Solangelo II

¡Feliz cumpleaños a mí!

A Nico le caía bien la familia de su novio, pero cuando llegó la hora de que se fueran a sus respectivas casas, secretamente sintió un gran alivio, ya que no estaba seguro de poder mantener la sonrisa de "novio dulce" en su rostro por más tiempo. ¡No estaba exagerando! Le dolían las mejillas y ya empezaba a sentir pequeños pinchazos acalambrados a lo largo de su mandíbula. Incluso le estaba dando dolor de cabeza. Quién hubiera creído que sonreír le resultaría más difícil que aguantar las heladas aguas de Long Island, como una vez lo hizo, hacía mucho tiempo.

Sus labios se curvaron en una sonrisa más genuina con el recuerdo. Rememorar los chillidos y aullidos de aquellos campistas castrosos burlándose de él, siempre lo hacía sentir de muy buen humor. Aunque ahora sus ojos habían adoptado un brillo pícaro, brillo que su novio, Will Solace, de pie a su lado cerca del marco de la puerta para despedir a sus familiares, había notado con una velocidad súper—sónica, antes de que lo volviera a ocultar bajo capas y capas de un semblante sereno.

—¿Qué está pensando esa malévola cabeza tuya? —le preguntó Will con un murmullo bajísimo, tan cerca de su oreja que la piel debajo de las mangas largas que usaba, se le puso chinita.

Nico alzó la mano y se despidió de la bisabuela de ciento cuatro años de Will, junto con sus tíos y primos, antes de contestarle:

—¿A qué hora duermen los texanos? —Su voz era suave, y miró a Will por el rabillo de su ojo y bajo sus largas pestañas con un aire coqueto.

Vio la reacción de Will antes de que él tragara saliva y fingiera normalidad, mientras se despedía de un primo con rastas y piel oscura, que se llamaba Austin. La punta de sus pómulos se veía ligeramente sonrojada, dándole un aspecto de lo más entrañable. Aunque Nico sabía que eso podía cambiar increíblemente rápido, y de pronto convertirse en un apasionado y enérgico amante que podía durar horas y horas, satisfaciéndolo.

—Mi madre nos pondrá en habitaciones separadas, lo sabes —lanzó descuidadamente Will, echándole un vistazo rápido a Naomi Solace, quien se encontraba despidiéndose de su abuela—. No creo que...

—Como si dormir en lugares separados nos hubiese detenido antes —devolvió Nico, sintiendo la adrenalina empezar a apoderarse de él, ante la idea de escabullirse al cuarto de Will a mitad de la noche—. Además, aquí ni siquiera hay arpías vigilando.

Ambos compartieron una mirada, una larga y ardiente, antes de que una voz masculina los interrumpiera y desviara su atención.

—¡Hey! Hip, enamorados, hip —Era el tío Carlos de Will, un hombre alto y rubio, que rondaba los cuarenta años, con una gran panza cervecera que se agitaba como un globo de agua con cada paso que daba. Se colocó detrás de ambos y dejó caer sus robustos brazos sobre los hombros de Will y Nico para abrazarlos. Su aliento era una mezcla de alcohol y pavo—. ¡Yo... yo sé esa mirada, hip! ¡La conozco, la conozco! Hip, cuídense, hip. El amor los vuelve hip. Idiotas. Hip.

—Tío, ve al coche —Lo empujó ligeramente Will, en dirección a la puerta—. Y ten cuidado en los escalones, estás demasiado borracho.

—¡Cuídense, hip! —repitió su tío recostándose sobre el marco de la puerta. Un segundo después, su ceño se fruncía con toda la concentración que su cerebro ahogado en cerveza podía alcanzar—. Aunque son hombres... hip, no es como que, hip, pudieran embarazarse. Cierto. Hip. Qué envidia...

Will y Nico compartieron una mirada, y acto seguido, soltaron una larga carcajada que llamó la atención a las pocas personas que quedaban en la habitación. Nico también notó a Naomi Solace sonreírle desde lejos. Era una sonrisa cálida y amorosa, el tipo de sonrisa que una mamá regalaba a su adorado hijo. Nico sintió la calidez de la aceptación en su pecho, y agachó la mirada repentinamente tímido.

