Desenlace y Fin
Con la muerte de Jungkook, mi águila se elevó y abrió su pico, emitiendo un fuerte chirrido que despejó el cielo. El puma de Yoongi apareció rugiendo, haciendo que los árboles se volvieran frondosos y tomaran un color verde. Una serpiente blanca se arrastraba, dejando jardines a su paso. ¿Qué está pasando? Mi águila se acercó y tomó el cuerpo sin vida de Jungkook de mis brazos y se elevó con él.
—¡No, devuélvemelo! —dije entre lágrimas, saltando como si fuera posible alcanzarla.
Luego de insistir y esperar a mi águila, la cual no regresaba, caminé hasta el carruaje, tomé a mis niños y me fui con ellos al palacio. A nadie parecía preocuparle la ausencia de Jungkook; todos me recibieron con una sonrisa. El secretario Taehyung me entregó una carta. Yo estaba abrumado, sentía que todo estaba pasando muy rápido, pero la recibí y seguí mi andar.
Acosté a mis dos pequeños, quienes dormían plácidamente, ajenos a todo lo que ocurría en el mundo exterior. Sus rostros angelicales me daban una sensación de paz y tranquilidad que tanto necesitaba. Miré hacia la mesa, donde reposaba la carta que me había entregado el secretario Taehyung. Con el aire contenido y las manos temblorosas, comencé a abrirla.
Al ver la letra de Jungkook, sentí como si todo el aire se escapara de mis pulmones de golpe. Mi corazón comenzó a latir con una fuerza descomunal, como si quisiera salirse de mi pecho. La habitación, que antes parecía un refugio seguro, ahora se sentía opresiva y cargada de incertidumbre. Cada palabra escrita en esa carta tenía el poder de cambiarlo todo, y el miedo a lo desconocido me paralizaba.
Hola, lucecita:
Si estás leyendo esto, es posible que ya haya partido de este mundo, un mundo que no me merecía, pues soy demasiado perfecto para él. Jimin, ¿recuerdas cuando te pedí que confiaras en mí? Era porque todo esto debía suceder, pero si te lo hubiera dicho, no lo habrías permitido. Yo debía cargar con toda la oscuridad del reino para acabar con todo lo malo.
Tú eres responsable de que yo quisiera hacer algo bueno, siempre repitiendo que debíamos ser buenos para el reino. Mi madre era como tú, soñaba con que la oscuridad se acabara. La razón por la que me deshice de Yoongi y su familia es porque sus corazones estaban contaminados. Quise probar que tú tenías un corazón puro, porque al acabar conmigo, acabarías con la oscuridad, aunque mi cuerpo físico se viese afectado.
Me detuve a ver las gotas que representan las lágrimas secas en la carta y pude sentir todo el dolor que debió sentir Jungkook al cargar con tanto peso. Continué leyendo.
Gracias, Jimin, porque me liberaste de la oscuridad y me amaste aún viendo lo peor de mí. Gracias por nuestros hijos; ahora ellos tendrán la oportunidad de crecer en un buen reino, junto a los demás habitantes del pueblo. Dejé todo listo para que tú te hicieras cargo del reino. Bueno, esta hoja no tiene más espacio, así que resumiré todo en un:
Te amo. Siempre tuyo,
Jungkook
Al terminar de leer, no podía evitar llorar, cubriendo mi boca para que mis pequeños no despertaran. ¿Por qué no me lo dijo antes? ¿Por qué debía cargar con toda la oscuridad solo él? ¿Por qué, diosa Aline? ¿Por qué tú, siendo una diosa, no nos proteges y facilitas todo? Dije, mirando la carta, sintiéndome aún más solo porque mi águila me abandonara.
Dos semanas habían pasado desde que el luto, estipulado por ley, había comenzado. Parece que la sombra de la tristeza solo se cernía sobre mí y no sobre el reino, para mí el aire estaba cargado de una melancolía palpable.
El día de mi coronación se acercaba inexorablemente. Los preparativos estaban en marcha, y el palacio se llenaba de murmullos y actividad frenética. Sin embargo, mi mente estaba lejos de los festejos. Sé que, aunque sea coronado como padre de los futuros emperadores, el verdadero heredero al trono, por derecho, es Jin.
