La Matanza Parte II

"De qué sirve confesarme si no me arrepiento" 

Los asesinos restantes al ver a una mujer decidieron que ella sería la principal presa. Sakura sonrió satisfecha. No existe mejor lujo que el enemigo que subestima. La joven tomó una posición de batalla y miró expectante a los asesinos.

Varios de ellos se abalanzaron sobre ella. Sakura esquivó múltiples hojas de acero. Cada rastro de las hojas revelaba su procedencia y energía. Ella ya había catalogado a todos los asesinos con solo verlos.

Mientras Sakura esquivaba las katanas, comenzó a moverse ágilmente entre los asesinos para matar más rápido y eficazmente. La mujer mató a cada hombre que intentaba asesinarla y aprovechando su posición asesinaba a cualquiera que estuviera distraído. Sakura apuñaló corazones, cortó cabezas y degolló cuellos con suma precisión.

Desde una cámara de vigilancia de alta calidad, Madara observó la batalla. Especialmente a la mujer de cabello rosado que se movía con gran velocidad por el salón matando a quien se le cruzara.

Sakura envainó su katana luego de haberla limpiado con el caro traje de un asesino a sueldo ya muerto. La mujer observó la sangre desparramada en todo el salón. Sería difícil de quitar.

La gran puerta del salón se abrió revelando a Madara Uchiha. La joven lo miró sin expresión.

– Bravo – dijo Madara fingiendo aplaudir – realmente has acabado con ellos. Eres oficialmente mi guardaespaldas

– Te hubieras tomado la molestia de informarme que iba a enfrentarme a asesinos a sueldo – habló Sakura con sarcasmo

– No se me antojó – respondió Madara

Sakura entrecerró los ojos al hombre. Ya lo detestaba, esa actitud.

– Por cierto, tu trabajo comienza esta noche – informó Madara – iré a una cena muy importante y deberás venir – habló mientras se retiraba

– Está bien

– Ah, y ponte un lindo vestido – ordenó para luego retirarse

Sakura lo miró irse a paso tranquilo. Finalmente, un sirviente apareció y le mostró el camino hacia su supuesta habitación. Al parecer, sería un guardaespaldas de tiempo completo. La habitación era sobria y aceptable.

Sin dudarlo, Sakura se quitó la ropa ensangrentada mientras se dirigía al baño. Una vez allí, apreció la belleza del lugar. La ducha fue bastante relajante. Sorprendentemente había una gran variedad de artículos para el cabello y cuerpo. En curiosidad, Sakura los utilizó y fue agradable su efecto.

Una vez fuera de la ducha, Sakura se envolvió en una toalla blanca y se dirigió a su habitación. Al salir, vio sobre la cama un vestido negro largo con incrustaciones de cristales junto a un par de tacones también negros.

Sakura agradeció mentalmente que fuera largo para mantener sus armas en posición. Finalmente, la joven se secó con la toalla y se colocó su ropa interior negra. De repente, tocaron la puerta y Sakura permitió la entrada.

Cuando la persona entró, se sorprendió de verla y le dio la espalda. Sakura levantó una fina ceja rosada ante la reacción.

– ¿Se te ofrece algo? – preguntó Sakura mientras buscaba en su gran bolso sus armas

– En veinte minutos partiremos a la cena – informó Itachi todavía de espaldas

– Está bien – respondió Sakura colocándose sus armas en las piernas, y un cuchillo en su pecho

Finalmente, se colocó el largo vestido negro y sus tacones ajena al hecho de que Itachi se había quedado mirándola cuando salía de la habitación. Al sentirse observada, Sakura lo miró y caminó hacia él mientras correspondía su mirada.

– No puede haber distracciones, Itachi-san – susurró Sakura colocando la mano en su mejilla

La frase despertó a Itachi que sin decir una palabra se retiró a paso elegante. Sakura rió mentalmente. De tal palo, tal astilla.

Sin perder tiempo, Sakura tomó un diminuto bolso de lentejuelas y se abrió paso a la salida. Una vez allí, había otros guardaespaldas vestidos de traje y más lejos estaba Madara con sus hijos. Sakura debía admitir que Madara se veía bastante bien. Sus hijos también eran apuestos. La joven se preguntó si la belleza Uchiha se transmitía de generación en generación.

Despejó esos pensamientos cuando Madara se acercó a ella y la observó de pies a cabeza. En su evaluación finalmente asintió.

– Te ves aceptable – asintió Madara, Sakura levantó una ceja – tu puesto es con ellos – señaló a los demás guardaespaldas con la barbilla – ellos te dirán qué hacer

Madara se retiró con su familia y luego de unos minutos, ellos se subieron a un auto negro muy lujoso con vidrios polarizados. Sakura se unió a los demás guardaespaldas.