Hoy había tenido, por primera vez en su vida, una buena cena de Acción de Gracias.

Miró a su novio despedirse del último de sus familiares hasta que finalmente, la casa se quedó completamente a solas, a excepción de ambos y la madre de Will. A partir de ese momento, Nico fue vagamente consciente de todo lo que ocurrió después. Su pulso sonaba enloquecido en sus oídos, así que apenas se escuchó a sí mismo hablar con la mamá de Will, antes de que cada uno se marchara a su respectiva habitación.

La habitación de invitados era acogedora. Nico dio un lento escrutinio al lugar, admirando los azulejos beige con dibujos de margaritas, las cortinas y el pequeño ropero colocado en la esquina de una pared. La cama era de una plaza e individual. Él se sentó sobre las sábanas celestes con estampado de rosas rojas, y esperó.

Con el corazón haciendo malabares de emoción en su pecho, esperó hasta que fuera el momento.

***

De la apuesta de Nico, utilizando a Percy Jackson como su cómplice para darle una lección a algunos semidioses del campamento mestizo, ya había pasado más de un año. Aunque parecía que había transcurrido más tiempo que eso, casi como si hubiera sido una eternidad. Pero no, Nico y Will seguían siendo adolescentes casi entrando a la mayoría de edad, y Percy y Annabeth estaban en New Roma cursando su primer año en la universidad.

Y justo en ese momento, Nico estaba moviendo sus piernas rápidamente, sentado en la cama que con tanto cariño le habían asignado, pero en la cual él no quería dormir en absoluto. Esperaba, hasta que pudiera escuchar como Naomi finalmente apagaba la luz y se acostaba a dormir. Incluso después de que eso ocurrió, esperó unos cuantos minutos más, hasta que estuvo seguro de que ella realmente se había acostado a descansar.

Will posiblemente estaba pensando que sus palabras de hacía un rato no eran otra cosa más que habladurías y que había acabado el día de socialización familiar tan agotado que se había dormido sin más. Nico sonrió ante la perspectiva de que él estuviera decepcionado al respecto. ¿Acaso estaría sentado en la cama, a oscuras, esperando por él? ¿Se estaría poniendo ansioso porque no aparecía por ningún lado?

Nico contó hasta diez, una última vez antes de desvanecerse en un viaje sombra hasta la habitación de Will. Apareció de pie, en medio de una habitación a oscuras, así que, por un momento, su novio no notó la nueva presencia en su entorno. Nico apenas si podía verlo acostado en la cama, con una rodilla doblada, y su brazo bajo su cabeza, mirando hacia el techo oscuro.

No estaba bajo la sábana aún... Lo estaba esperando, sin duda.

Intentó minimizar el cosquilleo en lo bajo de su abdomen al tiempo que se acercaba silenciosamente hacia la cama. Estaba a punto de zambullirse en ella (preferentemente cayendo sobre él de una vez), como si se tratase de un lago, cuando Will se levantó, aún ignorando su presencia, y encendió la lámpara al lado de su cama. Casi al mismo tiempo, llevó sus manos hacia sus ojos para frotárselos y asimilar la nueva luz tenue que la lámpara proyectaba sobre él. Nico aprovechó ese momento para dar el par de pasos que le hacían falta para ponerse a su lado.

Cuando Will se volteó y abrió los ojos, se llevó el susto de su vida. Dio un pequeño salto hacia atrás, casi derribando la lámpara en su camino, y habría gritado si no fuera porque Nico fue lo suficientemente rápido para taparle la boca antes de que lo hiciera. Cuando Will comprendió que era su novio quien estaba frente a él y no un monstruo a punto de devorarlo, dio un suspiro de alivio y relajó los hombros, aún con la mano de Nico sobre la boca.

Mientras recuperaba el aliento, Nico estiró el cuello para mirar si no había riesgo de que la lámpara o cualquier otra cosa detrás de él se cayera. Luego, miró un momento a su alrededor, para reconocer la habitación de Will, por simple curiosidad. Lo soltó, y se dispuso a chismosear, en medio de la tenue luz.

