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Roma, Italia

Aeropuerto internacional Fiumicino

Amarilis y Demetrio habían aterrizado poco después de las siete de la tarde, ya era tarde y ambos estaban cansados.

Apenas salieron de la aduana y se dirigieron a la puerta de arribos, se encontraron con Gennaro y su esposa. El representante presentó a ambas y la mujer le dio un beso en cada mejilla con una sonrisa encantadora.

—Bienvenida a Italia.

—Gracias —le regaló una sonrisa.

Un grupito de fans que estaba circulando por el aeropuerto desde hacía horas atrás para saber el vuelo y el horario en que su actor favorito regresaba al país, se encontró sin previo aviso con él, a lo que gritando el nombre de este una de ellas, le siguieron como moscas las veinte chicas.

Amarilis vio venir una estampida de animales salvajes y gritó quedándose paralizada del susto.

A pesar de que Demetrio intentó sujetarla de la mano para que siguiera su mismo camino hacia la salida, ella fue para otra dirección, chocó con uno de los cestos de basura y cayó al piso junto con mochila y maleta.

Algunas se rieron, otras siguieron al actor y tres de ellas la ayudaron a levantarse.

Fuera del aeropuerto estaban los tres y las fans.

—No me gusta que se comporten así, adentro hay alguien que perdí y puede que esté lastimada. Por favor, cálmense y me sacaré fotos con ustedes. ¿De acuerdo? —Les dijo y todas asintieron con la cabeza.

Demetrio entró al aeropuerto y divisó a Amarilis en un rincón junto a tres chicas, se acercó a ellas y las fans quedaron embelesadas al verlo muy cerca.

—¿Estás bien? —Se notaba preocupado.

—Sí, fueron muy amables y me ayudaron.

È la tua assistente personale? Quella con cui ti sei fatta la fotografia, no? (¿Es tu asistente personal? Esa con la que te sacaste la foto, ¿no?) —preguntó una de ellas.

Certo. Andiamo, per favore. (Sí. Vamos, por favor)

Las chicas, Amarilis y él salieron del aeropuerto, y se reunieron con los demás.

Con tranquilidad Demetrio fue sacándose fotos con sus fans y la esposa de Gennaro se acercó a la argentina.

—Te vas a tener que acostumbrar, me pasó algo parecido cuando asistí por primera vez a un evento de espectáculos. No entendía nada.

Parla spagnolo? (¿Hablas español?) —Se sorprendió.

—Sí, si quieres podemos usar ambos idiomas, por si te apetece practicar el italiano.

—Claro.

Apenas quedó libre, Gennaro los llevó hasta su camioneta para ir a su casa.

—Cenarán con nosotros y después los llevaré a sus departamentos.

—Gracias, aunque con comer algo rápido estaba bien igual.

—Después de un largo viaje se necesita reponer energías —admitió Daniela—. Y nosotras dos, mañana nos vamos de compras —le sonrió a la chica.

—De acuerdo.

Los cuatro se subieron, en donde las dos mujeres quedaron en el asiento trasero y los hombres adelante. Amarilis revisó su celular viendo que no tenía señal y entró en pánico.

—No tengo señal.

—Llama desde mi teléfono —comentó Demetrio dándole su móvil.

—¿Está seguro? —formuló incómoda.

—Por supuesto.

Amarilis alargó el brazo y tomó el celular del hombre. Estaba desactivado y vio el fondo de pantalla. Era una playa con un velero en altamar. Apretó el ícono del teléfono y volvió a hablarle;

—¿Seguro que no le importa que llame? —insistió de nuevo.

—Para nada, habla tranquila.

Marcó los prefijos y el número de su casa y esperó a que la atendiera su madre.

—Hola, mamá. ¿Cómo estás?

—Hola, Lis. Todo bien, ¿y vos? ¿El señor Cabassi?

—Todo bien, acabamos de aterrizar y ya estamos por ir a cenar a la casa de su representante.

—Ah, claro, porque son las ocho de la noche, ¿no?

