Capítulo 46 »Antojos y peligro«
Este capítulo en ciertas partes contiene palabras fuertes que solo tienen que ver con la formación del personaje, es decir la forma de ser y de pensar del personaje. Aclaro que yo como ser humano no comparto esas ideas.
~ Cristivp
Narrando escritora
~ Una semana después ~
— ¿Necesitas algo más? ¿Masaje en los pies? ¡Espera! ¡Chocolates! ¿Quieres chocolates bonita? O tal vez...¡Nutella! ¡No! ¡Frutas! ¡Sí, frutas! ¿Mango? ¿Fresas? ¿Papaya? Mejor una ensalada o ¿Quizás quieras comida?...o ¿Un pastel? ¡No! Ya sé...
— Amor porfavor para — responde entre risas.
— ¿Parar? Pero si mi amor, yo solo quiero cumplir con tus antojos.
Desde que Valentina salió del hospital, Michael se volvió muy pendiente de ella, demasiado pero con mucha dulzura y amor. Es que se siente el hombre más feliz de la tierra. Esa sensación de que muy pronto tendrás en tus brazos a un nuevo impulso de vida, es que ya no son sólo ellos dos, alguien especial e importante se unirá a ellos en pocos meses. Ahora serían los tres, ahora serían una familia.
— Dirás con los antojos de nuestra princesita, es ella quién pide. Yo no.
— Bueno, entonces — se sienta sobre la cama y recuesta suavemente su cabeza en el vientre poco abultado de la rubia — amor, soy papá y ¿Quisiera saber si quieres algo?
— No, no quiero nada.
El morocho levanta el rostro y mira a su novia con cierto enojo fingido.
— No se lo pregunté a usted señorita, se lo pregunté a mi hija.
— Pues yo solo le transmito lo que también mi hija me dice y mi niña no quiere nada. Aunque...¡Hu! ¡Helado!
— ¿Lo quieres tú o mi hija?
— Mi hija.
— ¿Mi hija?
— Sí, mi hija porque también es mía.
— Es mi princesa.
— Nuestra princesa.
— Es mía de mí.
— También es mía de mí.
— Y tú también eres mía de mí.
— Sí, soy tuya de...¿Espera que? — el castaño sonríe para luego recostarse al lado de su novia y atraerla a su cuerpo con un abrazo — eres un tramposo — reprocha haciendo puchero — ¿Escuchaste April? — acaricia su vientre — tienes un papá muy tramposo.
— Bonita no le digas esas cosas a nuestra princesita. Escucha a papi, lo que dice mami no es verdad.
— Oh sí que lo es.
— No la escuches April.
— Papá es así mi amor, tanto que ya se le olvidó el helado que quieres...
— ¡El helado! — se separa lentamente de la rubia para luego ponerse de pie — iré ahora mismo por el.
— Primero déjame decirte que helado quiero.
— No es necesario mi amor, sé los gustos de mi futura esposa y qué casualidad que los de mi princesa también — ríe — iré por helado de chocolate con...
— ¡Trozos de galleta de vainilla porfavor! — interrumpe.
— Lo sé — antes de salir, captura rápidamente los labios de Valentina para luego salir de la habitación — espérame aquí, que ya vuelvo y ni te muevas a ningún lado.
— Como si pudiera levantarme — lo dijo muy tarde porque su novio no logró escucharla.
Tan solo pasaron minutos y Michael volvió con un bote de helado de chocolate con trozos de galleta de vainilla, tal y como el antojo de la madre de su hija.
— Ya quiero caminar, levantarme de aquí — reprocha Valentina mientras llevaba otra cucharada de helado a su boca.
— Bonita, el doctor dice que tienes que guardar reposo.
— Ya lo hice una semana.
— Cariño porfavor entiende, es por el bien tuyo y de nuestra hija.
— Lo sé pero April y yo estamos aburridas de seguir en cama. Además solo fue una fractura en el pie, ni que me la haya roto.
— Por suerte ha sido solo una leve fractura — muerde dulcemente la mejilla de su novia — y ya deja de seguir reprochando que no lograrás nada porque seguirás guardando reposo por un tiempo más.
— ¿Cuánto?
— Solo un tiempo más.
— Pero ¿Cuánto es ese tiempo?
— Ya te dije que...
No pude terminar de hablar ya que su móvil empezó a sonar. Con un poco de molestia decide responder la llamada.
— ¿Bueno?
— ¡Bestia! — se escuchó tremendo grito por el otro lado de la línea, tanto que hizo que Michael alejara el móvil de su oreja — pásame con mi bella...¡Ahora!
— ¿Amor es Pic? — cuestiona la rubia con emoción.
