▦ Capítulo 4

Dejando las travesuras a un lado, Loki se ponía a pensar. De todas las posibilidades que existían, nunca creyó que tendría que volver a la etapa adolescente, y es que no era que se sintiera un extraño con su cuerpo, con aquella perfecta habilidad de cambiar de formas ya casi nada le era nuevo, aunque ciertamente no podía ignorar que ésta vez se sentía diferente. Ahora aquella figura joven era su base para las otras demás transformaciones. Tal vez podría optar por volver a su apariencia contemporánea si no fuera porque eso supondría agotamiento, tanto para él como para su magia.

Pero, ¿por qué un adolescente? Su interior seguía siendo el ser cuya memoria se forjó en la vivencia de más de mil años, no obstante, su biología se reiniciaba hasta cierto escalón. Cambios hormonales, emocionales, y eso sólo por mencionar; tendría que volver a vivirlo, interpretando entonces el fastidio que le llevaría ese castigo. Odín era un zonzo e infantil por tal penitencia. Cualquiera en Asgard sabría que aquella época adolescente no había sido exactamente el mejor tiempo para el segundo de los príncipes. Sentía que Odín volvía a lastimarlo con sus acciones, mas ahora se encontraba bastante ocupado en molestar a un chico araña como para atizar el ascua de recelo instalado en su pecho.

— Así son las cosas —el azabache encogió los hombros frente al espejo, terminando su tiempo meditativo que se había tomado después de la ducha. Las bañeras midgardianas no eran ni por lo cerca igual de lujosas que las de Asgard, pero tampoco era muy exigente al respecto.

Entonces Peter entró al cuarto de baño. Menos mal que Loki ya se encontraba vestido.

— ¿Los midgardianos no tienen modales? —Loki miró a Peter por el reflejo del espejo, sin tomarse la molestia de voltear.

El castaño dejó ir con un suspiro la ilusión de que todo lo sucedido el día anterior se hubiera tratado de un sueño, aunque no fue así. De hecho, podía notársele con algo menos de su energía habitual, ya que sin duda alguna Peter hubiera descansado con plenitud si no fuera por la preocupación que le invadió en la noche de que Loki planeara atacarlo mientras dormía. El chico creía en la fama traicionera del malhechor de Nueva York y no se sentía exactamente confiado teniéndolo a él alrededor.

— Hablemos en el mismo idioma, ¿quieres?

— Lástima, porque ni siquiera deseo hablar —contestó Loki de manera engreída para girar sobre sus talones y dirigir su mirada directa al contrario.

— Te digo que este es mi baño, mi departamento, y... ¿estás usando los productos de cabello de mi tía? —inquirió algo incrédulo, extrañado al ver las cosas fuera del cajón y a un lado del lavamanos.

Fue de menos una revelación llena de gracia que le brindó nuevamente el ánimo de empezar ese día con humor. Quién hubiera dicho que el poderoso Loki tendría tanto cuidado en su imagen personal.

El dios del engaño frunció el ceño.

— La sonrisa te durará poco —amenazó Loki para salirse del baño con la misma expresión asesina.

La tía May desde antes se había ido a trabajar y Peter contaba con el tiempo suficiente para llegar a la escuela, aunque no sabía que hacer con Loki en ese periodo. No creía que dejarlo encerrado como a un perro en la habitación funcionara; era más como un gato, y podría apostar a que Loki no permanecería en el departamento y se iría a hacer travesuras a la calle, cosa que debía a evitar a toda costa. No obstante, la solución a ello apareció mágicamente en la notificación de su celular, encontrando un mensaje entrante de Happy.

«Estoy afuera, Stark me ordenó venir. Vengo a recogerte a ti y al otro sujeto. Te llevaré a la escuela, tengo indicaciones para ti».

Peter alimentó su alivio. Seguro se llevarían a Loki mientras que él podía tomar sus clases sin la preocupación de que algo malo fuera a pasar por su culpa.

— Primero que nada, no creas que a partir de hoy seré tu chofer escolar. No estoy para servir a niños como tú —dijo el hombre mientras arrancaba la camioneta, llevando a Peter y a Loki.

— Ya lo sé. ¿Podrías decirme cuáles son los planes del día de hoy? Tú sólo apareces cuando hay ocasiones importantes —mencionó el chico de Queens.

— Cierto —Happy pasó atrás un sobre sin despegar la vista del camino.

Peter al abrirlo se dio cuenta de que era documentación falsa, una identidad para Loki y papeleos de escuela. El azabache no pudo evitar echarle un vistazo a los papeles, jalando de sus labios una tenue sonrisa al ver la ligera frustración marcada en la cara del chico.

— ¿Qué significa esto? —inquirió algo perdido Peter, queriendo evitar lo obvio.

— Significa que estudiará contigo. No puedes dejarlo solo en ningún momento. Por cierto de que Tony mencionó algo de que la escuela le enseñaría algo de humanidad y valores moralmente correctos —Happy no se veía muy seguro pero igualmente actuaba conforme a las decisiones de Stark.

— No puede ser —Peter se dejó caer sobre su respaldo, soltando el aire de sus pulmones.

— Que bien, seremos compañeros —dijo Loki mientras tomaba su credencial de estudiante. Más que molestarle, le pareció una oportunidad de hacerse de las suyas y divertirse.

Peter no dijo nada más, mirando hacia la ventana mientras pensaba. Casi le daban ganas de visitar a aquel doctor del tiempo para que resarciera el último día y así poder evitar estar situación que ahora le tocaba soportar.

El camino a la escuela había sido silencioso después de las indicaciones, aunque de pronto la radio se prendió sin intervención física. Y se cambió de estación una y otra vez, haciendo que Happy picara a todo lo que tenía disponible para intentar apagar la locura auditiva.

— Demonios, esta cosa se volvió loca —maldijo el conductor mientras intentaba apagar la radio.

Peter sabía que sólo existía una palabra para esto: Loki.

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