—Sí. Bueno, cuando me funcione el celular te volveré a llamar, no sé cuánto tiempo tarde, pero apenas lo tenga solucionado te escribo al WhatsApp. Avisale a Bruno si podés también.

—Está bien, tranquila. Me llamas cuando podés.

—Dale, te mando un beso y otro a papá.

—Gracias, otro especial para vos y otro para los demás, dales las gracias de nuestra parte a su representante y esposa.

—Lo haré. Hasta luego.

La chica cortó la llamada y le entregó el celular dándole un golpecito en el hombro a Demetrio.

—Gracias, envía saludos y les agradece a ustedes —se dirigió a Gennaro y a Daniela—, por el recibimiento y tomarse la molestia de cenar en su casa.

—No es ninguna molestia, al contrario. —Habló el representante a través del espejo retrovisor y mirándola—, es lo que todos hacen cuando llega alguien de otro país o de vacaciones, lo que sea haya sido el viaje.

—Sí, es cierto, pero hemos llegado un poco tarde.

—No pasa nada, creo que es al contrario. Gracias a ti por aceptar ser la asistente de Demetrio.

—Me costó convencerla —acotó el actor con risas y luego giró la cabeza para mirarla.

—Sabe bien que no trabajé nunca con una sola persona, siempre me dirigí a un grupo de empleados, nada más.

—¿Qué trabajo tenías? —Quiso saber Daniela.

—Era relacionista pública en una pequeña empresa.

—Te va a ir bien en esto también —sonrió la esposa de Gennaro—. Y disculpa que sea curiosa, ¿quién es Bruno? ¿Tu enamorado?

—No, mi mejor amigo.

—A veces los mejores amigos terminan juntos.

—Imposible —se rio un poco—, Bruno tiene pareja y él y yo nos queremos como hermanos, y sería imposible que tengamos algo porque su amor es un hombre.

Amarilis no tenía vergüenza en decir que su amigo era gay, consideraba a Bruno como alguien esencial e irreemplazable en su vida y estaba orgullosa del hombre, y el ser humano genuino y bueno en que se había convertido. Lo amaba como a un hermano y sabía bien que Bruno sentía lo mismo por ella.

—Bueno, en ese caso, ¿dejaste algún amor en Argentina?

—No. Estoy sin compromisos.

Demetrio agudizó más las antenas y Gennaro lo miró de reojo. Sonrió manteniendo la vista al frente y sabiendo que a su cliente le estaba pareciendo interesante su nueva asistente.


🎬🎬🎬


Roma, Italia

Una hora les tomó llegar a la casa del representante en donde los cuatro salieron de la camioneta sin bajar las maletas y el italiano habló por teléfono con su madre para avisarle que ya estaba en el país y que se verían el sábado.

Pasaron a la casa y Amarilis quedó encantada con el interior, Daniela se encargó de mostrarle parte de esta y le dijo que dejara la mochila colgada no sin antes sacar el móvil del bolsillo externo y ponérselo en el bolsillo trasero de su pantalón de mezclilla.

Ya cuando estuvieron en la cocina, se ofreció a preparar la mesa junto con ella y luego se sentaron a cenar. Eran espaguetis con salsa boloñesa.

—Mmm... qué rico —admitió la chica dándole un primer bocado.

—Gracias, espero que los espaguetis sean de tu agrado —sonrió con alegría Daniela.

—La pasta en general me encanta con cualquier salsa.

—Aquí tienes a uno que es fanático de las pastas también —confesó la mujer mirando a Demetrio.

—¿A quién no le puede gustar la pasta? Es como la pizza —expresó la muchacha.

—Un día de estos comeremos pizza —le dijo el actor mirándola.

—Está bien —asintió con la cabeza.

Daniela y Gennaro se miraron, y sonrieron en complicidad.

La cena fue muy agradable por parte de los cuatro, incluso hablaron en italiano porque Amarilis se los pidió para practicar y cada vez que Demetrio hablaba la chica se quedaba escuchándolo con atención.

