Capítulo 5: Entre nanobots y jeringas

-Dame tu brazo- la gata demandó sentándose sobre su pecho, sus ojos violetas mirándolo con expectación.

Pero el soldado no confiaba en ella, ¿qué clase de droga podría estar administrándole? No era conveniente demostrar más vulnerabilidad de la que ya le estaba obsequiando.

-¿Qué es esto?- la interrogó, apartándose lo más posible de ella.

-El día de ayer, me dijiste que eras una I.A, ¿no es así? Pues la sheriff aquí presente, no se traga tu historia ni tantito, y yo, bueno, yo prefiero creer en hechos antes que en las palabras de un desconocido. Soy lo suficientemente inteligente como para, por lo menos, hacerte un par de pruebas, antes de descartar o afirmar tu historia- respondió la gata con aires de suficiencia y egocentrismo -si quieres que crea en tu identidad, dame tu brazo- insistió, retándolo con la mirada.

Yoali la miró fijamente por unos instantes. Si bien aquel animal era un dolor de cabeza, por lo menos, ella era la única que en verdad le estaba ayudando, no solo con la reparación de sus piernas, sino con el hecho de entender su naturaleza, por lo que, sin más opciones al alcance, decidió tomar el riesgo. Muy a su pesar, extendió su brazo frente a ella.

-Muchas gracias- el animal introdujo una delgada varilla metálica en la piel morena del soldado, empujando el líquido transparente, al interior de su sistema.

-Bien, ya está hecho- dijo el soldado, haciendo un movimiento para que la gata se alejara de él, tan pronto la jeringa fué removida
-Ahora dime qué cosa es lo que acabas de inyectarme- le demandó con gélida seriedad.

-Un nano bot- la gata se encogió de hombros, como si fuera la cosa más normal del mundo- este pequeño amiguito, nos ayudará a descifrar tu verdadera naturaleza, urgará en tus entrañas como una diminuta mosca, en busca de respuestas- dijo esbozando una sonrisa, por demás antinatural y terrorífica. Al mismo tiempo, comenzó a frotar el dije que colgaba de su collar, con una de sus manos humanas.

El soldado no pudo evitar tragar con pesadez, quizás tomar esa inyección había sido una mala elección.

La sheriff, por otro lado, abrió los ojos como platos ante aquella revelación.
-¿Te volviste loca?, ¡no puedes introducir nano bots en el cuerpo de un soldado de alto rango, sólo porque tienes curiosidad!- le gritó, estaba muy cerca de querer ahorcar al animal en aquel instante. Un movimiento en falso, y el pueblo estaría invadido de federales en menos de cuarenta y ocho horas.

-Si por loca, te refieres a que voy en contra de los convencionalismos, necesidades o exigencias sociales y/o legales, entonces si, estoy loca. Sin embargo, es preferible que lo esté, no podemos arriesgarnos con este- respondió la aludida, sosteniendo la mirada de la mujer sin tapujos.

Yoali no pudo evitar sorprenderse ante la valentía de la gata, la monstruosa figura de la sheriff, era capaz de intimidar a cualquiera, pero esa diminuta criatura, podía traspasar su autoridad con la ligereza de una pluma.

Y hablando de ella, las sorpresas no terminaban solo con su descaro.
El dije, que momentos antes había estado frotando, de repente había comenzado a derretirse, convirtiéndose en una masa de metal líquido amorfo, que flotaba en el aire, separándose del collar por completo. De un momento a otro, esto comenzó a aumentar de tamaño de forma paulatina, como cuando gotas de agua se unen para formar un charco, hasta que finalmente, todas las partículas del extraño material, adoptaron la forma de una tableta de unos treinta centímetros de largo.

Si antes no creía haber saltado en el tiempo, ahora no había forma de seguir negándolo. Eso que acababa de suceder, delante de sus ojos, era tecnología que el ser humano no había logrado conquistar hasta ese momento, no había datos de algo como metales que cambiaban su composición molecular a ese nivel, dentro de sus archivos.

