Capítulo 4

Suspiré unas mil veces y traté de mantener la compostura mil veces más, no por lo que acababa de pasar, más bien por lo que yo acababa de hacer. Reclamé como mía a la extraña mujer y yo mismo me hundí en un problema innecesario con el príncipe llorón del Inframundo.

¿Qué fue exactamente lo que hice?

—Que bueno que esto fue entrar, saludar e irnos —se burla Ares—. Excelente, Velkan. Tu mate es el íncubo y el ángel caído que está buscando el sádico de tu mejor amigo.

Hago una mueca de desagrado.

—No tuve elección para ese momento, pero ya la rechacé nuevamente —le digo serio—. Ares, la vida se trata de tomar decisiones desesperadas para momentos desesperados.

—Déjame ver si entiendo —suspira y una estúpida sonrisa se forma en su estúpido rostro—. ¿Decidiste marcar a la íncubo de Aaron porque estabas desesperado por el momento o por la chica? Interesante, ¿por eso la reclamaste como tuya?

—Primero, deja de decirle íncubo a la extraña mujer, segundo, no es nada de Aaron y tercero, no estaba desesperado por nada —se empieza a reír—. Solo la reclamé para que tenga una vida feliz.

—Claro, y supongo yo que ahora la dejarás libre y la rechazaras nuevamente como es debido, ¿verdad que sí, Velkan? —me mira con diversión.

—La rechazaré después, por ahora estará bajo vigilancia. Ya sabes que Aaron es un demonio terco y le encanta hacerme cabrear —admito obvio.

—Pero si te dijo que no haría nada hasta qué...

—Ares, si te vas a poner de lado de Aaron dime y te saco de mi manada —alza las manos como muestra de paz—. Me estás jodiendo la paciencia con tus majaderías y eso me está cabreando. No te olvides que soy tu alfa y me debes lealtad y respeto. Si te llego a ver o escuchar una vez más, que pones en tela de juicio mis acciones, atente a las consecuencias después.

—Sí, alfa Guaico —se levanta de la mesa de café en dónde estaba sentado—. Primero, no tienes paciencia, segundo, me dijiste esto las mismas veces que no valías ni un peso, tercero, soy el único que te soporta y cuarto, si me vas a sacar de la manada, avísame con tiempo porque conozco tus arranques de alfa compulsivo y eso, a mí me cabrea.

—Empezaré a entrevistar a otros betas y omegas, los míos vinieron con fallas irreversibles —me quejo y vuelvo mi atención a la mujer que está desmayada en el sofá—. Solo, no me jodas más la paciencia, Ares. No tengo idea de cómo afrontar mi realidad. Tengo miedo de enamorarme perdidamente de ella y que la vida siga enseñándome lecciones a base de sufrimiento —paso mis manos por mi rostro—. Estoy cansado de luchar, estoy cansado de sufrir y cuando creí que había conseguido por fin a mi persona predestinada, la vida se empeña en darme dónde más duele —miro a mi hermano y él asiente—. Perder a tu mate dos veces es vivir una desgracia eterna. Tu lobo se muere lentamente, tus ganas de vivir se pierden, la vida pierde el sentido y te dejas morir.

Se hace silencio y por primera vez entiendo el sufrimiento de mi hermano cuando perdió a la madre de Rose.

Por lo visto la familia Guaico no está destinada a amar.

—Sé lo que sientes y salir de ese hoyo es muy difícil, pero eres nuestro alfa y confiamos en ti. Realmente todos lamentamos la perdida de Sara y no comprendemos el motivo del porqué la diosa Luna decidió apartarla de tu lado, pero han pasado diez años, hermano —pone su mano en mi hombro—. No te estoy diciendo que olvides a Sarita, solo te digo que permitas conocer a la chica que la diosa Luna te está presentado.

—Claro, en este momento la diosa Luna me permite tener un mate, ¿qué hago después cuando decida volver a quitármela? Porque ya sé que si me enamoro o acepto a esta chica —señalo a la extraña mujer—, Ares, acepto a esta pelirroja y mi vida se termina de destruir —presiono mi mano sobre la de él—. No podré soportar la perdida de un tercer mate. No merezco sufrir, también quiero amar y ser amado, pero quiero es a Sara.

—Lo siento, hermano —revuelve mi cabello—. Siento tanto que tengas que pasar por tanto y no recibir ni una gota de felicidad.

Yo no quiero felicidad, yo quiero a Sara de regreso.

*****

Aunque tengo una mate nueva y la he marcado, no puedo aceptarla. Sé que le estoy haciendo daño a mi lobo interior, pero mi lealtad y mi amor pertenecen a Sara. No puedo olvidarla y ella no merece ser reemplazada. Ella vivió por mí y me dio todo lo que tenía, renunció a su mundo para venir al mío y lo aceptó aún siendo la persona más escéptica de todas. No diré que mi Sara fue la mujer con el mejor carácter del universo, pero ella era mi mundo y con eso me bastaba para seguir mi camino, pero bendito sea el destino que le gusta jugarme sucio.

