▦ Epílogo
El juego requiere de un escenario, de piezas, de reglas, de un sentido común, táctica y disposición. No es necesario que exista una apuesta, pero si la hay, esto quiere decir que el juego va en serio. A final de cuentas, lo mismo que la vida, con la única diferencia de que lo material no entra en apuesta. Ahí hay sentimientos, emociones, decisiones, provocando de inicio a término una vorágine revuelta de risas y disgustos ante la incertidumbre de un destino que nunca llega a ser seguro. Y, cuando todo culmina, la satisfacción de vencer es la misma.
Loki ganó, con algo de trampa, pero lo hizo. Contundente prueba de esto era la realidad que había elegido para convertirla en su hogar.
El baile de bienvenida sería como la literalidad de su triunfo, mas no exactamente la forma en la que Loki desearía celebrar. Tal vez una escapada en coche hasta la playa, unos brazos cálidos enroscados a su torso. Sí, eso era lo que anhelaba, queriendo olvidar de pronto que estaba iniciando de cero con Peter.
La música era en vivo, una pequeña y tal vez no reconocida banda que animaba el ambiente con una tonalidad más rockera y atizada en sus canciones. El gimnasio cuyo papel de salón servía, se encontraba al borde de atestarse de jóvenes desaforados de júbilo. Las aterciopeladas luces, las voces, las melodías que persuadían a los músculos a moverse con ligereza; una contaminación que no impedía a Loki enfocar a la única razón por la que ahora se encontraba allí.
Centrado a la pista, Peter parecía vivir un momento de los más felices, retando la diversión que habían vivido en toda una línea del tiempo pasada y que ahora sólo existía en su memoria. La mezcolanza de insuperable alegría y abrasadora nostalgia evitaba que Loki pudiera sumarse al grupo de tres adolescentes, porque sí, allí estaba también Ned y Michelle.
Temía inmiscuirse, porque todo pintaba con un aire tan etéreo como para pertenecer en él.
El goce empezó a moverse al ritmo de Take on Me, una versión más avivada y prendida, al tiempo en que Loki recibía un suave empujón que lo invitó a dar un paso hacia el frente.
- Más te vale que no te quedes junto al ponche toda la noche. No protegí tu trasero para esto -el comentario eclipsó su meditación interna, haciéndolo mirar por su costado ante la reconocible voz.
- Stark, ¿qué haces aquí? -Loki contuvo la burla de remarcarle que no se trataba de una fiesta de disfraces, no obstante, la broma no salió de su cabeza. Por primera vez, estaba gustoso de verlo interrumpir.
- Asegurándome de que Peter tenga el mejor baile de bienvenida -se acomodó el sombrero que quedaba tan fuera de lugar con su traje. Si trataba de esconder su identidad, no estaba haciendo el mayor de sus esfuerzos-. Ándate a bailar con él -le ordenó, asemejando la actitud de buen padre.
Se preguntarán cómo es que el universo se acomodó para ganar, explicación que para nada es compleja de dar. El Stark contemporáneo se había sacrificado para salvarlos, al igual que el mismo Thor al retener al titán morado. Hulk también cayó al intentar proteger al Banner venido de la otra realidad. El resultado no fue tan indeseado, porque al menos había un Tony, un Thor y un Banner de repuesto, así que en esa línea del tiempo no se sentiría su ausencia. Todos habían aprendido una gran lección y esta vez se encargarían de vivir como si sólo existiera una sola ocasión de hacer las cosas.
El dios del trueno también estaba allí, con su parche en el ojo y una sonrisa que no mostraba dientes. Loki se preguntó cómo era que todavía nadie se haya fijado en tan inusuales sujetos.
- No solamente es la noche de Peter, también la tuya -Thor tomó cercanía, desabrochando los primeros botones del cuello de la camisa que su hermano portaba, otorgándole menos modestia a su apariencia.
Loki había omitido usar corbata, el saco ya era suficiente gala.
- Está asqueándome la idea de que a partir de ahora empiecen a tratarme como a un menor -admitió el azabache tras exhalar.
- Y lo que yo daría por rejuvenecer unos cuantos años -dijo sarcásticamente el millonario.
Thor rió, dejando en paz el atuendo del más bajo y tomándolo de uno de sus hombros en un gesto lleno de cariño y buenos deseos.
