Capítulo 42 « Una nueva aliada »
Narrando escritora
Las horas pasaban y la familia Ronda y Zenere tuvieron que regresar al hotel donde se hospedaban, ya que en unas horas volverían a su tierra natal.
Valentina se encontraba recostada en la cama mientras el pequeño Pic se acunaba en sus brazos, pues acababa de dormirse hace unos instantes.
— Pero qué...
— ¡Shu! — la rubia lo calla con un susurro — se acaba de dormir, así que no hagas ruido — advierte.
— ¿Y yo dónde voy a dormir?
— Buena pregunta y yo tengo una buena respuesta — con cuidado aparta los pequeños brazitos del niño que se habían posado en su cintura. Se levanta de la cama con mucho cuidado de no despertarlo para así acercarse al castaño que se encontraba muy celoso del pequeño Pic — sabes, porque no vas donde tu piojosita y le dices que te haga un campito en su cama para que puedas dormir ¿Qué te parece mi idea?
— ¿Qué? — frunce el ceño — espérate...ya sé lo que tienes — la mira fijamente — usted está celosa señorita de Ronda.
— Claro que no — le da la espalda.
— Lo estás amor — sonríe juguetón — estás celosa.
— ¡Qué no estoy celosa! Y ya déjate de sonreír Michael porque aunque no te pueda ver, sé que lo estás haciendo...dime ¿Por qué le dices piojosita?
Michael se acerca y la toma de la cintura, al principio Valentina se resiste pero luego cede.
— ¿Por qué le digo piojosa? — susurra en el cuello de la rubia.
— Ya responde — lo ignora.
— Será porque tiene piojos — se encoge de hombros.
— Es con ella que te diste tu primer beso ¿Verdad?
— Sí.
— ¡Lo sabía! — reprocha y el castaño sonríe — así que eras melosito eh.
— Como la miel.
Si Michael busca fastidiar un poco a su novia, pues lo está logrando.
La ojiazul molesta decide girarse y quedar frente a frente a su novio.
— Y todavía me lo afirmas — se aleja de él — sabes que, búscate un lugar donde dormir porque hoy dormiré con Pic.
— Con ese cabezotas ¡No! Me niego rotundamente.
— Yo digo que sí y punto. Así que un perfecto lugar donde dormir es el sofá ¿No crees mi amor?
— ¿En el sofá?
— Sí, en el sofá — la rubia toma una almohada y se lo tira — aquí tienes tu almohada para que estés más cómodo mi vida — aprieta las mejillas del castaño un poco.
— Me falta algo bonita.
— ¿Qué cosa?
— Tú.
— Pues imagínate que soy la almohada.
— Que mala que eres con tu futuro esposo Valentina — la rubia ríe bajito.
— Ya vete que quiero dormir con mi pequeñito — se dirige a la cama y se recuesta — apaga la luz antes que te vayas — cierra los ojos.
La habitación se torna oscuro pero no del todo, ya que la luz de la luna iluminaba un poco la habitación. Michael no decide irse, más bien se acerca a la cama y se recuesta en ella, justo al otro lado del pequeño. La rubia pensó que era Pic el que se estaba moviendo pero se dió cuenta en el momento que decide voltearse y así se encuentra con unos grandes ojos avellana que gracias a la luz de la luna pudo verse reflejada en ellos. Pero la realidad es que siempre aquellos ojos de color avellana, aunque no haiga luz alguna, ella siempre estará reflejada en los ojos del castaño.
— ¿Qué haces aquí? — reprocha bajito la rubia — dije que al sofá — Michael solo se dedicaba a mirarla — Mike, el sofá te espera ¿Estás escuchándome?
— La luz de la luna encaja perfectamente con tus ojitos azulados — susurra sin apartar mirada de ella.
Valentina arruga un poco la nariz — me encanta las muecas que haces — no podía evitarlo más, así que le regaló una hermosa sonrisa — tu sonrisa...todo mi bonita.
— ¿Por qué me resulta díficil enojarme contigo?
