8. El final del pasillo

Leopoldo y compañía escucharon lo que había notado Archie. Los clubes no se acercan a las parejas. Aunque al comienzo no creían en la premisa del futuro arqueólogo, sus dudas se disiparon cuando veían a una pareja caminar sin problemas a través de los clubes que estaban en la última parte del pasillo. Sofía fue la más sorprendida por el patrón que encontró Archie, mientras que Sora era la más emocionada por la idea de formar pares. Siguiendo el consejo de Archie se formaron parejas antes de continuar caminando.

En el grupo se percibía alivio por ser un grupo de tres hombres y tres mujeres. Sora escogió las parejas pensando en el escenario más romántico, excepto para ella.

«¡Qué bueno que Sora está con nosotros, así podremos formar parejas!» pensó Leopoldo. De manera similar pensaba Sofía, pero un tanto fastidiada por la presencia de Sora.

Sora tomó a Leopoldo del brazo izquierdo con su brazo derecho. Leopoldo hizo una pequeña mueca de incomodidad que se reflejó en Archie y Neru también, pero sus rostros también tenían risas contenidas.

—Yo iré con Leo—comenzó y no hubo reclamo por ello—, Sofía, tú irás con Archie.

—Me parece bien—dijo mientras veía a su compañero y le alcanzaba la mano derecha—, claro, si a Archie le parece bien.

Archie aceptó pensando en que era lo mejor para Neru, no respondió nada y solo tomó la mano de Sofía.

«No lo arruines, Neru» pensó Archie mientras le lanzaba una mirada a su amigo.

Violeta tomó a Neru de Sorpresa mientras este leía la mirada de su amigo.

—Neru, no es necesario que lo anuncien, ¿no? —dijo sonriente Violeta mientras su pecho tocaba el brazo izquierdo de Neru.

Leopoldo y Archie miraron atentos la reacción de Neru.

—Pues...—dijo conteniendo la vergüenza, aunque tartamudeando— n-no, no e-es necesario.

—¡Andando! —exclamó Sora atrayendo la atención de los otros estudiantes alrededor.

Las parejas empezaron a caminar lo más juntas posibles. Las tres parejas anduvieron tranquilas durante gran parte del recorrido. Neru aún no había dicho nada a Violeta sobre su empresa propuesta la noche anterior. Se decía a si mismo que no actuaba porque sus amigos estaban cerca. Él sabía que eran solo excusas.

Leopoldo, Sora y Neru ya estaban dentro de un club por lo que no divagaban mucho viendo los puestos de los clubes. Los clubes de esta última parte del pasillo apostaban todo, ya que muchos estudiantes llegaban a esa parte del pasillo inscritos en alguno. Eran muy pocos los estudiantes que llegaban hasta ese punto sin estar inscritos en algún club. A pesar que muchos de los estudiaban navegaban en los lugares más raros de internet donde ser extravagante es virtud, lo que se veía en cada club era la esencia de la rareza.

Si en algún momento uno de esos estudiantes creía estar aburrido de lo visto en internet, que ya había visto todo lo que la imaginación y estupidez del hombre podía alcanzar, era seguro que Nuevo Mundo iba a ser su patio de juegos y que desearían nunca dejar la universidad. Razón por la cual, muchos se quedaban como profesores o trabajan en empresas de Xuma, la isla artificial donde estaba la universidad. A muchos les encantaba la extravagancia que había en Nuevo Mundo y Xuma.

Violeta, Sofía y Archie, quienes aún no sabían a cuál club iban a unirse veían las peculiaridades de cada club. En el club de cocina se hacía una demostración de la preparación de una bebida mezclando quinua, soya, un poco de caldo de gallina y una cucharada de yogur. El grupo de amigos sintió en todo el cuerpo un repelús.

El club de cejas depiladas fue quizá el más perturbador, las cejas estaban ausentes en todos los miembros. Eran muy pocos los que se acercaban a ese club. Los integrantes del club de bigotes y del club de barbas estaban discutiendo porque decían que uno era el mejor club sobre vello facial. Había integrantes del club de vello nasal, pero no eran tomados en cuenta por los otros dos clubes. Los chicos empezaron a discutir sobre si era mejor tener barba o bigote. Las chicas... solo los miraban decepcionadas.

Había una exhibición en el club de ping-pong, era un encuentro entre tres chicos contra tres chicas del club, pero... estaban haciendo cosplay de... músicos clásicos. Él que iba vestido de Mozart era el más hábil. La mesa usada era musical, sonaba cuando la pelota tocaba la superficie, y tenía de fondo un pentagrama. Las paletas de ping-pong tenían forma de corcheas.

—¿Piensan ver algún club?—preguntó Leopoldo mientras se alejaban del emocionante encuentro de ping-pong musical tomado de la mano con Sora.

—Creo que todos queremos llegar a nuestros dormitorios a dormir—dijo Sora mientras esquivaba los pies de los otros estudiantes y de Leopoldo también.