-Esto es una locura- dijo el soldado por debajo de su aliento
-¿Qué demonios es eso?, ¿cómo funciona?- preguntó en una mezcla de temor, curiosidad y franca sorpresa ante el espectáculo que acababa de presenciar.

-Nitinol, obviamente- la gata rodó los ojos como si fuera la cosa más obvia del universo.
-Esto es lo último en tecnología aplicada en materiales inteligentes- explicó brevemente. Se encontraba completamente absorta en la imagen que el nano bot transmitía hacia el equipo electrónico, que ahora flotaba frente a ella.

El soldado hizo un ademán de querer preguntar más al respecto. Quería saber, cómo era posible que el aparato se mantuviera estático en el aire, quizás sería algún tipo de fuerza electromagnética, un par de hélices montadas debajo.
No obstante, un fuerte carraspeo por parte de la sheriff lo obligó a abstenerse de satisfacer su curiosidad.

-Señor Yoali, aún tengo asuntos que atender con usted. Me comentaba que su general le encomendó la seguridad de su hija menor, ¿quisiera ser más específico al respecto?- la mujer aún lo tenía en la mira.

De ser necesario, la sheriff utilizaría nuevamente su hechizo para sacarle la verdad a la fuerza, sin importarle las consecuencias que eso pudiera conllevar para ella.

Yoali se obligó a separar su vista de la tableta para poder encararla. Por muy enorme y amenazante que ella pareciera, no podía dejar que sus "emociones" le ganaran la partida. Su misión era lo más importante para él, por lo que, tendría que reservarse los detalles para si mismo.

-Como le comenté, no estoy autorizado para dar mayores detalles-dijo con firmeza- ya les he dado acceso a mi sistema, me parece que me deben algunas respuestas oficial.

-¿O qué?- la sheriff se frotó el entrecejo, su actitud revelaba exasperación, no le gustaba jugar al gato y al ratón con individuos como ese, sus delirios podían hacer los interrogatorios una verdadera pesadilla.

-O me veré obligado a reportarlas a ambas, después de todo, están tratando con propiedad clasificada del ejército- soltó Yoali sin tapujos. Si esa mujer sabía algo al respecto, esta era la oportunidad perfecta para conseguirlo.

La sheriff no respondió de inmediato, dar información tan delicada a un completo extraño era algo arriesgado, y claro que podía simplemente sacarle la verdad con el hechizo pero...su sexto sentido le decía que era necesario hacerlo cooperar por las buenas. Quizás de esa manera, desembucharía más de lo que ella pretendía sacarle por puños.

-¿Qué clase de información requiere?- contestó ella, entrecerrando los ojos

-Necesito saber el estado actual de la seguridad de la familia del general Maciel, ¿su descendencia, aún se encuentra con vida?-preguntó temeroso el soldado. Si lo que el gato había dicho antes era cierto, debían haber pasado quince años desde sus últimos recuerdos, y si el general se encontraba muerto, entonces....

-Sé que su esposa murió hace ya varios años y en cuanto a sus hijos, tres de ellos aún siguen bastante vivos a mi parecer- respondió la mujer, evitando ser demasiado específica.

Yoali tragó saliva, las palmas de las manos empezaron a sudarle...¿a qué se refería con tres de ellos?, ¿acaso había llegado demasiado tarde?

-¿Qué hay de su hija menor?, ¿aún...aún sigue con vida?- preguntó de nueva cuenta, su voz rozaba la desesperación.

-¿Xóchitl?- inquirió la sheriff enarcando una ceja. Esto se iba poniendo cada vez peor, el soldado tenía información demasiado específica.

Yoali asintió, necesitaba saber de ella con urgencia.

-Sigue viva- respondió la gata, que hasta entonces no había mostrado interés en la conversación, puesto que el nano bot, apenas estaba ingresando al canal cerebral.

Sin despegar la vista de la pantalla continuó- ¿qué hay con ella?, ¿cúal es tu asunto y por qué la buscas, pretendiendo ser su protector?

