▦ Capítulo 2

En la habitación de Peter, Stark, al pie de la ventana, sopesaba aquel embrollo con la mirada meditativa hacia el atardecer. Peter, por su lado, apoyaba la espalda sobre la puerta cerrada, esperando con los brazos cruzados una respuesta.

— Bien, ya terminé de pensar —Tony se giró sobre sus talones para encarar con el menor.

El chico dejó de recargarse sobre la puerta inmediatamente, esperanzado sobre la solución que darían al asunto.

— Lo que pasa es que nunca debemos subestimar las acciones de un anciano. Ya sabes, barba blanca, arrugas en la cara. ¿A ti no te inspira sabiduría? Bueno, porque a mí sí. Tal vez su decisión fue por una buena razón.

En el preciso instante en el que Tony dejó de hablar, Peter dudó al tratar de tomar esas palabras. No sabía si el mayor estaba siendo sarcástico o si en realidad decía aquello con fin de algo, así que lleno de confusión , se atrevió a cuestionar.

— ¿No tienes idea de cómo arreglar esto?

— Incorrecto, sé perfectamente como lidiar con esto —reiteró en su propio punto de vista, muy seguro de la conclusión a la cual había llegado después de nueve minutos exactos desde que se habían trasladado al apartamento del chico.

El castaño enarcó sus cejas, gesto que remarcaba la necesidad de saber cuales eran las opciones con las que contaban.

— Se quedará contigo —soltó Tony, no sin antes haber rodado los ojos al cielo. Creía que el contrario sería más listo como para suponerlo antes.

— Oh, no. No lo hará —se defendió de inmediato Peter. Podría soportar cualquier cosa, cualquier cosa menos eso. Stark no debería estar hablado en serio.

— Ay, por favor —se quejó el mayor—. Tiene tu misma edad.

Y como si ambos se hubieran sincronizado, llevaron su atención al brote del problema. Ahí en la cama baja de la litera se encontraba Loki. No un Loki como se conocía, sino uno de aspecto más juvenil, de complexión más delgada y con unos ojos de reproche pueril. No había que preguntarse porque los fulminaba con la mirada; nadie estaría feliz de encontrarse atado con telarañas y sin la posibilidad de hablar por sí mismo con un parche del mismo material en la boca. Sin duda, a pesar de todos los años que le habían restado de encima, el aura seguía siendo la del mismo dios del engaño.

— ¿Y si intenta conquistar la tierra otra vez? —inquirió con inocencia Peter, volteando a ver a Stark de nueva cuenta.

— Ya oíste al viejo. Sus poderes se han reducido junto con sus años. Si lo dejó aquí es porque realmente no significa un peligro de mayor naturaleza.

— Pero señor Stark...

— ¿Qué es lo peor que podría hacer? —interrumpió Tony—. ¿Ilusiones de arañitas caminando por tus sábanas? Seguro que podrás lidiar con él, al menos hasta que encuentre la verdadera solución a este problema.

— ¡¿Entonces lo dejas conmigo porque no sabes que hacer con él?!

— No me cuestiones, niño —advirtió Stark, tan sólo para no darle la razón al menor—. Tómalo como una misión. Tal vez si logras 'sobrevivir' a Loki te nombre oficialmente un miembro de los vengadores.

El joven parker suspiró, algo resignado al ver que no tendría opción. Ni siquiera se molestó en volver a ver en dirección al azabache, ya le había bastado con presenciar su hostilidad una sola vez. Ahora no quería ni imaginarse como serían las cosas cuando tuviera que soltarlo.

Y algo propició el momento: la tía May anunció su llegada al departamento.

— Perfecto. Ahora arreglaré esto con tu tía. Ya veras que no habrá ningún problema. Le enseñarás a tu nuevo compañero de cuarto a armar legos y a hacer cosas que se suponen que los adolescentes como tú deben de hacer. Sólo no vayas a incitarlo a meterse en problemas, que ahí ni tú sabes como controlarte —lo decía más en broma, pero ciertamente con seriedad. Peter ya era un ligero problema, no quería lidiar con dos—. Buena suerte, Peter. Adiós, cuernitos —se despidió, saliendo de la habitación para ir a hablar con May.

El menor siguió a Stark, cerrando la puerta tras la salida de éste y manteniendo la mano aferrada en la perilla mientras inspiraba profundamente, ganando algo de tiempo para no tener que encarar con Loki, pero ahora que estaban los dos solos, tuvo que hacerse a la idea que podría manejar la situación perfectamente.

Y bueno, se arrepintió de haber volteado. Ahora estaba seguro de que prefería una expresión hostil antes que aquella expresión brillante de travesura y malicia. En definitiva, no pintaba nada bien aquel cambio tan drástico en su mirada.

— Espero que no muerdas —susurró Peter para sí mismo, tomando el valor para intentar romper el hielo.

— ¿Es en serio? —preguntó Thor, siguiendo los pasos de su padre por el Bifrost, incrédulo ante la decisión tomada.

— ¿Por qué no habría de ser serio? —contraatacó Odín con tranquila solemnidad.

— Sé que Loki merece ser reprendido por sus acciones, pero lo que vi en Midgard fue el castigo más absurdo que he presenciado —Thor detuvo a su padre del brazo, obligándolo a detenerse. Sentía como si el contrario no le estuviese brindando la atención debida a sus quejas.

Padre de Todo se detuvo, sin embargo, su vista continuó en el horizonte de Asgard.

— El Ragnarok está cerca —comentó, desviando las palabras del dios del trueno.

— No, padre. Traje la corona de Surtur a Asgard, he evitado el Ragnarok —repuso con total seguridad.

Odín negó levemente, mirando al fin a su hijo.

— No. El Ragnarok es inexorable, ya viene en camino. Nada de lo que se pueda hacer evitará ese hecho.

Thor tensó su mandíbula, mirando unos momentos hacia el horizonte que había estado contemplando su padre, deseando poder ver lo mismo que él veía.

— En ese caso, necesitamos a Loki de nuestro lado. Estoy seguro de que luchará con nosotros cuanto el momento llegue —soltó el brazo de su padre, llevando su mirada hacia el resto del puente Bifrost, hacia la gloriosa Asgard. No quería ni imaginar su hogar siendo consumido en llamas.

— Y lo hará —aseguró Odín—. Pero hasta que ese momento llegue, Loki no tiene nada que hacer aquí. Lo que hice no fue un castigo, Thor, fue un acto de redención.

El rey de los nueve mundos empezó a andar con calma.

— Necesito saldar mis cuentas con Loki y Loki necesita saldar las propias. Fue justo —prosiguió como meditación propia, dejando atrás a un Thor, que aún confundido, se arriesgó a confiar ciegamente en que las acciones de su padre eran las más acertadas.

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