54- El osito Siromi
Seijun:
—¿Capitán general Ken, usted conoce a Jason Hunter? —cuestionó Hiromi.
Lo miré con sorpresa. No me había esperado a que fuera tan directo. Noté por el rabio del ojo como el capitán general se tensaba, pero cuando lo miré de cara seguía en la misma posición, con la misma expresión en la cara que pensé que estaba imaginándome cosas.
—¿Es por eso que viniste? —preguntó el anciano con voz dura, haciendo que ambos nos tensáramos.
—Em... sí—tartamudeó Hiromi, sonrojándose—¿Entonces sí lo conoce?
—Lo conocía hace tiempo, pero no es nada que ustedes necesitan saber—terminó con tono cortante, antes de dar media vuelta—Vuelvan al mundo real y cuiden esos niños.
—¡Pero...! —se quejó Hiromi, pero lo agarré con rapidez por el brazo y le pedí que se callara.
No podíamos insistir si el capitán general no nos quería decir nada. Él era la persona más fuerte de La Sociedad de Poder, y hacerlo enojar era una muy mala idea. Podría convertir los días faltantes de tu vida en pesadilla. Pero Hiromi se soltó con rapidez de mi agarre, antes de salir corriendo en dirección de Ken.
—¡Jason es un malo como Jack! —gritó, parándose frente a él y encarándolo—¡Planea destruir toda La Sociedad de Poder, además de todos los que vivimos aquí!
Hiromi respiró con agitación, tomando una larga respiración, antes de seguir:
—Jason lo conoce a usted, y me habló de algo cuando yo tenía 2 años—terminó Hiromi—¿Cuándo tenía dos años... fue cuando me adoptó, no?
—Pareces no querer rendirte fácilmente—suspiró Ken, mirándolo con una mirada penetrante.
Hiromi se tensó, desvió la mirada y negó. El capitán general se giró hacia mí, antes de pedirme que me acercara. Lo hice con lentitud, esperando que Ken no este de mal humor.
—No quiero hablar de ese incidente—nos explicó con voz cortante—Pero si están tan seguros que es información importante, no creo tener otra oportunidad. Solo les diré lo que realmente podría ayudarlos.
Asentimos ambos, y vi por el rabio del ojo como Hiromi sonreía con alivio. El capitán general tomó una larga respiración, antes de mirar al lado, con la mirada perdida.
—Cuando Hiromi tenía 2 años, lo encontré abandonado—explicó el capitán general—Se veía tan indefenso y débil que no podía dejarlo solo. Por eso decidí llevarlo conmigo y adoptarlo.
Hiromi abrió los ojos con sorpresa, y sus ojos brillaron de gratitud. Ken se tomó varios segundos de silencio, antes de continuar.
—Pero de camino hasta el lugar donde se encontraban todos los capitanes, noté que estaba siendo seguido por una persona. Al principio pensé que me estaba imaginando cosas, pero después de varios minutos más, entendí que sí había alguien atrás mío.
—Jason Hunter—susurré—Fue él, ¿no?
—Sí, o al menos eso parecía—asintió el capitán general, haciendo que ambos lo miráramos con confusión—Pensé que podría ser algún familiar de Hiromi, quien había pensado que lo había secuestrado, así que me giré para hablar con la persona. Pero al final, era todo menos una persona.
—¿Qué? —preguntamos ambos con confusión—¿Qué pasó entonces?
—Lo maté—se limitó a contestar.
Hiromi y yo nos quedamos congelados en nuestro lugar, sin saber que contestar. Era imposible que el capitán general haya matado a una persona inocente por ninguna razón. Pero eso era lo que nos estaba diciendo, y por más complicado de creer que fuera, parecía decir la verdad.
—¿Mataste a una persona inocente? —susurró Hiromi con la voz temblorosa.
—Se podría decir así—asintió Ken.
—¿Usted es malo? —continué, sin querer escuchar su respuesta.
—¿Qué les dice vuestro corazón? —preguntó el capitán general con una triste sonrisa—Ustedes deciden creer lo que quieran de mí. Después de todo, yo empecé todo este problema sin querer.
