Capitulo 12: La primera cita
Si de algo estoy seguro hoy es que quiero invitar a salir a mi pelinegra. Ya es hora que el mundo sepa la relación que tenemos Kath y yo. Es mi novia. ¡¿Novia?! Qué raro se escucha esa palabra en mi boca. Jamás pensé que la diría pero creo que siempre hay una primera vez para todo y a decir la verdad no suena tan mal. Tomo el celular de mi bolsillo y le texteo un mensaje a Kath:
-Diabla pelinegra voy por ti a las 8 de la noche que hoy te llevaré de paseo
No habrían pasado ni diez segundos cuando suena una notificación en mi celular. Reviso y es un mensaje de mi pelinegra respondiendo a mi solicitud.
-¡Oh! El gran Jason Martins Jones me llevará a una cita
-No es una cita cualquiera, es la primera cita oficial en mi vida y la voy a tener contigo
-¡Qué lindo! Por eso te quiero tanto mi Jason. A las 8 entonces.
-A las 8. Ponte hermosa o bueno más de lo que eres. Ay ya sabes que no sé ni que decir sin meter la pata. Vayas como vayas vas a estar preciosa mi pelinegra
-Te quiero Jas… A las 8, sé puntual que es tu primera cita
-Descuida, un beso
Después de esta ronda de mensajes y de haber acordado estos detalles tenía que decidir lo más importante: donde llevar a Kath. Pasan minutos y la verdad muchos lugares invade mis pensamientos pero todavía no logro decidir. Me ocurre una pequeña crisis existencial de esas que te fatigan el cerebro y con muchos deseos de salir de este bache mental me decido por lo típico: el cine, pero esta vez no será tan típico porque haré que mi creatividad tome la delantera y haga de esta una noche muy especial para ella.
Son las 7:45pm. Decidí para esta noche una ropa casual, lo de toda la vida y con lo que más cómodo estoy porque la noche será larga. Un pullover beige, unos jeans negros y un par de zapatos de su mismo color. Impregno en mi piel el perfume mío de toda la vida, la bomba seductora que hace explotar a las mujeres que se acercan a mi cuello y de esta manera salgo en camino para recoger a mi Katherine en su casa pero esta vez no en mi moto sino en el Ford de mi papá. Ni me lo creo, pero me las ingenié y a las 8 estoy en la puerta principal de la casa de mi pelinegra, después de todo soy puntual cuando me conviene. Pulso el timbre y sale a recibirme una señora con el pelo grisáceo, de baja estatura usando anteojos y sujetando en una de sus manos el libro ¨La caída de los gigantes¨
-Jason, bienvenido. Pasa, pasa.-me dice Alice la abuela de mi novia
-Gracias- le digo avanzando hacia la sala de la casa
El señor Peter se levanta del sofá en el que se encontraba leyendo el diario. Es un hombre alto, de cejas pronunciadas y de un poblado bigote. Me atrevería decir que en su juventud fue atleta porque a pesar de su edad se mantiene muy bien físicamente. Se acerca a mí y estrechándome la mano dice:
-Jason, bienvenido a la familia. Me alegro que mi Kathy y tú sean novios. Ella te quiere mucho.
-Yo lo sé Peter y también la quiero mucho. Katherine es muy importante para mí.
-Qué bueno oír eso-dice el abuelo de mi pelinegra con una sonrisa en sus labios –en mis tiempos si el novio se portaba mal con la novia lo castraban y yo soy de la vieja escuela-termina esta frase con sus enormes ojos marrones intimidando a los míos , desafiándolos y con el ceño fruncido.
Se palpa la tensión en el ambiente y me siento incómodo. Trago grueso y de repente suena una carcajada entre el silencio que nos ahogaba.
-Es broma muchacho- mediante risas y con una suave palmada en el hombro el señor Peter me hace entender que todo esto fue para burlarse un poco de mí
-Jajajaja- yo finjo una sutil risa porque todavía me encuentro un poco nervioso.
Todos nos percatamos del sonido de unos pequeños pasos. Todos en la sala miramos hacia la escalera que estaba a un par de metros de nosotros que daba a la planta alta de la casa. Ahí estaba ella. Mi pelinegra. Mi diabla pelinegra. Era ella ahora quien me estaba haciendo sudar ,pero no de calor , sino de amor por lo hermosa que está , aunque no estaría mal poner en práctica algún que otro pensamiento erótico que tengo regado por mi cabeza en estos momentos.