- Eso debería ser lo último que llegue a molestarte, hermano. Renunciaste a tu magia, a la posibilidad de vivir otros tres mil años más, y aunque no me complace enteramente, te aseguro que voy a ser feliz mientras que tú lo seas. Tienes la elección de vivir la vida a tu manera -se podría jurar que el ojo azul de Thor había brillado ante la inminencia de una lágrima.
Con una perezosa y conmovida curvatura de sus labios, Loki colocó su mano sobre la de Thor, ofreciéndole una caricia de gratitud. Todo lo que se tenía que transmitir ya había sido trasmitido.
Posteriormente, su mirada aterrizó en Tony sin dejar de dirigirse rubio.
- Le prometí a Stark que Peter tendría una vida normal. Yo también quiero darle lo mismo.
- ¿Qué estás esperando? -le animó Thor, soltándolo por fin.
El mortal Loki asintió, buscando entre la multitud el ancla de su corazón. De pronto no se sintió ajeno, porque Peter lo estaba viendo, y sin dejar de moverse, lo invitó con un ademán de cabeza a unirse.
Take on me (take on me)
Take me on (take on me)
Que vehemencia de hacerle saber todo lo que había atravesado por volver a él. No, no había cambiado de vida, sino cruzado muchas líneas paralelas del tiempo con el único objetivo de estar de nuevo a su lado. Que dicha de asegurar, de que si eso no era suficiente para demostrar cuanto lo amaba, entonces se encargaría de buscarlo en la siguiente vida, así Peter reencarnara en una araña y él en una serpiente.
Desde que el amor de Peter sirvió para unir las fracturas de su alma, supo entonces jamás querría volver a sentirse destrozado. Se sentía entero con todos los riesgos que había tomado, con todo lo que había sacrificado.
- Loki -llamó Stark antes de que éste se perdiera en la bruma de cuerpos movedizos-. Cuida a Peter, ¿sí?
Loki descifró algo presionando la voz del mayor. Quizá un nudo en su garganta, quizá la resistencia a admitir que cuernitos se había convertido en la felicidad de aquel que consideró -y sigue considerando- como a un hijo.
- ¿De qué me sirve estar aquí sino es para cuidarlo? -le regaló la más sinceras de sus sonrisas, deseando decirle que él también podía pertenecer a la vida del muchacho, mas Tony seguía siendo un obstinado.
Bailar no era lo suyo hasta que el café de unos ojos y una risa tímida lo convencieron de que todo estaba bien. Casi podía leer en esa intrépida y dulce expresión el afecto que alguna vez Peter le había profesado. No tenía un reino que gobernar, ni un poder que presumir, lo tenía a él, a su hermano, a sus amigos y eso era todo lo que necesitaba y quería.
Loki se abalanzó contra Peter, ajustando sus brazos por detrás de su cuello. Su felicidad parecía inmarcesible con aquel joven que no podía esconder cuan embelesado se encontraba por su cercanía.
Él era Loki, cuyos otros títulos no servirían de nada mencionar, porque ahora era un adolescente, y era humano, y estaba frente a frente con la persona que había definido lo que sería el resto de su deseada vida.
- Peter, bésalo ya -gritó Michelle por lo alto de la música, no dejando de bailar junto a Ned, cansada de verlos mirarse el uno al otro sin que nada sucediera.
Peter volteó a ver a sus dos amigos, apenado de olvidar por unos momentos que también venía con ellos. Su sonrisa apenas se formulaba mientras comprendía lo nada discreto que era para disimular sus intenciones.
Ned alzó los pulgares, como si fuera el suficiente apoyo que su amigo necesitaba para atreverse. Al regresar la mirada, el castaño chocó con la llamativa mirada del compañero que se negaba a separarse.
- Incluso antes, odiaba que miraras mis labios y no te atrevieras a besarme -confesó Loki.
Peter no escuchó.
- ¿Qué dices?
- Que te calles y me beses, Parker -esta vez habló alto y claro.
El arrebol cubrió en un delicado tinte las mejillas del castaño, no titubeando al besar los finos labios del chico del cual se había enamorado.
El primer beso para Peter; el primer beso en bastante tiempo para Loki.
- ¿Tú hermano siempre es así? -inquirió Stark, girándose distraídamente para evitar contemplar el intercambio de saliva de los dos adolescentes.
- Siempre se sale con las suyas -reescribió Thor, orgulloso.
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