Las paredes estaban pintadas en un amarillo muy clarito, casi crema, pero las adornaban varios posters de bandas y estrellas de Rock. Había varios en los que ni siquiera se podía distinguir el rostro del artista, puesto que eran más siluetas que otra cosa. Varios estaban autografiados (cortesía de su papi divino, posiblemente). Uno era grande en especial, y a Nico le gustó porque tenía calaveras, un perro de tres cabezas y el nombre de la banda era "Inframundo". Ese, lamentablemente, no estaba autografiado.

—Tendrás que mostrarme las canciones de esa banda, un día de estos —le dijo a Will, hablando muy bajito—. Suena cool.

—Estoy seguro de que ya te he cantado alguna —contestó Will, mirándolo de arriba a abajo—, tal vez solo olvidé mencionarte de quién era...

Nico observó como Will se acercaba lentamente, como un felino a punto de saltar sobre su presa. Había una especie de brillo en sus ojos, que se mostraban de una tonalidad azul oscura, que le provocaba escalofríos en todo el cuerpo, pero a la vez le hacía sonreír. No pudo evitarlo, sus labios se estiraron, y de pronto Will estaba sonriendo también.

—¿Qué? —Nico fue el primero en preguntar, a pesar de que también había sido el primero en mostrarse estúpidamente feliz.

—Nada... —contestó Will, y luego pareció pensárselo un momento—. Gracias, creo... Es... Wow... Es que no puedo creer que realmente estés aquí, y ahora.

—¿En tu habitación? —preguntó, y entonces Will lo tomó de la mano y lo instó a sentarse. Cuando ambos estuvieron acomodados en la cama, contestó:

—Sí... y también en mi casa, con mi familia, en Acción de gracias —su ceño se había fruncido un poco, pero luego la sonrisa volvió a dominar en sus facciones—, siendo el novio perfecto que todo el mundo adoró... ¿Tienes idea de lo mucho que significa todo esto para mí? Hoy... todo ha sido perfecto.

Nico no sabía exactamente qué contestar a eso. Sabía que agradarle a la familia de Will era importante, por eso se había portado como un chico bueno y había sonreído hasta a las bromas sin gracia de la tía chismosa, pero... no se sentía como si hubiera hecho un gran esfuerzo. Es decir, todo valía la pena cuando se trataba de hacer feliz a Will.

No fue necesario que contestara, porque al segundo siguiente los ojos de Will se tornaron cálidos e intensos mientras su mano derecha se elevaba lentamente, para sostener la mejilla de Nico en el hueco de su palma abierta. Se estremeció cuando su pulgar empezó a acariciar el borde de sus labios, y sin pensar demasiado en ello, depositó un pequeño y rápido besito a la punta de su dedo. El gesto fue tan poco propio de él que tomó completamente desprevenido a Will, quien abrió los ojos como platos e inspiró con fuerza, como si le hubiera arrancado el aliento.

A Nico le gustaba provocar ese tipo de reacciones en su novio. Eran sus favoritas después de las risas. A él le encantaba cuando era la razón de su felicidad.

Se acercó más a Will en busca de calor, también porque su cercanía resultaba dulcemente intoxicante. Había algo sorprendentemente erótico en el hecho de que estaba en la habitación de Will, el lugar donde había crecido, uno de los lugares más privados e íntimos que le había faltado por conocer. Su cuerpo se inclinó ligeramente contra el costado de su novio, y Will rodeó el cuerpo de Nico con su brazo libre, para medio abrazarlo. Su mano aún seguía sobre su mejilla y sus ojos miraban los labios de Nico con una pregunta, como si le estuviera pidiendo permiso.

Nico casi soltó un bufido de exasperación. ¿Desde cuándo Will le pedía permiso para besarlo?

No dijo nada, y simplemente eliminó la distancia y unió sus labios en un beso. Una de sus manos se coló debajo de su ropa, para tocar la cálida piel de su espalda baja y luego acariciar con sus dedos, todo el camino de su espina dorsal. La otra mano se posó sobre el regazo de Will, peligrosamente cerca de su entrepierna, pero sin tocarlo, todavía. Extendió los dedos en el interior de su muslo, y le dio un suave apretón que sabía, lo haría hinchar de deseo por él.

