Capítulo 8: La conversación

Después de la visita a la casa de los Jhonson me dirigí hacia mi casa. Noté que mis padres dormían así que subí directo hacia mi habitación, me siento en la cama y miro por la ventana. Veo a Karla y ella me ve a mí, sonríe y baja la cabeza mientras busca su teléfono y se lo lleva a la oreja mientras vuelva a mirarme con una sonrisa clavada en el rostro, entonces suena mi móvil

-Jason, por la madrugada vi un movimiento en tu casa- dice en un tono burlón, yo la miro y niego con la cabeza mientras mis labios se estiran formado una sonrisa

-¿Puedo bajar y charlamos un rato? Si quieres ahí te cuento del “movimiento”- antes de terminar la frase sabía que me iba a decir que sí, mi vecina no puede controlar su curiosidad

-Dale, te espero aquí

Me levanto de la cama, miro por última vez a través de mi ventana, la veo a ella, y bajo corriendo las escaleras, no quiero hacerla esperar. Cuando bajo y abro la puerta, ahí está Karla, esperándome pacientemente con una blusa rosada y un short negro corto y su pelo recogido en un moño desordenado y en sus pies unas lindas zapatillas, luce perfecta.

- ¿Tienes algo que hacer ahora? - le pregunto

-No mucho, estaba revisando mis redes sociales, hasta que me topé con la mirada de un vecino espía- dice ella haciendo gala de su sentido del humor

- ¿Qué te parece si vamos por unas malteadas al café de la siguiente calle y conversamos? - le propongo esto para pasar el rato

-¡Ok! Pero conduzco yo y pagas tú- me dice exigente

-Si señora, acepto las ordenes- le digo mientras le hago un saludo militar para molestarla un rato

Nos echamos unas risas, subimos a su descapotable rosado y nos vamos a por una malteada. Llegamos al lugar, el personal nos recibe servicialmente. Escogemos una mesa en la terraza del establecimiento, para estar en contacto con el aire libre. Antes de que Karla se siente, tomo las sillas donde se va a sentar y la echo para atrás

-Para que la vecina no pase trabajo- le digo bromeando

-Que servicial- dice ella risueña, siempre que estamos juntos sonreímos, nosotros congeniamos muy bien

Ambos pedimos unas malteadas de chocolates, además yo pido un trozo de cake porque me encanta el dulce, y ella se anima a probarlo conmigo

-Te tengo una pregunta Karla Stones- siempre que la llamo por el apellido ella sabe que la situación es seria

-Las que quieras Jason y si dijiste mi apellido es que esto no es broma, así que adelante, cuéntame

- La noche antes al día que me recogiste para la semifinal de fútbol ¿sabes dónde estaba?

-Eh? No entiendo nada Jason- dice Karla confundida

-Sí, lo que oíste. Parece un poco loco pero la verdad es que no recuerdo nada de la noche del viernes. Solo me han venido ideas sueltas y confusas a la cabeza. No sé qué hacía en esa casa alejada del pueblo ese día y mucho menos por qué no llevaba mi pulóver puesto. Estoy lleno de incertidumbres y para rematar toda esta situación Brian, nuestro compañero de colegio llevo días sin verlo y su madre me contó una historia, pero tengo el presentimiento de que hay algo más, algo más grave que toda esto- le confieso todas mis dudas mientras un escalofrío recorre mi cuerpo

-Me has dejado sin palabra- dice Karla por todo lo que le he contado- estoy segura de que la mejor manera de ayudarte es hacer que recobres la memoria. Ese día, la última vez que te vi, fue a media tarde, que te saludé cuando venías del entrenamiento de fútbol y después me marché para hablar por videollamada con mi novio, hasta ahí supe de ti

Si, como lo están oyendo, la vecina tiene novio, se llama Francisco Romagnoli, el tío es mayor que nosotros y estudia en una universidad a unas horas de aquí. Sí, ya sé que pensaran lo mismo que yo, que nombre más feo y hasta me cae mal el tal Francisco sin ni siquiera conocerlo.

