Capítulo 1
Los Pidgey cantaban con euforia en el bosque, todos los Pokémon se encontraban emocionados por la llegada de una nueva vida en él, el huevo de la familia Jolteon dió señales de que este era el día de su nacimiento, ya estaba bastante quebrado, solo faltaba un poco más para que el pequeño Pokémon se deje ver en el mundo.
Sus padres estaban muy nerviosos, no sé sentían listos aún para tal responsabilidad, menos Jolteon, el padre, temía ser un mal ejemplo para su cría que estaba a punto de nacer. Por su parte, la madre Vaporeon, tenía otras preocupaciones como cual sería el nombre del bebé, o como alimentaria a su cría, era madre primeriza y no entendía muy bien como amamantar a un Pokémon recién nacido, temía que le doliera o que su bebé se ahogue.
El tiempo se agotó y el cascarón se rompió por completo, el pequeño Eevee se mostró al mundo y a todos los presentes que lo recibieron con un "awwwww" de la ternura que daba.
Oranguru: - tomó al Eevee para confirmar su género - Es una niña!
Jolteon: queeeee!? - todos los presentes reían por lo bajo.
Vaporeon: parece que tu mayor miedo se hizo realidad cariño jaja - reía por la situación.
Oranguru: no es tan malo Jolteon, es lo mismo que un macho pero sin pene - le entrego la niña a Vaporeon.
Jolteon: no, no es lo mismo, ella no se podrá cuidar sola, que pasa si yo no estoy?
Vaporeon: - abrazo a la niña - Jolty, no te preocupes tanto, si la entrenamos bien no necesitará la ayuda de nadie para defenderse. - lamía la frente de la bebé - es tan bonita - sonreía con tal solo verla.
Oranguru: bueno... El show acabo muchachos, debemos dejar a los padres solos. - todos los Pokémon dieron sus felicitaciones a los padres y se fueron de allí.
Vaporeon: por fin a solas... Ya me empezaba a estresar tantos Pokémon aquí. - suspiró.
Jolteon: ni que lo digas - abrazaba a ambas - ¿Qué nombre le pondremos?
Vaporeon: ¿qué tal si no le ponemos nombre? La mayoría de Pokémon, incluyendonos a nosotros, no tienen nombre, no veo cuál sería el problema con que ella tampoco lo tuviese jeje.
Jolteon: yo la llamaré Chispitas - observaba los cerrados párpados de la niña.
Vaporeon: ¿estás asumiendo que será una Jolteon de grande? Ni lo sueñes, seguro será una hermosa Vaporeon como su madre.
Jolteon: No, una Jolteon, es más, me encargaré de buscar una Piedra Trueno lo más pronto posible.
Y así se mantuvieron toda la hermosa tarde, hablando, discutiendo, compartiendo a la niña, estaban muy felices por la llegada de "Chispitas".
Sin embargo... La felicidad sólo duró unos pocos meses, 4 para ser exactos. Era de madrugada en el bosque en pleno invierno, la escasez de comida se hacía notar allí, Vaporeon y Jolteon no comían con tal de que su hija pudiera hacerlo. Ya harto de la situación, Jolteon, se dispuso a buscar una gran cantidad de bayas, Vaporeon no estaba muy convencida, pues los Pokémon carnívoros devoraban a los herbívoros en pleno invierno y por la falta de comida en la zona no dudarían ni un segundo en arrebatar la vida de cualquiera.
Jolteon: volveré cariño, te lo prometo.
Vaporeon: - lo abrazo muy fuerte entre llantos - por favor, no nos dejes solas...
Eevee: - se asomó al lugar por los llantos de su madre - ¿que está pasando mami?...
Jolteon: - noto que su amada no podía contestar por lo quebrada que tenía la voz - nada Eevee, vuelve a tu cuarto. Papi irá a buscar un par de bayas, cuídense mucho! - beso por última vez la frente de Eevee y Vaporeon y se fue por las bayas para nunca volver...
Ambas Pokémon esperaron a Jolteon por días... Semanas... Meses... Hasta que aceptaron que él no volvería. En ese lapso de tiempo, Vaporeon tuvo que ingeniarselas para conseguir comida, no importaba el modo, ella lo obtendría de todas formas.
El tiempo seguía avanzando y llevándose la vida de miles de Pokémon en aquel bosque, un poderoso incendio azotó la parte central del bosque, la desesperación de los Pokémon los llevo a matarse, por así decirlo, entre ellos, olvidándose de los otros. Vaporeon, pese a ser del tipo agua, poco pudo hacer ante las llamas que abrasaban el árbol en el cuál vivían, ahora solo tenía una meta y era salvar la vida de su pequeña, pese a estar muy débil tomo a Eevee del cuello y la subió a su lomo para luego correr a toda velocidad de esa zona, pero sus esfuerzos fueron en vano, el cansancio la hizo caer al suelo para no levantarse jamás... Simplemente se quedó observando el fuego que se acercaba mientras rezaba a Arceus que cuide de su niña. Eevee lloraba por el calor que hacía en ese lugar, no quería irse sin su madre y al poco tiempo terminó desmayandose por el monóxido de carbono.