—Leo, mejor lo dejamos para mañana—dijo Archie cansado—, no es tan importante.

—A mí me gustaría, pero entre los que he visto ninguno me llamó la atención—dijo Violeta.

Un letrero de un club con fondo rojo escarlata y letras blancas manchas de rojo en dos tonos, como si fueran gotas de sangre frescas y secas, llamó la atención de Violeta. El letrero estaba algo desgastado y descuidado. El desgaste lo hacía lucir tenebroso y misterioso. Al lado del letrero, había dos grandes dibujos. El de la derecha era un dibujo de un verdugo tomándose un selfie antes de la ejecución, mientras que el de la izquierda era un hombre tendido en el suelo lleno de balas y un doctor que, en lugar de auxiliarlo, estaba tratando de sacar sus órganos.

CLUB DE ANIME GORE

La letra O de Gore era una cabeza decapitada. Sora se espantó al ver lo que había en el club y movió a Leopoldo alejándolos de las otras parejas. Sofía y Archie lo contemplaron pensando que era algo muy ingenioso. Violeta soltó la mano de Neru y fue hacia ese club. Neru la miró irse desalentado y molesto consigo mismo por no expresar sus sentimientos.

Archie vio a Neru y pensó en acercarse para tratar de alentarlo, pero unos carteles desviaron su atención. Eran posters de chicas semidesnudas, en diferentes dimensiones y de distintas series, que le gustaban a Archie.

CLUB DE ANIME ECCHI

Archie soltó la mano de Sofía y fue hacia ese club.

Neru y Sofía se miraron y suspiraron. Se tomaron de la mano siguiendo la estrategia de Archie. Sofia les envió un mensaje a los dos que fueron tras los clubes de anime.

—¿Por qué hay tantos clubes de anime? —dijo Sofía—. Esos dos se fueron hacia el de Gore y Ecchi, pero además hay Shōnen y Shōjo, por un lado—señalando a la izquierda y luego a la derecha— y Mechas y Deportivos por otro.

—Acá todos somos otaku—respondió Neru—, aunque sabemos que en japonés es como un insulto...

—Pero en el Club de Manga donde te inscribiste no había separaciones—dijo Sofía escéptica—, por eso me extraña.

—En realidad, el club era solo de dibujantes de Manga—dijo Neru—, ellos me comentaron que todas las derivaciones de lo que sería el Club de Manga son más de veinte y que este año rodean la salida.

Sofía continúo caminando pensando en lo que había dicho Neru.

«Más de veinte clubes sobre manga...» pensó Sofía. Y una idea no la dejaba tranquila: «¿Y en mi club de Literatura Hispanoamericana será parecido?».

Mientras tanto, Sora que se había alejado de las otras parejas junto a Leopoldo ya no estaba perturbada por las imágenes del club de gore. Leopoldo no había dicho nada en el trayecto de la inconsciente huida de Sora, solo la siguió. Nunca soltó su mano. Sora necesitaba romper el hielo.

—Sabes, Leo—comenzó Sora—, mi hermano pertenece al Club de Manga Shōnen, así que si logro verlo quiere decir que estamos cerca del final. Este año su club está al final del pasillo.

—Genial, suena un club interesante, ¿piensas entrar al mismo club que tu hermano? —preguntó Leopoldo.

—Si—respondió sonriente—, eso es lo que quiero, pero no digas nada cuando lleguemos porque él no sabe nada. Será nuestra última parada antes de salir. ¡Y al fin ver la última representación!—finalizó triunfante.

—Ya veo—dijo Leopoldo contagiado por la felicidad de Sora—, sabes, me gustaría conocer a tu hermano. De alguna manera nos ha ayudado y porque parece un buen tipo.

—¡Es el mejor! —exaltó, pero luego se avergonzó— Pero no le digas que lo dije...

—No te preocupes por eso—dijo guiñando un ojo—, puedes confiar en mí.

Sora sonrió por las palabras de Leopoldo. Se sentía muy cómoda andando con él. La sensación de sus manos balanceándose con las suyas le proveía calidez y una especie de aire familiar. Fue cuando Leopoldo guiñó su ojo que Sora lo supo. Leopoldo era similar a un chico con el que había soñado hace un año.

Sofía recibió un mensaje de Violeta. Violeta y Archie ya estaban inscritos en sus respectivos clubes e iban junto con los miembros del club de anime Ecchi en camino al final del pasillo. Sofía le mostró el mensaje a Neru y continuaron caminando.

Sora y Leopoldo también recibieron el mensaje, pero no lo leyeron. Sora y Leopoldo tenían un problema de coordinación hace pocos minutos. Leopoldo era un experto en caminar entre multitudes con el menor contacto posible, pero estaba algo distraído. Había tropezado ocho veces.

—¿Te pasa algo, Leo? —preguntó Sora preocupada por su amigo.