-No sé con quien hablarlo. ¿Mis padres? ¿Michael? ¿Klaus? No sé qué hacer, aconséjame.

- Creo que deberías empezar por tus padres, pero habla con ellos con cuidado, para que no los alarmes, pero para que obtengas alguna información y cualquier cosa aquí me tienes para ayudarte y bueno, cambiando de tema, ¿quién es la que vi salir de tu casa de madrugada? - me suelta Karla dispuesta a saciar su curiosidad, ya sabía yo que se había demorado mucho en sacar el tema a relucir

- ¿Y que tu hacías vigilándome a esa hora? - le respondo con otra pregunta

Estábamos solos en la terraza, ella y yo, disfrutando del aire fresco y la pregunta que le había hecho la había tomado totalmente desprevenida, y eso se mostró en la expresión de su rostro.

- A ver, las cosas claras, yo venía de terminar el turno del trabajo y de lejos vi a la chica que salía de tu casa y luego te vi entrar a ti- me dice muy segura pensando que todo se lo sabe

- ¡Ejem!- realizo una tos fingida.- Tengo una vecinita aparte de mandona curiosa- digo bromeando.- La chica que salía de mi casa, sí es lo que te imaginas. Antes que preguntes quien era te diré su nombre, es Katherine Walker, la de nuestro instituto- le digo dispuesto a saciar su curiosidad, al fin y al cabo, era el motivo por el que ella estaba aquí hablando conmigo.

-El señorito Martins Jones es todo un don juan. Que calladito te tenías tu lio con la porrista más popular del instituto ¿Son novios? - pregunta Karla

-No es mi novia, es difícil de explicar, además ¿cuándo tú pararás de preguntar? - le digo con una sonrisa burlona y dando así por terminado este maratón de preguntas que ya se estaba volviendo incómodo. – A ver, ¿cómo te fue en tu primer día de trabajo en el restaurant del centro?

-Me fue bien, terminé exhausta por el trabajo, pero el dueño termino satisfecho por mi labor.

- ¿Tienes que seguir haciendo esos turnos de madrugada? porque no quisiera que andes sola por la calle a esa hora, te puede pasar cualquier cosa – le digo preocupado

-Tranquilo, ese fue el único día, el jefe ya me cambio para un horario mejor para mí , así no tendré que salir tan tarde, y que lindo que te preocupes de esa forma por mi

-Soy tu amigo, tengo que preocuparme por ti. Si algún día tienes que salir vuelves a terminar tan tarde me puedes decir y te recojo.

-Tranquilo, que no se va a volver a repetir. Sabes, mi novio no sabe nada del trabajo - me confiesa.

- ¿Por qué no se lo has contado? - le pregunto interesado

-¡Umm! Mira quién es el curioso ahora- se burla la castaña.

- Dale, cuenta, que sé que quieres desahogarte – la tiento hasta que cae.

- Él se enfadaría conmigo, no quiere que trabaje, solo que me mantenga en la casa, si por el fuera hasta mis estudios estarían restringidos, pero eso sí que no, él es el tipo de hombre sobreprotector, pero yo sé que lo hace porque me quiere, pero la verdad es que a mí no me gusta ser de esas mujeres que dependen de los demás, yo quiero emprendedora y luchar por mis sueños, sin estereotipos o juicio a mi conducta y mucho menos por personas ajenas a mi vida, pero quizás nuestro amor sea el que me haga ser flexible en algunas situaciones con él.

- Sí, a veces eso tiene el amor. Se trata de dos y de ser comprensivos los unos con otros. Cada pareja tiene que buscar su felicidad, pero también recuerda que no puedes perder tu esencia y debes mostrarte tal cual eres, habla con él, dile cómo te sientes y no le ocultes mucho tiempo lo de tu trabajo, las mentiras dañan todo – le comento esto para apoyarla y ayudarla, pero al fin y al cabo son sus decisiones y yo voy a estar siempre a su lado para apoyarla, y el tal Francisco ese es un anticuado

- Gracias por la comprensión.