Luego de dos horas e intercambiando números de teléfonos para encontrarse mañana con la esposa del representante, Gennaro los dejó en el condominio donde vivía el actor y donde viviría ella a partir de aquel momento.

—Buenas noches —le dijo la argentina.

—Nos vemos el sábado, Gen —respondió Dem.

—¿Al horario que acordamos?

—Sí, ya saben los demás también.

—Descansen —comentó el italiano y se retiró de allí.

Ambos entraron al condominio y fueron recibidos por el conserje, quien les dio las buenas noches y le entregó las llaves a Amarilis por pedido de Demetrio.

Subieron por el ascensor en silencio hasta que la chica le habló porque sentía curiosidad.

—¿Vive acá también?

—Sí.

—Creí que no íbamos a compartir el mismo lugar donde voy a vivir.

—Seremos vecinos —sonrió de lado y bajó la vista para mirarla.

—¿A qué se refiere con ser vecinos? —Levantó la cabeza para observarlo.

—Vivirás en el mismo piso que el mío.

—De acuerdo.

—Y muy cerca.

La chica con la cabeza gacha mirando el piso del elevador abrió más los ojos ante su respuesta.

Apenas llegaron al piso correspondiente, él la dejó pasar a ella primero y luego le siguió él detrás. Le dio la indicación del departamento suyo y fue hacia allí.

—¿Necesito saber alguna cosa antes de entrar?

—Para nada, solo que el nombre y la contraseña del wifi la tienes debajo del rúter que está en la sala, el escritorio lo tienes en tu cuarto.

—¿Tengo un escritorio en mi dormitorio?

—Así es. Bueno, acá vivo yo.

Amarilis se dio cuenta que vivía al lado de ella.

—¿Por qué vivimos uno al lado del otro? —Frunció el ceño sintiéndose de repente curiosa.

—El condominio es nuevo y todavía faltan vender o alquilar varios departamentos. Así que aproveché para comprar ambos.

—Espere, ¿compró el departamento donde voy a vivir también? —cuestionó preocupada.

—Sí.

—Señor Cabassi, yo no tengo tanta plata para pagarle un departamento.

—No te pedí que me lo pagaras.

—Sé que no, pero es un poco incómodo saber que tengo departamento propio.

—Si te lo alquilaba me iba a salir mucho más caro y preferí comprar ambos, te dije que ibas a tener departamento y coche.

—Pero nunca especificó que iba a ser comprado.

—No iba a cambiar en nada porque debías tener un lugar para vivir.

—Eso es cierto. En ese caso, se lo agradezco, señor Cabassi.

—Un placer, Amarilis, no tienes que pagarme absolutamente nada. Buenas noches, descansa.

—Gracias de nuevo, buenas noches y descanse usted también.

Los dos entraron a sus respectivos departamentos. Demetrio ya los conocía por fotos porque fue él quien le pidió a su representante que buscara un condominio para ambos y sobre todo que a Amarilis le pudiera gustar. Había pensado en ella cuando se lo pidió a Gennaro.

La argentina cuando cerró la puerta y encendió la luz quedó maravillada con la sencillez y el lujo que tenía el ambiente.

Caminó por cada rincón hasta dar con la habitación, en donde llevó la maleta y la subió a la silla para abrirla y sacar por el momento lo que iba a ponerse para dormir. Necesitaba darse un baño y acostarse, estaba demasiado cansada y tenía que levantarse temprano al día siguiente.

Media hora después, fue a la cocina a beber un poco de agua y giró para encontrarse con una canasta de flores, una champaña y una tarjeta de bienvenida. Le sacó una foto y dejó el vaso en el fregadero, apagó las luces y fue al dormitorio. Conectó el Wifi a su celular y de un tirón le fueron llegando notificaciones a su Instagram y mensajes a su WhatsApp. Abrió la mensajería verde y abrió el chat con Bruno.


Bruni

Me dijo tu mamá que llegaron bien,

¿cómo fue el vuelo? En realidad,

quiero saber cómo te fue con él 😜😏

😂😂😂...