El soldado respiró agradecido, aún había tiempo de cumplir con su misión. No obstante, el animal seguía molestándolo en cada oportunidad que tenía.
-¡Yo no estoy pretendiendo nada! El general Maciel fué muy específico al respecto...¡tengo un contrato que me vincula de manera personal con su hija!- dijo inflando el pecho, le molestaba la manera tan indiferente con la cual se estaban refiriendo a su encomienda.

Las ordenes de su superior eran asuntos en extremo importantes, cualquier solicitud del general debía tomarse con eficiencia y prontitud, sin cuestionamientos.

Si bien Yoali estaba molesto, debido a la falta de seriedad del animal, se lamentaría haber deseado que alguien lo tomara en serio, sobretodo cuando la sheriff le dirigió una mirada penetrante e intensa, de esas que sólo calan en lo más profundo de tus temores, que te hacen sentir pequeño y miserable. Incluso inclinó el cuerpo en su dirección e infló sus musculosos brazos en un acto reflejo.
Para la sheriff, todo este asunto le olía demasiado mal, era una treta, tal vez una emboscada. Posiblemente aquel soldado había llegado con intenciones de aprovecharse de la familia.

-¿Un contrato?- la pregunta salió con sobrada calma y paciencia, de la boca de la mujer. Y eso, era justamente lo que al soldado, le hacía sentir que el alma se le iba del cuerpo.
-¿Qué tipo de contrato?- inquirió con mayor ímpetu.

El soldado tragó saliva casi de inmediato, su lengua lo había traicionado por error, eso era malo, él nunca había metido la pata ni una sola vez, lo habían entrenado para eso, quería irse de ahí corriendo, pero no le era posible, los brazos mecánicos que le estaban reparando las piernas, se estaban tomando su tiempo, y su programación, no le permitía dejar una misión a medias bajo ningún concepto, incluso si ese concepto era una mole como la sheriff.

-Un contrato de...de...- "carajo"pensó para sí...el hechizo estaba surtiendo efecto otra vez, su garganta estaba dispuesta a hacerlo cantar como un pajarito, debido a la magia magnética y terrible, que emanaba de aquella mujer.

-¡Camila!...por los dioses, ¿quieres dejar las idioteces para después? ¡Te estoy diciendo que acabo de encontrar algo!- refunfuñó la gata, mientras sus manos, tecleaban incansablemente sobre un teclado holográfico, que la misma tableta proyectaba. El nano bot había encontrado una diminuta placa de aluminio, en la corteza pre frontal del soldado.

La sheriff le dirigió una última mirada de advertencia al soldado, significando que aquello, aún no había terminado. Posteriormente, se acercó con paso lento y pausado a observar la pantalla del dispositivo del gato, y al hacerlo, se detuvo en seco.

-¿Pero que mierda?- susurró para si misma- bueno, pero esto no prueba nada, bien podría ser uno de esos rastreadores con la cosa esa que te conecta a la red- explicó la mujer con el ceño fruncido, y un pobre entendimiento del funcionamiento de implantes electrónicos.

La gata bufó con exasperación- La "cosa esa" es una interfaz cerebro-ordenador- la corrigió con evidente fastidio, pero al ver la cara de confusión de su interlocutora, continuó con la explicación a regañadientes.
-Quiere decir que su tecnología se basa en crear un canal de comunicación entre el cerebro y la máquina, de tal manera que se adquiere, procesa e interpreta información a través de una computadora.

"Exactamente, por fin alguien entiende lo que estoy diciendo." Yoali pensó con marcado alivio. No sólo por el hecho de que por fin, su existencia estaba siendo adecuadamente validada, sino porque la interrupción lo había salvado de tener que continuar la conversación previa con la sheriff.

La mujer era en extremo peligrosa, por lo que se apresuró, a cambiar el tema, ahora que tenía la oportunidad. Esperaba que al dar una explicación más detallada con respecto a su naturaleza, al fin entendieran la importancia de ayudarlo, o en su defecto, de dejarlo ir de una vez por todas.