-Estas lindísima- se me salen estas palabras de mi boca cuando la observo detalladamente usando un vestido negro ajustado al cuerpo, con un pequeño escote que desviaba la mirada. Tenía su pelo recogido en un ajustado moño dejando al descubierto sus finas facciones y a su rostro lo acompañaban unos bellos pendientes. Mi Kath lucía extremadamente guapa.
-Gracias cariño- me dice ella con un corto beso.
Kath se voltea le da un beso de despedida a sus abuelos y les comunica que nos marchamos y que viramos más tarde. Cuando estamos en la intemperie de la casa listos para marchar escucho:
-Cuídamela, que lo que te dije hace unos minutos no era broma- dice el señor Peter
-Si señor yo se la cuido-le respondo colocando mi mano en la cintura de Kath posesivamente mientras caminamos alejándonos de la casa y montándonos en mi coche
-¿Y tu infierno Jas?- dice Katherine preocupada.
-Tranquila, está en la casa otro días juegas con él- le digo con una sonrisa torcida
-¡Pervertido!- me dice ella con una pícara sonrisa y un delicado manotazo al brazo
-Sí, la verdad lo soy y a ti te encanta que lo sea- digo esto con mi típico tono egocéntrico creyéndome el rey del mundo sin ella darse cuenta que poco a poco se estaba convirtiendo en mi reina.
Automáticamente después de mi frase observo como a mi pelinegra se le sonrojan las mejillas a lo mejor está pensando en que otro mueble de la sala podríamos hacerlo o bueno, repetir en el sofá nunca viene mal. Así nos marchamos en el coche directo hacia el cine a ver nuestra película.
Estacionamos el carro en el primer sitio libre que encontramos. Me bajo, le abro la puerta a Kath y ella al salir del coche se aferra a mi mano. ¡Qué raro se siente! Eso de ir tomados de la mano pero a la vez sería una enorme mentira de mi parte negar que no se siente bien y más con el mujerón que tengo a mi lado.
-¿Qué película veremos hoy?- pregunta mi pequeña diablita con la curiosidad en sus ojos mientras caminamos del parqueo del coche hacia el cine.
-Umm, ya verás- le digo haciéndome el importante-solo de una cosa puedes estar segura, vas a llorar mucho. Así que toma- le digo sacándome el pañuelo de mi bolsillo-
-Que malo eres Jason Martins Jones, mi primera cita contigo y quieres que llore-dice ella tomando mi pañuelo
-Tranquila, sé que lloraras pero disfrutaras de la película y de la noche- le digo atrapándola en mi pecho con un fuerte abrazo
-Te quiero mi Jason-dice ella con dulzura en su mirada
-Yo también-y acercándome al oído termino la frase diciéndole algo que le gusta mucho-diablita pelinegra.
Llegamos al cine. No dejo que observe la cartelera para que no se entere que película es. Quiero que la intriga haga más divertida la noche. Compro bastantes palomitas y nos sentamos entre las primeras filas. Toda la sala se apaga y se sumerge en un agradable silencio. Ella esta recostada en mi hombro y le digo en voz baja en el oído
-Jamás pensé que una chica me hiciera pensar tanto. Fuiste tú, a decir verdad no sabía a qué sitio llevarte y me decidí por este por la gran película que pondrán esta noche. Quiero verla por primera vez contigo pero si quieres otra confesión esta noche te diré que estoy nervioso de tenerte a mi lado, pero son nervios bonitos- siento que diciéndole esto se dibuja en sus labios una sonrisa y continuo- eres los nervios más bonitos que he experimentado. Haré de esta noche tu mejor cita, te quiero.
Terminando de decir todo esto y notar la felicidad en su rostro se enciende la gran pantalla. Kath toma mi mano y la prieta fuertemente siendo seña que también me quiere y está dispuesta a pasar una noche maravillosa. Comienza la película que la hará llorar porque ya me informe de lo que se trataba y ahí va estar mi hombro para que llore para que se cree una atmósfera romántica, porque ustedes las mujeres son pura psicología. Pues nada a disfrutar de la película ¨Five fites apart¨.