—¡Espera! —gritó Hiromi, empezando a seguirlo.
El capitán general se giró y sonrió con misterio, antes de susurrar:
—La vida es como un rompecabezas. Cada pieza tiene una razón, un lugar y un por qué. No insistas en colocar piezas donde no caben.
Dicho eso, desapareció, un segundo antes de que Hiromi lo atrapara. Nos quedamos ambos con la boca abierta, no sabiendo que decir ni que hacer.
Hiromi:
—¡Oh, ya llegaron! —se alegró Ofiuco, abriendo la puerta en grande—¿Entonces como les fue?
—Bien, supongo—susurré, intentando sonreír.
—Parece que el capitán general sigue vivo—añadió Seijun.
—¡Genial! ¡Eso es increíble! —se alegró Tauro, sentado en el sofá.
Intercambie una mirada cómplice con Seijun. ¿Realmente era increíble que el capitán general siguiera vivo? Negué con la cabeza, intentando quitarme esa idea de la cabeza, pero solo logré que los chicos me miraran con confusión.
—¿Seguro que estas bien, Hiromi? —preguntó Tess, frunciendo el entrecejo.
—Sí—susurré—Solo necesito un poco de tiempo para pensar.
Todos se quedaron callados, lo que les agradecí. No lograba convencerme de que el capitán general fuera malo. Él era la persona que me había adoptado y cuidado de mi durante tantos años. Yo lo trataba como un abuelo, y cuando no había nadie alrededor, Ken me trataba con cariño, como si fuera su verdadero nieto.
Además de eso, él fue la única persona que me entró, y es gracias a él que tenía la fuerza de hoy. Había cambiado mi vida aceptándome en su casa, además de que me ayudó a sentirme bien en La Sociedad de Poder y fui el único chico que él entrenó. ¿Entonces porque seguía dudando de él?
Me puse de pie de golpe, asustando a todos, antes de mirar a Seijun con gravedad. La chica parecía haber estado pensando también, ya que levantó la cabeza y me miró, asintiendo.
—No puedo dudar del abuelo Ken—le comenté—Simplemente él no puede ser... debe haber otra explicación.
Seijun asintió, haciendo entender que estaba de acuerdo conmigo. Jules se puso de pie y puso una mano sobre el hombro de ambos.
—Parecen cansados. Siéntense un poco y descansen antes de explicarnos que pasa. Iré a prepararles un jugo de naranja.
—Gracias—susurré, sonriendo con debilidad.
Había sido un idiota por dudar de Ken. Simplemente él no podía hacerlo. Alguien tocó la puerta, por lo que todos giramos la cabeza con curiosidad. Virgo se puso de pie y abrió la puerta, dejando entrar dos personas que no había visto desde hacía mucho tiempo.
—¡Sam! ¡Percy! —grité, poniéndome de pie y acercándome a ellos para abrazarlos.
Ambos tenían una cara horrible. Parecían no haber dormido perfectamente desde hacía varios días, además que sus ropas estaban ligeramente quemadas y rotas. Los miré con confusión, y noté que también tenían ojeras y heridas por la cara.
—¿Qué demonios les pasó? —pregunté con preocupación—¿Dónde se metieron de nuevo?
—No lo encuentro—susurró Sam, separándose de mi—Busque por todos lados, pero no hay rastro de él.
Fruncí el entrecejo, sin entender, antes de darme cuenta de que hablaba de Ryan. Después de la pelea contra Jack hacía poco más de un mes, Sam había pasado cada día buscándolo, convencida de que él seguía vivo. Percy, su mejor amigo, no había querido dejarla sola, y había empezado a trabajar junto a ella. Eso explicaba porque se veían cansados y tristes.
—Lo vas a encontrar, estoy segura de eso—le aseguré, invitando a ambos a sentarse en el sofá.
—Me tomare un descanso por un tiempo—nos avisó Sam—Jade nos dijo que había aparecido un nuevo malo, y deseo ayudarlos de nuevo a vencerlo.
—¡Aww! —se sorprendió Seijun—¡Por eso te adoro!
