Capítulo 26

Valentina

— ¿Qué pasó? ¿Porque le colgaste?

No entiendo, porque tocó ese tema? Habíamos acordado en que no volveríamos hablar más sobre ese día y él que rompe el trato. Por más que lo hablemos sé que nunca llegaríamos a una conclusión. Es obvio que defenderá a su hermana y yo a mi mejor amigo porque creo en él y sé que él nunca sería capaz de hacer algo como eso. Además...

— Bella! — interrumpe Pic y decido verlo.

— ¿Por que le colgaste? — ahora habla Benicio.

— No me digas que se han vuelto a pelear otra vez — que? — Que te hizo la bes...— no pudo terminar de hablar porque mi móvil empezó a sonar — Es la bestia! — sí ya sé que es él! — Bella es la bestia! — gritaba como loco mientras veía a la vez a mí y al móvil que tenía en mi
mano — Acaso no piensas contestar!? — niego la cabeza mientras mi boca hace puchero.

— Es neta pequeña? — me dice Benicio asombrado — Vamos contéstale! — no quiero — Si no lo haces te vas a arrepentir — Eso no es...

Pic me arrebata de mi mano izquierda mi móvil. No contestes pequeño! No lo hagas! Maldicion lo hizo!

— Hola Bestia, oye que le has hecho a Bella!? — le dice — Es neta!? Acaso se piensan pelear a la distancia!? — deja de hablar y gira la cabeza para verme — Bella, la bestia quiere hablar contigo — no digo nada — No quiere, me puedes explicar que le has hecho a mi chava!?

— Habla con él pequeña — me dice Benicio mientras me toma de las manos — Andale, dime porque no quieres hablar con él?

— Si supieras el “Porque” de que no quiero hablar con él — le digo mientras ruedo los ojos.

— Pequeña — me mira fijamente a los ojos — Acaso quieres pelearte con él?

— No! — respondo rápidamente.

— Entonces — Benicio tiene razón.

Ese tema es del pasado y ya hemos discutido por eso. Como dije, es pasado y en el pasado se queda, no tiene porque afectarnos ahora.

Pude escuchar como Pic discutía con mi novio y no pude evitar reír. Decido quitarle mi móvil a Pic.

— Cuántas veces te tengo que decir que YO soy su novio, no tú enano — sonrio — Y te advierto que más te vale que pares con eso de que es tu chava — me encanta cuando se pone celoso de Pic — Y ya te lo he dicho millones de veces, le llevas diez años y...

— ¿Que quieres? — lo interrumpo de mala gana.

— Mi amor! Eres tú verdad?

— Si quieres hablar con Pic, ahora mismo te lo paso...

— No! — sonrio — Bonita yo lo siento sí, nosotros acordamos en no volver a tocar el tema y así va hacer...solo que...okey me llené de celos al saber que duermes en la misma habitación que el idi...digo Benicio pero creo que tendré que aceptarlo...total, él es como tu hermano.

— Quizás algún día cambie ese concepto — quiero molestarlo.

— Que!?

— Eres un celoso Michael Ronda, yo nunca te he celado y sabes, los celos son muestra de desconfianza.

— Bonita yo confió plenamente en tí, hasta ciegamente — sonrio — Lo que si no confio es en las personas que están a tu alrededor, entiendes...además un poco de celos no están demás, no crees?

— Quieres decir que quieres que te cele?

— Bueno...podría ser, para que así sientas lo que yo siento — ah, con que esas estamos — Y también para ver como arrugas tu naricita ante algo que no te gusta.

— Amor yo no hago eso!

— Sí lo haces.

— No!

— Sí!

— No!

— Te conozco mi amor y sé las muecas que haces ante algo que no te gusta, así que no me contradigas porque yo sé todo de tí.

— Uno nunca termina de conocer a una persona.

— Pero yo sí, te conozco Valentina Zenere de Ronda — río — Amo tu risa, por cierto bonita, no me vuelvas a colgar.

— Tú no me mandas Michael Ronda DE Zenere.

Veo como Benicio jala a Pic para así salir de la habitación.

— ¿Por que tan agresiva? — escucho su risa y nuevamente una sonrisa se dibujo mágicamente en mi rostro —  Que mal, uno aquí extrañándote y tú que tratas así al novio. Por lo menos me alegra mucho escuchar la forma en que me llamaste: DE Zenere.

Río.

— No eres el único quien extraña, yo también lo hago — reprocho.

— Así? Cuanto?

