2/Capitulo 4: Mister Hyde

Fue ahí cuando comenzó mi obsesión.

El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde es una novela del autor británico Robert Louis Stevenson, una novela que abarca la categoría de literatura clásica y que sin duda (y en mi opinión personal) generaba un placer exquisito a la hora de leerla.

He de admitirlo, nunca antes hubiera imaginado que gracias a una desconocida debo casi que una etapa completa de mi vida, ni siquiera hablé con ella, simplemente escuché una conversación que hasta entonces me había parecido una conversación más de un grupo de amigos adolecentes, un grupo de personas normales haciendo cosas normales; ni en un millón de años hubiera podido pensar que tan solo el nombramiento de aquel libro, me iba a llevar a una obsesión descomunal por aquella novela.

Fue como si el destino hubiera querido que en ese momento mi vida tomara un rumbo distinto.

Ese mismo día fui y compré la novela, para mi gran sorpresa era bastante pequeña en cuestión de tamaño y hojas, en un momento me llegue a decepcionar debido a que en ese instante la mayoría de libros que le había leído eran de gran tamaño, sin embargo, había juzgado mal, me equivoqué por completo.

Termine de leerme la novela completa en cuestión de dos días, dos días en los cuales incluso en clase, sumergido con total pasión en aquella lectura que me había atrapado por completo, como si desde el primer párrafo hubiera abierto los brazos hacia mi y me hubiera abrazado con total ternura con la cual también me decia que no me iba a soltar ni mucho menos abandonar.

Poco a poco comencé a sumergirme en ese universo, ya no estaba en mi cuarto en la ciudad de Bogotá, no, cada vez que abría el libro me encontraba en las callejuelas de Londres en el siglo dieciocho, caminando por el barrio del Soho junto a Mr Hyde, sentado en la oficina acompañando al abogado Utterson o viendo al doctor Jekyll fascinado por la eficacia de su pocima, ya no pertenecía a esta realidad, no, ahora pertenecía a ese mundo literario que tanto me intrigaba y fascinaba; recuerdo tanto ese sentimiento al acabar el libro por primera vez, una mezcla de asombro y desconcertación fue lo que inundó mi mente al cerrar ese libro frente a mis narices, anonado y fascinado por lo que acababa de leer, en realidad no sabía que pensar, estaba en un estado de total asombro, tanto así que tuve que dejar el libro en mi cama, levantarme y caminar por mi habitación mientras miraba a todas partes, como si acabará de despertar de un trance que me había apresado no solo días, si no que quizás años.

El planteamiento de Jekyll me abrio los ojos por completo, en el mundo, en este cruel y despiadado mundo, no hay ni personas malas ni buenas, no hay dos bandos, puesto que los dos bandos están dentro de uno mismo, dentro de cada persona hay bien y dentro de cada persona hay mal, así es como funcionamos todos en realidad, sin embargo, por medio de la televisión y por medio de las novelas y películas quieren hacernos creer que en realidad tanto la bondad como la maldad son dos cosas aparte, y que va en cada uno tratar de servir como es debido a uno de los bandos que uno escoge.

Es como el concepto del Yin y el Yang, dentro de la maldad hay bondad y dentro de la bondad hay maldad, no es solo luz y oscuridad, no, también hay un intermedio, como el blanco y el negro, con sus subtonos, con su enorme paleta de grises, no hay un extremo, si no algo más complejo, un punto el cual tenemos definir con exactitud y que debido a ello, simplemente nos conformamos con nombrarnos como partidarios de un extremo o del otro.

Por esa época comencé a pensar para mí mismo, desde pequeño siempre el concepto del bien y el mal para mí estaba tan dividido que ni siquiera sabía que pensar, pero ahora ya todo era distinto, y eso mismo me puso a reflexionar al respecto.

