Capítulo 47 « E N F E R M O »
Narrando escritora
Cada vez más se acercaba el vaso a los labios rosas de Valentina y Carolina no podía ocultar su satisfacción pero de un momento a otro, ocurre algo que enfurece por completo a la pelinegra.
El sonido del vaso inpactándose en el piso se hace presente. Para Carolina todo ocurrió en cámara lenta que luego en cuestión de segundos vuelve de su trance.
— Yo...— trata de disculparse la rubia — lo siento, no sé que fue lo que pasó...derrepente se me resbaló...yo lo...
— ¡Eres una estúpida! — grita con rabia.
— ¡Hey! — aparece Benicio y de inmediato la encara — ¡No voy a permitir que le hables así!
— ¡Yo le hablo como quiero!
— ¿¡Cuál es tu problema!?
— ¡Basta! — interrumpe la ojiazul y sus ojos se posan en los ojos negros de su cuñada — Carolina yo...
— Lo hiciste a propósito — no la deja hablar.
— Eso no es cierto, el vaso derrepente se me cayó.
— Eres una mentirosa. Sé que no te caigo bien pero yo por lo menos traté para que me vieras como una amiga pero tú simplemente lo arruinas todo.
— ¿Espera? ¿¡Qué!?
— Te preparé el jugo para complacerte y así dar un paso en la amistad pero acabas de demostrarme como eres realmente.
— No entiendo a lo que te refieres...
— ¡Te traje el jugo para que lo tomaras! Porque sé que te encanta el jugo de pera pero tú ni siquiera lo quisiste probar, más bien yo tuve que insistir en que lo hicieras pero ahora ya viste lo que hiciste...¿Te he hecho algo malo Valentina? ¿Por qué siento que me odias?
En eso Benicio sonríe sarcástico para luego fruncir el ceño.
— ¿Y tú porqué insistes tanto en que mi pequeña tome ese jugo? — en eso la pelinegra se queda sin palabras y eso confirmaba las sospechas del chico — ese jugo tenía algo ¿Verdad?
— Benicio para — trata de interrumpir la rubia.
— Si tú le haces algo a mi pequeña, yo juro que...
— ¡He dicho que pares! ¡Basta! Es suficiente — trata de calmarse y Carolina aprovecha para huir de la situación. Valentina con el rostro molesto mira fijamente los ojos marrones de su mejor amigo — ¿Por qué hiciste eso?
— Escúchame bien pequeña, prométeme que no recibirás ni comerás nada que te dé Carolina — la rubia frunce el ceño — prométemelo Valentina.
— Benicio...
— Te estoy hablando enserio, Carolina no me aspira confianza. Siento que está ocultando algo, siento que no se muestra tal y como es.
— Estás exagerando.
— Tú solo prométeme que no recibirás nada de ella.
— Pero...
El castaño se sienta sobre la cama y toma las pequeñas manos de su amiga sin apartar mirada de aquellos ojos azules.
Antes de hablar, suspira.
— He visto como te mira...tanto odio en sus ojos, tanta maldad y más cuando estás con Michael. Cuando ustedes están juntos pareciera como si...
— ¿Cómo qué?
— Como si quisiera matarte con la mirada — los ojos angustiados se hacen presentes en Valentina — ¿Acaso no lo sientes pequeña?
La rubia lo piensa por un instante.
— Desde que la conocí yo...siento como que me odiara, su desprecio, su actitud fingida hacia mí y más cuando...— suspira y a la vez se relaja — hoy intento acariciar mi vientre pero me alejé de ella al sentir un escalofrío tremendo en mi cuerpo. Ahora que estoy embarazada y cada vez que la tengo cerca, siento eso Benicio...siento mucho miedo y muchas veces me he preguntado el porque pero aún no puedo encontrar la respuesta.
— La buscaremos juntos pero ahora quiero que me prometas que no recibirás absolutamente nada de ella.
— Te lo prometo.
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~ Un mes después ~
Valentina
— ¡Abril me acaba de patear! ¡Me pateó! ¡Me pateó!
Sonrío ante las quejas de Pic.
— ¿Por qué tanto escándalo?