— Sí, es el enano — bufa — ¿Por qué te emocionas cada vez que llama?
Valentina solo lo ignora y quita el móvil de las manos del castaño.
— Pic, soy yo mi pequeñito.
— Bella mi amor...¿Cómo estás? ¿Todo bien? ¿La bestia se porta bien contigo? ¿Ya te cansaste de él? ¿Podría hablar con April?
Tantas preguntas y la ojiazul solo tenía que responder una sola, la última porque esa era la que el pequeño Pic deseaba.
— Por supuesto que sí mi amor pero creo que ahora está dormidita porque no la siento moverse.
— No importa...tan solo quisiera escuchar sus latidos.
La rubia sonrío para luego colocar el móvil en su vientre.
— Este cabezotas está loco, acaso piensa que podrá escuchar sus latidos por el...¿Y por qué diablos quiere escuchar sus latidos? — Valentina le hecha una mirada asesina — ni piense que voy a permitir algo entre mi hija y ese enano — susurra — escuchaste April, no voy a permitir nada, absolutamente nada.
Mientras que Michael protestaba, dos personas se encontraban mirando la situación con mucha cautela. Unos ojos verdosos inocentes y otro par de ojos negros llenos de malicia.
Karol y Carolina habían presenciado absolutamente todo.
El odio de Carolina hacia Valentina había aumentado estos últimos días. Si antes estaba segura de poder deshacerse de ella, pues ahora está segura de hacerlo con sus propias manos.
— Se ven muy felices — dice la ojiverde y fue suficiente para que la paciencia de la pelinegra acabara por completo.
La toma del brazo y la aleja de ahí para llevarla en silencio a su habitación.
— ¿Felices dices? — tanta era la rabia y el odio, que Karol lo podía notar claramente reflejados en los ojos de su amiga.
— Es la verdad y creo que...
— No pararemos hasta separarlos ¿Entendiste?
— Caro...
— ¡He dicho que no! Tú te aliaste con nosotros para separarlos, así que no me vengas ahora con que “Se ven muy felices” — dice con ironía — no te creas ese cuento Karol. Además no te olvides como es verdaderamente Valentina.
— ¿Quién me garantiza que Valentina es como tú dices? — por primera vez, Karol dijo lo que pensaba, sin miedo ni rodeos y eso tomó por sorpresa a Carolina ya que no la creía capaz de hacerlo — ¿Quién me asegura que tú y ese tal Ruggero me estén diciendo la verdad? ¿Eh?
— ¿Qué quieres decir?
— Pienso que todo esto es una historia que tú y él han creado y yo como tonta he creído.
— Porfavor no seas ridícula...
— Dices que Valentina tiene varios amantes pero qué casualidad que mis ojos no los han visto. Hasta ahora no eh visto ni una prueba de que eso sea verdad.
— Te recuerdo que Ruggero está de viaje.
— ¿Y que me dices de Benicio? ¿Acaso no me dijiste que ese tal “mejor amigo" también es su amante?
— Sí que eres una estúpida — aquello le dolió a la ojiverde, volviéndola nuevamente pequeña frente a ella — eres fácil de manejar, te dejas llevar fácilmente por las apariencias de alguien que finge ser bueno ¿Cómo puedes caer tan fácilmente? ¿Acaso no te enteras? En este mundo no todo es color de rosa, no todas las personas son buenitas Karol. Por más que así lo desees con todo tu corazón no lo son. Y me duele, me apena tanto que aún tengas esos pensamientos tan infantiles y absurdos que nunca tendrán una pizca de madurez pero ¿Sabes lo que más me duele? — se acerca a ella — que desconfíes de mí, yo que soy como una hermana para ti prácticamente desde que tengo memoria. ¿Dudar de mí?, realmente me duele...siento que te desconozco porque ya no eres aquella Karol que conocí — los ojos verdes se comenzaban a llenar de lágrimas — yo nunca te he mentido y jamás lo haría y si lo hago ¿Qué ganaría yo con eso? ¿Perder a una hermana? Porsupuesto que no, eso no está en mis planes. Yo lo único que hice es contarte sobre esa persona que hace mucho daño a mi hermano. ¿Pruebas? Por supuesto que las has tenido pero eres ciega al igual que Michael. ¿Acaso no recuerdas la pulserita que tiene Valentina en una de sus muñecas? ¿Acaso no has visto la inicial? Sabes muy bien que Ruggero tiene una igual, a diferencia de la inicial, claro está — suspira con pesadez — y Benicio, también tienes pruebas sobre él. ¿Acaso no recuerdas las veces que Valentina iba a su departamento? Claro y mi hermano ni enterado de aquello — sonríe con tristeza — o las veces que salían juntos supuestamente a “conocer la ciudad” todo es obvio Karol pero tú solamente te dejas guiar por las apariencias y perdóname por decirte o ser tan cruel contigo pero es lo que pienso y siento y sabes muy bien que nunca te ocultaría algo así.
