdad y lo demás fueron solo acciones guiadas por el instinto de nuestro hijo, nadie lo obligo, solo queda asumir las consecuencias.
La sala quedo en completo silencio y por momento odie a esa beta con toda mi alma, si mi memoria no fallaba y estaba casi seguro que la chica rubia que cargo a la alfa era su beta, en 19 años de matrimonio mis padres nuca discutieron tanto como lo habían hecho hoy.
—Ire a preparar la comida.¬— Mama se paro y papa fue tras ella.
—Yo te ayudo.
Ambos se perdieron rumbo a la cocina y yo solo pude tirarme a lo largo del sillón y pasar mi brazo por mi cara cubriendo mis ojos.
—Esto es un desastre.
(.)
Siento las suaves manos de mi madre acomodándome el flequillo que me cubre un poco la frente, mientras mis sentidos van despertando me doy cuenta que me quede dormido en el sillón, cuando abro los ojos me topo con los hermosos ojos de la mujer que tengo por madre, ella me regala una sonrisa que no llega a sus ojos más bien una mueca y yo le regalo una sonrisa perezosa.
—Te vez hermosa. —Se le escapa una risa pero esta vez de verdad y me jala un poco los cachetes.
—Mentiroso barbero. —Ella suspira mira las escaleras y luego me mira a mí, cierra los ojos y suspira.
—¿Qué pasa?.
—La comida esta lista y tu padre intento llamar a tu hermano para que bajaran a comer pero él le respondió con gruñidos y lo amenazo, ni siquiera pudo llegar a la puerta de su habitación.
—Y me perdí todo eso. ¡Ach! —Me dio un golpe en el estómago con la suficiente fuerza como para retorcerme en el sillón.
—Seriedad hijo.
—Ya, ¿qué te parece si yo subo a intentar hacer que mi hermano y su mate salgan, tal vez siendo humano mi presencia no sea tan amenazante para ellos?.
Ella me mira con ojos llenos de preocupación pero mira otra vez las escaleras y sé que por su cabeza pasan cientos de ideas que solo las madres tienen cuando están preocupadas por sus cachorros.
Luego sus ojos regresan a mí, y suspira.
—Ok, pero a la primera señal de peligro bajaras y no te expondrás a un ataque de tu hermano, no está en sus cinco sentidos y sé que cuando tome conciencia de su cuerpo y su mente se culpara si algo te pasa.
—No pasara nada. —Me siento en el sillón y me pongo los zapatos, le doy un beso en la frente y le regalo una sonrisa para que se tranquilice. —Empieza a poner la mesa y pon un plato de más porque hoy tendremos una invitada.
Me levanto y camino a las escaleras, cuando voy por la mitad pensó que tal vez mi hermano esta exagerado al no dejar ni siquiera a mi papa acercarse digo es papa, no le veo lo peligroso.
Cuando llego al final de las escaleras veo el pasillo e la segunda puerta a la derecha y escucho un leve gruñido que me pone levemente los pelos de punta.
Tomando el poquito de valore que me queda sigo caminando y cuando estoy enfrente de la puerta apunto de tocar escucho un gruñido más fuerte, nunca lo diré pero si me asusto.
—¡Largo!.
Las ganas de salir corriendo no me faltan después de eso gruñido.
Pero jodida mierda le dije a mi madre que bajaría con mi hermano y mi cuñada a comer y si tengo que patear el trasero de lobo de mi hermano y ganarle en un concurso de meadas lo haría con tal de hacer feliz a mi madre.
Y es cuando la revelación se explotó en mi cerebro.
Los lobos son territoriales con su territorio y su pareja, por eso si se sienten amenazados atacaran, pero Sammi sabe que el único lugar que su cerebro le dicta que es seguro es su habitación el territorio que él puede manejar. Tengo que medir muy bien mis palabras si quiero que esto no se me salga de control.
—Hermano escucha. —Gruñido— Onichan, ¿Me dejarías hablar con mi hermano humano?.
—¡No, ella Mía!.
—Es tuya nadie la quiere separara de ti, yo no quiero separarla de ti.
Gruñido.
—¡Mía!.
—Si es tuya, ¿Podemos hablar Onichan, me abres la puerta?.
—Grrr Darien no quiere a Onichan.
—¿Porque piensas que no te quiero Onichan?.
—Porque desde que desperté mi forma física Darien me ve con miedo y no con amor como la hace con Sammy. —Abro los ojos de la impresión y no me creo todo lo que me dice.
—¡Lobo tonto!, no es miedo es …. —Moví mis ojos de un lado a otro buscando las palabras correctas, al no encontrarlas simplemente deje que todo fluyera.— Es saber que mi hermano ya creció y no necesitara más de mi porque te tiene a ti, soy un simple humano, no puede compararme en la diferencia de lobo a hombre y no me mal entiendas estoy orgulloso de ustedes pero ahora que ya estás tú sé que Sammi no me necesita y eso me asusta.
Escuche como los pasos se acercaron, el rechinar de unos muebles se escucharon y después el seguro siendo quitado, el pomo de la puerta giro y la puerta se abrió dejándome ver unos triste y un poco asustados ojos naranjas fosforescentes.
—¿Entonces igual me quieres?. —Le sonreí y abrí los brazos para que terminara e salir y abrazarlo.
—Claro que si lobo tonto. —El me correspondió el abrazo y después se separó de golpe.
—Genial porque necesito que me ayudes con algo.
Me jalo del brazo metiéndome en su habitación y serrando la puerta tan rápido como pudo.
—¿Qué pasa?.
—Creo que cometí un gran error?. — Estaba muy nervioso y me dio mala espina.
Y entonces algo hizo clik en mi cabeza, si Sammi y yo estábamos hablando tan tranquilos, los dos, juntos, en su habitación, ¿Dónde estaba la alfa?.
—¿Dónde esta?.
—Bueno….
Sus manos se movieron de manera nerviosa y luego soltó una sonrisita y después me miro y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—La-a marque-e..
—¿¡Qué!?.
—¡La marque!.
Sentí como mi alma me abandono, camine sin pensarlo directo a la cama y quite las sabanas y cobijas que cubrían el cuerpo inmóvil que descansaba ahí, sin pensarlo descubrí el cuello del lado izquierdo y si ahí estaban las iniciales SSH entre lazadas en una media luna, con una enredadera de ramitas y flores discreto pero elegante y llamativo.
Solo pude decir dos palabras.
—¡Estamos muertos!.
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