Aparece fingiendo molestia pero claramente podía deducir su escondida sonrisa. Con el ceño fruncido y los brazos cruzados, se acerca a nosotros y justo cuando hiba a volver a hablar, el pequeño lo interrumpe.
— ¡Volvió a patearme! ¡Lo hizo de nuevo!
Mi pequeña princesita no deja de moverse, hoy despertó con mucha energía. Si tan sólo fuera así todos los días, ya que casi siempre puedo sentir sus pataditas mientras duermo...y en el día, nada...la condenada no me deja dormir pero igual la amo.
— ¿Por qué al enano sí y porque a mí no? — cuestiona fastidiado.
— Porque a mí me quiere y a ti no — no pude evitar reír, ya que una vez más...una pelea se aproximaba.
— Porsupuesto que me quiere, soy su padre.
— Y yo soy su...
— ¿Su qué? — en eso las mejillas de Pic se tornan rojizas — ¡Ah no! Estás loco si crees que lo voy a permitir. Con mi hija no cabezotas...
— ¿Entonces me das a Bella?
— ¡Las dos son mías!
— Bella era mía pero tú te metiste en el medio...eres un...
— ¿Adivina qué? Yo soy el novio de tu bella...digo de mi bonita y el padre de Abril. Así que no molestes.
— Abril y yo...
— ¡No lo voy a permitir! Mi pequeña no tendrá novio porque ella aún es una bebé y que todavía no nace...siempre será mi niña y jamás tendrá novio. Y tampoco te quiero a ti como yerno.
— Yo...
— ¡He dicho que no! Además enano, tú tienes siete años y Abril ni siquiera nace...
— Para el amor no hay edad.
— En este caso sí, así que ni lo pienses enano.
— Bueno está bien, además mi corazón sigue siendo de Bella — me mira y me hace ojitos para luego suspirar con ternura — siempre laterá por ella.
— ¡Eres un...
— ¿Otra vez peleando? — aparece Benicio y detrás de él Riqui con su clásico movimiento de manos ¿Acaso nunca se cansa? — ijole...se huele a celos por aquí — bromea.
— ¡Tú no te metas! — reprochan al unísono mi bestia junto al pequeño.
— Extrañaba ver esto — habla Riqui mientras con un pañuelo secaba sus lágrimas — ¡Dios! Porque nos tuvieron que alejar de ustedes...ni se imaginan cuanto los extrañaba.
— Y nosotros a ti mi Riqui bello — respondo con dulzura y él prácticamente corre hacia mis brazos, me abraza y acaricia mi no tan grande vientre.
— Esta niña va a salir hecha toda una joyita.
— ¿Cómo que joyita? — cuestiona Pic sin entender.
— Pues nomás mira a la madre, esta rubia ha sido hecha por los mismísimos dioses — exagerado — y esos ojazos que trae, ojalá que Abril saque los mismos.
— Yo solo espero que Abril sea igualita a mi bella, así de chula y bonita.
— ¿Y yo qué? — interviene mi bestia tratando de poner rostro ofendido — yo también soy guapo eh.
— Lo fuiste cuando eras bestia — responde el pequeño entre risas y mi novio pone mala cara — ojalá saque algo mío.
— Ni que fueras el padre.
— ¿Y eso que tiene que ver?
— Pues te informo enano que el papá aquí soy yo.
Aquí viene de nuevo...
— Y yo te informo que con estos ojitos — señala sus ojos — te vi haciendo “Eso” “Limpiando la casa” — no lo dirá o...¿Sí? ¡No! ¡Que alguien lo calle! — o para ser más específico “Creando a Abril”
— ¿¡Qué!? — dijeron Benicio y Riqui a la vez.
¡Trágame tierra!
— ¿Acaso Pic los ha visto haciendo...¡Qué sinvergüenzas! — ¡Trágame tierra! ¡Trágame tierra!
— Sí, los he visto — ¡Trágame tierra! — así que lo mínimo que merezco es que Abril saque algo mío, por haber visto su creación.
— ¡Es mentira! — reacciona mi bestia todo hecho un tomate — ¡Es mentira! No le crean a ese enano...