-Tengo un implante que funciona como procesador central, hay millones de transistores en cada uno de ellos, los cuales contienen un algoritmo complejo, que me permite procesar la información de forma rápida y optimizada. En teoría, esto me deja acceder a la red en nano segundos- aunque desde que había llegado al hospital, su conexión con la red parecía inexistente, algo estaba fallando en su sistema y él lo sabía.
-El implante es compatible con los humanos, el cerebro puede interactuar con el dispositivo porque ha sido entrenado para ello". Yoali dijo de manera técnica.

-Precisamente- apremió el gato, mirándolo con marcado asombro, no esperaba que aquel "humano" entendiera esa clase de información, normalmente nadie lo hacía en ese diminuto pueblo, lleno de personas con un coeficiente intelectual, infinitamente menor al suyo- pero bueno, el hecho de que tengas un chip neural en la cabeza, y de que puedas entender como funciona, no es una prueba contundente- se excusó- lo que comentas es posible, si, pero a nivel teórico. Ningún ser humano común, podría soportar la enorme cantidad de información que un chip como el que describes, es capaz de dirigir al cerebro. Bien podrías solo estar fingiendo tu discurso, y es precisamente por eso, que voy a analizar tu implante, solo necesito enchufar este bebé a tu pequeña placa de metal- dijo sonriendo con malicia.

A Yoali le molestaron las palabras del gato, acerca de ser solo teórico, o que nuevamente estaba fingiendo, incluso si la evidencia estaba ahí frente a sus narices. Tal parecía que el animal no descansaría hasta haber analizado a profundidad cada uno de sus recovecos.

-Oye tú, ¡no puedes simplemente violar la privacidad de las personas así como así!, tienes que seguir el proceso tal...- comenzó a decir la sheriff con marcada molestia, pero el gato solo le dedicó una mirada en blanco, y sin mayores miramientos, oprimió enter en su teclado holográfico, haciendo que el escaneo y la descarga de información, comenzaran automáticamente. Esto significó el colmo para la paciencia de la sheriff, quien la tomó por el lomo, apartándola de su tableta de una vez por todas.

-¿Quieres terminar en una prisión federal?, ¡porque puedo concederte el deseo ya mismo!- le espetó con dureza.

-¡Mira quién habla, la que usa su hechizo de manipulación para sacarle la verdad a las personas!- la gata gritó en tono acusatorio-!Ya suel-ta-me!- le demandó un segundo más tarde, moviendo sus pequeñas patitas en el aire con rabia e indignación, intentando safarse del agarre de la mujer, aunque sin mucho éxito.

El soldado sólo suspiró con exasperación ante la escena, esto no estaba ayudando. Por mucho que no le agradara la situación en la que se encontraba, sabía que debía dejarse analizar, de lo contrario, esto nunca terminaría.
-Bien, deje que analice mi implante- accedió- verán que no hay necesidad de dudar de mi.

La sheriff observó al soldado con cierto asombro, pero rápidamente se devolvió a la gata, que ya era una maraña de furia y rasguños al aire.

-¿Está usted seguro de que no presentará cargos?- le preguntó ensombrecida, sin dejar de dirigirle al gato una mirada que bien podría provocar un ataque cardiaco en cualquiera.

-Sí, de todas formas es la solución más rápida a este problema- respondió Yoali con seriedad, tampoco era que le encantara la idea, pero esto ya había tardado demasiado.
La sheriff bufó, y de mala gana, colocó a la gata de regreso en la silla, desde la cual podía seguir usando sus dispositivos flotantes.

-Genial, escucha al soldado delirante, en vez de a mi, seguro te dará excelentes resultados- el animal giró los ojos en sardónica ironía.

-No lo empeores- siseó la sheriff con brusquedad.

Como respuesta, la gata gruñó en su asiento y con sus manos dió zoom a la tableta, mientras mascullaba improperios en voz baja, pero tras un par de segundos observando la pantalla, se calló por completo, algo la mantuvo completamente absorta.

-Mieeerda- soltó de repente.

Al ver su expresión, la sheriff se acercó de inmediato, previendo malas noticias. Algo en la pantalla mostraba un mapa neuronal, lleno de lucecitas, colores y puntitos. Era como observar una naranja, siendo invadida hasta un cuarto de su capacidad, por una serie de foquitos navideños...estaba más que claro que la mujer no entendía un carajo.