Estuvo bien el vuelo y

me fue bien con él también

Bruni

¿Ahora lo tuteas? 😳

No, me dirijo a él con formalidad,

así que todavía lo trato de "usted"

Bruni

Sería demasiado que lo trataras

de vos 🤪, ¿dónde estás ahora?

Acabé de llegar al departamento

que me dieron, vive al lado mío 😳

Bruni

Espera... 😂😂,

¿cómo que vive al lado? 🙄🤔

Sí, como leíste, vive al lado,

es mi vecino, compró los dos

departamentos, es un edificio nuevo,

algunas personas viven en él,

pero en este

piso por el momento

somos nosotros dos

Bruni

Ah... Vaya, vaya...

Miralo a él 😏😏

Qué hombre generoso 🤓

¿Y esa cara? 🤨 A mí

también me resulta raro

Bruni

No empeces a pensar pavadas

Amarilis, no lo encuentro

nada raro, al contrario, es un

lindo gesto de su parte, más

sabiendo que si trabajas, necesitas

un lugar donde vivir, es re obvio.

Lo que me sorprende es que él

haya querido vivir en el mismo

edificio y muy cerca tuyo 😏

¿Qué me querés decir con eso? 🤨

Bruni

Nada, te estoy jodiendo,

nada más, tranquilizate.

¿Y cómo es el departamento?

Hermoso, simple y bonito,

mira lo que me encontré cuando entré

Bruni

Oh... 🥰🥰. Pero qué preciosidad 😍

Sí, la verdad es que no creí que

iban a darme así la bienvenida y

en parte no me siento tan sola ☹

Bruni

Pronto vas a conocer gente

que capaz tenga los mismos

gustos que los tuyos y vas a

compartir momentos con

ellos también

Pero no va a ser lo mismo, Bru.

La esposa de su representante

parece muy agradable y simpática...

Solo espero que todo esto no haya

sido un error, porque es difícil

intentar encajar en un lugar donde

sabes bien que posiblemente no

perteneces o nunca vas a pertenecer a él.

Trataré de hacer lo mejor

que pueda mi trabajo.

Sé a lo que vine y sé lo que acepté

también, tengo que enfocarme en eso,

en el trabajo y no pensar en la

distancia que me separa

de todo lo que siempre conocí

Bruni

Amarilis 🥺🥺🥺...

Te abrazo a la distancia, hermana,

ninguno sabe las vueltas de la vida,

pero por el momento tenés que

disfrutar lo que te tocó, todo irá bien y

harás un gran trabajo, estoy muy

seguro de eso, sos capaz para eso y

para mucho más. Y en un abrir y

cerrar de ojos nos veremos también ☺☺

Sé que tenés mucha confianza en mí y

por eso lo haré. Por mis papás también...

En fin, te dejo tranquilo, me voy a

dormir ya, son casi las once de la noche

y mañana me tengo que levantar

temprano para comprarme el vestido, me

acompañará Daniela, la esposa de Gennaro.

Te mando un beso y otro para Fausto,

te quiero mucho, hermano ❤😘

Bruni

Te quiero mucho yo también,

hermana. Mañana mostrame

ese vestido. Un beso

para vos también ❤😘


Amarilis programó el despertador del celular y dejó las notificaciones en modo silencioso, puso el aparato sobre la mesa de noche y se acostó para intentar dormir.

Su cuerpo estaba cansado pero su mente no, así como tampoco sentía pesados los párpados. Salió de la cama y no tuvo mejor idea que acomodar la ropa y el calzado dentro del pequeño vestidor, y poner los productos personales en el baño que tenía dentro del dormitorio.

Entre una cosa y la otra volvió a meterse en la cama a la una y media de la madrugada. Esta vez quedándose dormida apenas se acomodó.

Demetrio desde no hacía mucho tiempo, había posteado una foto de su visita a Buenos Aires, en Puerto Madero.

gio.9 ¡Oh qué belleza de foto! ♥

danipezzi Magnífica foto ♥

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