—Parker —murmura la chica mientras se remueve en el sofá—, no vayas, Parker.

Toco su frente y no sé si tiene fiebre. Por culpa de Yoraco sigo caliente, si tal vez calmara sus instintos animales, yo podría calmarme y mi temperatura, fuera más humana y no como si fuera un horno. La extraña mujer abre los ojos y por unos segundos parece aturdida, se detiene a verme y suspirando se sienta lentamente en el sofá.

—¿Qué me pasó? —su voz es ronca, pero continúa siendo muy dulce—. ¿Mi hermano volvió a casa? —frota sus ojos con cuidado—. Perdón, sé que no te gusta hablarme, pero estoy preocupada por él, solo tiene 16 años.

Ya no huele a sangre.

—No te preocupes, chica —le entrego un vaso con agua—. ¿Recuerdas algo antes de desmayarte? —niega con la cabeza tomando del agua que le di—. Bien, peleaste con tu hermano, después intentaste sanar mis heridas y te desmayaste. Creo que debes tener mucho estrés o algo parecido.

—Eso lo recuerdo —acaricia su cuello y hace una mueca de dolor—, y sí, estoy teniendo mucho estrés con algunas cosas —sus ojos se encuentran con los míos—. Heterocromía, tienes unos ojos hermosos —me levanto de la mesa de café, por favor no lo digas—. Nunca había visto a alguien con unos ojos así, no los ocultes, ellos merecen ser vistos.

Cierro los ojos por varios segundos y muerdo mi labio para lo que voy a decir en mi mente.

«Yo, alfa de la manada Guaico, te rechazo a ti, Ayla como mi mate y mi luna. No hago esto porque quiero, solo que no voy a reemplazar a Sara», pensé, y dándome la vuelta la mire nuevamente.

—Ya debes estar bien porque no estás preocupada por tu hermano menor —ella frunce el ceño y deja el vaso en la mesa donde anteriormente estaba sentado yo—. Me iré ahora mismo así que trata de cuidarte y no causes problemas. Tu hermano no sabemos en dónde está, pero si Ares y yo lo vemos, le diremos lo que te sucedió después de que él se fuera.

—Tus ojos cambian de color con facilidad —murmura—, y está bien, muchas gracias por la preocupación, ya puedes irte. No les retengo más su tiempo —se levanta del sofá y se tambalea, la tomo por sus brazos, quedando nuevamente muy cerca.

—Ten más cuidado, estás muy débil y pareces muy inútil así —me quejo, haciéndola molestar.

—Sabes como halagar a una mujer —se suelta de mi agarre—. ¿Tienes algún deseo en la vida? No sé, ¿darías lo que sea necesario por tener felicidad alguna vez?

Me río.

—La felicidad es efímera, chica. Normalmente el ser humano se deja llevar por modismos y la felicidad, simplemente no existe —alza una ceja—. Daría lo que fuera por volver a estar con Sara. Mi felicidad es ella y mi deseo es estar con ella para toda la vida.

—No tuve la oportunidad de seguir modas, o puede que sí, solo que no lo recuerdo actualmente y lo que respecta a la felicidad, lo que tú sientes por Sara, eso mismo siento yo por Parker —señala la puerta—. Mi hermano, mis deseos y mi felicidad, son uno solo, ver feliz de nuevo a mi pequeño de 16 años —suspira—. Prometo cumplir tus sueños si me ayudas a sacar a Parker del mal camino. Mi madre estará de regreso muy pronto y si ve que mi hermano menor está de su cuenta, se decepcionará de mí y mi falta de control hacia él.

—¿Le entregarías el alma al príncipe del Inframundo solo por salvar a tu hermano? —ella asiente—. Perfecto, entonces no olvides que lo que acabas de prometer —suspira—. Busca a mi Sara y te ayudaré en lo que sea que quieras con Parker.

—Lo prometo —baja la cabeza.

—Oye —vuelve a alzarla—, en este momento te rechazo a ti de todas las maneras posibles. Tu aroma me desagrada, puedes mantenerte lejos de mí mientras buscas a Sara, ¿por favor, puedes?

—Ni que quisiera tenerte en mi casa —se queja—. Ahí está la puerta ya puedes irte, y una cosa más, cuando tenga algo sobre el paradero de tu chica, prometo desaparecer.

—Lo que sea —comienzo a dirigirme a la puerta de la casa—. Ahora sí, bonita vida.

No puedes huir de mí solo porque te da la gana.

Yo soy el alfa.

Yo soy el último pura sangre de la manada a nivel universal.

Yo... simplemente yo, no sé que hacer con esto que me está pasando.

Sara, no sé qué hacer y cada día que pasa, te extraño cada vez más.

Vuelve.

*****

\o/

Esto es todo amigos :3

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Nos leemos pronto ✌👋👋

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