Llegó el día de la coronación y yo me preparaba para salir a ser coronado. La música suave del templo resonaba en el aire, creando una atmósfera solemne y majestuosa. Los asistentes, vestidos con sus mejores galas de colores, llenaban el templo con una mezcla de expectación y reverencia.
El secretario Taehyung, con voz firme y clara, comenzó la ceremonia: "Estamos aquí reunidos para coronar al consorte como emperador temporal hasta que sus hijos estén preparados para ocupar ese lugar. El consorte y ahora emperador Jimin ha cambiado el reino de la oscuridad por uno de luz y ha mejorado la vida de todos."
Mientras el secretario hablaba, mis pensamientos se desviaban hacia Jungkook. Su ausencia se sentía como una sombra en medio de la luz de la ceremonia. Cada palabra del secretario resonaba en mi mente, nadie ha hecho más por este reino que Jungkook, quien entregó su vida, aún dejando un vacío para mí y sus hijos.
La multitud aplaudía y vitoreaba, pero dentro de mí, una batalla de emociones se libraba. La responsabilidad del trono pesaba sobre mis hombros, y la ausencia de Jungkook hacía que ese peso fuera aún más difícil de soportar.
—Venga, consorte, y reciba la corona.
Con paso firme, avancé hacia el altar, donde la corona me esperaba. La luz del sol se filtraba a través de los vitrales, bañando la sala en un resplandor dorado. Al sentir la corona sobre mi cabeza, tuve una mezcla de orgullo y tristeza.
De repente, un sonido familiar rompió el silencio: “Cra cra”, el llamado de mi águila enorme entrando al templo. Corrí hacia ella, mi corazón latiendo con fuerza. Cuando ella cerró sus alas, dejó ver a Jungkook, vestido con una túnica negra como de costumbre, acercándose con un elegante caminar y una sonrisa.
“Jung… Jungkook”, hablé en medio de las lágrimas, incapaz de contener la emoción.
—Perdón por llegar tarde —dijo Jungkook, con una sonrisa traviesa en los labios—. Parece que me perdí la parte más emocionante.
—Pero, ¿cómo es que estás aquí? Yo mismo te… —hice una pausa, mi voz temblaba—. ¿Estoy alucinando? ¿Es este un sueño?
—No, no estás soñando ni alucinando. De verdad estoy aquí. Creo que la Diosa Aline no me quería en su presencia, así que me mandó de regreso. —Jimin, he vuelto y esta vez no hay oscuridad en mí. Esta vez, solo hay amor para dar, para ti y nuestros hijos. Me encargaré de recompensar cada lágrima y sufrimiento que tuviste por mi causa.
Abracé a Jungkook con fuerza, sintiendo su calor y su presencia como un bálsamo para mi alma herida. Él me apartó suavemente, solo lo suficiente para mirarme a los ojos. Sin decir una palabra, se inclinó y me dio un beso apasionado, como si las personas a nuestro alrededor no existieran.
—Te amo, Jimin —dijo Jungkook, con sus ojos brillando con sinceridad.
—Te amo, Jungkook —respondí, sintiendo una calidez indescriptible en mi corazón.
—Este será nuestro comienzo, lleno de amor y respeto. Te lo prometo —continuó Jungkook, tomando mis manos entre las suyas.
Nos miramos a los ojos, sabiendo que, a partir de ese momento, solo quedaba amor para darnos y que ya no importaba nada más, solo nuestro amor.
La multitud a nuestro alrededor aplaudía y vitoreaba, pero en ese instante, solo existíamos nosotros dos. No había reino que importara, entendimos que desde el principio estábamos destinados a estar unidos por un lazo llamado amor.
El Fin
Quiero agradecer a todas las personas que tomaron parte de su tiempo para leer esta historia. Es mi primera historia Kookmin y, para ser sincera, me ha encantado escribirla. Espero que la hayan disfrutado tanto como yo disfruté creándola. Les agradezco todo el apoyo y los comentarios que me han brindado.
Atentamente,
MinMillys
Como extra, para que no quede la duda: cuando el águila se llevó a Jungkook, fue con la diosa Aline para que, ahora que estaba libre de oscuridad y había tenido el acto de amor de dar su vida por la luz, fuese recompensado y ella lo regresara a la vida.
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