Sam sonrió con debilidad, antes de dejar caer su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. Percy también se sentó, pero nos miró a todos con curiosidad, uno por uno. Tyler se puso de pie y se fue a la cocina, explicando que les iba a hacer también un jugo de naranja.
—¿Hay novedades? —preguntó Percy con curiosidad, peinándose el pelo hacia atrás.
—Sí—asintió Sagitario—Parece ser un hombre llamado Jason Hunter. Desea destruir La Sociedad de Poder y acabar con todos los que viven ahí.
Noté como Sam levantaba la cabeza al escuchar el nombre Jason, pero volvió a cerrar los ojos al darse cuenta de que su apellido era Hunter.
—No podemos hablar de esto hasta que lleguen los demás—añadí, mirando la puerta—Necesitamos a Lea, Hiroshi, Jade, Johann y David, también los gemelos Henry y Harry, Hagane, Gin y Testu. Y eso que faltan muchos más.
Todos asintieron, antes de quedar callados de nuevo. Después de unos segundos, Sam volvió a levantar la cabeza.
—Deseo dejar de pensar en lo negativo y escuchar algo divertido o lindo—susurró—¿Alguien podría contarnos una historia?
—¿¡Y si les cuento como nos conocimos yo y Seijun!? —me emocioné, mirando a Seijun con los ojos brillantes.
Seijun se sonrojó, antes de asentir, sonriendo con vergüenza. Todos parecieron animarse, ya que se sentaron con comodidad, antes de mirarnos con emoción.
—¡Mamá, papá, vengan que Hiromi nos contará como conoció a Seijun! —gritó Dylan.
Al instante Jules y Tyler salieron de la cocina, 4 vasos de jugo de naranja. Tomé el mío, antes de probarlo. El jugo de naranja era uno de mis jugos favoritos, y la familia Woods siempre le daban un toque especial, haciendo que tuviera un sabor mejor de lo normal.
—Bueno, empiezo yo, porque el principio me pasó a mí—empezó Seijun—De pequeña tenía una amiga que adoraba mucho, pero también era mi única amiga. Pasaba la mayoría del tiempo con ella, pero una vez pasó algo que cambio todo.
Seijun se quedó unos segundos callada, antes de seguir.
—Un día mientras estaba con ella, fuimos atacados por un traidor de La Sociedad de Poder—siguió Seijun, y al instante sentí de nuevo enojo por ese incidente—Era un hombre adulto que deseaba ser el capitán general, por lo que deseaba matarlo para ganar ese puesto. Lo encontramos ambas mientras estaba preparándose para ir a su encuentro y terminó empezando una pelea contra él.
—Dime que ese idiota está muerto ahora—nos pidió Sam apretando los dientes—No estoy de humor para asesinar a alguien.
Asentí con alivio. Seijun me había dicho hace tiempo que el hombre había terminado muriendo y no había logrado su objetivo, pero aun así seguía deseando bajar al infierno para darle su merecido.
—Terminamos ambas heridas y al borde de la muerte—siguió Seijun—Cuando el traidor se preparaba a darnos el último golpe, el capitán general apareció y acabó con él. No recuerdo muy bien después que pasó, porque me había desmayado, pero cuando desperté mi amiga me dijo que era débil y que era una idiota por no haber podido acabar con ese traidor y protegerla. Me dijo que ya no quería seguir siendo mi amiga, así que me dejó, sola y con el corazón partido.
Apreté los puños con enojo. La historia de Seijun siempre hacia que me enojara, no solo con el traidor, sino que también con la chica que era su amiga. Pero me controlé y dejé que continuara.
—Finalmente me quedé sin amiga, sintiéndome débil e inútil como nunca. Empecé a entrenar todo el tiempo libre que tenía, deseando volverme la chica más fuerte para nunca más dejar que nunca persona importante para mi terminara herida. Y ahí fue cuando apareció este idiota—terminó, señalándome.
—Un día, cuando tenía 6 años, salí a caminar solo, y me perdí en el camino, encontrándome en el lugar de entrenamiento. Cuando llegué ahí, encontré a una chica desesperada, intentando asesinar a un maniquí. Al principio me asusté, pero también me sorprendí, por lo que no dudé en acercarme a ella.