En respuesta, la mano en su mejilla se volvió más demandante, un gesto que al principio había estado lleno de gentileza, ahora adoptaba una postura más posesiva, cosa que a Nico le parecía fenomenal. Todo su cuerpo se llenó de calor de golpe. A él le encantaba cuando hacían el amor de forma tierna y lenta, con los sentimientos aflorando por cada poro de sus cuerpos. Era encantador, claro que sí. Pero, había algo completamente enloquecedor en ver a Will Solace perder el control por la pasión a causa de él.

Esta noche, él no quería a su dulce y amable novio.

Él quería al hombre desinhibido que lo follaría hasta dejarlo sin sentido.

Nico quería tener sexo duro y salvaje como una estrella de rock, si las palabras zoeses que le saldrían de la boca quedaban estampadas en esos pósters, mucho mejor.

Pareció que Will entendió su deseo interior, porque de pronto, sus besos se volvieron aún más fogosos y su lengua empezó a acariciar la suya de tal forma que, su cabeza empezó a sentirse muy mareada. Al cabo de un rato, la mano de Will descendió hasta su cuello y terminó el beso, con un fuerte mordisco sobre su labio inferior, lo cual, hizo gemir a Nico de forma muy sonora.

—Shhh... No podemos hacer mucho ruido —lo reprendió Will contra su boca, con sus dedos acariciando la punta de sus hebras en su nuca—. Mi madre podría escucharnos.

—¿Y no podemos dejar que nos escuche?— el beso lo había dejado delirando—, ¿verdad?

—No... Creo que eso traería hasta el suelo tu interpretación de niño bueno, que tan arduamente trabajaste durante todo el día.

—Cierto —Nico contestó, con un bufido de diversión saliendo de su nariz. Seguía teniendo los ojos cerrados—. Pero, tú sabes que no soy un chico bueno.

—¿No lo eres? —dijo Will—. Quizá, sí lo eres.... Ya no me acuerdo.

—Pruébame —fue lo último que dijo antes de empujarlo hacia atrás, hasta que su espalda tocó el colchón y él pudo subirse encima. Lo besó tan fuerte que sintió como Will tembló de placer por un segundo, justo antes de levantarse, con él entre brazos y girar la posición sin invertir demasiado esfuerzo en ello.

Nico continuó besándolo, introduciendo su lengua dentro de la boca de Will, tan diligentemente que ya no podía sentir la diferencia de temperaturas entre ambos, sino solo el delicioso sabor de Will, que, a pesar de conocer tan bien, siempre le parecía tan paradisiaco como si se tratara de ambrosía pura.

Sus piernas se abrieron para dejarle espacio a Will, quien se dejó caer en medio de ellas con tranquilidad. Sintió aquellas manos expertas moverse por todo su cuerpo, acariciando sus brazos, su abdomen y sus piernas, hasta volver a subir para llevarse, esta vez, la camiseta consigo. Se separaron solo un momento para deshacerse de la prenda que quedaba, un instante después, su novio estaba gloriosamente desnudo delante de él, con la luz de la lámpara dejando sombras sobre las ondulaciones de sus sixpacks y pectorales.

Parecía una estatua de bronce y marfil, con los ojos azules luminiscentes, cargadas de deseo carnal. Nico se embebió de todo su cuerpo, tomándose su tiempo. Luego sus ojos se detuvieron en su miembro, inequívocamente erecto, que tenía la cabeza húmeda por el líquido pre seminal. Sin darse cuenta, su mano se estiró para rodear y sentir la piel aterciopelada de su pene, y empezar a masturbarla mediante un suave masaje.

Mientras lo hacía, se incorporó lo suficiente para pasar la lengua sobre el pezón de Will, dejando un rastro de humedad allí. Estudió el rostro de su novio al mismo tiempo que seguía con sus caricias. Tocando sus bolas con la mano libre y besando y lamiendo las curvaturas de sus abdominales perfectamente esculpidos. Benditos sean los hijos de Apolo, el Dios de los abdominales perfectos.