– Así que eres la nueva – se burló un guardaespaldas de largo cabello rubio

– ¿Cuál es tu punto? – preguntó Sakura mirándolo

– Eres mujer – señaló el rubio como si fuera obvio – eres débil – Sakura vio que la familia Uchiha estaba por partir

– Será mejor que nos apresuremos – dijo Sakura ignorando al rubio

– Sakura – llamó un hombre pelirrojo – ten – le entregó un dispositivo para comunicarse – usa esto si estamos alejados – la mujer asintió

Los otros tres guardaespaldas se burlaron del hombre rubio que había sido ignorado. Sakura subió al auto mientras los hombres la imitaban. El viaje fue silencioso. Tal como debía ser para Sakura. La mujer observó la posición del auto de la familia Uchiha.

Aquel auto estaba situado detrás de un auto señuelo. Fue bien oculto el verdadero auto, incluso sería difícil de identificar. Al sentir una mirada sobre ella, Sakura observó la procedencia. Un guardaespaldas con máscara naranja la observaba intensamente. La mujer correspondió su mirada sin emociones.

Sin más, el hombre dejó de mirarla y enfocó su vista al frente. Tobi como se hacía llamar era una persona muy misteriosa que fue contratado por sus grandes habilidades, incluso sin quitarse la máscara.

Finalmente llegaron a una gran mansión en las afueras de la ciudad. La familia Uchiha fue dirigida hacia la entrada del lugar seguidos por el equipo de guardaespaldas.

Sakura analizó el salón principal de la mansión que era increíblemente amplio, poseía muchas ventanas de gran alcance. Ella se posicionó sobre una pared y tenía una gran vista del lugar e incluso podría eliminar un francotirador desde allí.

La reunión consistió en una recaudación de fondos para alguna causa que Sakura desconocía. Sin embargo, pudo ver que muchas familias importantes estaban en el lugar. El transcurso de la cena fue bastante tranquila mientras Sakura rechazaba invitaciones de hombres para tomar una bebida.

– Vaya, eres bastante fría – habló un joven que se acercaba – ¿yo tendré suerte en invitarte a tomar algo?

– No – respondió Sakura 

– Vamos, no seas así – sonrió coquetamente el joven

– No molestes

– Dije que vengas – el joven tomó del brazo a Sakura y esta lo miró fríamente

– Quita tus sucias manos de mi – habló Sakura mirándolo

– Vamos, te divertirás – dijo seriamente

– ¡Kankurou! – llamó una jovencita rubia – ¿qué rayos crees que haces? – miró a Sakura – me disculpo por su comportamiento – Sakura asintió

La mujer observó a la joven rubia arrastrar de la oreja al chico. Levantó una ceja al ver un joven de cabello rojo mirarla intensamente cuando la pareja llegó a su lado. A juzgar por el comportamiento entre ellos, eran hermanos.

– ¿Aburrido, no? – preguntó de repente uno de los guardaespaldas

– Supongo

– Soy Hidan – se presentó el hombre

– Sakura

– Sí, lo sé – rió – Madara-sama ha estado muy emocionado por tu llegada – Sakura lo miró interrogante – eres la que más ha costado reclutar – rió nuevamente – ¿sabes?, una vez que entras, no sales jamás – finalizó seriamente

– ¿Por qué? – cuestionó Sakura

– Ya lo descubrirás – respondió Hidan – si te lo dijera, ya no tendría chiste – rió locamente mientras se mezclaba entre las personas en el salón

Sakura frunció el ceño preguntándose qué significaban las palabras de Hidan. Realmente había llamado su atención. Algo se removió dentro de ella, quizás la familia Uchiha era más peligrosa de lo que pensaba. Apretó los puños al recordar a los Hyuga, con ellos tras de ella, no tenía muchas opciones.

Se relajó al pensar hasta qué punto había arriesgado su vida desde que sus padres habían sido asesinados. Su niñez había sido muy dura y juró venganza pero no tenía quién la entrenara por lo que buscó incansablemente un maestro que le enseñara a luchar de todas las formas posibles.

Por supuesto su enseñanza tenía un precio y era uno que fue difícil de transitar para Sakura pero se obligó a matar sus emociones y sentimientos con el fin de conseguir su venganza. Su maestro era increíblemente fuerte y poderoso pero también era pedófilo. Para Sakura, era la única manera de conseguir su objetivo así que aprovechó eso para ser entrenada.

La cena finalizó a la medianoche y cada familia se retiró. Aquello fue bastante rápido para Sakura. El viaje a la mansión Uchiha fue aún más rápido pero al llegar, Madara se acercó a ellos.

– Tienen una misión para esta noche – habló Madara entregándole un sobre al hombre pelirrojo – espero que lo lleven a cabo a la perfección – asintieron

Sakura observó cómo los guardaespaldas tomaban sus armas que estaban guardadas y procedían subir al auto.

– ¿Vienes? – preguntó el hombre pelirrojo – por cierto, mi nombre es Sasori – dijo para luego entrar al auto

Sin más, Sakura también se dirigió al auto y al subir, le dieron su propio bolso de armas. Abrió el bolso y vio una gran caja. Esta noche, sería una francotiradora. Definitivamente la misión sería larga. Sakura miró a sus compañeros brevemente mientras preparaba su arma y cuchillos.  

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