—Hiromi me preguntó si estaba bien, pero le mentí diciéndole que estaba muy bien y que deseaba estar sola—siguió Seijun—Pero en vez de dejarme sola, se sentó a lo lejos y se quedó mirándome entrenar, sin hablar ni desconcentrarme. Al principio me sentía incomoda teniendo a alguien mirándome entrenar durante muchas horas, pero después de un tiempo, me di cuenta que trabajaba mucho mejor cuando estaba siendo observada por alguien.
—Al principio no sabía que tenía ese efecto en Seijun—seguí, sonriendo con emoción—Al principio me quedaba ahí solo porque la belleza de su espada y su ataque me dejaban sin hablar. Pero más tarde me di cuenta que la portadora de esa espada era mucho más linda que todas las chicas que había visto en mi vida, además que notaba que mientras más la miraba, más fuerte se volvía.
—No fue hasta un mes después que al fin me digne a hablarle—explicó Seijun—Me había acostumbrado a su presencia y me sentía bien cuando él se quedaba sentado sin hacer nada, solo apoyándome en silencio. Fui a sentarme a su lado y le pregunté porque seguía viniendo cada día a verme. Me explicó que no tenía ningún amigo, además que me admiraba, porque era una chica linda y fuerte, y porque mi espada y ataque eran especiales.
—Ahí le pregunté porque ella venía cada día a entrenar. Le expliqué que se veía muy fuerte y que no necesitaba seguir entrenando, porque para una chica con 6 años, si daba miedo. Admitió que hace poco su amiga la dejó porque no había logrado protegerla, y para no tener que pasar de nuevo por esa situación, decidió ser fuerte para proteger todas las personas que podía.
De nuevo nos callamos. Vi como todos nuestros amigos nos miraban con interés, deseando que continuáramos. Nos sentíamos como verdaderos padres, contándoles a sus hijos las historias del pasado. Era raro, pero me estaba divirtiendo mucho.
—Le dije también que era una persona débil y que no confiaba en mis capacidades ni en mi misma—continuó Seijun—Fue en ese momento que Hiromi me dijo algo que cambio mi manera de pensar.
—¡Ay no, me voy a poner a llorar! —susurró Tess, apretando los labios.
—No lo hagas por favor—le pidió Sam—Soy horrible consolando a una persona. No sé si darles un pañuelo, un abrazo o seguir mirándolos.
Tess tomó una larga respiración, antes de asentir para que continuáramos.
—¡Eres fuerte y no necesitas seguir presionándote para complacer a los demás! —recuerdo haberle dicho, sonriendo—No intentes complacer a todo el mundo, sólo intentarlo es agobiante, y no es tu responsabilidad. Si les gustas tal como eres, genial, y sino, el problema es suyo, no tuyo.
—¿Tú crees que estoy bien como estoy ahora? —había preguntado Seijun, con los ojos brillantes.
—¡Claro, eres perfecta tal y como eres! —le aseguré—No conozco la clave del éxito, pero la clave del fracaso es complacer a todo el mundo. Y para tu problema de no confiar en ti misma, no te preocupes, te tengo una solución.
Recuerdo haberme puesto de pie y haber agarrado su mano para ayudarla a pararse. Seijun me había mirado con el ceño fruncido, esperando a que continuara.
—La próxima vez, en vez de confiar en ti misma, confía en mi confiando en ti. Ya verás que todo será más fácil.
—¿Tu conf...? —Seijun se quedó callada, sorprendida.
—¡Yo confío en ti, Seijun! ¡Da lo mejor de ti misma para estar satisfecha, no para satisfacer a los demás!
—Hace mucho tiempo, antes de conocer a Hiromi, mi mamá me había dicho: "Enamórate primero de ti y de la vida... Luego, de quien tú quieras" —Seijun me sacó de mis recuerdos—Recuerdo que cuando Hiromi me había dicho eso, la frase que me había dicho mamá sonó en mi cabeza, y pensé que después de todo, ella tenía razón en eso. Desde ese momento supe que Hiromi sería una persona especial para mí en la vida y que nunca querré perderlo.