Mike sonríe muy tierno porque aquella pregunta significaba que el amor de su vida ya no estaba molesta con el. Y eso a él lo llenaba de felicidad.
— Porque me amas y porque también te amo.
Los dedos del castaño se posan en una de las rojas mejillas de ella y con el dedo pulgar las acaricia cálidamente.
— Yo también te amo mi bella.
Ambos enamorados abren sus ojos a tope al escuchar lo que el pequeño Pic acababa de decir entre sueños.
El pequeño luego de susurrar lo que dijo, se gira hacia el lado de Valentina, la abraza y una de sus piernas las enrolla con las de ella.
Michael sintió ganas de gritar y así poder despertar al pequeño y este se aleje de su novia pero no lo hizo ya que Valentina le dedicó una mirada amenazante.
— ¿Dijo que te ama?
— Estaba soñando.
— Contigo
La rubia lo mira mal.
— Ya duérmete.
— No podré sabiendo que no soy yo quien te abraza y...¿Por qué no apartas sus piernas de las tuyas?
— Duerme que mañana tenemos que ir a despedir a nuestras familias.
— Ese cabezotas me va oír mañana.
— Duerme.
— Todavía dijo que te ama.
— Amor duerme.
— ¿Y mi beso de buenas noches?
La rubia besa los dedos de su mano para luego llevar sus dedos a la boca del castaño.
— Listo, duerme.
— ¡Así no! — reprocha bajito.
— No puedo moverme y no quiero despertarlo.
— Ese cabezotas es un aprovechador.
— Cállate y duerme.
— ¿Estás diciendo que me calle? — se ofende — ahora estoy muy molesto.
— Molesta me voy a poner si Pic se despierta y ahí sí que te vas hacerle compañía al sofá.
— ¿Me estás amenazando?
— Es una advertencia y ya duérmete que tengo sueño.
...
Carolina
— Creo que no fue muy buena idea quedarme — sus ojos verdes reflejaban tristeza — nunca debí encontrarlo.
— No digas eso Karol — respondo junto a una sonrisa alentadora — si ustedes dos no se hubiesen encontrado, no te podría volver a ver luego de varios años...mejor amiga.
A Karol la conozco desde niña y a pesar que sea un año mayor que yo, eso no fue impedimento para poder entendernos. Jugábamos, peleábamos, reíamos, hacíamos de todo. Se convirtió en aquella amiga verdadera que nunca pude tener pero muy a pesar de que a ella le gustaba Michael, no me opuse ni mucho menos traté de separarlos porque a ambos los quería y realmente me gustaba verlos de novios. Pero los años han pasado, y esos años me han hecho madurar ciertamente como persona. Me han hecho ver que puedo obtener lo que quiero si me lo propongo y lo que quiero es a Michael, no me importa si es mi hermano, yo lo amo y punto.
Y ahora que Karol está aquí, pues ella es la última pieza de nuestro rompecabezas para así poder separar al fin a esos dos.
Solo será cuestión de convencerla para que acepte unirse a nosotros y al fin todos saldremos ganando. Ruggero se queda con su rubia teñida, yo me quedo con mi Michael y ella...bueno, ella se enterará que solo la utilizamos.
— ¿Aún te gusta mi hermano verdad?
Ella deja de mirarme.
— No puedo creer que tú y Michael sean hermanos — sí, ya le había contado sobre lo que me une realmente con Michael — y a pesar de que él te veía de la misma forma durante todo este tiempo.
Trato de ignorar su comentario.
— No me cambies de tema señorita Karol Sevilla — reprocho con diversión — ¿Aún te gusta Michael verdad?
— De qué estás hablando, él tiene novia...además se va a casar con ella.
Eso si yo lo permito.
Me acomodo en la cama.
— Dime ¿Qué te pareció Valentina?
— Pues...es muy bonita — no es cierto — no sabía que a Mike le gustaban las rubias.
— ¿Teñidas?
— ¿Valentina es teñida? ¿Neta? — asiento — y yo que creía que su cabello era natural.