Apenas termino de decir la última palabra para que el silencio inunde la habitación, a excepción de unas risitas que se escuchaban a lo lejos.
Karol se sentía humillada y a la vez un sentimiento de culpa pues nunca en su vida había escuchado palabras tan duras y más aún viniendo de su mejor amiga.
Ella tenía razón ¿Cómo sería capaz de mentirle? ¿Cómo sería capaz de inventar una historia donde Valentina saldría totalmente perjudicada? Pensó. Carolina sería incapaz de hacer algo así... además ¿Por qué lo haría? ¿Qué ganaría con todo eso? Nada, absolutamente nada.
Sentía decepción pero no decepción de su amiga, sino decepción propia por haber puesto en tela de juicio las palabras de Carolina, por no creerle, por dudar de ella. Se sentía estúpida, una tremenda estúpida por formar un concepto malo sobre Carolina y formar un concepto bueno sobre Valentina. Era ridículo pensar mal de alguien que conoce desde niña, cuando la mala aquí era una rubia de ojos azulados.
— Tienes razón — finalmente la propia Karol rompe el silencio y la tensión que a la misma vez se había formado — soy una estúpida por dejarme llevar por el rostro bueno de Valentina. Por su apariencia gentil y dulce...soy una tonta.
— Hey no digas eso.
La abraza y a la vez la ojiverde rompe en llanto cuando siente el abrazo de su mejor amiga.
— Porfavor perdóname...no sé que me pasó, yo jamás dudaría de ti...nunca lo haría.
— Ya pasó, porfavor cálmate — finge consuelo mientras que su rostro tenía una expresión de asco y fastidio.
Karol cesa su llanto, se separa de ella y limpia sus lágrimas.
— Sí — sonríe — y dime...— aún no era consiente pero igual lo hizo — ¿Qué vamos hacer? ¿Seguiremos con el plan de separarlos?
— Eso ni que decir, sabes muy bien que esa es nuestra misión.
¿Misión?
¿Acaso es una misión separar a una familia?
Aquellas preguntas atraviesan los pensamientos de Karol y aunque ella lo evite, aún las dudas seguían ahí.
— Carolina yo...yo no quiero que te vuelvas a enojar conmigo pero no podemos separar a una familia. No tenemos derecho de hacer algo así.
Carolina trata de ocultar su enojo ante aquello.
— ¿Qué familia? Yo no veo una familia — ironiza.
— Sabes de lo que hablo...Michael va a ser papá y...
— ¿Quién me garantiza que ese engendro sea de mi hermano? — nuevamente la rabia de Carolina se activa y tan solo al hecho de escuchar que su amor hiba a ser padre, eso la enfurecía — sabes muy bien que Valentina es una perra. Además...¿No será una farsa ese temita del embarazo?
— ¿Qué?
— Claro pues. Piensa Karol, ¿No es normal que alguien que esté embarazada y de seis meses, no tenga aún panza? Porsupuesto que no es normal. Todo es una farsa.
— El doctor dice que es normal en alguien que es primeriza y más aún si es de contextura delgada.
— Pero no tiene nadita de panza.
— Te equivocas, tiene un poco de vientre. Quizás no muy abultado pero lo tiene.
— Bueno ya. Digamos que sí está embarazada pero eso no significa que sea de Michael. La muy estúpida va a cumplir seis meses, eso significa que puede ser de Ruggero. No cabe duda, es de él.
— ¿Cómo puedes asegurar eso?
— Tienes razón, no hay que descartar a Benicio. Puede que sea de él también.
— ¿Caro y qué pasa si es de verdad el hijo de Michael?
— Lo dudo. Ese engendro es de Benicio, eso explica el porqué siempre viene a cuidarla por las tardes — la mira fijamente — debemos parar esto Karol.
— ¿Qué?
— Ese engendro no debe nacer.
Karol no podía creer lo que su amiga estaba diciendo.
— ¿¡Acaso estás loca!? ¿¡Me estás pidiendo matar a un ser que no tiene la culpa de nada!? ¡Es un bebé!
— Porfavor no seas exagerada que no nos convertiremos en unas asesinas porque ese engendro aún no nace.
— ¡Pero es un ser vivo!
— ¡Es un maldito feto! La loca eres tú porque me estás diciendo que no quieres deshacerte de alguien que niciquiera conoce la vida.