— ¿Cómo pudiste pequeña? — Benicio empieza a reprocharme y yo rápidamente cubro mi rostro rojo con la sábana — ¿Cómo fue posible? — bajo lentamente la sábana y veo que ahora estaba observando a mi bestia — cómo es posible que la calentura les haya ganado y ustedes sin importarle que un niño de siete años los estaba observando — ¡Cállate! — pobre Pic, le quitaron la inocencia — ¡Cállate! ¡Cállate! — infancia arruinada...
— Él no ha visto nada, ese cabezotas está mintiendo...
— Si estaba mintiendo ¿entonces?...— hay no...— ¿Qué hacías encima de mi bella besándola, con una mano acariciándole la pierna y con la otra metiéndola en su...
— ¡Ya basta! — tomo fuerzas y grito toda avergonzada y hecha un tomate a la vez. ¡Rayos! Podía sentir la mirada de todos en mí...¿¡Y ahora qué digo!?
— ¿Pero qué hacen aquí todos? — aparece Gloria — Benicio, te dije que les dijeras que ya la cena está lista.
— Pues...se me olvidó.
Se encoge entre hombros.
...
Narrando escritora
~ En otro lugar ~
— Como que demoraste mucho eh, se te extrañó un buen — lo abraza por un momento.
— Ya estoy aquí — sonríe con ligereza.
— ¿Qué pasó? ¿Todo bien verdad?
— De maravilla, solo que ahora necesito ver a alguien.
— Déjame adivinar. Rubia, ojitos azules ¿Chaparrita tal vez? — le sonríe como respuesta — hermano, olvídate de una vez de ella.
Eso fue suficiente para que el castaño borre aquella pequeñísima sonrisa que sus labios habían formado.
— Que bonita bienvenida me estás dando — dice con sarcasmo.
— Ella es feliz con alguien más.
Eso no le gustó para nada a Ruggero.
— Cierra la boca...
— Ahora me doy cuenta que lo que sientes por ella es obsesión, más no amor...Michael te considera un amigo, así que no le...
— Tú no me mandas Guillermo.
— Te lo digo en serio Ruggero. Sé que te gusta esa chica desde años y no sé que mierda tendrás en la cabeza pero si crees que es amor, pues déjame decirte que estás muy equivocado...
— No me jodas...
Su paciencia se estaba agotando.
— ¿Desde cuándo estás detrás de esa wera eh? Desde que eras un niño...si piensas que separándola del chico que ama, podrá estar contigo...pues que equivocado estás. Además ahora que recuerdo el primero que le hecho los ojos fue Lionel...
— ¡Cállate de una puta vez! — grita.
— Y que casualidad que murió — se le acerca — ¿Quién es el siguiente? ¿Tiene apellido y nombre? ¿Michael Ronda tal vez?
— No te metas en mis asuntos Guillermo que yo no me meto en los tuyos.
— ¿Asuntos? Entonces si tuviste que ver con la muerte de Lionel, tú fuiste quién lo...
— Y si fue así ¿Qué? — eso tomó por sorpresa a Guillermo, ya que era la primera vez que veía maldad en los ojos de su hermano pequeño y más aún, que esa pequeña cuestión había confirmado sus dudas — ¿Me denunciarás? ¿A tu propio hermano? — ríe con malicia — ¿Sabes para qué tuve que regresar a México? Pues para deshacerme de una que otras pruebas que había dejado, ya sabes...es que era principiante carnalito, era la primera vez que hacía algo así y pues...no era tan experto como tu comprenderás.
— Tú lo mataste.
— ¿Matar? — vuelve a reír — yo no creo que hice eso eh. Mira te lo voy a contar, pues él estaba ahí sujetándose para no caer del precipicio y yo lo único que hice fue ayudarlo pero claro no en subir obviamente pero sí en bajar. Así que...a eso no se le puede llamar matar o ¿Sí?
— Estás enfermo.
Ruggero vuelve a reír pero está vez con más ganas.
— Tú diciéndome enfermo cuando la realidad es que tú lo estás, no yo.
— ¿Qué quieres decir?
— Marihuana, cocaína ¿Te suena?
Guillermo abre bien sus ojos ante las palabras de Ruggero.
— No sé de qué estás hablando — trata de evitar su nerviosismo.
