Viaje

Silencio. Un silencio completamente abrumador parecía invadir el puerto de Yokohama, sumándole también la espesa niebla que apenas daba visibilidad al inicio del muelle de dicho lugar y el apenas audible movimiento de las olas chocando contra la madera del mismo.

Tomando en cuenta que eran alrededor de la una de la mañana, era un poco difícil de creer que alguien estuviera rondando por ahí. Por increíble que pareciera, ese era el caso.

Tanizaki junto a Kenji se encontraban allí, cuya presencia se debía a que hace unas cuantas horas atrás la agencia había recibido una particular invitación a dicho lugar. La misma había llegado en un sobre sin remitente, carente de cualquier mínima huella que pudiera ser detectada y cuya escritura estaba completamente hecha en una máquina de escribir, teniendo solo unas pocas palabras.

"El llamado de las olas revelarán mi verdad, y si no se actúa rápido puede que las mismas tarde o temprano desencadenen un tsunami que lo arrasará todo. ¿Qué desean hacer? ¿Hundirse en la espera de un resultado atroz o nadar contra la corriente en busca de respuestas a mi persona? De ser esto último, que los puentes portuarios unan nuestros caminos de una vez esta noche nebulosa"

Lamentable para algunos, Ranpo ya se había ido en busca de reabastecer su dotación de dulces diaria y no había forma de comunicarse con él a menos que alguien le buscara o hasta esperar al día siguiente. Fue así que Kunikida, y Dazai en una muy mínima parte, tuvieron que depositar su confianza en manos del joven rubio y el pelinaranja para dicha investigación.

Y seguro se preguntarán, ¿Por qué no Atsushi, Kyouka o cualquier otro de los miembros de la agencia? Pues digamos que la misma últimamente se había visto saturada con un par de casos de desapariciones y cada quien tenía una labor asignada, por lo cual los únicos disponibles eran los mencionados anteriormente.

Más allá de la carencia de sonido que parecía haber en dicho lugar, el mismo no tardó en verse interrumpido con un audible rugido. No, no era ningún animal ni nada por el estilo, sino el estómago del rubio reclamando algo de comida.

— Oww, tengo mucha hambre... — Se lamentaba el joven Kenji, llevando una de sus manos a su vientre.

— Tranquilo, no creo que esto nos tome mucho tiempo. Si las cosas salen bien entonces iremos a comer algunos takoyakis ¿De acuerdo?

Las palabras de Tanizaki parecían haber sido lo suficientemente efectivas como para que Kenji asintiera con energía, alegre de saber que su hambre voraz no tardaría en ser saciado.
De todos modos, la emoción y la alegría se cortaron abruptamente en cuanto un sonido de algo metálico cayendo llamó la atención de ambos individuos.

La seriedad se abrió paso entre ellos y desplazaron sus miradas por cada rincón posible, llegando apenas a ver algo a causa de la niebla que dificultaba toda posibilidad de localizar a quien sea que ocasionó ese pequeño alboroto. O al menos, hasta cierto momento...

Así, casi como si la misma hubiera callado el sonar de las olas marinas, una voz comenzó a oírse en un canto tanto encantador como melancólico, llegando de una extraña forma a encogerle el corazón al pelirrojo allí presente.
Por su parte, Kenji seguía buscando cualquier mínimo rastro de la procedencia de dicho canto a unos cuantos metros de este, pero se vió sorprendido al notar que Tanizaki había avanzado más de la cuenta y lo estaba dejando atrás.

Sin dudar mucho fue que tomó un barril y lo llevó a cuestas en uno de sus hombros, usando una de sus manos para ponerla junto a su boca para, así, amplificar su voz y llamar la atención de su adelantado compañero.

— Tanizaki-san, ¿Has visto algo? ¿Qué suced-?

— Naomi...

— ¿Eh? ¿Naomi? ¿Naomi-san está aquí?

El rubio volvió a mirar en todas direcciones en busca de la pelinegra, pero seguía sin siquiera poder ver una mínima silueta de la joven nombrada. La confusión ya estaba invadiendo al más bajo, y estaba dispuesto a llamar cuanto antes a Kunikida o cualquiera de la agencia para avisar que Tanizaki no se estaba sintiendo muy bien y que debían volver.

En un momento fue que el chico más alto se detuvo en seco, quedándose en silencio por un momento hasta que, de forma inesperada, soltó una ligera risa aún mirando hacia la nada.

— Naomi, ¿A qué estás jugando? Claro que compraré tu postre favorito, no tenías porque venir aquí...