— ¡Está vivo Carolina! Porfavor entiende...
— Porsupuesto que no lo está, aún no nace y nosotras no vamos a permitir que lo haga. No dejaremos que viva.
— Yo no pienso matar a alguien que...
— No digas matar porque la neta suena muy feo, mejor dilo deshacer porque es un estorbo que se interpone en nuestras vidas ¿Lo sabes verdad? Si ese bebé nace, sabes muy bien que nunca podrás alejar a Michael de Valentina porque ese engendro los unirá de por vida y tú jamás podrás ser feliz con él.
— Igual no pienso hacerlo...Caro porfavor no hagas una maldad como esa...te ayude en eso de hacer caer a Valentina por las escaleras y no sé cómo pude aceptar semejante cosa, más aún, sabiendo hoy que está embarazada y que eso podía hacer que pierda el bebé.
— Y por mala suerte no lo hizo.
— ¿Cómo puedes decir algo así?
— Es la verdad Karol — trata de relajarse y tomar el control de su furia — la neta que no entiendo porque defiendes tanto a ese engendro que no es hijo de Michael porque puede que sea de Ruggero o Benicio, claro, si es que no tiene otro amante por ahí escondido.
— No importa de quien sea, lo que importa es la vida de esa criatura que no tiene culpa de los errores que comete su madre. Esa pequeñita no tiene la culpa de nada...Caro porfavor, no hagas semejante crueldad.
— Ya te dije que es un feto, no un ser vivo. Es como un parásito que se ha alojado en el vientre de Valentina, como todo parásito o basurita, pues tenemos que deshacernos de ella. ¿Entiendes o quieres que te lo explique con dibujos? Además tenemos que hacerlo de ley, Karol porque si Ruggero se llegara a enterar, nosotras seríamos las muertas por haber permitido semejante estupidez.
— ¿Qué quieres decir?
— No sabes con quién te haz aliado Karol...Ruggero es un asesino — confiesa.
— ¿¡Cómo!?
— Mató a su mejor amigo, solo por fijarse en su rubia y pues...desde el inicio de mi alianza con él, tuve mucho miedo de que sea capaz de hacerle algo a Michael pero el trato era de que nadie tocaba a ninguno de los dos y así ha sido durante toda nuestra alianza. Si Ruggero se entera que Valentina está embarazada, él no va a dudar un segundo en matar a Michael.
— Pero si el bebé no es de él...
— A él no le va importar eso — toma las manos de la castaña — es por eso que debemos deshacernos de ese engendro, por el bien de mi hermano.
— Caro yo no puedo hacer eso...
— ¿Acaso quieres que a Michael le pase algo? Karol porfavor reacciona, esa cosa que está en el vientre de Valentina no es un ser vivo aún, es solo un feto, un parásito. Tenemos que deshacernos de esa cosa por el bien de Michael y por nuestro propio bien. ¿Entiendes?
— Te das cuenta que si hacemos...eso, Michael sufrirá, lo sabes ¿Verdad?
— Se le pasará, además luego tendrá un hijo verdadero y tú serás la madre de ese niño — le sonríe tratándo de convencerla, tratándo de arrastrarla a su lado oscuro y cruel pero la ojiverde aún tenía un rostro lleno de temor — escúchame, lo que vamos hacer no es malo, más bien es algo bueno para Valentina y ¿Sabes porqué? Porque le vamos a librar de una niña que de seguro nacerá enferma, ya sabes que ni siquiera se le nota el vientre teniendo ya casi seis meses. Pobre bebé, debe estar muy frágil, muy débil, muy pequeña, muy delgada y también es probable que no esté desarrollada del todo — suspira — así que lo haremos, esa tal April no nacerá.
Karol aguantando las ganas de llorar, asiente con la cabeza sin niciquiera pensarlo.
— Okey, esto es lo que vamos hacer — de su bolsillo saca un pequeño frasquito — esto hará que Valentina aborte.
— Tú lo...lo tenías todo planificado...
— ¡Por supuesto!
Karol nuevamente siente aquel temor inexplicable que siente que es transmitido por Carolina.
— Y que...¿Qué es eso? — cuestiona con su voz temblorosa.
— Ácido — responde junto a una sonrisa llena de malicia — me tardé un poquito en conseguirlo pero al fin ya lo tengo en mis manos. Voy a prepararle un delicioso jugo de pera a esa idiota y tranquila que no notará nada porque esta maravilla — señala el frasco que tenía en una de sus manos — no tiene sabor alguno.
...
— ¿Estas son horas de llegar? Se supone que deberías estar aquí a las dos en punto y fíjate que son las dos y cinco.