— Pues no lo es, además ella...bueno no me gusta para mi hermano.
— ¿Por qué lo dices?
— Ella esconde algo Karol, algo que Michael no sabe y solo yo logré descubrirlo.
— Me estás asustando Caro — me mira fijamente — apenas la vi hoy pero por lo que vi, siento que Michael y ella se quieren mucho.
— Solo te voy a decir que ella no lo ama — Karol frunce el ceño — es muy buena fingiendo que es dulce y buenita delante de todos — tomo sus manos — mañana te lo contaré todo, sabrás cómo es realmente Valentina Zenere. Necesito tu ayuda Karol.
— ¿Mi ayuda para qué?
— Para alejarla de Michael.
No digo nada más, me levanto de la cama y me dirijo hacia el baño. Cuando ya estaba dentro de este, saco mi móvil que guardaba en uno de los bolsillos de mi shorts azul, para así poder llamar.
Luego de seis pitidos al fin contestó.
— ¿¡Sabes a qué hora son gata inmunda!?
A pesar de su voz dormilenta podía sentir que estaba muy molesto y eso me encantaba.
— ¿Acabo de despertarte Matt...digo Ruggerito? — ¡Diablos! Aún me confundo con el maldito nombre.
— ¡Qué diablos quieres!
— Dijiste que solo era cuestión de encontrar a alguien para poder separar definitivamente a esos dos y fíjate que acabo de encontrar a esa persona y es perfecta para poder lograrlo.
— ¿De qué estás hablando? — se nota que aún no despierta del todo.
— Necesito que mañana nos encontremos en tu departamento, voy a llevarla para que la conozcas.
— ¿Y crees que accederá separar a esos dos?
— Es una chava tonta, ingenua, distraída, fácil de manejar...le he hecho creer un cuento sobre tu rubia y estoy segura que en estos momentos la he dejado con la duda. Aceptará sin dudarlo, además porque ella está enamorada de Michael y esa es una gran ventaja.
Lo escucho reír.
— ¿Entonces piensas hacerte un lado y dejarle a esa pobre chica tu amado? Qué ridícula que eres Carolina.
— No seas imbécil Ruggero, solo la utilizaremos y luego la desecharemos como la basura que es — sonrio con malicia — te enviaré por mensaje toda la historia que inventé de tu rubia, así sabrás lo que tienes que decir mañana frente a ella.
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~ Al día siguiente ~
Narrando escritora
Un castaño de ojos avellana no dejaba de reclamarle al pequeño Pic sobre lo que había hecho la noche anterior. Durante todo el desayuno tanto Michael cómo Pic se hechaban miradas asesinas.
— Buenos días — aparece Carolina junto a su amiga de ojos verdes.
— Buenos días — responde Valentina un poco sorprendida, ya que su novio no le había dicho nada que Karol se había quedado a dormir en el departamento.
— ¿Tú qué haces aquí Karol? — habla el castaño mirándola.
— Yo le dije que se quedara a dormir conmigo — responde Carolina — teníamos tantas cosas que hablar.
— No es por ser grosero hermanita pero debiste avisar que aquí la piojosa se iba a quedar con nosotros.
— Se me olvidó, lo siento.
— Bien, apúrate que tenemos que ir al aeropuerto.
— Iré con Karol.
— ¿Por qué tiene que ir ella si no es parte de la familia? — interviene el pequeño Pic.
Valentina lo reprocha con la mirada.
— Es mi mejor amiga, y por lo tanto es parte de mi familia — se limita a responderle Carolina con una totalidad de seriedad en su rostro.
Carolina y Karol fueron las primeras en salir del departamento, con la excusa de que irían a comprar algo para sus parientes y luego dirigirse hacia al aeropuerto pero todo era mentira.
Cuando ya estaban cerca del lugar, Karol un poco dudosa detiene a su amiga.
— ¿A dónde vamos? — pregunta.
— Necesito que conozcas a alguien.