La respiración de Will se volvió cada vez más irregular, pero parecía reacio a querer terminar de esa manera. Empujó a Nico de vuelta sobre su espalda e inmediatamente, colocó las manos sobre sus rodillas para abrirle las piernas, hasta que estuvo obscenamente abierto para él, en todos los sentidos, listo para que Will lo tomara.

Sin embargo, su novio tenía otros planes antes. Se colocó de rodillas, y encajó muslos contra muslos, para acto seguido, agarrar su miembro y el suyo entre sus manos, y empezar a moverse en un rítmico vaivén, tan placentero, que Nico golpeó su cabeza contra el colchón y tuvo que morderse los labios para no gritar. Unos segundos después, levantó un poco la cabeza para contemplar la vista, lo cual fue aún "peor" porque ver a Will frotarse contra su miembro, utilizando el suyo, era lo más sexy que había visto en su vida.

Tuvo que soltar un gemido. Y automáticamente, Will lo castigó poniendo más presión sobre la cabeza de su pene. No obstante, el dolor se mezcló con el placer, y Nico volvió a jadear con más fuerza y mover las caderas desesperadamente en busca de algo... algo que llenar el vacío en medio de sus piernas. Su novio supo lo que quería en ese mismo instante, su amado y hermoso novio, siempre tan complaciente y generoso.

Se agachó para saborear algo de su cuerpo, y entonces, se separó de él, y de su torso desnudo y ahora enrojecido a causa de los besos, para dirigirse a su mochila, que estaba en el suelo, al lado de su mesita de noche. Abrió la bolsa de afuera, donde guardaba sus suplementos para oportunidades especiales, y sacó un preservativo y la botellita de lubricante.

Nico se incorporó, desnudo, sobre sus rodillas, mientras esperaba a que Will volviera, por un segundo, casi esperaba un beso suave y una gentil caricia antes de reanudar en donde se habían quedado, pero Nico había deseado en su mente follar salvajemente como una estrella de rock, y Will tenía esa habilidad innata para adivinar lo que pasaba por su pensamiento durante las veinticuatro horas del día.

De pie, mirándolo directamente a los ojos, y con la luz de la lámpara iluminando la parte derecha de su cuerpo, Will abrió el preservativo y se lo colocó, lentamente, recubriendo su pene. A Nico se le hizo agua la boca, la textura, el color y la forma de ese trozo de carne le hacía desear comerselo entero, pero, como era un chico malo, no le iban a permitir hacerlo.

Will colocó su mano, otra vez, en la nuca de Nico, instándolo a elevarse, para besarlo de nuevo. Le mordió los labios, y luego introdujo la lengua en su boca y la movió seductoramente hasta tocar todas y cada una de las paredes a las que tenía alcance. Tiró un poco de su cabello, para forzarlo a inclinar más la cabeza. Las manos de Nico se elevaron hasta sujetar ambas mejillas de Will, con la intención de no permitirle alejarse demasiado.

Pero, Will lo separó por completo de sus labios, y lo empujó hacia un lado, haciéndolo caer de costado, después, se subió de nuevo a la cama y lo ayudó a levantarse o más bien a acomodarse, de rodillas, con las piernas separadas y las manos sobre la cama, en la más pura y elegante posición en cuatro, con el trasero levantado y totalmente expuesto para Will.

Nico no se sentía ni en desventaja, ni avergonzado, ni intimidado. Solo se sentía tremendamente ansioso por que el pecho de Will se recostara sobre su espalda y lo cogiera con fuerza de una buena vez por todas. Will, por supuesto, no se hizo de rogar. Sintió como su novio le acariciaba ambos glúteos de arriba a abajo un par de veces, para luego inclinarse sobre él y comenzar a dar suaves mordiscos en su cuello, su mejilla, y después, cuando Nico giró el rostro, sobre sus labios.

Cuando se separaron, Nico hizo algo que ni el propio infierno podría haberse imaginado que alguna vez haría: meneó su trasero delante de las caderas de Will y le envió una sonrisa zorruna con todo y dientes.

