Parte I/I/Capitulo 1: "El Comienzo de Todo"
Fue un jueves, lo recuerdo bien.
Creo, que en realidad es el unico jueves que recuerdo con exactitud, por qué, a decir verdad, los días siguientes a aquel son tan tormentosos y caóticos que para mí no tienen un orden en específico, por qué al final el resultado es siempre el mismo:
La lucha por la supervivencia.
En los seis meses anteriores a aquel jueves habían ocurrido ya en el mundo cosas extrañas, la gasolina (como es común en las situaciones de crisis), subió su precio exageradamente junto con los precios de la comida y de los implementos básicos para nuestras necesidades, de igual manera estos comenzaron a escasear y por ende a aumentar su precio, ya con esto, los más analíticos podían comenzar a sospechar que algo grande se aproximaba.
Ya después, tres meses antes de la catástrofe, aquellos indicios de que algo andaba mal aumentaron, apagones regionales que llegaban a durar semanas enteras comenzaron a extenderse por todo el planeta, los salarios mínimos no eran capaces de soportar la brutalidad de los precios tan altos a los que estaban los productos. En Europa se comenzó a racionar el agua y el gas (el cual brindaba la energía a todo el continente), simulacros en caso de terremotos e incendios, recomendaciones medicas y cursos obligatorios de primeros auxilios en todos los colegios hicieron que la gente más desconfiada comenzará a dudar sobre todo lo que comenzaba a sugerir no solo uno o dos estados, si no que el gobierno del mundo entero.
Por último, a tan solo semanas de la gran catástrofe, en redes sociales y por medio de las noticias comenzaron a circular fotos y videos extraños, los rumores de criaturas extrañas e indefinidas las cuales comenzaron a aparecer en el planeta llegaron a oídos de todos, sin embargo, de una manera u otra, siempre terminaban diciendo que eran animaciones, noticias falsas o videos hechos por inteligencia artificial, que la gente no tenía por qué preocuparse o de que temer.
Finalmente llegó aquel día, recuerdo que era una tarde espléndida y el cielo junto con las nubes decían de todo menos lo que se nos avecinaba. Hacía un buen clima, era soleado y templado, recuerdo haber vuelto a casa después de salir al cine con unos amigos.
Cómo de costumbre luego de aquella salida en la cual nos habíamos demorado menos de lo habitual, tomamos un Transmilenio y en medio de la gente, entre predicadores y vendedores de dulces, gente hablando por teléfono y personas peleando, por un momento, aunque fue pequeño, sentí una extraña familiaridad, un sensación de cariño, no por las personas, o por mis amigos, sino por el momento, por un momento comun.
Como si mi mente ya estuviera preparándose para lo que venía, y almacenará automáticamente en mi mente, aquel momento corriente que en un futuro, en más de una ocasión anhelaria volverlo a tener.
Al llegar a la estación con mis amigos, nos despedimos entre abrazos y risas, confiados en que al día siguiente nos volveríamos a ver en el colegio, que al día siguiente estaríamos de nuevo juntos, hablando en medio de clases y criticando a algunas profesoras, burlandonos de alguna respuesta estúpida de alguno de nuestros compañeros y jugando en el descanso, ninguno se imaginaria que al día siguiente, cada uno de nosotros terminaríamos separados, con o sin nuestras familias, en ambientes inhóspitos y deprobables en dónde comenzarían su búsqueda por la supervivencia.
Volví junto con dos de mis amigos a casa, recuerdo que el paradero del bus que llevaba justamente a uno de ellos a su casa quedaba cerca a la mía, de paso, mi otro amigo también vivía cerca, y por eso mismo nos íbamos todos tres juntos, tal y como aquella vez, caminando entre risas, chismes y burlas hacia algunos compañeros que ya nos tenían hartos en el salón de clases, llegamos al punto de nuestra separación, nos dimos un abrazo entre todos y nos despedimos y cado una se fue a su casa, en medio de palabras cotidianas y amables.
-Chao, que te vaya bien...-Recuerdo haber dicho yo después de habernos dado un abrazo.
-Igual a ti, nos vemos mañana...-Habia respondido uno de ellos con una sonrisa -Yo veré, a ver si por fin salimos con lo de ir al centro ¿No?
-Ay si, toca es ver al final si pueden ir todos... —Exclamo otro mientras chocabamos las manos y cada uno agarraba por su lado, despidiéndonos con la mano entre risas.
Y pensar que no nos volveríamos a ver...
Después de eso yo me fui para mi casa, un apartamento amplio y modesto en lo que le llamamos el centro de la localidad, el ambiente era tranquilo, casi siempre el bullicio de la calle principal con sus carros pitando y la gente maldiciendo a aquellos que se pasaron el semáforo en rojo, en realidad no había nada fuera de común, solo la monotonia común de una vida la cual era considerada normal.
