Prólogo.
La luna alumbraba las calles solitarias de Solefor, pero no había silencio. Incluso en las cuadras más lejanas se escuchaba el escándalo del popular club de pelea, ubicado en el centro de la ciudad. Adentro, los espectadores reían, bebían y apostaban entre ellos por los luchadores. La última ronda empezaría pronto, por lo que los trabajadores querían vender rápidamente toda la comida, cigarrillos y demás vicios restantes que pudieran antes de irse.
Sin previo aviso, las luces se apagaron, acallando al público.
—¡Última ronda de la noche! ¡¿Están todos listos?!
Afirmaciones, algunas mezcladas con insultos, respondieron al eufórico presentador.
—¡Pues que comience entonces!... De un lado de la arena, nuestro ya ex-novato, ¡bolita de nieve!
Se escucharon asombros, burlas y fuertes susurros.
"Pff, hasta yo podria ganarle"
"¿No es ese el supuesto novato del que todos hablan?"
"¡Es tan pequeño!"
Lumine a.k.a Bolita de nieve, ni siquiera se molestó en mirar al público, ya estaba acostumbrado.
Esta es la primera ronda de la semana, será mejor iniciar con el pie... Bueno, la pata derecha.
Ya llevaba tres meses y medio trabajando en esto. Y, hasta ahora, no había perdido ningún torneo. Según el dueño del lugar, nunca había pasado algo así, siempre que podía decía que él era sin duda 'el novato maravilla' y que con gusto, si no fuera menor de edad, lo llevaría a pelear a ligas más altas. Lumine nunca sabía cómo reaccionar ante eso.
—¡Y al otro extremo, FireWolf!
Un imponente canino de color marrón anaranjado con manchas blancas apareció. Se empezaron a escuchar las apuestas de dinero en las gradas.
No lo pudo evitar, una pequeña risa se escapó de sus labios. Era por el apodo. ¿Lobo de fuego? Ni siquiera podía llegar a los estándares de los hombres perros más grandes.
—Uno...
—¿De que te ríes, bolita? —Gruñó con furia, resaltando la ultima palabra.
—¡Oh, nada, nada! —La mentira era vidente, no eran discretos sus intentos por contenerse.
—Te ves más patético de lo que cuentan.
—Dos...
—¿Disculpa?
—¡Tres! ¡PELEA!
FireWolf se abalanzó a dar el primer mordisco, pero Lumine le pasó por debajo, luego subió encima de su oponente para morderle el cuello. Hubo unos segundos en que FireWolf no pudo quitárselo de encima hasta que finalmente logró hacerlo a caer, inmediatamente le hizo un rasguño en la cara, no contento con eso, lo agarro de su cola y lo tiró hasta la otra punta. Lumine reaccionó rápidamente, en cuanto lo vio correr, también avanzó para morder una de sus patas delanteras, y de paso darle un buen revuelco en la arena de batalla.
—Tú... ¡Pequeño bastardo!
La pelea continuó por unos minutos más, había más sangre que en los anteriores espectáculos. Los gritos alentando a los luchadores aumentaban y se redoblaron las apuestas. El "perrito" blanco se preparó para dar el golpe final.
Apuntó a su cara, mordiendo todo lo posible. Una vez lo tiró a un costado, fue a por sus patas traseras, esquivando sus patadas logro despistarlo para hacerlo volar hacia las cuerdas del ring.
Se detuvo, podría darle el golpe de gracia ahora que estaba en el suelo, claro. Pero no le gustaba jugar de esa manera. Prefirió optar por la regla de los cinco segundos.
La regla de los cinco segundos consiste en que, si uno de los oponentes esta en el suelo y se esta en el tiempo final de la ronda, si no se levanta en cinco segundos, automáticamente perdía.
—Uno... Dos... Tres...
Al verlo mover ligeramente una de sus patas, fue velozmente hacia él para rematarlo.
—Cuatro, ¡CINCO! ¡Bolita de nieve gana! —Se escucharon las ovaciones, aplausos y enfados de quienes habían apostado a que FireWolf lo acabaría.
Lumine sonrió, orgulloso. Se volteo listo para ir a casa. Su cabeza no pensaba en nada más, había sido un día largo, no se molestó en prestar atención a nada, ni al público, ni al presentador, ni a los empleados... O a su enemigo levantándose detrás.
Sintió unos fuertes pasos detrás, apenas pudo voltear cuando ya lo había agarrado de una de sus patas delanteras, lo tiró al suelo y le dio un fuerte mordisco, apretando sus dientes todo lo posible. Lumine gruño sintiendo dolor, debía admitir que tenía buena dentadura. Iniciaron los abucheos e inmediatamente vinieron a separarlos.
Aparte de ser una regla, era muy mal visto atacar por las espaldas, sobretodo cuando ya se había perdido.
Ya en su forma 'humana', lo ayudaron a llegar a la sala de enfermería, tan solo un instante después de que se sentara en una de las sillas, abrieron de una brutal patada la puerta. Su dolor se intercambio por el susto. No era la enfermera preocupada ni nada por el estilo, era Sera, el Sabueso negro. Su compañera de trabajo y de piso.
—S-Sera... —La chica dio un fuerte golpe de la pared, intentando contener la rabia.
—Lumine...
. . .
¡Hola, esta es la primera historia que escribo! :D -no mentira, solo es la primera que publico-, espero les guste y sean amables con mi novatez. No olviden leer todo el Webtoon Lumine para no llevarse spoiler.
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