—Ah... pues—dijo Leopoldo mientras estaba reaccionando, volviendo en si del último tropezón— me preguntaba en qué club estará la chica de la que les hable antes. Creo que debería salirme del club de Shodō... porque lo más probable es que no la vea en clases, así que estar en el mismo club podría ser una vía para pasar más tiempo con ella y conocerla. Conocerla de verdad y acabar con esta ilusión o... tratar de salir con ella. Mira a tu alrededor, el tamaño del pasillo es ridículamente grande... ¿qué posibilidades tengo de encontrarla en clases? Solo me queda encontrarla por medio del club al cual se inscriba... ¿pero tendrá club? Y si tiene... ¿cuál es?

—Concéntrate, hombre—respondió con mirada fija y un nudo en la garganta—, después puedes pensar en eso que te vas chocando varias veces. Ya debe faltar poco. Mira, ahí están los demás—señalando a la derecha donde Violeta y Archie avanzaban junto con otros estudiantes—, vamos a alcanzarlos.

Sofía y Neru notaron algo en el mar de gente. Notaron como unos estudiantes dejaban el pase libre a otros: Eran Violeta y Archie junto a otros que no conocían. Sofía y Neru se apresuraron para alcanzarlos y en el camino se encontraron con Leopoldo y Sora.

Leopoldo y los demás alcanzaron al grupo de Archie y Violeta.

A lo lejos se veía mucha gente acumulada, casi todos los que eran miembros de los clubes estaban disfrazados. Eran los clubes de manga. Era el final del pasillo.

Un joven se acercó al grupo de Leopoldo. Era apenas más alto que Leopoldo, pelirrojo, delgado, pero con panza y de ojos verdes. Era el hermano de Sora.

Sora vio que su hermano se acercaba y apresuró al grupo mientras ella avanzaba hacia él.

—¡Nikko, cuanto tiempo! -dijo Sora mientras abrazaba a su hermano.

—Unos trescientos sesenta y tres días—dijo Nikko sonriendo.

—Siempre tan exacto—dijo Sora sonriendo.

—Y tú siempre tan pequeña—dijo Nikko burlándose.

Sora golpeó a su hermano.

Nikko se reincorporó en diez minutos. Sora ya se había inscrito en el club de su hermano, y solo estaba esperando que su hermano recobrara el conocimiento para despedirse.

—No me vuelvas a decir pequeña—dijo Sora abrazando su hermano que abrazaba con un brazo a su hermana y con el otro sobaba su propio rostro esperando que no haya dejado un moretón.

Recuérdenme no decirle pequeña a Sora nunca—susurró Archie a Leopoldo y Neru y ambos asintieron temerosos.

El grupo salió de la última etapa del pasillo. La última representación, Luffy encontrando el One Piece.

Todos estaban demasiados exhaustos para sorprenderse, se tomaron unas cuantas fotos y siguieron avanzando. El hermano de Sora les había indicado el camino a los dormitorios, a los edificios de los dormitorios. El de las chicas estabas más cerca y a poca distancia de este, estaba el de chicos.

Las chicas se despidieron de los chicos en el comienzo de las escaleras de entrada. Estas eran como subir un piso y bastante anchas. Y tenían que ser así, porque el edificio era de veinte pisos, además de ser largo.

Cuando los chicos estaban llegando al dormitorio, vieron una chica en la puerta, al terminar las escaleras. Era la chica de la que habló Leopoldo. Leopoldo se detuvo frente a ella y sus amigos continuaron avanzando. La chica no decía palabra, a pesar que los amigos de Leopoldo ya estaban lo suficientemente lejos.

—Ho-Hol-Hola—dijo Leopoldo muerto de nervios—disculpa nueva... mente po...por lo de antes, estaba distraído.

—Nombre—solicitó seria.

—¿Nombre?

—¿Cuál es tu nombre? —dijo pausada y apretando los dientes, parecía enojarse.

—Oh, torpe de mí...

—¿Ese es tu nombre? ¿Torpe De Mi?

«¿Qué le habrá ocurrido? Su humor está muy diferente» pensó Leopoldo mientras se preparaba para decir su nombre.

—Leopoldo—respondió intimidado—, y el tuyo es...

—Te lo diré luego—respondió mientras se iba—, Leopoldo. Nos vemos en la cena de bienvenida, "Leopoldo"—dijo su nombre con el tono agradable con el que la escuchó por vez primera.

Ya con la señorita fuera de vista, Leopoldo suspiró y recordaba el pequeño encuentro, atesorándolo. Su quimera se interrumpió recordando lo que había dicho la señorita.

«¿Cuál cena de bienvenida?» pensó confundido.



Nota del autor:

Shōnen: Series pensadas para público joven masculino como Dragon Ball, Naruto, Supercampeones.

Shōjo: Series pensadas para público joven femenino como Sailor Moon, Sakura Card Captors, Candy.

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