Disfrutamos de cada minuto de la película juntos y como lo supuse Kath llora mucho en varias escenas y se recuesta a mi hombro. Paso mi mano acariciando su pelo. Comemos palomitas y ella algunas veces coloca algunas en mi boca. Esto de ser cursi reconforta el alma. Terminada la película agarrados de la mano nos marchamos del cine y mi pelinegra con los ojos un poco rojos de llorar dice:
-Me encantó la película, no podías haber escogido una mejor, te sale bien prepara citas.
-Y aún te queda por descubrir la otra parte de la cita- y terminando de decir esto le doy un pequeño beso en los labios y le jalo de la mano hasta llegar al coche. Nos montamos en él y ya listos nos dirigimos hacia otro lugar para continuar la cita. Espero que le guste lo que le tengo preparado. Mientras avanzamos en la carretera y con un poco de música de fondo a bajo volumen le digo:
¿Qué don tienes pelinegra? – mi pregunta la toma por sorpresa.
-¿Por qué me preguntas eso?-suelta sin saber que decir.
-Porqueee, tienes el poder de doblegar a mi corazón. Eres la primera chica que beso en la frente y le digo que la quiero-ella se sonroja y vuelvo a tomar el sentido de la conversación dispuesto a enamórala con palabras esta noche porque sé que me sale bien hacerlo-no te pongas así de nerviosa si sabes que es verdad lo que te digo, me siento en estos momentos a la merced de una maldita diosa así que no me preguntes como me salen palabras bonitas cuando te miro, mejor pregúntate que eres para crear amor en mí.
-Jason te recontra amooo. Me haces muy feliz- dice mi diabla pelinegra con una felicidad que le sale por los poros parece que la psicología me ha funcionado.
Después de unos minutos conduciendo llegamos al lugar que tenía previsto. Una estación de trenes abandonada en Yourhire donde ahora sus paredes son el lienzo de miles de artistas de las calles para pintar lo que son, lo que piensan y lo que aman.
Nos bajamos, el lugar a esta hora de la noche esta desierto y le damos la vuelta al coche hasta posicionarnos justo enfrente del maletero. Lo abro y señalando con el dedo unos sprays le digo:
-Toma de todos los que traje el color que más te guste y vayamos hacia aquella pared vacía y dibujemos como niños
-No dejas de sorprenderme-dice riéndose y tomando un spray de color violeta
Yo tomo un spray color rojo y nos dirigimos hacia la pared.
Esta noche hagámosla especial, hagámosla nuestra. Dibujemos en esta pared como si fuera una hoja de papel, como si fuéramos unos chiquillos las cosas que más nos gusten del uno del otro.
-Ok, empiezo yo- dice Kath con firmeza
Kath remueve el pomo del spray y comienza su dibujo. El violeta inunda toda la pared y mi novia pinta unos ojos, unas manos y unos labios
-Listo, pinte tus labios porque adoro tus cálidos besos, pinte tus manos porque son con las que haces que me estremezca como nunca nadie lo ha hecho y pinte tus ojos porque son quienes hacen que se derrita mi corazón
Le suelto una sonrisa emocionado de sus palabras y llega mi turno. Tomo el spray rojo y repito el mismo procedimiento que ella para que la pintura no presente problemas. Ahora es el rojo el que esclaviza un trozo de la pared. Empiezo a dibujar un enorme corazón y dentro la palabra Tú. Me volteo hacia ella y mirándola a sus labios le digo:
-Tú, tú eres lo que más me gusta en esta vida. Cada centímetro tuyo me hace enloquecer. Me inspira el abismo de tus ojos, el fuego en la comisura de tus labios y hasta la actitud con la que caminas. Eres inspiración pelinegra. Eres todo lo que a mí me gusta- terminando con esta última frase la cargo en mis brazos y nos damos un apasionado beso que describía lo que sentíamos en ese momento: cariño, deseo y muchos nervios bonitos.
Solo la Luna, unas viejas paredes y unos sprays tirados en el suelo fueron testigos de la noche más mágicas de aquella estación abandonada. No sé qué estaba sucediendo, pero este último año de instituto estaba siendo el más atípico de mi vida: enamorándome hasta las trancas y advertido en un mensaje noches antes que podrían acabar con mi existencia, pero lo importante hoy era disfrutar del amor.
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