Los ojos de Will se oscurecieron peligrosamente, y sus dedos casi se incrustaron en la piel de sus nalgas.

—Apuesto a que te mueres por darme una nalgada —dijo Nico, exagerando a propósito su acento, ya que sabía lo que eso provocaba en Will. Lo sintió estremecerse antes de contestar.

—Sí, pero no lo haré porque sería ruidoso— le besó una vez más el cuello, y luego, con la mano izquierda, que no lo sostenía, empezó a acariciar el punto estratégico que debía llenar de lubricante antes de abrirlo para introducirse en él—. Tú te pondrías ruidoso.

—Y tú te pondrías más duro de lo que ya estás.

—Tu boca sucia me hace ponerme más duro de lo que ya estoy— resolvió Will—, pero, deja de hablar... Shhhh.

Primero metió un dedo, luego el segundo, y en menos de lo que tardaría en contar hasta tres, ya estaba introduciendo su miembro en medio de aquel cuerpo tan exquisito que siempre le hacía babear como un bulldog hambriento. Nico gruñó, y Will tuvo que besarlo para silenciar sus labios.

Nico levantó la parte superior de su cuerpo, quedando de rodillas, pero en vertical, con Will detrás de él. Esta vez, fue Will quien tuvo que obligarse a sí mismo a no gruñir a causa del placer que el simple movimiento de Nico le provocaba. Éste dejó caer su cabeza hacia atrás, sobre el hombro de Will, y buscó sus manos ágiles y cálidas, para llevar una hacia su miembro, que yacía abandonado y a la espera de obtener cariño; y la otra hacia su pezón derecho, porque no quería que Will tuviera ni una sola extremidad desperdiciándose, cuando él las necesitaba tanto.

Will comenzó a empujar y sacar de su cuerpo, sin abandonarlo por completo, al mismo tiempo que movía su mano sobre la suave piel de su miembro, extendiéndola y recogiéndola, con gran habilidad, pero entonces, la mano derecha, se separó de su pezón un momento. Nico estuvo a punto de reclamar, mas, al segundo siguiente, volvió, con sus dedos índice y pulgar mojados con saliva, haciendo todo mucho más agradable.

Movió ambos dedos en círculos, causando que Nico se sintiera tan bien, y tan excitado, que no podía quedarse quieto. Comenzó a balancear sus caderas de adelante hacia atrás, y casi se volvió loco con ello. Cuando iba hacia el frente, la mano de Will se aproximaba tanto hacia su vientre que quería gritar; y cuando iba hacia atrás, su miembro entraba tan profundo, que su visión se llenaba de manchas blancas a causa del placer, amenazando con explotar en su cuerpo.

Al cabo de un rato, Nico estaba siendo tan ruidoso que Will tuvo que colocar una mano sobre su boca y morder su hombro para acallar sus propios gemidos. El chispazo de dolor ni siquiera menguó un ápice del placer que estaba sintiendo, solo se sentía como una bola ardiente que flotaba y flotaba cada vez más arriba, cada vez más cerca de la liberación.

—Se siente fantástico —habló Will a centímetros de su oreja. Su aliento cálido creando piel de gallina sobre su nuca y brazos—. Termina, Nico. Quiero oírte. Termina para mí.

Nico cerró los ojos. No quería hacerlo. Pero sentir el pene de Will llenando tan bien su interior, y la forma en que su mano estaba trabajando sobre su propio miembro y la otra sobre su pezón. No había escapatoria. Y entonces, cuando pensó que no podría sentirse mejor, Will lo empujó contra la cama otra vez, casi con violencia, y colocó una mano sobre su espalda para para mantenerlo allí postrado. La otra mano sostuvo su cadera para tener su trasero levantado para él, y de súbito, sus embestidas se volvieron aún más salvajes.

Era demasiado, Nico tuvo que morder el dorso de su mano para acallar sus gemidos. Pero aún así, los sonidos de golpeteos contra su trasero eran claramente audibles y eran signos inequívocos de lo que estaban haciendo dentro de la habitación. Nico esperaba que la mamá de Will tuviera un sueño pesado, porque de otro modo, en cualquier momento, ella vendría a preguntarle a su hijo porque estaba dando aplausos. La idea le pareció graciosa y se hubiera reído, de no ser porque en ese mismo instante, Will hizo un extraño giro con su cadera, y luego lo penetró con tanta fuerza que causó un temblor por toda su espina dorsal.