Por fortuna de Vaporeon, o eso parecía, Arceus escucho sus plegarias y llevo la ayuda al lugar, quizás algo tarde pues la pobre Vaporeon no sobrevivió a la catástrofe ambiental, pero lo que importaba no era ella, por lo menos no en este momento. Una brigada de rescatistas humanos apagaron las llamas y lograron salvar a tiempo a los Pokémon de allí, incluyendo a Eevee que quedó inconsciente por el humo. Todos los Pokémon fueron llevados a hospitales de las ciudades , los cuidaron hasta que se recuperasen al 100 por 100.
Eevee ya había despertado y buscaba a su madre por los pasillos del hospital, subía y bajaba las escaleras como perro tonto pero en ningún lado la encontró, claro que le faltó revisar la morgue pero los Pokémon tenían prohibido el acceso allí.
Desilusionada se echó al suelo del hospital para explotar en llanto, se sentía rechazada por el mundo, se encontraba sola en la vida sin rumbo alguno, su única compañía era ella misma y la soledad, o eso creía, un multimillonario humano se había fijado en ella desde el momento que la vio en el hospital, se hacía llamar "el sabelotodo de Kanto" pero lo único que sabía era que es un imbécil. Los médicos solo le hicieron firmar un papel para llevarla con él a su departamento en Ciudad Azulona.
A Eevee no le agradaba el humano, ese hombre solo la llevo con él por mero capricho, la dejo en su departamento y ni la cuidaba, a penas le colocaba agua y bayas para que no muriese.
Luego de unos agobiantes meses para Eevee, el humano la dejo encerrada en su Pokeball, no por maldad sino porque se había olvidado de ella. La vida en la Pokeball le era muy estresante a Eevee, estar encerrada allí dentro le generaba mucha ira y angustia, lo único que deseaba ella era que su vida acabase lo más pronto posible.....
............
Mientras tanto en la misma región a un par de kilómetros
"Tengo que ser siempre el mejor, mejor que nadie más~..."
Los cantos de aquel humano se oían por todo el subterráneo que iba de Pueblo Lavanda a Ciudad Azulona, su nombre era Dani, futuro maestro Pokémon y campeón de la liga. Se encontraba viajando a Ciudad Azulona para enfrentar a su cuarto gimnasio Pokémon, el de tipo planta. Si consiguiese vencer a Erika obtendría la Medalla Arcoíris y así se acercaría un poco más a cumplir su sueño.
Sus acompañantes eran 5 Pokémon que lo seguían desde los principios de su aventura:
- Un Ivysaur muy celoso de los que intentarán arrebatarle su puesto de "Pokémon favorito"
- Un Kadabra inteligente y gran estratega.
- Una Pidgeotto exageradamente vaga, solo se esforzaba al combatir
- Una Raichu Despistada por no decir otras palabras
- Y una Mankey muy irracible, golpeaba a todo quien que le hiciese enfadar por más mínimo que sea su enfado.
Aunque ya tenía su equipo armado, sentía que algo le faltaba y era llenar ese espacio vacío que tenía en él, su único problema era su indecisión, le era difícil elegir un Pokémon de tantos que hay en la región de Kanto, por eso mismo decidió esperar a conocer a un Pokémon que lo "atrapase" a él.
Dani: ¡Por fin! ¡Ciudad Azulona! - exclamó emocionado de haber llegado.
Kadabra: deberíamos ir ahora mismo al gimnasio, volvimos de entrenar y sería muy conveniente ir a luchar ahora que tenemos los músculos en forma.
Dani: claro que sí, haremos eso después de ¡visitar la ciudad!
Kadabra: si usted lo dice... - rodó los ojos y luego volvió a su Pokeball por orden de su amo.
Dani exploró cada rincón de la hermosa Ciudad Azulona, solo le faltaba ingresar al edificio que estaba al lado del centro Pokémon, era un alto edificio de aproximadamente 5 pisos. Sin dudarlo ingreso por la parte trasera y subió las escaleras hasta llegar al último piso donde encontraría una puerta que lo llevaba a la casa del hombre que lo sabía todo
Hombre que lo sabía todo: ¿ey muchacho, tú qué haces aquí?¿ Vienes a que te enseñe todo lo que se?
Dani: oh, buen día señor. Desearía poder aprender de usted pero estoy solo de expedición por la ciudad, quizás en otro momento jeje - sonrió de vergüenza, pues no esperaba que hubiese alguien ahí.
Hombre: está bien muchacho, tenga un buen viaje!
Dani se iba a ir de inmediato pero vió una Pokeball tirada tras el sofá, le pareció sospechoso pues nadie dejaría en ese sitio una Pokeball, la tomo y se acercó al hombre para devolversela pero éste se limitó a tomarla.
Hombre: será mejor que tú te la quedes, podrás cuidarlo mejor - le entrego la Pokeball.
El joven con muchas dudas y miedos tomo la Pokeball y acepto la responsabilidad de aquel Pokémon. Tenía miedo de lo que podría haber allí, quizás un Gyarados, un Dragonite o quién sabes, tal vez el mismísimo Mewtwo. Sin embargo guardo la Pokeball en su bolsillo y siguió de excursión por la ciudad....
. Continuará.......
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top