I/Capitulo 10: La Criatura

Permaneci ahí sentada durante un largo tiempo ¿Que cuánto fue? No lo recuerdo, pero sentí que pasaron horas ahí estando yo sentada, contemplando la luna queriendo ocultarse tras las nubes en una negación por querer iluminar a la que Mario Mendoza llamaba ciudad Gótica.

En el tiempo que estuve contemplando el cielo, pude notar como este mismo poco a poco comenzaba a desaparecer, cada vez se podía evidenciar menos aquella tira de terciopelo negro, puesto que ahora lo cubrían una gran cantidad de nubes de color aperlado, ya no solo alrededor de la luna, sino que también cubriendo de manera casi que uniforme toda el área que podía estar a mi vista, como si el cielo de manera odiosa quisiera ocultarse de mi y no dejarse ver ni a él ni a la luna.

Escuché los pasos de mi padre vagar por el apartamento, a mi madre y a mi hermano bajar las escaleras y a Thaysson jugar con el vecino, fue como si en ese mismo momento, pudiera agudizar aquel sentido del oído, en medio de mi vista perdida en el cielo y estando yo sumida en mis pensamientos, mis sentidos poco a poco comenzaban a despertarse de manera involuntaria, sin embargo, aún permanecía ahí, sentada, quieta casi que estática, en la misma posición con la misma expresión, como si me hubiera congelado.

Me puse a pensar en mis familiares más cercanos, en mis abuelos, mi tía y mi prima, en mis amigos y la gente que estimaba.

¿Dónde estarían ellos? ¿Que sería de ellos?

Lo más seguro es que estuvieran fuera de la ciudad, siguiendo ciegamente las órdenes de cualquier persona con poder en aquellos campos de refugiados, ahora siendo enlistados (tal vez) con un nombre y código, todo lo que ellos habían hecho, todos sus esfuerzos acababan de ser tirados a la basura, ya nada de eso importaba ahora.

Desvie mi mirada alrededor de mi habitación, notando mi estantería llena de libros, mi tocador desordenado y mi armario abierto de par en par. Por un momento me sentí extraña, fuera de si, como si todo aquello fuese un sueño, como si mi cuerpo no fuera mi cuerpo y mis pensamientos no fueran enteramente míos.

Note en las nubes cierto toque extraño, un sutil color anaranjado pintaba el cielo, dándole un toque apocalíptico al cielo (para acabar de completar).

Pude escuchar a mis padres hablar en la sala, al parecer tenían una pequeña discusión.

—¿A si? No pues, entonces solo por tus suposiciones nos vamos a quedar aquí... —Logre escuchar la voz de mi madre, quien tenía cierto toque de irritación.

—Lucia, entiéndeme por favor... No son simples suposiciones, si salimos de la ciudad lo más probable es que los militares nos intercepten. —Escuche a mi padre decirle, tratando de sonar tranquilo.

—¿Y que pasa con eso? Ni que fuera la guerrilla.

—Me da desconfianza. No es normal que esa gente esté tan tranquila en una emergencia de tal calibre.

—Es solo tu imaginación Luis, entiende que no todo lo que dicen en internet es verdad, de igual manera, no es como si quedarnos aqui fuera una opción viable, mis papás están afuera, y quién sabe cómo ellos están llevando la situación, no solo debemos pensar en nosotros mismos.

Me levanté de mi cama y camine hacia la puerta de mi habitación, un poco curiosa y extrañada por aquella conversación, si bien mi madre tenía en parte razón, estaba más del lado de mi padre, no sabríamos con que intención buscaban desalojarnos a todos de la ciudad, sin razón física aparente.

Mi padre era consciente de que nada bueno podría terminar de aquello, debido a que la mayoría de la ciudad estaban ahora en esos refugios, juntos como ganado, sumidos en el miedo y la desesperación, era más que vía fácil para poder manipularlos y utilizarlos, obligandolos a trazar aquel camino sintético que de seguro y planeaban para ellos, quienes cegados por el miedo, no tenían más de otra que seguirlo.

En medio de las casas y edificios que podía divisar desde mi ventana, pude divisar las lugubres y desiertas calles estar iluminadas por los postes de luz, sus tonos azulados y oscuros contrastaban con los tonos anaranjados de las nubes, parecía la portada perfecta para un libro apocalíptico o una película de la misma clasificación.

Dentro de las casas estaba completamente oscuro, por lo que no se podía detallar muy bien lo que pasaba adentro. A unas cuantas cuadras de distancia, pude divisar en uno de los últimos pisos de la casa, algo bastante extraño, que me provocó un escalofrío e hizo que me pusiera los pelos de punta.

Una figura alta y larguirucha parecía vagar por aquella habitación, en medio de la oscuridad, debido a la lejanía no pude definir bien su rostro, pero en sus acciones pude notar que eso no era una persona, ni siquiera tenía forma humana. Tenía la cabeza inclinada hacia un lado, mientras parecía balancearse sobre sus pies, girando la cabeza desesperadamente de un lado a otro mientras parecía saltar de un lado a otro, como si estuviera buscando algo en medio de la oscuridad.

Su similitud con Gollum del Señor de los Anillos me sorprendió, la manera en como esa figura que tenía cierto toque demoníaco parecía estar tirando los muebles de aquella habitación era algo bastante impresionante, el tamaño de aquellos muebles me dió a entender que aquel ser contaba con una fuerza descomunal.

Me quedé viendo fijamente cada uno de sus movimientos, sin poder creer lo que mis ojos estaban viendo.

—No, tal vez es solo un sueño... Eso ni por el putas es real. —Susurre para mí misma mientras seguía observando aquella escena, de hecho, podía jurar escuchar aquel ser gritar con frustración e ira, mientras los pesados muebles que el tiraba caían a su alrededor, estaba completamente extrañada, sin duda aquella figura me había generado bastante inquietud e incomodidad, era algo que nunca antes había visto, al menos no en la vida real.

Mi respiración se atasco a mitad de camino al ver cómo aquel extraño ser giraba la cabeza para ver hacia mi dirección, y es que si, a pesar de estar bastante lejos y con una forma indefinida, sentí como esa mirada punzante llegaba hacia mi, notando como unos pequeños y débiles puntos rojos brillaban de manera llameante, como si a pesar de la distancia, pudiera verme perfectamente.

Trague saliva mientras retrocedia un paso de dónde estaba, sintiéndome asustada e inquieta, una parte de mi decía que tal vez fue mera coincidencia y que solo era supersticiones mías, pero otra parte de mi decía todo lo contrario, aquella criatura demoníaca parecía realmente verme.

Tuve que salir de mi habitación para intentar quitarme esa sensación de inquietud que aún embargaba mi mente.

Estaba más que claro, esa noche no iba a poder dormir tranquila.

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