Era conciente de ese lado bueno, ese lado liderado por el afable doctor Jekyll, ese lado mío el cual siempre está a flor de piel y el cual consiste la mayoría de mi personalidad, sin embargo, ese lado no era el que realmente me importaba, ya lo conocía lo suficiente, mi intriga estaba por ese otro lado, el lado de Mr Hyde, el lado malo, ese demonio que se que llevo en mi interior a pesar de que no se ha pronunciado todavía; el solo pensar en eso me causaba cierta sensación, una mezcla extraña de sentimientos, si el buen Henry Jekyll siendo una persona bondadosa y de bien pudo sacar semejante demonio de las profundidades de su alma ¿Que podría esperar yo de mi?
Ese solo pensamiento me hacía estremecer, el no saber de lo que sería capaz de hacer mi lado de Mr Hyde me hacía sentir pensativo y de alguna manera culpable, como si hubiera cometido un crimen.

Por esa época no tendría más de quince o dieciséis años, a estás alturas mi hermano era el "Tommy" de nuestra clase, por lo tanto, no era de extrañarse que tenía a más de una de nuestras compañeras yendo detrás de el.

Y digo de el, por qué, a pesar que lo que dice la gente con respecto a la apariencia, me di cuenta de que ellas también se fijan en la personalidad, ah, cabe aclarar que eso lo aprendí a las malas.

Cómo era de esperarse mi hermano consiguió novia, por lo tanto, todas las muchachas las cuales no tuvieron oportunidad con el, trataron de ver si podían intentar conmigo, cosa que, obviamente no obtuvo buenos resultados.

Ahora imagínense, un muchacho que nisiquiera le gustaba alguien en particular, que solo se la pasaba en la casa leyendo novelas de las cuales seguramente solo gente muy mayor ha de conocer su existencia, que le causa ansiedad el solo estar con personas desconocidas y con el cual le cuesta tratar de tener una conversación normal sin evitar sentirse incómodo o raro, siendo buscado por muchachas las cuales sin querer fueron conquistadas por su hermano y que ahora iban tras el pensando que era igual. Obviamente los resultados fueron desastrosos, para comenzar, los coqueteos simplemente hacían que yo me pusiera nervioso, no captaba las indirectas, intentaba que se me despegarán al menos en la hora del descanso, sin embargo, ahí estaban, como si supieran que era lo demaciado tímido o nervioso como para tratar de poner oposicion, yendo detrás de mi buscando alguna excusa para estar a mi lado.

Como si yo fuera una presa indefensa y ellas las depredadoras.

No lo iba negar, una parte de mi le aterraban las chicas, no me imaginaba enamorado ni mucho menos teniendo novia, el solo pensar que tenía que sacrificar mi tiempo de lectura con alguien que seguramente le irritaria la idea de hablar sobre uno de mis preciados universos de papel era demaciado para mí, las chicas de mi salón y de mi colegio solían estar interesadas en otras cosas diferentes a lo que a mí me gustaba, y siempre las oía hablar de novios, maquillaje, perfumes y ropa, algo de lo que sin duda, no me gustaría ni interesaría oír ni en lo más minimo.

Recuerdo que una noche, estando en la habitación de mi hermano, hablando, termine por desahogarme y contarle todo lo que me estaba pasando.

-Jeremy... Pero si es completamente normal -Me decía el entre risas mientras yo ocultaba mi rostro en la almohada y soltaba un suspiro lleno de frustración -Ademas, somos guapos, es normal que a ti también te persigan, somos por naturaleza encantadores.

Su actitud confiada y orgullosa me molestó un poco, hablaba en plural como si yo también a cada rato estuviera sonriendole a cualquier chica que veía por ahí, y aunque sabía que el lo hacía por cortesía, no me gustaba que el se refiriera a mi como si yo también hiciera lo mismo que el.

-Pero es que no me gusta Efraín, me molesta e incluso me irrita -Confese yo mientras levantaba la cara para mirarlo-Me buscan como si yo en realidad estuviera buscando novia cuando nisiquiera me gusta el hecho de tener que hablar con alguien más de lo necesario, me fastidia -Gruñi con frustración mientras volvía a meter mi cara en la almohada, ahogando un grito de irritación.