— Bueno yo...
— Yo nada — reprocha — vives aquí al frente de nosotros y aún así ¿Te atreves a llegar tarde?
— Haber, ¿Tomar el ascensor o bajar las escaleras? pues yo prefiero la segunda opción...eso me toma un minuto, luego salir a la calle, cruzar la pista; eso es un minuto más y por último volver a subir escaleras para poder llegar a su departamento, un minuto más.
— No hay excusas Benicio.
— Bajale a tus reproches Ronda.
— Podrían parar los dos — interviene Valentina sonriendo — son peores que niños.
— Él es como un niño — responde Michael señalando al mejor amigo de su novia — ¿Quién preferiría bajar las escaleras teniendo un ascensor?
— Yo.
— Pues eres un idiota.
— Y tú un flojo perezoso.
— ¿Acaso está hablando el que acaba de llegar tarde? ¡Tardón!
— Cómo usted diga niñito Michael.
— ¿Qué fue lo que...
— He dicho que paren — vuelve a intervenir Valentina para luego mirar a ambos sin borrar su sonrisa. De un momento a otro empieza a reír.
Michael y Benicio intercambian miradas de confusión.
— ¿Te estás burlando de nosotros? — cuestionan al unísono.
— Lo que pasa es que...no puedo creer que ahora ustedes dos se lleven bien. Saber que mi novio y mi hermano del alma son buenos amigos me llena el corazón de felicidad — se emociona al borde las lágrimas.
Es cierto. Luego del accidente de Valentina, tanto Michael cómo Benicio se juntaban poco a poco, limando aquel odio o rencor que sentían por el otro.
Era maravilloso.
— Amor espera pero aquí el señor no es amigo mío.
— Pues tú tampoco lo eres Michael — ataca Benicio.
— ¡Ya! Sólo vengan los dos y abracenme — ordena la rubia, lo cual los dos hacen caso.
— Bueno, aunque no quiera tengo que irme al restaurante — dice Michael.
— No quiero que te vayas — susurra su novia junto a un puchero.
— Yo tampoco quiero pero tengo que hacerlo — junta sus labios con los de ella transmitiendo dulzura y amor para luego acariciar el vientre de su amada con las yemas de sus dedos — trataré de llegar temprano para estar con mis dos bonitas — vuelve a robar otro beso a la ojiazul — Benicio, porfavor cuídalas por el momento que no esté con ellas.
— Sabes que lo haré.
Se miran por unos instantes, Michael estrecha su mano y Benicio decidido responder el gesto.
Esa señal significa el comienzo de una bonita y verdadera amistad, que ninguno de los dos era consciente de que sucedería algo así.
— No te olvides de los antojos.
— Más bien tú, deja de comer tantos tacos porque te recuerdo que la que está embarazada soy yo, no tú.
— Pues yo también tengo antojos ¿No? Digo, soy el padre.
Todos empiezan a reír.
...
— ¡Fresas con leche condensada! ¡Quiero! ¡Quiero! ¡Quiero!
— ¿Tú o mi sobrina?
Valentina lo piensa por un segundo, analizado la pregunta.
— Pues...las dos.
— Son un par de tragonas — empieza a correr al ver a su amiga tomando una almohada — bajaré a la cocina para preparar tus fresas — sale de la habitación sin dejar de sonreír.
La rubia también sonreía, pues no podía creer lo idiota que puede llegar a ser Benicio pero esa idiotez le sacaba un fin de sonrisas.
Comienza acariciar su poco notorio vientre con ambas manos.
— Ahora vienen las fresas mi pequeñita — susurra — tan solo tenemos que espe...
— ¡Valu! — aparece Carolina con una bandeja en sus manos — te traje jugo de pera, tal y como te gusta — coloca la bandeja sobre la pequeña mesita de noche que se encontraba al lado de la cama.
— Eh...gracias Carolina pero...yo no te pedí nada.
— Lo sé — se sienta en un lado de la cama y toma de las manos a la rubia — solo quiero complacerte, a ti y a mi...— quiso tocar el vientre de Valentina pero la rubia no se lo permitió, no entendía porque la presencia de su cuñada le causaba temor — bueno...¿No piensas tomar el jugo? — cambia de tema.
— Ahora no tengo ganas... quizás más tarde pero igual gracias por haberlo preparado — sonríe nerviosa.
— Aunque sea dale una probadita para saber cómo me quedó, vamos Valu...no me rechaces así luego de lo que hago por ti y por mí sobrinita.
— Pero...
— Aunque sea un sorbo — insiste.
La rubia no muy segura, decide tomar el vaso para luego acercarlo lentamente a su boca.
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