—¡Por eso, deja de morirte cada dos segundos! —me regañó el abuelo.
—¡No soy sensible, pero con vuestra historia me dan ganas de llorar! —susurró Percy, apoyando su cabeza en el hombro de Ofiuco.
—¿Qué pasó después? —se emocionó Dylan—¡Sigan, quiero saber que pasa después!
—Bueno, Hiromi y yo nos volvimos amigos muy cercanos, y él siempre estuvo a mi lado para apoyarme en todo momento—siguió Seijun—Parecía un ángel caído del cielo, llegando a mi vida para cambiarla completamente.
—¡Listo, voy a llorar! —nos informó Tess.
—¡Pero si recién estamos en la mitad de nuestra historia! —sonreí—Deja tus lagrimas para más tarde.
—¿Aún hay más? —preguntó Escorpio, por lo que asentí.
—Después de 2 años, cuando tenía 8 años, fui atacado yo y Hagane por un monstruo—seguí—Hacia un año que me había vuelto su amigo, pero me dolió mucho verlo tendido en el suelo, sangrando. El monstruo no era como los monstruos de Jack, pero seguía siendo un monstruo enorme y peligroso. Contra el cual no pude hacer nada menos perder.
Todos jadearon con sorpresa, como mirando una película. Me encontré sonriendo, pensando en lo tierno que se veían estando preocupados.
—Por suerte llegó un capitán y acabó con él, antes de llevarnos a ambos al centro médico, pero aun así mi confianza estaba por los suelos. No había logrado proteger a mi amigo, y habíamos acabado ambos heridos, perdiendo.
—Lo bueno es que Hagane nunca fue como esa chica que fue mi amiga—se alegró Seijun—Después de recuperarse, Hagane siguió insistiendo día y noche con que no era la culpa de Hiromi, sino que del monstruo, y que ambos debían tener más cuidado la próxima vez.
—Aun así, hice el mismo error que Seijun, que fue desanimarme y empezar a entrenar más de lo normal. Si eso me hubiera ocurrido ahora que soy un adulto, no tendría ningún problema. Pero de pequeño era muy fácil hacer que cambie de estado de ánimo.
—¿Soy yo o se acaba de llamar adulto? —susurró Aries, sorprendida.
—La cosa es que seguí igual de desanimado durante muchos días, peleando en el lugar de entrenamiento en La Sociedad de Poder, hasta que Seijun apareció, sentándose para mirarme, un regalo en la mano—seguí, ignorando el comentario—Cuando fui a ver si se encontraba bien, la encontré esperándome con una enorme sonrisa, un gran oso de peluche sentado a su lado.
—¿Un oso de peluche? —se sorprendió Libra.
—Recuerdo haberte dicho que siempre me recordabas a un osito de peluche—se rió Seijun, sonrojándose ligeramente—Por eso te lo traje.
—Seijun me dijo que era un regalo por haber sido tan valiente y haber arriesgado mi vida para proteger a Hagane—sonreí, agarrando su mano—Resulta que Hagane le había dicho que, de no ser por mí, él seguramente ya estaría muerto.
—¿Sigues teniendo ese osito de peluche? —preguntó Capricornio, emocionado.
—¡Claro! —contesté, más emocionado que él—¡Esta encima de mi cama, en La Sociedad de Poder! Cuando duermo solo, siempre lo abrazo y me hace sentir tranquilo.
—No puedo creer que lo sigas teniendo contigo—sonrió Seijun—Él nos ha acompañado durante tantos años.
—Quiero que siga intacto hasta que tengamos hijos—le informé—En ese momento le daré a mi bebé el oso, y cuando crezca y encuentre la persona indicada para él, que se lo regale. Quiero que el osito Siromi acompañe a todos en su vida.
—¿Acabas de llamar al oso Siromi? —preguntó Jules, sonriendo con sorpresa.
—¿Cómo es que yo no sabía eso? —se ofendió Seijun, sonrojándose de nuevo.