-¿Qué es esto?- preguntó confundida. Dentro de lo poco que entendía, sabía que un cerebro como ese no era algo normal.

-La prueba fehaciente de que son unos verdaderos idiotas por no haber querido obtener evidencia contundente, desde un inicio- murmuró con molestia la gata- lo que estamos viendo, es una fusión entre una red neuronal humana, y una cibernética...su programa, está leyendo la información genética de su cuerpo orgánico, creando sus propios nodos neuronales...es como si la parte biónica invadiera a la parte orgánica, amalgamándose, haciéndose uno...- el animal observó al soldado con profundo asombro, e inmediatamente esbozó una sonrisa de incredulidad- heh...¡este hijo de puta es una maravilla informática!

"¿Hijo de quién?" Yoali la miró con asombro, no era ajeno a ese tipo de palabras, siendo que en el ejército, sus compañeros humanos, solían usarlas con frecuencia, pero tanto a él como a su batallón, se les había indicado que el lenguaje era por demás, inapropiado, por lo que ver a un animal tan diminuto utilizarlo, le parecía algo bastante fuera de tono, por no decir peculiar.

-¡Cuida tu lenguaje jovencita!- la sheriff la regañó con brusquedad, pero la gata solo le sacó la lengua en respuesta, algo que la hizo sentirse molesta, aunque no lo suficiente como para prestarle más atención de la necesaria. La mujer se tomó la frente con la mano derecha en fastidio...todo lo que estaba sucediendo era una completa locura.

-Entonces ¿no está delirando?- dijo intentando ordenar sus ideas- este..."soldado" es en realidad una máquina- continuó, no sabiendo cómo denominar al ser que tenían en frente.

-Soy un organismo cibernético, un sistema inteligente artificial, vinculado a un cerebro humano, todo en mi es completamente orgánico, salvo por mis piernas y el neuro chip, que me permite utilizar este cuerpo a voluntad- explicó el soldado de nueva cuenta...empezaba a hartarse de tener que dar la misma explicación una y otra vez.
Pero la mujer lo miró, aún en negación. Inmediatamente se giró hacia la gata para obtener confirmación al respecto.

-Sí Camila, lo que dice es cierto- respondió el animal, aún sin mirarla, pero sintiendo sus ojos sobre su lomo-te diría que vieras los datos por ti misma, pero es evidente que no los vas a entender- suspiró, tecleando monótonamente en su holograma, tal parecía, que aún seguía analizando e investigando cada fracción del cerebro de Yoali, con una compulsión frenética.

La sheriff frunció el ceño
-Es verdad, nunca terminaré de entender las obsesiones de tu cabeza, ni tus cosas sobre robots. Sin embargo, si soy capaz de comprender algo, no existe un solo científico en el mundo, que sea capaz de crear algo como él- dijo señalando a Yoali.

-Querrás decir que no lo hay...al menos no en este momento- respondió la gata con una expresión sombría en el rostro.

El soldado la miró, cada vez que el animal hablaba, miles de preguntas le asaltaban a la cabeza, ¿porqué observaba su base de datos con tanto interés, ¿y a qué se refería con que no había nadie capaz de crearlo?, tenía que haberlo, de lo contrario él no se encontraría ahí, hablando con ellas.

-¿Por qué crees que los científicos no son capaces de crear un ser como yo? ¿Qué sabes tú que yo no sepa?- la cuestionó con cierta sospecha en su tono.

Pero la gata no se dignó a mirarlo, en lugar de ello, intercambió contacto visual con la sheriff, cuya expresión también denotaba confusión...tras un par de segundos, un silencioso entendimiento embargó a la oficial, fué algo que la hizo erizar todos y cada uno de los vellos en su nuca, sus ojos se abrieron hasta casi salírsele de las cuencas...había un nombre flotando en el aire, una sola persona capaz de saltarse todas y cada una de las reglas, con tal de llegar a tales descubrimientos.

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