-Ya, tranquilízate hermano, tampoco es para tanto -Exclamo el riéndose ante mi frustración, encontrando graciosa mi actitud.

-¿Cómo que no es para tanto? Dios mío Efraín, si vieras las maromas que hacen para hablarmen o también la palabrería que sacan y como juegan de sucio para que yo les acepte una salida sin que yo ni siquiera esté enterado, son un fastidio, me distraen. -Admiti con la cara hundida en la almohada mientras la abrazaba, escuchando como aún mi hermano seguía riendose -Ahora si parecen notarme, y me irrita saber el motivo por el cual me buscan solamente, no quiero novia, no me veo teniendo una pareja o teniendo una relación recíproca, me asusta el saber que mis sentimientos dependen del como me ve una persona, si solo así soy una güeva no me imagino estando enamorado o teniendo una novia.

Pude escuchar como la risa de mi hermano comenzó a desvanecerse a medida que yo iba diciendo en realidad como me sentía, era la primera vez que hablaba sobre esto con alguien y era raro sacar mis sentimientos a flote, comencé a sentirme vulnerable y esperaba a que el se siguiera burlando o comenzará a criticarme, sin embargo, sentí como su peso se pronunciaba a mi lado, dándome a entender que se había sentado a mi lado, yo me acosté de lado y lo mire por unos segundos mientras fruncia los labios y soltaba un suspiro, al ver que no me decía nada, seguí.

-Soy muy sensible, y me hago un mal si pienso en tener novia, las chicas que me buscan solo piensan en lo que les conviene, por el momento esperan a que sea como tú y ceda, que sea coqueto y las atienda, que las invite a lugares caros y solo hablemos de cosas superficiales, que solo me busquen para satisfacer sus necesidades y nada más, me aterran, me aterra saber que si cedo terminaran lastimandome.

Voltee a ver a mi hermano mientras agarraba mi cabeza entre mis manos, me sentía estúpido en ese momento, reprendiendome mentalmente por no haberme quedado callado en vez de soltarme así como lo acababa de hacer, sentí como ya en lo último mi voz temblaba un poco, incluso sentí ese extraño dolor de garganta que da justo cuando uno intenta hablar, maldita sea, ahora seguramente se echaría a reír mientras me daba a entender lo tonto y miserable que sonaba en aquel momento; sin embargo, aquello no pasó, de hecho, fue todo lo contrario, pude ver cómo los labios de Efraín se curvaban en una sonrisa compasiva mientras me miraba con una ceja alzada, pareciendo un poco sorprendido por mis palabras, me desordeno el pelo mientras se reía entre dientes.

-Ay Jere, suenas como si ya te hubieran roto el corazón más de una vez -Se rió el mientras negaba con la cabeza, mirándome como si fuera un niño que acabará de explicarle algo -Ni siquiera has tenido novia o te has enamorado como para andar diciendo eso, no todas son iguales, te lo aseguro, es más, yo creo que aún no has encontrado a la indicada, no te afanes, aún estamos muy jóvenes como para andar diciendo ese tipo de cosas -Me pegó suavemente en el hombro mientras me miraba, sonriendome con complicidad -Tarde o temprano te darás cuenta que eso de tener pareja no es tan malo como parece hermano y quedaras pero encantado.

Se rió mientras decía lo último antes de encogerse de hombros y simplemente mirar hacia otro lado, dándose a el mismo la razón.

Aunque sus palabras no fueron lo que esperaba, me ayudaron un poco, sin embargo, no cambio de todo mi opinión con respecto a las chicas que me perseguían, logrando desatar en mi ese sentimiento de fastidio e irritación que hasta el momento no había sentido por nada ni nadie, fue cuando, en ese momento, me di cuenta de que indirectamente, en ese instante, las primeras huellas de mister Hyde comenzaban a aparecer, causandome ese primer pensamiento de odio y rencor con quiénes lo único que hacían era molestarmen y distraermen de mis verdaderos objetivos y fascinaciones.