Termina de hablar y suben ambas las escaleras y así llegar hasta una puerta lo cual la pelinegra empieza a tocar. La puerta se abre dejando ver a un castaño de ojos marrones, era nada más y nada menos que Ruggero Pasquarelli.
Carolina entra junto a su amiga y permanecieron en silencio por unos segundos.
— Ella es Karol Sevilla — la presenta — mi mejor amiga.
— Yo soy Ruggero Pasquarelli — se presenta el castaño.
— Eh...mucho gusto — la ojiverde mira a su amiga — ¿Qué hacemos aquí?
— Yo soy el verdadero amor de Valentina — eso fue suficiente para que obtenga la atención completa de Karol — nos conocemos desde niños pero pasa que ella era un poco ambiciosa, yo siempre le di todo pero ella quería más. Ambos somos de familia humilde pero ella no lo acepta...pero aún así nos amamos — sonríe con tristeza — ¿Ves esta pulsera que tengo en mi muñeca? — se acerca y se la muestra — tiene la “V” como inicial, ella tiene una igual pero a diferencia que tiene una “R” que es la inicial de mi nombre. Este objeto es nuestro símbolo de amor y lo usamos desde niños o quizás ella ya no lo use pero las veces que viene a verme yo veo ese símbolo en su muñeca.
— ¿Ella viene a verte? — cuestiona sorprendida la ojiverde.
— Varias veces...o sino yo voy a verla cuando su novio no está en el departamento. Yo sé que esto está mal pero no puedo vivir sin ella porque la amo con todo mi ser — sus ojos comenzaron a humedecerse — hace un año que me terminó porque quería algo mejor en su vida, alguien que la tratará como se merecía...es por eso que enamoró al príncipe de Tamaulipas, para poder ser reina, tener riqueza, poder; como siempre ha querido pero ahora que el chico fue desterrado pensó en dejarlo y volver a mis brazos pero no lo haría porque el rey David le pasaría su fortuna a su hijo, que es el novio de ella — trata de no llorar.
— Ruggero cálmate — se le acerca Carolina para tratar de tranquilizarlo — esa mujer no vale la pena.
— Ella me ama y yo la amo a ella...no entiendo porque ahora se va casar con otro sabiendo que me ama a mí — dice el castaño con la voz quebrada.
— Yo fui quién la descubrió Karol — habla la pelinegra — Michael suele trabajar hasta tarde y un día, Valentina no se había percatado que yo estaba en el departamento y la encontré Karol...la encontré en la cama con Ruggero, en la misma cama que duerme con mi hermano. Es por eso que no la quiero con mi hermano, muchas veces he intentado de decírselo pero él no me cree...Mike está ciego de amor por ella. Es por eso que necesito que nos ayudes a ambos — Carolina se acerca dónde Karol y toma una de sus manos y la lleva a su pecho — Ruggero es una buena persona, él la ama y ella también lo ama a él. Michael, también tienes que ayudarme con él para que abra los ojos y se dé cuenta quién es realmente Valentina Zenere. Ruggero y yo queremos destruir esa relación, ellos no tienen que casarse — la mira con profundidad — mi hermano se merece a alguien mejor, alguien como tú...porque sé que tú lo amas sinceramente, por favor necesitamos de tu ayuda Karol — suplica.
— Carolina y yo somos aliados — dice Ruggero acercándose a la ojiverde — ¿Quieres ser nuestra aliada? — extiende la mano hacia ella.
Los ojos de Karol se encontraban confundidos, dudosos.
No sabía si realmente acceder o no a la propuesta pero había algo muy profundo en ella quería hacerlo.
Si su mejor amiga está en esto ¿Por qué ella no podría estarlo?
Carolina sería incapaz de mentirle en un tema tan serio como lo es, pensó.
Si Valentina es realmente como ellos dicen que es, entonces no tiene que estar cerca de Michael, eso era un hecho pero aún así algo le decía que no era correcto.
Ruggero y Carolina esperaban la respuesta de la ojiverde, muy impacientes pero claramente lo podían disimular.
Karol decidida, mira fijamente a ambos.
— Acepto — finalmente responde.
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