— Lo sé todo Guillermo, lo supe desde aquella vez que tomé ese sobrecito blanco de tu habitación cuando tenía ocho años. Ese polvo que me intoxicó y por el cual nuestros padres me hicieron un lío creyendo que estaba iendo en malos caminos. Todos los regaños, todas las quejas...y lo peor es que yo no sabía el porque de todo. En esos tiempos era un niño que no sabía nada pero mientras crecía investigué y resultó que era droga — sonríe — recuerdo las veces cuando iba al baño y tú aprovechabas que estabas solo en la habitación para drogarte. Yo te veía, veía como te drogabas y te volvías un maldito desquiciado y todo hecho como un puto zombi.
— Estás hablando tonterías...¿Acaso el viaje te afectó el cerebro?
— Eso no funciona conmigo y lo sabes, así que no gastes saliva intentando convencerme que estoy alucinando.
— Es que lo estás hermanito...
— Deja de inventar excusas y escúchame con mucha atención — se pone serio — he sido un buen hermano menor contigo, he mantenido tu secretito bien guardado desde que lo supe, jamás se los dije a nuestros padres y tranquilo que ellos ni se enteraran quién es realmente “el amor de tu vida" o mejor dicho aún “los amores de tu vida” — se burla — ellos nunca lo sabrán, es por eso que...ahora te toca seguir mi ejemplo. Qué bonito ¿No crees? El hermano menor dándole ejemplos de vida al hermano mayor ¡Eso es increíble! — vuelve a sonreír pero esta vez mostrando su perfecta dentadura — así que tú me guardarás el secretito mi querido carnalito, así como yo lo he hecho durante todos estos años. Es simple, tú no dirás nada y yo haré lo mismo.
Guillermo no responde, solo se dedica mirar a su hermano con una mezcla de frustración y asombro, hasta se pudo ver cómo unas pequeñas chispas de rabia se encendían en sus ojos marrones.
El silencio reino el ambiente, ambos hermanos solo se dedicaban a mirarse. Ruggero por su parte con una excelente y burlona sonrisa, mientras que Guillermo, aquella mirada de frustración y asombro parecía cambiar por odio.
¿Quién era ese chico?
Definitivamente no era su hermano. Él sabía lo orgulloso, creído y vengativo que podría ser pero nunca imaginó que llegaría al extremo. Es su hermano quién realmente está en malos pasos, con el camino torcido; no él. Guillermo podrá ser un drogadicto que solo se hace daño a si mismo pero Ruggero es todo lo contrario porque el hace daño a los demás, sin importar el sufrimiento y dolor que les provoque.
Ruggero le da la espalda a Guillermo para sacar su móvil de su bolsillo y hacer una llamada.
— ¿Qué tal gata asquerosa? ¿Te sorprendí? Escucha, ya me harté de tanta espera, así que llegó el momento de poner en marcha nuestro plan. Ya estoy en Argentina y es hora de que utilicemos a tu amiguita para nuestro objetivo...a menos de que quieras dejarle el camino libre — bromea — ven a mi departamento mañana para organizarnos bien y también traes a la estúpida esa de tu amiga — corta.
Al terminar de hablar, el castaño se gira y su hermano se encontraba aún en su mismo lugar.
— Ya que tenemos un trato, ahora necesito que me des las llaves de ese edificio abandonado que queda al final de la calle.
— ¿Qué?
— No te hagas Guillermo, sé que en ese lugar tienes guardado tu mercancía y yo solo quiero que me lo prestes por unos días. Así que dame las llaves — ordena.
— ¿Qué es lo que vas a hacer?
— ¡No preguntes y solo dame las putas llaves!
— No quiero ser cómplice de tu próximo asesinato.
Ruggero ríe con ganas.
— Tranquilo que esta vez no va haber muertes...pero si algo no sale como yo lo planeo pues...ya sabes ¿Verdad?
— Eres una mierda...
— Sí, soy todo lo que quieras pero dame de una vez esas malditas llaves.
— ¿Y qué si no lo hago?
Ruggero pone un rostro malvado y acorta la distancia.
— No me desafies hermanito porque créeme, si pude matar a mi mejor amigo...¿Por qué no lo haría con el único hermano que tengo?
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