— Bueno... — me recuesto en mi cama — Puede ser...de aquí hasta la biblioteca central de Tamaulipas.

— Es neta? Tan poco? — sonrio.

— Mentira mi amor, quieres saber realmente cuánto te extraño? Cuantas son las veces que pienso en tí?

— Pues te escucho.

— Te extraño y te pienso cada vez que respiro.

— Y yo de la misma forma, cada vez que respiro, cada vez que pasan los segundos del tiempo, cada vez que mi corazón palpita, cada vez que pestañeo — una lágrima cayo de mi ojo derecho — Cada vez que el mar suena, sabes...ayer no pude dormir — yo igual — Todo el departamento estaba completamente oscuro pero había una pequeña luz que alumbraba un poco mi habitación, esa luz era la de la luna. Como no podía dormir, lo que hice fué sentarme y observar la luna y recordé las veces que te decía que la luz de la luna combinaba perfectamente con tus ojitos azules, la vez que te llevé serenata a tu casa, aquella vez que hicimos el amor en mi habitación, ese día la luz nos iluminaba. Yo sé que tal vez suene raro pero — se calló por unos segundos, durante ese mínimo tiempo, pude secar las lágrimas que rodaban mis mejillas — Estuve hablando con la luna — volvió hablar y sentí como mi corazón dio un golpe de tristeza — Sí, suena loco — escucho una risa pequeña de su parte — Pero me gustaba hacerlo porque pensaba que esa misma luna azul, tú la estuvieras viendo también...al igual que yo. Le decía toda las cosas que quería decirte en esos momentos como un «Te amo» «Mi mente no deja de pensarte y mi corazón palpita cada vez que menciono tu nombre»  «Que quisiera ir a buscarte, tomar un bote o hasta incluso nadar hasta México, solo por verte, tomarte en mis brazos, sentir tu piel contra la mía y poder besar tus dulces labios» «Que no soporto la idea de estar lejos de tí, que no soporto la idea de que este problema no se solucione, que no soporto la idea de tú solamente vengas a verme por unos días» No — su voz comenzaba a apagarse y eso me dolía — No soporto esto bonita...y no sé porque las malditas lágrimas se encuentran rodando mis mejillas...

— Mike no llores, por favor te lo suplico. No me gusta que estés así...me siento culpable de no poder estar ahí contigo para así poder abrazarte...

— Tú no tienes la culpa de nada — me reprocha — Me pides que no llore pero tú si puedes hacerlo? — me quedé callada — Porque no respondes...escuché tu vocesita quebrada mi amor y mi corazón se hizo trizas al tan solo oírla. Yo también quisiera tenerte a mi lado para secar tus lágrimas. Ya dejémonos de ser llorones...

— Yo también hice lo mismo que tú — interrumpí.

— ¿Que?

— Hablar con la luna, yo...ayer no podía dormir y salí de mi casa pára así llegar a una pradera — aquella que solía ir con Agustín cada noche para ver las estrellas juntos — Echarme en el pasto y observar fijamente la luna que tenía un brillo azul esa noche y le dije las mismas cosas que le dijiste tú a ella.

— Entonces eso significa que estuvimos conversando con la luna al mismo tiempo...

— Estuvimos conversando a través de la luna — volví a interrumpir — Amor, dime que todo esto se solucionará lo más pronto posible — escuché un silencio de su parte y eso me preocupaba — Mike?

— Bonita...ayer estuve conversando con mi padre y me dijo que aún no le han dado respuesta pero de seguro ya pronto se las darán y verás que serán buenas — lo último no sonó tan animado — Bueno ya, dejémonos de hablar de cosas tristes. Quiero que sonrías.

— Para que? Si todas formas no podrás ver mi sonrisa.

— Eso es lo que tú crees, tú solo sonríe mi amor — me reprocha como niño chiquito y yo sonrio.

— Ya lo hice.

— Sí, lo vi.

— Imposible.

— Solo cerré mis ojos y pude verte sonriendo, aquella sonrisa que me vuelve loco — río — Me encanta oírte reír.

— Y a mí también — mi móvil vibro en mi mano, me fijé y pude ver claramente que estaba muriendo. Maldita batería!

— Pasa algo bonita?

— Mi móvil está a punto de morirse — bufo — Te has dado cuenta que vamos a cumplir media hora conversando?

— Eh...sí, ya me dí cuenta. Y que? Tengo saldo ilimitado — sonrio.

— Quisiera quedarme a conversar con el amor de vida por el resto del día pero el máldito móvil se está muriendo y para mi mala suerte no encuentro el cargador — así es, estaba buscando el maldito cargador pero nada que aparecía.

