▦ Capítulo 8

Como todo cuento heroico, el Hombre Araña salvó el día una vez más. Logró detener al delincuente y muy pronto también recibió a las personas que se harían cargo del caso. Desde ahí, ya nada tenía que ver. A excepción de ir a buscar a Loki, quien apareció en sus pensamientos apenas el peligro se disipó.

— ¡Loki! —llamó por él, moviéndose entre los autos que obstruían en la calle en busca del azabache, no obstante, no encontró ni un rastro. En todo caso, los agentes de policía lo hubieran encontrado antes que él en la escena.

Había dos posibilidades: que Loki hubiera escapado o que hubiera vuelto al departamento tal y como le había pedido al principio. No sabía el porqué, pero Peter presentía que la primera posibilidad era la más acertada. ¿Qué le iba a decir a Stark? ¿Qué había perdido al brujo en las calles de Nueva York? Seguro lo mataría. Aunque igual, no desechaba la posibilidad de volver a ver a Loki. Intuía que no podría ir muy lejos.

Después de rondar en busca de algún signo de su presencia, Peter ya se encontraba llegando a su apartamento para el anochecer. No había encontrado a Loki en las calles y ahora pedía internamente que por todos los cielos el chico se encontrara en el último lugar que le quedaba por revisar.

— Por favor, dime que estás aquí —susurró Peter para sí mismo antes de introducir la llave y abrir la puerta de su apartamento.

Ahí estaba la tía May en el sofá, con un adolescente al lado. Peter recuperó el aliento de nuevo, cerrando la puerta detrás de él con cautela. La mesilla de la sala se encontraba desordenada con cajitas de comida china. La televisión estaba encendida, y más que ver, los presentes la estaban oyendo, ya que la tía May ayudaba a Loki a pintarse la uñas de negro, así mismo como éste se encontraba revisándose la otra mano con un toque vanidoso.

Espera... ¿pintándose la uñas?

— Peter, que bueno que llegas —saludó May sin verlo—. Te dejamos comida china, ven a acompañarnos.

— ¿Esa es mi pijama? —preguntó Peter al captar ahora que Loki se encontraba usando aquella playera y pants holgados que él usaba la mayoría de las noches.

Loki alzó la vista, con determinado aire de haberse salido con las suyas en esta ocasión. Sin embargo, esta vez Peter fue incapaz de sentirse molesto o fastidiado.

— Loki no tiene pijama. Mañana iré a comprarle una —comentó la mujer, terminando con su trabajo y encarando por fin a su sobrino, presintiendo un aire distinto en él—. ¿Pasa algo, Peter?

Peter miró a su tía, buscando después los ojos esmeralda de Loki, no obstante, ya no lo encontró mirándolo ni regodeándose, sino soplando débilmente al barniz de sus uñas mientras parecía prestar atención a la serie que habían puesto en Netflix.

— No, nada —contestó, dejando caer su mochila a un lado del sofá antes de tomar una caja de fideos de la mesa.

— ¿Así que tu siguiente plan es ganarte la confianza de mi tía? —cuestionó Peter una vez que se encontraron los dos en su habitación.

— ¿Por qué siempre supones que hay un plan? —antes de subir a la litera, Loki se giró para mirar a Peter—. Apuesto a que pensaste que me había escapado.

Peter movió su cabeza de un lado hacia otro, como si estuviese tanteando la respuesta.

— Sí y no —contestó finalmente—. Cabía la posibilidad de que te hubieras debilitado con el golpe como para arriesgarte a seguir un camino hacia lo desconocido. Sabías que aquí estarías seguro, por eso también sospeché que volverías.

— No fue la gran cosa. Es obvio que lo tenía calculado. Fue una distracción para que tú pudieras tomarlo desprevenido —aseguró con orgullo—. Además, no es como si hubiera sido un golpe duro.

— Déjame ver —pidió Peter.

— No —objetó Loki en instinto.

— ¿Entonces asumes que si te ha pasado algo? —supuso el castaño con una ceja enarcada.

En ese momento, la expresión de Loki reveló que se había quedado sin salidas ni engaños; o sin el ánimo de defender su farsa.

— Vamos, déjame revisar —dijo antes de acercarse.

— ¡Auch! —el azabache pegó un respingo al sentir el tacto ajeno en su piel. Quiso despegarse, pero sentados ambos sobre la cama, Peter tenía la facilidad de mantenerlo cerca.

