Al terminar el partido todos me felicitan, incluso el entrenado que mordiéndose la lengua me dice:

-Si hubiese sabido que jugaba tan bien después de las tardanzas yo mismo hiciera que vinieras tarde a todos los partidos.

Entre risas chocamos las palmas de las manos. El señor García es la combinación de la rectitud y el buen humor y como diría él: ¡un hombre padrísimo! Fuera del confort del estadio visualizo a mi vecinita gritona. Voy hasta donde se encuentra y me da un fuerte abrazo.

-No eres tan malo como creí - me dice bromeando.

-¡soy peor! - le contesto retomando su broma porque a mí me sobra el humor.

Compartimos risas hasta que Caroline, la organizadora de fiestas del instituto nos da unas entradas a la fiesta VIP que se celebrara en el bar de los hermanos Johnson.

-Chicos aquí tienes dos entradas – dice apurada Caroline.

-Gracias – decimos Karla y yo cortésmente a la par.

Automáticamente marchándose la organizadora de fiestas suelto:

-¿Vas a esta mega fiesta vecina?

-No puedo, hoy tengo trabajo en el restaurant del centro. Es mi primer día como camarera y no puedo fallar.

-Vale, vale. Entiendo – respondo un poco triste por la situación

Esta conversación me recordó que no todos tienen la suerte de tener dos padres médicos con una clínica privada y comprendo la situación en que vive Karla. Seguimos conversando y pasado un rato regresamos a nuestras respectivas casas.