- Hoy nos hemos ayudado mucho - le digo mientras asiento con la cabeza. – Mejor marchémonos, seguro que tienes cosas que hacer

- Si, todavía tengo que ayudar a mi mamá con unos proyectos de su trabajo.

- Vámonos – le digo parándome – y descuida que yo cumplo lo que prometo: pago yo y conduces tú de regreso.

Pasar la tarde junto con Karla me sirvió bastante, pude aclarar mis ideas, necesitaba alguien con quien desahogarme y mi vecina me entendió a la perfección. Hoy pude darme cuenta de dos cosas, la primera es que es increíble a veces lo bien que uno se puede sentir con la persona correcta, y la segunda es que debía esclarecer la incertidumbre sobre la noche en que perdí la memoria.

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Llego a la casa y nada más al entrar veo a mi papa acostado en el sofá de la sala viendo noticias. Ver el sofá me trae alguno que otro recuerdo. Sigo caminando hasta el comedor y ahí mi mamá está sentada en la mesa con su pelo recogido en lo alto de la cabeza en un moño desordenado y con cara de sueño, se debe haber despertado hace poco, en sus manos tiene unos papeles que está leyendo con mucha atención, me imagino que son del trabajo.

- Mamá, ¿puedo hablar contigo? - le digo reclamando su atención.

-Claro cariño- me dice acomodando sus espejuelos y mirándome fijamente con esos ojos marrones que transmiten tanta tranquilidad.

Me siento en la silla que da frente a frente a la de ella, organizo las ideas de mi mente y le digo:

- ¿Sabes dónde estaba la noche antes de la semifinal?

-El viernes por la noche, cariño- dice mi mama con una nota de extrañeza en la voz

-Sí, ese mismo día – le digo desesperado por obtener más información, pero con mucho cuidado para que no se preocupe

-Bueno, ese día por la noche saliste a casa de Michael. Quedaron en pasar una noche de chicos, jugar videojuegos o que rayo, sabe dios como son sus noches de chicos- se ríe mi mamá- esa noche no volviste a casa, pero no me preocupé mucho porque seguramente te quedaste en casa de Michael o quizás con alguna chica y no te hagas el inocente que yo sé de tus escarceos amorosos y yo no me opongo siempre y cuando se cuiden, recuerda que…

- Mamá céntrate por favor, dejemos esa charla para otro momento, es más como si quieres no me la des, recuerda que ya la tuve que oír a los 13 años- la interrumpo para que no se desvíe del tema de conversación y para escapar del tema de educación sexual, ya bastante bochornoso fue a hace algunos años.

-Bueno, vamos a ver, ¿por dónde iba? Ah si- retoma sus ideas- eso es lo que yo supuse que harías esa noche. ¿ Por qué esa pregunta cariño?- dice preocupada

- Mamá es que esa noche recuerdo muy poco lo que sucedió y estaba un poco preocupado- terminando estas palabras coloco una sonrisa fingida  para calmarla y hacerla creer que todo esta bien

-Eso puede suceder a tu edad, olvidarse de una noche no tiene que ser tan preocupante , muchas veces ustedes los jóvenes empiezan a tomar bebidas alcohólicas para unirlas con la diversión y no se dan cuenta que en exceso son dañinos. Una buena borrachera no hace que te acuerdes de nada y por no mencionar la resaca. Así que no te preocupes pequeñito, lo que no quiero que se vuelva a repetir- terminando de decir esto se levanta, toma mi cara entre sus manos, y me da un tierno beso en la frente. No importa la edad que tenga, sentirme cerca de ella me brinda mucha tranquilidad y seguridad – todo está bien cariño, no hay de qué preocuparse – me dice mirándome directo a los ojos y yo de verdad siento que todo está bien y luego se marcha.

Es increíble lo reconfortante que es el gesto de cariño de una madre. Sinceramente, me siento realmente mejor luego de hablar con mi mamá, pero  todavía en mi interior  una voz sigue resonando diciendo: tal vez tú eres el causante de todo.

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