— Amor no te preocupes, te llamo mas tarde o más bien hablamos por Skype — esa es una mejor idea — Por ahora te mensajeo sí... maldicion se me olvidó que tu móvil está dando sus últimos respiros de vida.

Río y él hace lo mismo.

— Mas tarde hablamos por Skype, ahora tengo que llevar a Pic al castillo.

— Y yo desayunar — que?

— Michael Ronda Escobosa de Zenere, aún no has desayunado!?

— No — y todavía responde de lo más simple — Preferí conversar primero con el amor de mi vida, ya luego el desayuno o más bien, al diablo el desayuno!

— Mike, ve a desayunar — ordeno.

— Usted no me manda Valentina Zenere Andrade de Ronda.

— Copión.

— Que?

— Lo que oíste y ya te voy dejando porque solo me queda 1% de batería...por cierto TE AMO!

— YO TAMBIÉN TE AMO!

— Yo más!

— No! Yo más!

— Que te digo que yo más!

— Yo!

— Ya te di...— maldito celular. Se apagó!

...

— Bueno, hora de irnos Pic.

— Bella y si te pido una noche más. Yo no quiero...estar lejos de tí — se ve tan tierno y lindo todo sonrojado — Por favor — suplica con la mirada.

— Pic — me pongo a su altura — Tu mamá solo te dio permiso por una noche, debemos hacerle caso.

— Pero yo no me quiero ir...bueno esta bien, vamos — que estará planeando.

— Benicio — lo miro — Vienes?

— Sí voy con ustedes pero sólo porque la biblioteca está en el mismo camino.

— No dijiste que hoy día no trabajas? — le digo.

— Sí te lo dije pero ayer el señor Benito me llamó en la noche y me dijo que hoy trabajaría igual. Me olvidé decirte esa parte.

— Sí que te olvidaste pero ya bueno — sonrio — Andando.

Salimos de mi casa.

— Toma, lleva mi mochila — le dice Pic a Benicio.

— Y porque tendría que hacerlo? — le reprocha mi amigo.

— Bella — me dice Pic — Dile a tu amiguito que no me hable así. Así — lo mira a Benicio — Solo espero que hoy no vuelvas a roncar porque juro que te voto de la cama — río. Y cómo eso de que hoy? Si hoy se regresa al castillo.

— Primero, yo no ronco — eso es cierto — Y segundo, si piensas volver a dormir en mi cama por lo menos no me robes la sobrecama! — río — Eres igual a mi pequeña — me mira — De ladrona de sobrecamas, tú bien abrigada y durmiendo tranquilamente cuando yo estaba muriéndome  del frío que hacia.

— Eh, como que...esperate un momento — deja de caminar — Ustedes dos — nos señala a ambos — Han dormido juntos!?

— Sí — respondimos al unísono.

— Que!? — grita el pequeño con los ojos abiertos.

— Pic no te imagines cosas eh.

— Benicio! — lo reprocho.

— Que? — se encoge de hombros junto a una sonrisa — Solíamos hacerlo cuando éramos mas chicos. Mi pequeña, Agustín y yo. Ella como siempre en el medio — me mira — Miedosa — que!?

— Tú, Bella y...Agustín? Quién es Agustín? — pregunta Pic.

— No le has contado sobre él? — me susurra mi mejor amigo.

— No he tenido la oportunidad de hacerlo — le respondo.

— Bueno, yo hasta aquí los acompaño porque mi camino cambia — se acerca a mí y me un pequeño beso en la frente. Luego se pone a la altura de Pic y se despide con un chocar de puños — Me la cuidas — le dice.

— Siempre — responde Pic.

Benicio se va por un camino distinto al de nosotros.

Pic y yo continuamos con nuestro camino, por cierto me estuvo torturando sobre quién era Agustín pero yo decidí contarle luego.

...

Habíamos llegado al castillo. Pic salió en busca de su madre. Yo por mi parte decidí ir a mi habitación para así sacar un poco de ropa. El rey no se encontraba en Tamaulipas ya que decidió viajar junto a Riqui al D.F para así poder hablar con el rey de México y hablar sobre el tema de Michael.

Por mi parte ya había empacado un poco de ropa y ahora me encontraba en la sala principal esperando a Pic, ya que él me dijo que lo esperara.

— Vaya, con quien me vengo a encontrar — escuché una voz detrás de mí.

Estoy segura que esa voz la escuchado antes.

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