— Perdón —Peter dejó de observar la magulladura en las costillas de Loki, viendo a éste a los ojos unos instantes para luego retomar su inspección—. Creo que no tienes ninguna costilla rota.

— Si la tuviera lo sabría. Que inteligente eres —soltó con aquella boca viperina—. Además, no necesito tu ayuda. Mañana mismo podría estar bien nuevamente. Si mi magia estuviera completa sólo me hubiera demorado una hora.

Peter exhaló con suavidad.

— Pero tu magia no tiene el mismo potencial —repuso, tomando el ungüento y empezando a untarlo en el costado ajeno sin permiso alguno.

El castaño se sintió un poco tonto, atendiendo al contrario con una ligera sensación de culpa. Todo un día previendo un ataque para encontrarse con la verdad —una en la que no había creído— de que Loki estaba muy desamparado de las cualidades de un dios. Idiota...

Loki dejó de protestar, declarando su vencimiento al desviar su mirada hacia el lado contrario. Su respiración era corta, inspirando de manera dificultosa; había sido ese mismo detalle el que había llevado a Peter darse cuenta de que Loki estaba herido. Podría ser un dios del engaño, pero allá afuera en el sillón con la tía May, Peter fue observador y lo notó. A veces hay cosas que no se pueden esconder.

— No somos rivales —el joven arácnido llenó el silencio al retomar su habla—. Aunque tampoco amigos.

— Concuerdo con lo último —corroboró con soberbia.

— Pero tú y yo estamos obligados a soportarnos. Creo que si nos lo proponemos podemos hacer más fáciles las cosas.

El azabache permaneció callado. Sí, las cosas podrían ser más amenas, no obstante, volviendo a la realidad, Loki volvió a sentirse abrumado ante la idea: despojado de su hogar y arrojado a Midgard nuevamente, con la diferencia de que ahora estaba bajo la vigilancia de un adolescente. Era como si su vida fuera un maldito chiste y lo menos que podía hacer para remediarlo era seguir la corriente y comportarse tal su apariencia hasta encontrar la solución más afable, y eso sin agregar las cosas que había dejado atrás de un momento para otro, a pesar de que de hecho ni siquiera era él mismo un día anterior; pasó de ser un anciano a un adolescente en el mismo día. ¿Quién lo diría? Gracias, Odín. Tal vez un castigo más cruel sería dejarlo en la tierra en calidad de anciano como venganza de usurpar su trono. Viéndolo así, no podía ser peor, pero se sentía como si realmente estuviera viviendo lo peor.

Bien, definitivamente necesitaba un abrazo. Lástima que el bruto de Thor hubiera consentido los hechos, porque él era el único que reconocía con certeza cuando se sentía perdido e irremediablemente siempre acudía, aunque esta vez no estaba a su lado.

Ocupado en sus pensamientos, Loki sintió los brazos de Peter rodearle por debajo de los suyos. La sorpresa fue breve, pues vencido de emociones y orgullo, decidió corresponder al gesto que internamente había anhelado para consolar los últimos sucesos de su vida.

— No te estoy abrazando, te voy a enrollar la venda —aclaró Peter. Él sí se sorprendió por las acciones de Loki.

Y así, de un segundo para otro, es fácil encender la ira de Loki.

— ¡Eres un...!

La tía May se encontraba en la cocina, desechando los envases de cartón de la cena. La noche se encontraba tan tranquila, eso hasta que un disturbio proveniente de la habitación se escuchó en la habitación de Peter. La mujer se sobresaltó. ¿Qué no se habían ido a dormir ya?

— ¡¿Qué dije ayer acerca de practicar en la habitación?! —sentenció en voz alta sin detener su labor.

Al día siguiente, que por suerte era sábado, Peter y Loki se reunieron en la mesa ante el desayuno algo insípido de May. Esta última apareció en el comedor con el sartén de un guiso, viendo a ambos jóvenes sin playera pero con unas vendas rodeándoles parte del torso.

— Chicos, ¿qué les pasó?

Peter y Loki intercambiaron miradas, fulminándose discretamente entre ellos.

Anoche, en el momento mismo en que Loki apuñaló a Peter con una pequeña daga, las cosas volvieron a ser lo mismo. Parecía que estaban destinados a no llevarse bien del todo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top