La cabeza de su pene había tocado su punto de placer, y sin poder contenerlo más, Nico finalmente se dejó llevar por el clímax.

Terminó fuertemente sobre las sábanas, dejando salir grandes chorros de semen sobre ellas. Y antes de quedarse completamente desvalido, le regaló a Will unos últimos movimientos de caderas que, observó con satisfacción, funcionaron para explotar el propio orgasmo de su novio. Era una lástima que Will estuviera usando condón, le hubiera gustado sentirlo derramarse en su interior.

Tal vez hablaría de eso con él mañana. Ahora mismo, ninguno de los dos tenía más energía que el de acostarse lado a lado, y acurrucarse como siempre lo hacían. Con los brazos y piernas enredadas, sin importar el sudor o los restos de semen entre ellos. Simplemente, se amaban demasiado para permitir que una nimiedad así los alejara.

Will había estado acariciando el brazo de Nico con los dedos, luciendo una suave y satisfecha sonrisa sobre sus labios rojizos, cuando empezó a hablar.

—Se supone que iba a ser una noche tranquila de Acción de Gracias.

—¿Te arrepientes de que haya venido? —preguntó Nico, susurrando cerca de su cuello.

Will echó una pequeña risita juguetona.

—No... definitivamente no.

—Bien —apuntó Nico, y levantó la cabeza solo lo suficiente para implantarle un par de besos a lo largo de su mandíbula—. Porque tengo más hambre.

La sonrisa de Will empezó a extenderse. Al igual que algo de su parte inferior. Largo y duro, él estaba tan listo de nuevo, oh, como lo amaba.

—¿De más pavo? —ronroneó Nico, acariciando la línea de sus nalgas.

—Hmmm... —Nico se subió encima de él, y de un solo movimiento, volvió a meter el miembro de Will en su entrada, hasta que la cabeza de su pene, estaba justo donde su punto dulce haría maravilla de vuelta por todo su cuerpo—. Haz de cuenta que soy el pavo que tienes que rellenar.

Will soltó una estruendosa carcajada, tan repentina que ninguno de los dos pudo detenerla a tiempo. Después de eso, ambos se quedaron tremendamente quietos y en silencio esperando algún sonido que los alertara que la madre de Will estaba viniendo con un palo de escoba en manos. Afortunadamente, eso no ocurrió, y al cabo de unos segundos, Will y Nico volvieron a relajarse. Y volvieron a besarse, esta vez, con esa calma y ternura que a Nico también le encantaba y lo ponía como mantequilla.

—Te amo —dijo Will cuando tomaron un respiro—. Te amo, gracias por estar conmigo, Nico. Gracias.

Sus ojos azules estaban tan llenos de amor y veneración. Nico no sabía qué había hecho en la vida para merecerlo pero deseaba con todas sus malditas fuerzas poder seguir siendo merecedor de su amor. Él quería recompensárselo. Él quería que le permitiera amarlo también por siempre. 

—Yo también —respondió Nico con la voz ronca de emoción, y entonces, empezó a mover sus caderas.

¡Hola chicos! Espero que les haya gustado el lemon. Después de mucho tiempo, años, nos volvemos a ver en esta historia.

Quiero agradecer a mi sis, quien me ayudó con el capítulo, porque estaba enferma y apenas puedo ver una pantalla por más de dos horas. Tengo un dolor de cabeza espantoso a causa de una sinusitis. Porque al parecer me dio influenza. Xd.

Ni siquiera iba a vr capítulo pero como soy testaruda y tengo una sis que apoya mi testarudez ♡ esto fue posible por mi cumpleaños ♡

¡Espero hayan disfrutado el lemon! Y si quieren otro lemon. Comenten aquí si lo desean. Si hay muchos comentarios tal vez lo haga xd

¡Un placer volver a publicar aquí! ¡Saludos! 

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