—¿Siromi es la mezcla entre Seijun y Hiromi? —preguntó el abuelo, abriendo los ojos con sorpresa.
—Bueno, Seijun había dicho que el osito la recordaba a mí, así que quise llamarlo Hiromi—les expliqué, empezando a tartamudear por los nervios—Pero como Seijun me lo regaló, quise combinar los nombres para hacer algo especial. Así que me dio el nombre Siromi. ¿Es lindo, no?
—¡Claro! —exclamó Seijun, sonriendo de manera burlona—¿No me digas que te enamoraste de mi desde los 8 años?
—No, no desde los 8—le expliqué—Me enamoré de ti poco después de conocerte. Con 6 años.
Seijun se quedó callada, mirándome con incredulidad. Sam tosió falsamente, intentando llamar nuestra atención.
—¿Seguirás coqueteando o nos contaran que pasa después? —preguntó, sonriendo débilmente—Les recuerdo que esta chica perdió a su amado hace poco.
—¡Lo siento, lo siento! —me disculpé, volviendo a ponerme serio.
—¿Qué pasó después de que Seijun te diera el peluche? —preguntó Percy, seguramente intentando quitar la atención que se había puesto en Sam.
—Sigue entrenando y no te rindas—me aseguró Seijun—Quiero que sepas que la caída no es un fracaso. El fracaso es quedarse donde te caíste.
—¿Y si no lo logro? —susurré, sintiéndome ligeramente mejor—No tengo la confianza suficiente para seguir intentándolo.
—Entonces no hace falta que confíes en ti mismo—me aseguró, repitiendo lo que le había dicho 2 años antes—La próxima vez, en vez de confiar en ti mismo, confía en mi confiando en ti. Ya verás que todo será más fácil.
—¿Significa que tú también confías en mí? —pregunté, sintiéndome increíblemente bien.
—¡Claro que sí, idiota! —sonrió Seijun—Ahora toma este peluche y cuídalo. Con esto te estoy demostrando lo mucho que cuentas para mí—susurró, desviando la mirada.
—¿Seijun, podemos hacer algo? —le pedí, sintiéndome de repente nervioso.
Seijun levantó la mirada y me miró con curiosidad. Alargué la mano y la tendí en su dirección. No deseaba que la agarrara, no antes de haber escuchado mi pedido antes, por lo menos.
—Prometo que, desde hoy, entrenaré duramente para ser fuerte, y ser capaz de salvar la mayor cantidad de personas que pueda. Prometo que desde hoy estaré siempre listo para arriesgar mi vida, aunque muera, solo para hacer que los demás estén vivos y en perfecto estado.
Seijun pareció preocupada y aterrada por un momento, pero suspiró, antes de agarrar mi mano.
—Prometo que desde hoy daré los mejor de mí para ser la chica más fuerte de La Sociedad de poder, para lograr proteger a los que me importan. Prometo que desde hoy siempre haré lo posible para ayudarte a cumplir tus sueños, e intentar que no te mates en el intento.
Sonreí, sintiéndome aliviado de repente. Agarré el osito de peluche con una mano, antes de tirar de la mano de Seijun para alejarnos del lugar de entrenamiento. Al fin había encontrado una persona a la cual realmente le importara, y haría lo que sea para seguir teniéndola a mi lado.
—Desde ese día, empezamos a escribir nuestra propia historia—sonreí, pasando un brazo por el hombro de Seijun.
Holaaaa
Que tal?
Que les pareció el nuevo capítulo?
Esto es un capitulo muy largo. Casi 4000 palabras.
Que piensan de la discusión de Hiromi, Seijun y Ken?
Creen que el capitán general es malo?
Y que piensan del pasado de ambos?
Y de como Hiromi y Seijun se conocieron?
Los shippean aún más?
Deseo saber quienes son los lectores que leen mi historia, no tengo problema si son fantasmas o si son activos. Solo les pido que porfavor escriban cualquier cosa aquí para que pueda ver cuantas personas siguen esperando mis actualizaciones.
Hasta luego 👋😁💖
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top