Había llegado a casa como de costumbre, mi hermano menor andaba mirando la tele, mi padre andaba arreglando algunas cosas y mi madre estaba hablando por teléfono con mi abuelita.
Tal vez fue gracias a la televisión o la llamada de mi abuela, bueno, sea como sea, fue como un aviso, como un grito de alarma, lo que nos despertó por completo de aquel trance el cual llamamos cotidianidad.
Por un lado, logré escuchar muy por encima, a mi madre estaba hablando con mi abuela sobre un tema bastante peculiar, diciendo que un sobrino lejano le había contado que el Estado había estado cometiendo un montón de cosas extrañas, que habían cerrado las fronteras y que se oían rumores (nuevamente) de que unas criaturas bastante extrañas habían estado llegando al país. Sin embargo, debido al tono de voz de ambas y la expresión facial de mi mamá, me di cuenta de que en realidad ninguna de las dos tomaba el tema en serio, es mas, estaban diciendo que aquel sobrino en realidad no era mas que un supertincioso que siempre le gustaba alarmar y asustar a la gente.
De repente, el programa que estaba viendo mi hermano se cortó por completo, el escudo de la República de Colombia apareció en la mitad de la televisión, sonidos similares a los de unas sirenas o alarmas de desastres naturales comenzaron a salir del televisor mientras una voz monotona y seria declaraba el estado de alarma a nivel nacional.
Mis oídos dejaron de funcionar por un momento, incapaz de escuchar correctamente el mensaje mientras veía como las expresiones de mi madre y mi hermano cambiaban radicalmente.
No sé tardó en oír como la gente de los apartamentos vecinos comenzaba a gritar y a reaccionar con expresiones de pánico y miedo, a pesar de que solo se había dado el anuncio y que aún no se hablaba de nada más, había cosas raras e incógnitas de la gente del común que las tenían aterradas. Podía escuchar el correr de la gente en los apartamentos vecinos, los gritos y alaridos de terror, escuché como la gente bajaba por las escaleras, como golpeaban la puerta del apartamento en su afán por salir del conjunto.
No faltó mucho para que el bullicio de la gente, el pánico y el terror se tomará por completo no solo el barrio o la localidad, si no que también se podía asegurar que estaba abarcando la ciudad entera, el ruido daba a entender todo, y poco a poco, comenzaba a asustarme, la amenaza desconocida, la reciente proclamacion de un estado de alarma.
¿Que sería? ¿Que podría ser?
¿Una guerra? ¿Alguna catástrofe natural ya prevista?
Por obvias razones, mi madre, mi hermano menor e incluso yo comenzamos a entrar en pánico, el miedo es algo común y natural de los humanos, nos pone atentos y sin embargo, termina de igual manera por ponernos nerviosos y asustadisos, el solo echo de saber que hay una catástrofe ya era suficiente para comenzar a sentirse pequeño, débil y vulnerable, un sentimiento horrible que no le gustaba para nada a nadie.
Mi padre parecía intranquilo, pero no estaba nervioso ni había entrado en pánico, fue el único de la familia que supo sobrellevar la situación de una manera pausada y tranquila, pude notar como apagaba la televisión justo y cuando por el televisor mencionaban algo relacionado con unos refugios o algo parecido, sinceramente no le habia prestado la atención suficiente como para poder comprenderlo, lo unico que rondaba en mi cabeza en ese momento era ese sonido molesto proveniente de afuera, ese sonido de pánico e incertidumbre.
Mi madre, quien aún tenía el celular encendido y en llamada con mi abuela trato de seguir hablando con ella, sin embargo, se podia escuchar como a través del celular, una interferencia tétrica y para nada normal ya no la dejaba hablar con mi abuela, y luego, sin mas, derepente se corto la llamada.
Primero aquella señal y luego la interferencia y saturación de la comunicación, todo se hacía cada vez más raro, todo había cambiado tan drásticamente, en cuestión de prácticamente segundos que ya habían parecido para mí unos largos y tortuosos minutos, me senté en el mueble de la casa mientras sentía como poco a poco mi atención a lo que estaba realmente al lado mío comenzaba a desaparecer, poco a poco, mi audición comenzaba a agudizarse, mientras que mi visión se desenfocaba, todo dando a entender que naturalmente, ante el miedo, me estaba poniendo en modo defensa.
La gente en la calle, a pesar de gritar con pánico y dar alaridos de terror, por un momento los escuché como si hubiera estado con esos desconocidos, pero poco a poco, para mí se comenzaron a escuchar lejanos nuevamente, después de escuchar aquella noticia seguida de la interferencia de los teléfonos y televisores, el miedo me dejó los pelos de punta, pasando a dejarme a un estado de trance guiado por el pánico, no faltaba poco para enfrentarnos cara a cara con lo que nos esperaba.
Y mi cuerpo y mente se estaban preparando con anticipación para aquello.
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