Considerando que al ver en dirección a lo que parecía mirar Tanizaki no había nada más que niebla y más niebla, Kenji ya tenía en su cabeza planeado todo lo que haría: Tomaría al pelirrojo en brazos, se iría corriendo de allí con él a cuestas, buscaría el puesto de comida callejero más cercano posible, comería algo y aprovecharía a contactar con la agencia para planear volver allí otro día.

Pero antes de siquiera hacer algo, achicando los ojos un poco más, fue que notó que el pelirrojo no parecía estar teniendo alguna especie de enfermedad de las vacas locas o algo así. No porque, con un gran esfuerzo, pudo notar una alta figura acercarse paso por paso, uno más lento que el otro, en dirección a donde estaban.
Fue ahí que no tardó en reaccionar, y alzó sobre su cabeza el barril dispuesto a lanzarlo pero...

La voz, aquella que había reproducido un tono tan dulce pero amargo al mismo tiempo, hizo eco en su cabeza en esos momentos. Tanizaki pareció verse alegre por ello y, por más que el rubio quisiera hacer el lanzamiento final del objeto hacia quien sea que se estaba acercando, el barril cayó en seco al suelo y todo a su alrededor comenzó a transformarse en lo que parecía ser su pueblo natal.

Ahora el más alto no era el único alegre, sino también el más bajo que ahora, casi con una alegría antinatural y una mirada algo vacía, avanzaba a la par de su compañero siendo tragados por el ambiente nocturno de ese puerto desolado.

Fue así como esa noche, con la luna llena como testigo en lo alto del firmamento nocturno, Junichiro Tanizaki y Kenji Miyazawa desaparecieron dando pie a una serie de problemas que, apenas, estaba comenzando...

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En la casi oscuridad de un gran cuarto, siendo apenas iluminado por la luz de la Luna entrando por las ventanas y la lámpara de escritorio que tenía sobre la mesa, Ango Sakaguchi se encontraba sentado y con su computadora encendida frente a él. La pantalla dejaba ver un extenso informe de su autoría, pero en cierto punto la yema de sus dedos quedaron en el aire, a unos escasos centímetros de las teclas, echando su cabeza atrás en el respaldo con los ojos cerrados.

¿Cuántas fueron las veces en ese tiempo que estuvo escribiendo sin parar? ¿Diez, veinte tal vez? Su cansancio mental ya parecía estando pasándole factura dada su casi falta de memoria. Informe tras informe fueron pasando entre sus manos, y ni hablar del último que tuvo que redactar con cierta.. ¿Preocupación? No, más bien era inquietud.

Hasta la actualidad no hay avistamientos o testigos que puedan dar con el paradero de Junichiro Tanizaki, usuario de la habilidad Nieve Tenue, y Kenji Miyazawa, usuario de la habilidad Invicto bajo la lluvia. Se estará actualizando la información en caso de haber resultados positivos.

Eso es lo que ponía al finalizar el último informe que había redactado, dejándole con un molesto mal sabor de boca. ¿Cómo era posible que dos usuarios de habilidad hubieran desaparecido así sin más? Y peor aún, eran usuarios de la Agencia Armada de Detectives. Aunque le diera vueltas al asunto pocos eran los cabos que podía llegar a atar en relación con las desapariciones que habían ocurrido en esta última semana, y si debía decantarse por una idea medianamente razonable...

Ango se reincorporó en su asiento, con los cristales de sus gafas iluminados por el brillo del computador. Un solo click del ratón fue suficiente para guardar ese archivo, para luego disponerse a abrir otro que había decidido guardar en lo privado de una carpeta suya. Dió doble click en él, introdujo una pequeña serie de carácteres y ante él se abrió un informe de lo que él creía que era la raíz de todo esto.

Alphonsine Storni, usuaria de habilidad desconocida y reciente postulante a miembro de la Agencia Armada de Detectives...

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Hey hey, ¿Qué tal? ¡No estoy muerta!
Hace tiempo que tenía deseos de hacer un fic de Bungou Stray Dogs con un OC mío, y luego de mucho tiempo me ha surgido la inspiración.

¿No es eso genial?~

Sea como sea, si este escrito tiene relevancia o no, aún así veré de seguirlo hasta el final y poder sacarme todas estas ideas que tengo en la cabeza para finalmente plasmarlas aquí.

Y para los que se lo pregunten, si. Mi OC está basada en la poetisa y escritora Alfonsina Storni, que si algunos conocen su historia imagino que sabrán por qué la elegí *wink wink*

En fin, sin más que decir, nos vemos en el próximo capítulo~♪

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