Paso un tiempo, alrededor de dos meses en los cuales ellas se dieron cuenta de que yo no iba a ceder, y así como de un momento a otro ellas comenzaron a perseguirmen, así mismo comenzaron a alejarsen. No les voy a negar que si fue más que un gran alivio para mí, de nuevo volvía a encerrarme a la biblioteca, sin murmullos rodeandome, sin risitas pendejas acompañandome en los pasillos, sin esas fastidiosas indirectas en medio de una clase, o un intento de coqueteo en medio de la realización de un proyecto; por fin, de nuevo mi vida había vuelto a la normalidad, cosa que sin duda me traía de buenas y me hacía sentir de alguna manera, bien.

Recuerdo que una vez cuando había vuelto de uno de mis paseos por el centro de Bogotá, ya entrada la tarde y asomándose la noche, mientras recibía la cena junto a mi Nana (mi hermano en ese momento estaba saliendo con sus amigos) nos pusimos hablar, sin querer tocamos el tema de que casi no salia, y fue ahí cuando ella me dió una idea.

Desde pequeño me había fascinado el arte, me encantaba ir a museos, escuchar música, leer y de vez en cuando ir al teatro a ver la gente actuar y bailar, fue algo que sin duda destacó de mi, logrando que así me sumergiera en la literatura y tomara unas cuantas clases de violín con un maestro privado.

-Jeremy, mijo, yo he visto que usted casi no sale de la casa, no me malinterprete, me gusta su compañía, pero, mijo está muy joven como para vivir en cautiverio toda su adolescencia y desaprovecharla, se que a sumerce le cuesta relacionarse con la gente y entablar conversación con ellos, entonces, no se, me surgió la idea de que usted se inscriba a un curso de teatro, a lo mejor y termina siendo esa su afición.

-¿U-Un curso de teatro? -Tartamudee yo mientras miraba mi plato de fruta picada con yogurt con cierto nerviosismo.

-Si, tal vez eso le ayude también a soltarse y a socializar, pero es solo una idea, no me haga caso.

-No lo sé... No quiero estar con mis compañeros por la tarde, ya tengo mucho viéndolos por la mañana casi que todo el día -Me queje yo mientras jugaba con mi tenedor y la comida.

-No, tranquilo, no hablaba en su colegio, estuve mirando y hay un programa de parte del distrito, es gente de otros lados, con otros andares y diferentes maneras de hablar y pensar, no son como sus compañeros de colegio que por lo que he oído son bien odiosos ¿Que dice?

Me sorprendió su sinceridad y la manera en como estaba diciendo las cosas, era consciente de que yo hasta el momento solo me había relacionado con gente de mi misma clase social por lo que no me había abierto todavía a un entorno realista, quedé pensativo ante esto, tal vez la gente de clase más baja sea más amable y humilde, y ante este pensamiento, me animé un poco, por lo que después de la cena, quedé sentado en el comedor junto a mi Nana y hablé con ella al respecto.

-Me... Creo que me parece buena idea -Confese yo mirando al suelo -Tal vez sea bueno cambiar de ambiente y conocer gente nueva, quien sabe, tal vez e incluso me guste -Me encogi se hombros mientras soltaba un suspiro.

-Tranquilo mijo que ahí no le va a pasar nada, de hecho una de mis sobrinas trabaja como coordinadora de eso, si quiere yo lo inscribo y miramos como le va, y si no le gusta, sencillamente no vuelve y ya está, tampoco nos vamos a complicar la vida ¿No? -Se rió mientras se levantaba de la mesa y recogía mi plato, tocando mi hombro y mirándome de una manera maternal mientras se dirigía a la cocina, su risa me tranquilizó y logro estabilizar mis nervios con respecto al solo pensamiento de estar con gente nueva y desconocida.

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